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Música

Música Revolucionaria

El legado de la música que quiso cambiar al mundo. Un viaje sonoro por las mayores revoluciones sociales de nuestra era.

¿Qué es una revolución? Dicen que es la lucha masiva que logra derrocar al régimen en turno. Uffff. Demasiadas grandes palabra (y luego qué chingados es un régimen: un modo de vida, un gobierno, un grupo que no quiere dejar el poder). Básicamente, es un movimiento rebelde de un chingo de gente contra el status quo. A veces es de algunos pocos, y entonces sería una rebelión.

La música revolucionaria es aquella que en su momento se atrevió a cuestionar esquemas y paradigmas políticos y/o sociales. Hoy se trata de rescatar eso de los siglos XIX y XX: aquellos himnos que se cantaron a coro durante protestas que buscaban un cambio, aquellas canciones que fueron censuradas y aquellos que fueron a parar a la cárcel por cantar y tocar la guitarra.

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No todos los países viven las revoluciones de manera parecida. Mientras más democrático es el régimen, menor es la censura. (En principio). Y por eso no es lo mismo el afán “revolucionario” en Estados Unidos o Inglaterra, que en América Latina, el Medio Oriente o Asia.

Estados Unidos e Inglaterra

Empezando por el jazz, blues y góspel en sus orígenes eran canciones espirituales cantadas por los esclavos negros en Estados Unidos pero con el tiempo, se convirtieron en señales de alerta y códigos cantados que le permitían a los esclavos comunicarse sin que sus dueños lo supieran.

A mediados de los 1800s, la esclavitud había sido abolida en el norte del país mientras el sur permanecía esclavo en casi su totalidad. Cuando Abraham Lincoln ganó las elecciones en 1860, prometía abolir la esclavitud en todo Estados Unidos. Las diferentes reacciones desencadenaron la Guerra Civil gringa.

En este contexto, las “black songs” que se consideraban espirituales se usaban para compartir rutas de escape del sur a los estados libres del norte y Canadá. En ese entonces había un tren subterráneo, conocido como “Gospel Train” y de ahí sale la canción “The Gospel Train’s a Comin’”. Pongan mucha atención en la letra.

Ese mismo góspel espiritual tuvo un rol importante en una revolución posterior: el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos durante las décadas de 1960 y 1970. Si bien la esclavitud ya había sido abolida, la población negra no tenía los mismos derechos que la población blanca; la lucha entonces era por la igualdad. A este mismo contexto se sumaron también los movimientos feministas.

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Martin Luther King fue una figura emblemática de este movimiento, para él:

“Los blues cuentan historias de las dificultades de la vida –y si pensamos por un momento, nos damos cuenta que toman las más duras realidades y las hacen música. El único objetivo es transformarlas en esperanza y sentido de triunfo a través del ritmo. Los blues son música triunfante.”

De todas las canciones que se cantaban en protestas y marchas entre 1955 y 1968, “We Shall Overcome” era un himno de la época. Fue censurado en 1963.

Para romper un poco con el ritmo, el famoso discurso “I Have a Dream” en el que Luther King soñaba con un mundo igualitario, fue remixeado por Eric Morillo y no suena nada mal.

Años más tarde, en 1970, Gill Scott-Heron retomó una canción popular de los movimientos de los sesenta para convertirla en un himno de protesta: “The revolution will not be televised”. Scott-Heron era conocido por sus performances entre jazz y poesía, y en esta canción apunta una crítica a los medios de comunicación y el capitalismo por no retratar ni comunicar las protestas de la calle, siguiendo una línea gubernamental bien específica:

The revolution will not be televised.

The revolution will not be brought to you by Xerox

In 4 parts without commercial interruptions.

The revolution will not show you pictures of Nixon

blowing a bugle and leading a charge by John

Mitchell, General Abrams and Spiro Agnew to eat

hog maws confiscated from a Harlem sanctuary.

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The revolution will not be televised.

