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Música

Recuérdame: Una charla con Miki Guadamur

Charlamos con el fundador de Pan Blanco, discípulo del azúcar y uno de los más grandes polemistas del México moderno, en su paso por Guadalajara.

"Solo porque vienes de lejos", me indicó Miki Guadamur antes de aceptar esta entrevista. Lo sé, los periodistas contemporáneos son los nuevos ricos del lenguaje, todo lo hacen de la manera más hortera, rebuscando los diálogos con datos innecesarios, o lo que es peor, dotándolas de un tecnicismo soporífero y egolatría incesante; mamadas ambas del periodismo decimonónico. Yo llegué a la prensa desde la misantropía, quería entrevistar a las personas pero sin tenerlas cerca. Sustraía fundamentos de los individuos para después usarlos en su contra. Así eran mis entrevistas por encargo, atosigando al interlocutor, sacándolo de sus casillas, haciéndolo quedar en vergüenza por la emotiva estupidez de sus respuestas. Al final yo cobraría un cheque por ese crudo atisbo de cretinismo verbal. Las entrevistas que hacía por gusto eran en general dedicadas a chicas provenientes del mundillo del pop, o músicos emancipados de las alcantarillas pestilentes del punk ibérico, nunca a un escritor, no God, please NO! Perro no come perro.

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No obstante, algunos encargos suelen resultar interesantes, como es el caso de Miki Guadamur, ese discípulo del azúcar, punk irredento o criminal del Televisa Contemporary Art y de quien había leído su Generation meX en 1997, una novela juvenil que es más bien una sátira de aquella Generation X del canadiense Douglas Coupland. Sí, Miki es todo eso que dicen los medios oportunistas y demás: un extremista, un contestatario, burlesco, bizarro, excéntrico y paradójico, un tipo completamente fuera de serie, pero con eso que ni siquiera los fuera de serie poseen: honestidad.

Cuando vi salir al fundador de Pan Blanco de la Art Gallery Studio en Guadalajara, donde presentaría su exposición 'Plastas', sentí eso que inscribo cuando una buena charla está a punto de acontecer: espasmos, nervios, ansiedad, sentimientos todos cuando el personaje en sí logra amilanar mi almidonada entrevista. Peluca morada y deteriorada, antifaz de pintura oscura, boca coloreada a lo Pit Bukowski en Der Samurai y vestiduras deslavadas de mujer, aquellos ojos clavándose en los míos y un andar seguro, retador, pendenciero… "sólo porque vienes de lejos".
Es muy difícil ver a una persona durante una hora, te puedes encontrar con alguien que no te gusta y tienes que sentarte con ese alguien a escuchar incongruencias. Lo que sale de ahí son simples opiniones y malos entendidos, si son míos, no hay problema, pero si vienen de otra persona, sí. Afortunadamente, con Miki Guadamur no fue de esa manera, brotó de él una charla espesa de reminiscencias, de rebeldía vetusta con sabor a golosina.

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Noisey: "Humana entraña de azúcar, efeba fruta de jade", así la llamaba Elías Nandino, ¿cómo te pone la sacarosa?
Miki Guadamur: Es un hecho que hay personas sensibles al azúcar, por eso desarrollan obesidad mórbida, como quien desarrolla alguna adicción a determinada sustancia; no puedes dejar de consumirla y generas una resistencia, de repente ya no te pone lo mismo, necesitas ir al siguiente paso, a veces es cuestión de cantidades, de niveles de concentración del producto o que esté combinado con ciertos elementos; en mi caso el chocolate nulifica el efecto del azúcar, no me gusta mucho el chocolate por eso. La gente aquí lo toma como broma todavía, en otros países está más que establecido que es una droga, tiene escaso contenido nutricional, entonces es más bien una cuestión de vicio, de estarle entrando al azúcar por el vicio y estarse atascando, la cuestión es que es un tipo de droga que se refleja mucho más escandalosamente a los ojos de los demás, porque se va acumulando físicamente.

¿Cuál es la manera más eficaz de destruir la cultura?
Llevarle la contra, la cultura entendida como los usos y costumbres recurridos en un momento y lugar determinados. La onda es voltear la tortilla, llevar la contra, aunque en un momento dado no vaya acorde necesariamente a tus ideales personales, si percibes que de repente están masticando cierta forma de pensar. Si ves que todo mundo está en contra de determinado producto o determinado político, pues si empiezas a decir ¡yo le voy!, porque todos están en su contra. Esa es la forma de destruir a la cultura, o un método, hay otros.

