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Música

Siéntense: Aquí está 'DAMN' de Kendrick Lamar

El cuarto disco de K Dot tiene momentos de tremendo poder expresivo y la colabo con U2 está chida.

Kendrick debe ser el artista que más expectativa genera en nuestra época. Después de To Pimp A Butterfly su estatus como el rapero vivo más importante cobró seriedad y la continuación de ese disco hubiera sido problemática en otros artistas, pero DAMN es un digno cuarto disco para K Dot y hace perfecto sentido en su universo conceptual. Incluso algunas teorías de fans lo están llevando a otro nivel, argumentando que este es el primero de dos disco que sacaría el de Compton esta semana (siendo DAMN el equivalente simbólico a la muerte e, hipotéticamente, el otro que sacaría el domingo sería el equivalente a la resurrección. Si eso tiene algo de cierto, hace más sentido que saque algún video y/o producto extra, no necesariamente otro grupo tan sólido y largo de canciones).

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Sea como tenga que ser, desde que borró todas sus fotos y videos de Instagram para inaugurar su nueva temporada, poniendo el numeral romano IV, y luego con el lanzamiento de "The Heart Part 4", el camino quedó trazado para algo de peso y sustancia. Luego vino el alucinante video de "Humble", y fue como si Kendrick le diera la vuelta al juego de nuevo, quemando Internet, y subiendo la vara para el resto de los artistas en el género. También de paso nos puso a salivar a todos para la placa completa.

Y aquí está. La colabo con U2 está buena, y en realidad la otra colabo no famosa (con Zacari), es una increíble rola de amor; Kendrick y Rihanna nunca habían hecho nada juntos y "Loyalty" cumple a cabalidad. Hay exploraciones construidas meticulosamente, en el balance característico de Kendrick entre pop actual, diatriba social/moral, melodías negras, y raps de profundidad abrasiva; con temas radicales tratados de manera brillante y haciendo uso de una gran cantidad de recursos. Que es lo que uno espera en un disco de Kendrick: canciones que sepan sostener el peso de la tradición musical afro-estadounidense en sus hombros (que es una tradición de pensamiento progresivo), sin dejar de sonar cautivadoras, emocionantes o novedosas; que sean como cables para que transite el zeitgeist, y que además puedas escuchar muchas veces y sólo pasa que te las aprendes.