La sinceridad es la marca registrada de The xx. No hay modo de rodear el hecho, y tampoco hay nada malo en ello. Generalmente les ha funcionado —es cuestión de voltear a ver su excepcional primer disco xx, el cual desborda la emoción real de las relaciones que haces y luego destruyes en tu adolescencia y primeros años veintes. Pero es verdad también que, en los últimos años, se han convertido, en ocasiones, en algo un poco empalagoso.Ese parece ser el tema con la empresa más reciente de la banda, un cortometraje que documenta su residencia de siete noches que apenas llevaron a cabo en Night + Day, en la Academy 02 de Brixton, en South London. Objetivamente, es una mirada interesante en el proceso de armar un evento a gran escala. Cuenta con la aparición de invitados de la banda que se dieron un rol en el transcurso de las fechas, incluyendo a Robyn y Jehnny Beth de Savages, y es también una mirada diversa al sur de Londres y a algunas de las organizaciones que hospeda la región, y que fueron apoyadas por el evento. Todo muy bien, muy admirable, como The xx, es una "buena" banda "admirable".Pero el filme también refleja la seriedad de la banda, que a veces puede dejar a sus oyentes y público como si algo faltara. No me malinterpreten: este corto está hermosamente grabado. Incorpora el tipo de reflexiones sobre el arte y el propósito de la creatividad que encontrarías más obviamente a las 3 de la mañana en la sala de un músico con sus amigos, en lugar de en el canal de YouTube de una banda con éxito comercial. Los últimos cinco minutos son la actuación en vivo de "On Hold", grabada a lo largo de las noches de residencia, y ver esto es comprender la magia que la banda es capaz de crear.Sin embargo, en otros lugares, su vibra de "somos músicos serios y no tomamos PARA NADA a la ligera nuestro papel de extender la mano a la comunidad" se siente, no necesariamente aburrido, pero como un ejemplo de la tensión incómoda que existe siempre entre un donante que es más rico y las personas a las que esperan ayudar. Las intenciones son buenas, con menciones al Baytree Centre y a organizaciones de beneficencia privadas dedicadas a distribuir materias primas en Brixton, pero no genera el tipo de intimidad que ha dado su potencia al documental de música como expresión cinematográfica. Probablemente no es una gran noticia cuando la parte más emocionante e inesperada de tu documental de musical es Florence Welsh uniéndose a la banda encima del escenario a rugir como si su casa estuviera en llamas.Pero bueno, la banda acabao de regresar de su gira por Latinoamérica, con paradas en Bogotá, Sao Paulo, Buenos Aires, Santiago y Ciudad de México, por lo que tal vez la cercanía y emoción provocadas por haberlos visto recientemente, pueda hacer que estas palabras no sean recibidas con la objetividad que, en otro contexto, tal vez podrían merecer. Aunque no parece que sea una peli musical que aporte mucho, mejor véanla y juzguen por ustedes mismos.
Publicidad