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Música

Death Of A Ladies' Man

Carlos Velázquez le rinde tributo al hombre convertido en leyenda, Leonard Cohen, y el legado que dejó.

​Qué güevotes tenía Leonard Cohen. Después de legarle al mundo canciones enormes como "Tonight will be fine​", "I'm your man​", "Dance me to the end of love​"; de confeccionar la novela El juego favorito (El guardián entre el centeno de la era pre-Internet); tras publicar Flores para Hitler (que debería ser libro de texto obligatorio en todas las escuelas del planeta); Cohen abrazó el budismo zen, se afeitó la cabeza, se enfundó una túnica y se internó en un monasterio en California. Después de todo eso el mundo le pegó un revés que no merecía. En una de sus entradas y salidas de la vida monacal descubrió que estaba arruinado. Y a los setenta años abandonó su retiro para hacerle frente al mundo. De la mejor manera posible: saliendo de gira.

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Esta es sólo una de las tantas y tantas lecciones que nos ha obsequiado Leonard Cohen. El hombre que, lo confesó él mismo, nunca se sintió cómodo en blue jeans, y vistió impecablemente toda su existencia. El hombre que habitó una isla griega; el que se arrepiente de haber sido indiscreto en "Chelsea Hotel # 2​" y manchar el honor de una dama, fue obra del diablo, declaró; el que tuvo la valentía inconmensurable de ponerle a su hija el nombre de Lorca; el que se burló de sí mismo en todo momento, "Nunca me hice rico, sígueme", declaró en el Libro del Anhelo. Ese hombre ha muerto, endeudado, y ha dejado un hueco que la historia no podrá ocupar. Tendría que volver a nacer el mundo para que surgiera Leonard Cohen. Y se ha marchado como los grandes: luchando. Con el brazo caliente. Sacó cuatro discos en esta década. You want it darker, este año. Con el título más profético posible para los repulsivos tiempos políticos que vivimos.

Músico, poeta, novelista, compositor, padrote: Leonard Cohen. Si bien es cierto que Dylan es el poeta más escuchado, Cohen es el más leído. Y si a Dylan le debemos la existencia de Tom Petty y de Bruce Springsteen, la responsabilidad de que haya un Nick Cave recae toda en Cohen. Con una polémica que todavía no se enfría, el Premio Nobel a Dylan, el poder de la poesía ha recobrado la importancia de antaño. Qué importa si está sobre el papel o en una melodía. No existe forma de llamar poesía a una canción si no es poesía. La poesía no se disfraza. Y si el Nobel fue para Dylan sépase que fue un final de fotografía. Porque sólo existe una figura que le disputa a Dylan todos los trofeos, sólo uno está a su altura y ese es Cohen.

Ilustración de Blumpi​

La poesía es una máquina del tiempo. Tiene la virtud de viajar al pasado y también de proyectar el futuro. The Future, el disco que los punks le aplaudieron a Cohen. Alguien ajeno a los movimientos. Que hizo de la poesía su única nación. "No eres judío", le dijo su maestro antes de entrar al monasterio. En sus predicciones, en sus cualidades proféticas y bíblicas, Cohen predijo el Nobel a Dylan. La poesía no ha perdido su poder. No falta mucho para que toquemos fondo, para que nos hundamos. Entonces la poesía resurgirá como el alimento del alma. Eso nos dicen el Nobel y Cohen: esperando el milagro.

Su obra musical se divide en tres grandes bloques. El primero que abarca Songs of Leonard Cohen, Songs from a room​, Songs of love and hate​, New skin for an old ceremony y Death of a ladies' man. La segunda, en la que Cohen se desprendió un poco de la piel del poeta y se asumió como un traficante de pop, sí, pero una estrella que le cantaba al Apocalipsis, abarca: Recent songs, Various positions, I'm your man y The Future. Pero detrás de todo el alarde y la fama de mujeriego, se esconde un profundo conocimiento de la existencia. Cohen se formó leyendo poesía. Y extrajo sus nociones sobre el vino y la amistad de nada menos que Li Po. Y la tercera etapa comienza en su regreso hasta la muerte. Memorias de un mujeriego (parece un título de Woody Allen), La energía de los esclavos, La caja de especias de la tierra (sobre todo éste), El libro de la misericordia, son obras que el tiempo no podrá devorar. Algún día, cuando el mundo estalle, las cucarachas aprenderán a leer para nutrirse de Leonard Cohen.

La vida nos da lecciones todo el tiempo. Pero el único que le ha dado una lección a la vida es Leonard Cohen. Sigamos su ejemplo: comparemos mitologías. Siempre.