Y lo mejor, es la versión feminista revolucionaria de esta canción cortesía de Dj Vadim y Sarah Jones. Es una crítica a la cultura machista del hip hop, las letras, los coches y los anillos de oro: la revolución no pasará entre mis piernas

Your revolution will not happen between these thighs

Not happen between these thighs

The real revolution ain't about booty size

The Versaces you buys, or the Lexus you drives

And though we've lost Biggie Smalls

Baby your notorious revolution

Will never allow you to lace no lyrical douche, in my bush

Y para cerrar este capítulo, no podemos olvidar “Revolution” de los Beatles en Inglaterra, salió en el emblemático año de 1968 cuando se dieron los movimientos de protesta estudiantil en París, Praga, Brasil y México. En realidad esta canción es una crítica al afán revolucionario dogmático y violento. “En vez de cambiar las instituciones, cambia tu mente”, dicen los Beatles

You say you'll change the constitution

well, you know

we all want to change your head

you tell me it's the institution

well, you know

you better free you mind instead

¿Qué pasa en otras partes del mundo?

Muchas revoluciones y cambios de régimen se han dado alrededor del mundo. Pero sin duda, de las revoluciones que mejor música han producido es la de Cuba.

La revolución cubana es el resultado de un movimiento de izquierda que provocó la caída del dictador Fulgencio Batista. Con esta caída llegó al poder el líder guerrillero Fidel Castro, y desde 1959 aún sigue ahí.

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Como los revolucionarios todavía gobiernan, la revolución en Cuba sigue viva. Más como una idea nostálgica que como un afán de cambio: la revolución es el gobierno. Una de las figuras trovadoras más importantes y conocidas en el mundo es Silvio Rodríguez, pero la lista de trovadores cubanos es mucho más larga: Pablo Milanés, Vicente Feliú, Carlos Varela, Sara González, Amaury Pérez.

De las canciones que mejor explican el pensamiento socialista y la revolución de izquierda, es “La belleza” de Silvio Rodríguez con Luis Eduardo Aute. Es un poema que critica el capitalismo, las ideologías de moda y los mercaderes vacíos:

Míralos como reptiles,

al acecho de la presa,

negociando en cada mesa

ideologías de ocasión;

siguen todos los railes

que conduzcan a la cumbre

locos porque nos deslumbre

su parásita ambición.

(…)

Y me hablaron de futuros

fraternales, solidarios,

donde todo lo falsario

acabaría en el pilón.

Y ahora que no quedan muros

ya no somos tan iguales

tanto tienes, tanto vales

¡viva la revolución!

Adelantando un poco el tiempo, vámonos a la dictadura chilena de Augusto Pinochet. Llegó al poder en 1973 por un golpe de Estado contra el entonces presidente socialista Salvador Allende.

Había sido un triunfo para chile tener un gobierno de izquierda en plena guerra fría, Nixon estaba histérico y Pinochet ganó la partida. De una manera u otra como general y como presidente, Pinochet se mantuvo en el gobierno hasta 1988. Su dictadura ha sido fuertemente criticada por las enormes violaciones a derechos humanos y persecución a los opositores de izquierda que apoyaban a Salvador Allende.

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En este contexto, hay dos revolucionarios musicales que vale la pena destacar.

El primero, Víctor Jara: músico, cantautor, profesor, director de teatro, activista político y militante del Partido Comunista de Chile. Tras el golpe de Estado, Jara fue detenido por las fuerzas represivas de la dictadura militar de Pinochet. Lo llevaron al antiguo Estadio Chile y entre torturas, le cortaron la lengua y los dedos porque no quería dejar de cantar. Con el regreso de la democracia, el Estadio sería renombrado “estadio Víctor Jara”.

