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Música

La última explosión del stoner sudamericano: Escucha “Shivers” de los argentinos Kill West

El reverb al sur del continente llega literalmente hasta Japón. Recuerda bien donde estás ante de darle play a un track de este grupo, puede que sea un momento épico de tu educación sensorial.

Hay que verlo para creerlo: te abren una puerta cualquiera del centro en Buenos Aires, capital argentina, y de golpe entras a un espacio enorme e imposible para una ciudad donde los metros cuadrados son agua en el desierto. Pasillos sin fin, salas incontables, un patio interno descubierto que respira en plena masacre de hormigón, gente de aquí para allá con instrumentos o outfits de danza o bicicletas.

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Los que abren son los Kill West y explican: "Es una vieja fábrica que ahora es un espacio multiuso para artistas de todo tipo. Aquí hay sala de ensayo, espacios de danza…" A ellos también hay que verlos para creerlos: los crucé por primera vez en una casa donde se organizaban fiestas electrónicas clandestinas e invitaban grupos a tocar antes de los DJ. Una noche fuimos por allí sin saber quiénes hacían el warm-up y cuando entramos al living-cocina-escenario nos atrapó una marea de reverb y distorsión que nos llevó bien hasta abajo: el cuerpo se movía solo, la cabeza entregaba su voluntad a una lava sonora que inundaba los sentidos, la gente se arrojaba al suelo para revolcarse con los ojos cerrados. Era irresistible. Alucinante. Como escuchar una cruza de Kyuss con My Bloody Valentine, pero a todo volumen, en vivo y en tu casa.

Con esa potencia para alterar la percepción como arma letal y con apenas dos lanzamientos (un EP homónimo y Smoke Beach, su álbum de 2015), los Kill West llamaron la atención de medios argentinos y de portales de países como Francia y Japón. Hace días lanzaron "Shivers", el primer anticipo de su próximo y esperado EP Raw Desire, que estará entre nosotros en noviembre y -cosas que pasan cuando tienes una banda joven con tremendo futuro- será editado por el sello inglés Drone Rock Records.

En la previa al lanzamiento, charlamos con Franco Beceiro (guitarra y voz), Joel Menazzi (bajo), Martín Valentini (guitarra) y Octavio Bermejo Villareal (batería) sobre la fuerza de gravedad psicodélica de su música y sus próximos pasos. Muchos de ellos, de seguro, serán dados fronteras afuera.

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NOISEY: En sus shows se puede ver cómo la gente literalmente se deja arrastrar por su música, ¿cómo fueron madurando ese sonido siendo una banda tan joven?
Fran: Al principio nos resultó muy extraño. Nunca nos propusimos hacer un estilo en particular ni hablamos sobre cómo íbamos a sonar. Y al principio, cuando nos escuchábamos, nos parecía raro. No sabíamos si nos gustaba. Pero lo dejamos fluir y seguimos tocando y surgió lo que surgió. Hay muchas cosas que atraviesan la estética de nuestra música. El cómic, el cine, el skate. …Yo pensaba estudiar cine en algún momento, pero la música fue más fuerte. Recuerdo cuando me pegó por primera vez: estábamos en el auto de primo y puso un casete de AC/DC. Yo tenía 5 años.

¿Por qué más fuerte? 
Fran: No sé, es difícil de explicar. No sé qué sentirá la gente que nos viene a ver, pero…no sé, es la libertad para expresar que te da….Es como si la guitarra tuviera un poder muy fuerte. Me cuesta explicarlo. Captain Beefheart dijo que las guitarras tienen el poder de invocar espíritus. Es algo así.
Martín: También te permite salir de donde estás sin ir a ningún lado. Puede que estés en un cuarto o en algún lugar donde no quieras estar, pero conectas la guitarra… y te fuiste.

Están por lanzar un EP nuevo, Raw Desire ¿qué tan distinto va a ser con respecto a Smoke Beach? ¿Qué expectativas tienen?
Fran: Creemos que va a ser bastante distinto porque desde febrero tenemos nueva formación y la entrada de Octavio en la batería ayudó a que la banda se juntara más y fuera más constante. También la música va a estar atrás de un concepto concreto. Antes los temas eran más espontáneos y ahora van a tener un eje: los poderes psicodélicos del sexo. De ahí el nombre Raw Desire. Y no se trata únicamente del sexo por sí mismo, sino de las posibilidades de conexión profunda con otra persona que permite el sexo. De esa abstracción de la realidad.
Octavio: Espero que las canciones estén padres, que continuemos tan molados y conectados con la música como hoy. Hay personas que se toman la música como si fuera juntarse a jugar al futbol con amigos. Y no, nosotros no hacemos eso. Nosotros estamos en esto. Yo trabajo como cadete para poder hacer esto. Así que espero que continúe esta chance de conectarnos y mantenernos haciendo lo que más sentimos.

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¿Cómo una banda argentina que recién empieza se conecta con un sello inglés y consigue que le editen su disco allí?
Fran: Cuando sacamos nuestro primer EP comenzamos a enviar mail a sellos, blogs y espacios a los que pensábamos que iban a estar interesados en escucharlo. Adam Harmsworth, un melómano inglés que tenía un blog de música, nos respondió que le había gustado mucho nuestro material y que quería incluirnos en la primera camada de discos de su sello.

Desde hace unos años, en Argentina comenzaron a aparecer muchos grupos stoner influenciados por bandas como Los Natas. Kill West tiene algo de eso, pero también se le notan otros matices. ¿Se sienten cómodos con el stoner? ¿Cómo se llevan con las etiquetas? Martín: Después de un tiempo de tocar encontramos "la etiqueta" y esa etiqueta es el rock and roll. La banda no está atada a nada. Hace lo que le gusta. Después puede haber interpretaciones de cada persona y eso está genial. Pero a nosotros nos puede gustar algo como Buddy Holly y si lo sentimos, podemos ir para ese lugar. 
Fran: Intentamos englobar en sonido y estética todas esas cosas que nos gustan de toda la vida y tratar de generar algo nuevo, auténtico y fresco. Escuchamos punk y rock de los '70, sí, pero en nuestras raíces conviven Bob Dylan con el Hip Hop. A fin de cuentas, se trata de lograr que otros sientan lo que vos sentiste cuando escuchaste eso que te cambió la cabeza.