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Música

La música de las bacterias

Dos artistas mexicanas investigan la vibración, sonido, formas y posibilidades musicales de plantas y bacterias; un proyecto para escuchar lo que el planeta tiene que decirnos.

Este artículo apareció originalmente en Vice

“Existe una expresión universal presente en todo: la energía eléctrica. Está en todos los organismos vivos: desde los planetas hasta las bacterias. De los posibles lenguajes comunes que pueden existir, éste es el primero al que nos podemos acercar en el contexto tecnológico actual”, afirma Leslie García, artista tijuanense. Desde muy joven su trabajo se inclinó al uso de tecnologías y a la investigación del entrecruzamiento entre arte y ciencia. La conozco desde hace años y admiro su trabajo, que implica el uso de interfaces, circuitos, software, sensores, información científica, sonoridades. Un universo complejo y fascinante a la vez.

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InterEspecifics es un colectivo hecho con Paloma López — una artista y gestora cultural originaria de Guadalajara— en el que desarrollan tres proyectos: Pulsum Plantae, que investiga la forma en que las plantas se comunican; Energy Bending, en el que nos centramos para esta conversación; y Potencial de acción, un proyecto que implica “las posibles relaciones que existen entre la percepción del arte y las señales bioeléctricas que ésta produce en el cerebro, en términos de su observación y escucha activa”.

¿Pero en verdad resulta muy diferente el funcionamiento de las plantas en comparación al de las bacterias? “Los sentidos de las plantas son reacciones químicas; eso es igual que en las células, pero son muchas reacciones diferentes a partir del consorcio que pueda ser la planta, porque también tiene bacterias. La planta es más, digamos, como nosotros: tienen comportamientos hasta predatorio. Por ejemplo: una planta que tiene a un lado a otra que no es de su familia, hará todo lo posible por eliminarla”, dice Leslie, y agrega: “Las bacterias tienen un quorum sensing, es decir, un mecanismo de autorregulación, que son entre todas las de una colonia”.

"La autorregulación de las bacterias funciona con respecto a la cantidad de células que hay en su entorno. Tienen una especie de comunicación para no ser más de las que tienen que ser, o para sólo reproducirse hasta cierto espectro", aclara Paloma.

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Biocelda con consorcio bacteriano para producir energía.

En las plantas esto se refleja incluso hasta con olores. Leslie asegura que las plantas "hacen cosas bien locas, por ejemplo: Si las ataca un depredador, pueden emitir el olor de ese depredador, amplificarlo para que venga otro que se come a ese gusano específico." O en el caso de los temblores: "Hay una predescarga electromagnética cuando se mueven las capas de la tierra y luego sale la onda de fricción; al percibirla, las flores sueltan el olor. En Chile un botánico se dio cuenta de que en momentos de mucho calor llega ese olor y a los minutos empieza a temblar".

Hablamos de procesos de investigación, la lectura de papers especializados y de cómo se ha vuelto un placer para estas morras indagar en los organismos vivos la posibilidad para desarrollar un proyecto predominantemente sonoro. "El aprendizaje que nos queda de las plantas es una reflexión sobre el biosensor, es decir, el elemento vivo orgánico que funciona como un dispositivo: tal cual un sensor al que traducimos a través de otras máquinas", explica Leslie.

En una exposición en la Fonoteca Nacional pude ver, o más bien escuchar, cómo las plantas reaccionaban ante la luz, el sonido o el tacto: las frecuencias vibratorias cambiaban notoriamente de acuerdo al estímulo. Y esto que parece tan árido, deja de serlo cuando se convierte en música. He visto cómo los asistentes a talleres de Leslie y Paloma dan conciertos con sus plantas luego de días de trabajo de ensamblaje.

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Con las bacterias, el camino es distinto. Estoy en la casa-laboratorio de estas chicas y tengo ante mí la enorme mesa de trabajo poblada de máquinas: mezcladoras, sintetizadores, cables, amplificadores, computadoras y recipientes con agua; se trata de experimentos cimáticos, es decir, que investigan la forma en que el sonido se materializa en el agua. Vaya viaje.

Imagen del Energy Bending Lab, conectado a otros instrumentos capaces de recibir datos en formato MIDI y CVS.

A mi pregunta de qué esperan lograr con Energy Bending, la respuesta es: "En un primer nivel transducir energías que no son visibles ni cuantificables, luego ya tiene un caminote. El mero hecho de transducir una frecuencia que no es escuchable, un ritmo, creo que eso ya para mí es muy mágico", dice Paloma, y luego me detalla que transducir es "pasar de una energía a otra, de la eléctrica al calor… por ejemplo".

Trabajan con sintetizadores análogos, la plataforma de hardware libre Arduino y software. "Nosotros salimos de un microvoltaje de la célula, ese microvoltaje se amplifica a un voltaje discreto que puede ser leído por el controlador, y luego ya que pasa por ahí hay toda la parte de la decodificación pero esa parte es de ritmos y de energía, es decir que es lenguaje rítmico. Porque nos hemos encontrado un tema rítmico, porque la velocidad a la que hace un proceso algo tan micro es mucho más rápido que nuestra velocidad…

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"La gráfica es la propia vibración de la célula: el sonido sale a un cuarto con bocinas y también sale a una bocina especial con un plato con líquido y ese líquido responde a la frecuencia que está recibiendo, de alguna manera es como cerrar un ciclo de la vibración ahí mismo: la célula vibra, la vibración de la célula es energía que genera este lenguaje o código y éste afecta una realidad", apunta Leslie.

Según Paloma, se basan en la hipótesis de que todo vibra "como dice la teoría de las cuerdas, que la verdad es una teoría improbable. De hecho casi todo con lo que trabajamos son teorías improbables. Hay un grado de incertidumbre en todo, el principio de incertidumbre es una de las teorías que está más en boga."

Mini sintetizador modular con inputs dedicados para recibir energía bacteriana. Diseñado para el taller de Cultivo de Energía.

Esto que parece tan abstracto adquiere materialidad cuando trabajas en sus talleres, con el principio del Do It Yourself (Hazlo tú mismo), una ideología característica de las artes electrónicas. En el caso específico de Energy Bending el DIY consiste en una caja de Petri con un macro, amplificadores y "cualquier persona puede hacer los sintes, conectar su cultivo y verlo en términos sonoros y visuales".

En algún momento Leslie reflexiona: "Eso que decías de la vibración del sonido, la gestualidad de la que hablas en este caso sí se trata de una gestualidad corporal pero de un cuerpo distinto, todo el trip tiene que ver con cómo tratar de encontrar otras gestualidades en otros cuerpos y desde eso entender que la realidad tiene muchas puertas y aproximaciones y cómo cada especie evolucionó de manera distinta".

A ella les importa mucho señalar que sus proyectos tienen un fuerte contenido filosófico. Investigan la materia. Pienso qué tanto sabemos de esto, más allá de las definiciones escolares, tal vez muy poco. "El tema de la materia es un punto nodal en todo este tema de la percepción de la realidad.

"Si es materia viva, es materia inestable que está en cambio constante. Para nosotras es un aprendizaje. Al ver algo vivo ves tu propia fragilidad proyectada en lo que estás trabajando. Es una especie de conciencia a través del otro", finaliza Leslie.

Quizá esta conciencia a través del otro es un llamado a los humanos para darnos cuenta de que es momento de aprender a escuchar lo que sucede con otras especies, habitantes de este planeta. Energy Bending podría ser un vaso comunicante de la materia y nos vendría bien ponernos a escuchar qué es lo que la Tierra nos dice en términos sensoriales.