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¿Qué queda del punk en México?
Hubieron detalles, pequeños brotes de cosas que son rescatables, el problema es que muy rápido se convirtió en una variante del "macho rock", el pinche efebo machista que se cree lo máximo y se mete en una banda nada más pa' parchar. El punk rock era más divo, güeyes que eran unos fracasados sociales, o los Ramones que parecían unos retrasados mentales, socialmente estaban apestados esos güeyes por todos lados, estaba el pinche Johnny Ramone, que era básicamente un nazi y no tengo ningún problema con ello, Joey era judío, Dee Dee venía de una familia de la ramada gringa, su papá estuvo un rato en Alemania, eran unos pinches fracasados, o sea fracasados de clase media, además, porque también está todo este mito de que hay que vivir en la calle para ser punk rocker, pero no, ni madres, es más bien actuar acorde a cómo está de jodida tu sociedad, pero jodida más bien a nivel cósmico, ya ni siquiera a nivel material, sino moral y emocional, en ese sentido pueden salir punk rockers de clase social, no es que tengan que ser de baja. Hay gente de la clase obrera que está muy pendeja, son unos güeyes que les encanta golpear a todo mundo que no piense como ellos, o sea, son unos cabeza hueca que ven fútbol, muchos, otros no; así como hay ricos que son unos pendejos, no depende de tu cantidad de baro.

Hace 22 años se fundó la editorial Moho, que hasta a la fecha cuenta con más de treinta libros publicados. Es sin duda, una pionera de la literatura independiente, ¿qué representa para ti esta editorial?
Pues nada más que ahí salió el único libro que tengo publicado, fuera de eso yo fui expatriado del Moho Star System, ya tiene rato.

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¿Por qué?
Porque no me drogo, o no uso las drogas de oficinista que usan ellos y pues para ellos es como comulgar, como yo no comulgo pues fui excomulgado.

Generation meXiba a llamarse Mundo Cliché. Háblame de esta novela ya de culto en la literatura juvenil underground.
Originalmente iba a ser una parodia de 'Generetion X' de Douglas Coupland, pero solita se fue transformando para hablar de las escenas artie, alternativas, underground nacionales de ese momento, que fue hasta la primera mitad de los noventas, abarcando de finales de los ochenta hasta la primera mitad de los noventa, entonces ahí hablo de —como le dicen los pinches periodistas mamones de La Jornada— "tribus juveniles", que interactúan en Generation meX. No termina siendo tanto una parodia estrictamente de los personajes de Douglas Coupland, sino pues más bien de la escena de aquí.

En el prólogo de ' Jumentud en Éxtasis ' mencionas a manera de sátira que había al menos siete editoriales interesadas en publicar el libro. ¿Cómo nace esta antología de autores ficticios?
Es un escenario de una realidad alterna en donde yo tuve mucho éxito con 'Generation meX', entonces así como el Fadanelli en un momento dado se sintió en posición de publicar a gente más joven que él —me sacó a mi y a otros tantos güeyes—, yo en 'Jumentud en Éxtasis' pinto el panorama de que estoy en su posición, como si 'Jumentud en Éxtasis' fuera un compilado de nuevos valores —que yo estoy aventando como mis gallos—, pero desafortunada o afortunadamente todo es fantasía, todo lo que planteo ahí no pasó. Lleva ya algún rato flotando en Internet, porque nadie lo quiso publicar y es posterior a 'Generation meX', a todos los autores —porque se supone que es una compilación— los inventé yo, estoy choteando a cada tipo de segmento de la literatura supuestamente alternativa que había en ese momento, está el ciber punk, está la chavita que va a los raves, está el pendejo que todavía escribe hippie, el güey que hace reseñas porque vino Bauhaus, que en lugar de Bauhaus yo le puse "Bahamas" y así, es un pinche choteo.

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Guadamur es un municipio español de la provincia de Toledo, ¿de dónde proviene tu seudónimo?
Yo lo supe hasta hace poco. En realidad yo necesitaba un nombre para un personaje, entonces una vez en el radio oí ese nombre; lo escuché en estos programas en donde la gente manda saludos unos a otros, un programa de AM en donde mandaban saludar a un Guadamur. Me gustó el nombre porque me sonó raro, pero pues yo no sabía de dónde venía ni nada, de hecho, el verdadero Guadamur es un personaje que salía en fanzines que yo hacía, pero eventualmente lo abandoné y la gente me siguió diciendo Guadamur a mí, pero por el personaje.