Su canción “Manifiesto”, habla de lo que es la canción para él en un contexto tan politizado:

Que el canto tiene sentido

cuando palpita en las venas

del que morirá cantando

las verdades verdaderas,

no las lisonjas fugaces

ni las famas extranjeras

sino el canto de una lonja

hasta el fondo de la tierra

Más contemporánea, tenemos el hip-hop de Ana Tijoux. Sus canciones son protesta con ritmo. Los padres de Tijoux se exiliaron durante el gobierno de Augusto Pinochet por defender al gobierno de Allende y esto marca todas sus canciones y su ánimo.

Tijoux es el producto de su propia historia, y se sumerge también en el contexto de las protestas estudiantiles de los últimos años a favor de una educación gratuita. De aquí tal vez conocen a Camila Vallejo, la vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile y líder en las protestas.

Hablando de la canción “Vengo”, Ana Tijoux dijo:

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“Es una canción que es como un manifiesto para mí. Tiene que ver con la descolonización que tenemos que realizar en el cotidiano como acto de resistencia. La canción finalmente tiene que ver con la identidad, que no es nacionalismo barato. Es una columna vertebral que nos permite como pueblo no solo entender quiénes somos, sino también entender dónde vamos y cómo queremos llegar.”

Ahora, vámonos a otro extremo del planeta: Russia y las plegarias punk del feminismo de Pussy Riot.

Pussy Riot es un colectivo ruso de punk feminista que en febrero del 2012 protestó contra la campaña de Vladímir Putin (entonces primer ministro) a la presidencia de Rusia. Su protesta fue en una la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, y pedían a "Theotokos" (a la Virgen María) que “echara a Putin”. Fueron arrestadas y acusadas de hooliganismo: el delito preferido de los gobiernos autoritarios para reprimir protestas.

Desvíandonos un poco hacia Europa, encontramos a Keny Arkana: una rapera francesa de origen argentino. Siendo huérfana tuvo una infancia muy complicada, y hoy a sus 25 años es activista del altermundialismo y la desobediencia civil.

En 2004, participa en la fundación del colectivo La Rage du Peuple (la Rabia del Pueblo), que milita por una “cólera positiva, federativa, portadora de esperanza y de cambio”. La energía de su canción “La rage” es de lo más fuerte que existe sobre rebeliones.

La rabia, porque un día romperemos las cadenas

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La rabia, porque demasiada gente cree que la TV dice la verdad

La rabia, porque este mundo no nos queda bien

pero nos alimenta con sueños falsos y verdades a medias

La rabia, porque a mundo no pertenecemos

Y Babylon se pone gordo mientras nos abajo morimos de hambre

Por último, no podemos dejar la Primavera Árabe de un Egipto que terminó en invierno. Mohamed Mounir fue un cantante emblemático de los primeros movimientos de protesta que empezaron el 25 de enero del 2011 con un hashtag en twitter. Miles de egipcios islámicos, feministas, liberales, anti-capitalistas y nacionalistas salieron a las calles para derrocar el gobierno del presidente Hosni Mubarak.

La canción se llama, “How come”? y en algún punto hace referencia a la canción de Scott-Heron:

I heard them say the revolution won’t be televised

Al-Jazeera proved them wrong

Twitter has them paralyzed.

Pero esta revolución nunca triunfó. Después de la caída de Mubarak, se convocaron unas elecciones presidenciales y Mohamed Morsi se presentó como candidato del Partido Libertad y Justicia, fundado por los Hermanos Musulmanes. Por ser de tradición islámica con el tiempo fue fuertemente rechazado y en 2012 las protestas empezaron de nuevo que terminó en un golpe de Estado militar en 2013 llevando a una tremenda represión de distintos egipcios y militantes de los Hermanos Musulmanes.

Mucho se ha discutido si una revolución tiene que triunfar para poder serlo. Los más mamones dicen que “revolución” viene de revolvere, que significa girar en su propio eje, y volver al mismo punto: re-volver. Nada cambia, y todo sigue igual. Y entonces la rebelión es lo más importante. El rebelde solitario, disidente inteligente. Ese nunca gira sobre sí mismo.