Tras dos años desde su último disco, el originario de Tabasco Logan Hate regresó con otro álbum cuyo fin es redireccionar los caminos rizados del hip hop desde el sur frondoso de México, a la vez que cumplir la función de terminar un ciclo de música. Leftovers (2017) son lados b, sobras de un poeta cultivado en la cultura popular y el misticismo y ávido por el desarrollo personal.Sin embargo, el ejercicio rápidamente se convierte en algo más que simple colección, y reconstruye la meditación del rapero original a través de trece tracks (número cabalístico) donde Hate en su estilo categórico, pero no por eso dogmático (vieron lo que hice ahí), traza patrones tal vez más discretos, pero mucho más eficaces, de un tipo de hip hop contemporáneo que resulta, ahora más que nunca, necesario para nutrir el diálogo público en sociedades como la mexicana. Un hip hop afilado y certero que va a la yugular del escucha —y quizás del contrincante—, pero de manera alegórica, inofensiva; en este caso: lo de Hate en Logan es figurativo, como ciertos movimientos en el box que son pasos de ballet.
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Leftlovers abre con "La Manzana", coro de beats que da pauta a "Menos hate y más Logan", carta de presentación del rapero, y una perorata posesa y furiosa, rap métrico que dibuja paisajes abstractos: "No es pretensión, es mantenerlo vivo, no soy un caballero/ siempre a mi muñeca la hostigo, que escriba más/ yo sólo pienso y estimulo mis metas".La canción que da título al disco es una colaboración con Diego Cromo —cantautor tabasqueño—, que muestra una faceta más melódica y frágil del rapero, hablando sobre su paternidad y su relación de pareja: "Que la vida es normal que te ponga en jaque/ pero regresa a casa, siempre habrá quien te rescate,/ eso lo vale cuando llego a mi hogar/ la vida me premió con ellas, y al final, es lo que importa". Y quizás el track más agudo sea "Bitácora de Renki, expedición al Monte Ural Ep. 2", inspirado en la serie de Tsuburaya UltraMan Cosmos, y un tema que les resultará familiar a los fluidos en la obra de Logan: "Encontramos en contenedor, 12:40/ Escarbando cerca de la venta, mil, color magenta/ Día 10 y un bando de 6, la depresión nos acompaña/ Pero recuerdo que nada es lo que ves".Le siguen tracks como "Agresor", con los cultismos a mil por hora, y tal vez el más espontáneo: "Se creen el Sol, pero son chalanes"; y continúa con "Míralos haciendo daño en el nombre de Dios", una pista que podría parecer de inspiración cristiana pero que al escuchar sus altisonantes opinarán lo contrario. ¿La mejor rima del track?: " Viven sin el pan, pero con el Jesús en la boca y/ la banda no cree en Dios, pero sí en lo que le coloca". Y el magnifico outro que corta el hilo conductor del álbum: "… y la abeja".Uno de los discos a los que hay que prestar atención en México este 2017, un álbum que nos recuerda que cuando hay libertad, lo demás son sobras.Sigue a Noisey en Facebook.