¿Cómo conociste a Blumpi?, dice que los de Gallito Inglés te lo presentaron: "Me lo echaron porque ya no sabían qué hacer con él".
Un rato me acerqué a esa gente del Gallito Inglés, me dieron chance de participar en una sección que tenían, según yo en El Financiero, que se llamaba "Zona Mona", que duró bien poco, o más bien yo duré poco, no sé si duró mucho; y después estaba Jorge Flores, que también se le acercaba a estos güeyes, y pues sí, en una convención de cómics nos presentaron y realmente, en gran medida, se publicó Generation meX porque Jorge Flores Oliver les llevó el manuscrito a los de [la editorial] Moho. Yo no me acerqué a ellos por mi cuenta porque sabía que a ellos no les iba a gustar, pero él era súper aficionado a ellos, esos güeyes eran como el Tótem para Jorge Flores y un día finalmente se acercó a ellos y se le ocurrió pasarles el manuscrito y me hablaron, me dijeron que me querían conocer y así, estuve trabajando con ellos cuatro años.

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¿Qué es el Pop Electrodoméstico?
Era la forma en que yo le llamaba a la música que hacía, que eran básicamente loops de otras canciones, montarme en canciones que ya estaban hechas para yo meter mis rollos. Es un poco lo que hacían los raperos originalmente, los hiphoperos como The Sugarhill Gang y todos esos güeyes. Yo le llamé Pop Electrodoméstico.

¿Qué recuerdas del cortometraje ' Vomito Cuadrado ' ?
Creo que lo hacía el CUEC, yo salía bailando, hubo otro en donde sí salía con una chava e intercambiábamos —como en 'La dama y el vagabundo'—masticábamos el mismo chicle, algo así, se filmó todo en esa escuela. Eso ya tiene un chinguero de años, pero sí, que bueno que alguien lo recuerda.

Más que un artista, eres un entretenedor pero a la vieja usanza de Televisa.
Un poco, sí, de repente eran muy raros los individuos que eran como los comediantes y conductores de televisión en esos años, yo creo que en ese sentido me podría parecer un poco más a ellos, porque hasta la fecha hay gente que cree que lo que yo hago es arte performance, pero no, yo no lo veo así, en todo caso vodevil.

Un Andy Warhol a la mitad.
Tal vez, o a la cuarta.

¿Cómo surge Pan Blanco?
Yo a Carlos Navarrete —el tecladista de Pan Blanco— ya lo conocía anteriormente, y tuvimos un grupo que se llamaba Víboras, que era de punk rock. Nos volvimos a juntar con Carlos Icaza en la bataca: así empezó Pan Blanco. Originalmente nos vestíamos con una onda de Barber Shop Concept, que ahorita los hipsters ya agarraron ese desmadre; ya más bien como que lo evitamos un poco.

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Silverio pudo haber plagiado todo tu concepto.
Muchas cosas, sí.

Si le das de comer pan blanco a un perro lo matas.
Yo una vez chequé una pagina en la que te explicaba métodos para deshacerse de los perros de los vecinos; entonces específica ciertas sustancias que podías meterle a los platos de los perros para chingarlos, supuestamente si no se mueren sí les da un retortijón muy culero.

Además de la Radio AM, ¿qué otras son tus influencias tanto en la música, como en la literatura y el arte visual?
Mucha música de los años 20, como el charleston, específicamente. La música muy chicle de ese momento.

¿Cómo es que se ha convertido todo en una pasarela?
Siempre lo fue. O sea obvio, entre los peques, Ritmo Peligroso y todos estos güeyes que salían en ¡Cachún Cachún Ra-Ra!estaba cotorro su desmadre, pero pues sí era una pasarela. También toda la escena del hardcore de finales de los 80 eran unas divas, unas vedettes, y pues al día de hoy no me importa, está bien, pero en ese momento —uno siendo escuincle— ilusionado con la fantasía y el espejismo de la honestidad, pues sí me hacía un poco de ruido ver eso, porque yo venía huyendo de un ámbito de clase media y yo creía que un ambiente genuino y honesto lo podía encontrar en sectores más depauperados y me di cuenta que no, es siempre un culto a la vanidad.