La leyenda del soul, Bobby Womack falleció a sus 70 años. El representante de XL Recordings, su disquera actual, confirmó la noticia de su muerte a través de la Rolling Stone pero no dio más información. En años recientes, Womack había estado batallando con problemas de salud, entre ellos cáncer de colon, y el año pasado dio la noticia a los medios de que estaba empezando a mostrar señas de Alzheimer.
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Bobby fue un artista dedicado, que consiguió un éxito inmediato después de haber captado la atención de Sam Cooke. Womack tuvo una carrera que abarcó décadas enteras y una lista interminable de colaboraciones en su haber. Con su grupo The Valentinos, escribió y grabó "It's All Over Now," que se convirtió el primer hit numero uno de la Rolling Stone en el Reino Unido. También ganó reconocimientos por álbums como el soundtrack que hizo para la película Across 110th Street and The Poet, que trae el éxito gigantesco "If You Think You're Lonely Now." En 2009 fue colocado en Rock 'n' Roll Hall of Fame. Y cerda de dos décadas de no haber grabado nada, en 2012 lanzó el aclamado álbum The Bravest Man in the Universe. Producido por Damon Albarn y publicado a través de XL Recordings, el álbum ayudó a levantar de nuevo la carrera de Womack. Actualmente estaba trabajando en una secuela de ese ultimo álbum para publicar este año.
Después de ver a Womack a finales del año pasado, Jeff Rosenthal de Noisey describió el espectáculo con admiración:Y decimos que “todavía” lo trae todo. Tal vez esa es la manera más fácil de explicar su resistencia y la duración de su carrera. La manera en la que golpea el piso con su pierna buena y grita “your turn!” al final de algunas canciones, con absoluto conocimiento de por qué el resto del lugar se mantiene a oscuras. Camina sobre el escenario con un traje de piel tan rojo que parece de plástico, con el sombrero inclinado en la parte de atrás y lanza una mano al cielo y grita “Feels so good, I just wanna ugh, wanna ugh, wanna one more time!" Canta “Mercy Mercy Me,” “California Dreamin’,” “Land of 1,000 Dances,” todas como interludios mientras se dirige hacia “You’re Welcome, Stop On By” y and “I Wish He Didn’t Trust Me So Much” porque se divierte tanto en su primera vez de presentarse en Nueva Yor después de una década. Una sonrisa atraviesa su cara, cuya otra mitad está oculta por unos lentes de sol. Arrastra las notas altas como van, como tractores que jalan piezas gigantescas de concreto muy temprano en la mañana. Y aunque toma asiento muy seguido, todo parece que no le toma ningún esfuerzo, como una tarde de pelar naranjas en una esquina.
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