"El metal es la música más pacífica que hay": Thomas Angelripper de Sodom
Photo courtesy of El Festival del Diablo

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Música

"El metal es la música más pacífica que hay": Thomas Angelripper de Sodom

Hablamos con el líder de este grupo clásico del thrash metal alemán.

A principios de los 80, Thomas "Angelripper" Such estaba trabajando en una mina de carbón. El desespero de ver su vida pasar en un oscuro socavón y la inconformidad que sentía hacia todo lo motivaron a tomar su bajo y armar una banda, para así intentar salir de su precaria realidad. Con su rasposa voz empezó a mandar todo al carajo y en 1982 formó Sodom junto con Frank Testegen. La ira que se gestaba en las entrañas de estos inconformes hombres de clase obrera crearon una de las bandas más influyentes de la historia del metal.

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La furia, velocidad, agresividad y crudeza de Sodom la volvieron una leyenda. Este trío ha logrado fluctuar entre el black, el death, el crossover, pero siempre manteniendo esa esencia thrashera que los caracteriza. La guerra y sus horrores siempre han sido uno de los principales ejes temáticos de esta banda. Los ritmos de Sodom se sienten como estar en un campo de batalla, donde las metralletas no paran de sonar y explotan bombas a cada segundo. Es música que evoca fuego y destrucción, al tiempo que critica esa sed que tiene el ser humano por acabar todo a su paso.

Hace 20 años, Sodom estuvo por primera vez a Colombia, un concierto histórico realizado en Medellín. Con su ruda voz y su marcado acento alemán, Angelripper cuenta que esa vez recogieron a la banda en una furgoneta llena de huecos de bala. El 25 de noviembre, el grupo regresará a Colombia, esta vez para tocar en las puertas del infierno.

Sodom es una de las cabezas del cartel del Festival de Diablo III. Este grupo que llega al país para promocionar su más reciente álbum The Decision Day, es perfecto para armar los pogos más profanos y llenar de fuego a Bogotá.

Desde su casa en Alemania, Thomas Angelripper nos atendió por teléfono y conversamos de metal, punk, y la vieja escuela.

Tras más de 30 años haciendo thrash metal ¿siente que la ira que envuelve a esta música es la misma o se ha transformado?
Es distinta. Creo que los tiempos y la música cambian. En los 80 cuando empezamos con esto era una especie de revolución. Estábamos en contra de todo. Contra lo chévere, los profesores, nuestros padres, lo establecido. Recuerdo a mi padre diciéndome: "no debes hacer música, debes trabajar", y yo le decía que no, esto es lo que quería. En verdad escuchar metal en los 80 era algo especial, en mi clase eramos 30 niños y yo era el único que escuchaba heavy metal. Ahora es muy distinto, actualmente no puedes shockear a nadie con el metal porque todo el mundo sabe lo que es. Con Sodom siempre intentamos mantener el espíritu. Yo busco llevar el sentimiento de los 80 a los escenarios, pero no como algo comercial, sino por el gusto de hacer música.

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Eso que dice que la música era como una revolución me recuerda mucho al punk.
Sí en ese tiempo era la misma revolución, solo que era música distinta. Al principio me gustaba mucho el punk porque muchas de esas bandas eran más pesadas que las de metal y siempre intenté conseguir las cosas más pesadas que el dinero pudiera comprar. Me gustaba muchos Judas Priest, AC/DC, las cosas que todo el mundo escuchaba. Pero bandas de punk como The Exploited, Discharge, GBH me atraían mucho. Siempre que hacía fiestas en mi casa me gustaba poner lo más pesado, obviamente también poníamos cosas más conocidas como Motörhead que era fantástico, pero siempre buscaba cosas más underground y extremas, y creo que el punk siempre ha sido una gran influencia para el metal.

Conozco muchos punkeros que empezaron siendo metaleros, pero cuando escucharon la crudeza del punk se transformaron ¿usted por qué nunca dio el paso al punk?
Es que yo era muy metalero. Y después pasó que aparecieron muchas bandas de punk comerciales. Al principio el punk era una especie de protesta revolucionaria. Pero después, entre el 84 y 86, empezó la decadencia. Aparecieron un montón de jóvenes que decían ser punk, pero no lo eran. Así que me quede en el metal y cuando salió Venom fue genial, después de escuchar eso no había vuelta atrás. Pero lo del punk también le pasó al metal. Veo gente que anda por ahí usando camisetas de Venom y Motörhead y nunca han escuchado las bandas. En mi opinión lo hacen más por la moda de decir que escuchan metal. Pero creo que la música es más que eso, también es un estilo de vida, ¿sabes?

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Ahora hay mucha gente que añora la vieja escuela del metal y siempre está pensando en el sonido de antes ¿qué opina de esa nostalgia?
Me parece bien. He conocido muchos metaleros en los conciertos, muchos jóvenes y me dicen: "Nos gusta mucho la vieja escuela. Somos muy jóvenes entonces no conocemos mucho de la escena actual, pero tenemos los álbumes de antes". Ellos me dicen que esa es la única forma de tocar buen metal. Eso me gusta porque la nueva generación está muy interesada en conocer la historia de la música, de dónde vienen las bandas. Eso me da esperanza porque veo que son personas que no escuchan metal porque todo el mundo lo hace, sino que hay un verdadero interés. Eso es lo que mantiene viva la escena metalera y hace que nunca tengas que cambiar tu música porque a la gente le gusta. Esa era la idea desde el principio, crear sin que nadie te diga cómo, ni tener que hacerlo comercial. Yo hago la música que me gusta escuchar y ese es el secreto de todo.

¿Por qué cree que el metal es un lenguaje global que la gente entiende y comparte en todo el planeta?
Porque el metal es la música más pacífica que hay. Nosotros tenemos fans en Corea del Norte que nos preguntan por qué no vamos a tocar. Lamentablemente no podemos, y es una lástima. La gente en ese país no es libre. Hace unos años intentamos tocar en Vietnam y allá está prohibido ser metalero. Pero ahora con el internet está la ventaja de que puedes escuchar la música en todo lado. Así sea prohibido, o si no tienes plata para comprar las cosas, si eres metalero vas a encontrar el modo de conseguir la música porque es algo que viene del corazón. Pero es una lastima que no podamos tocar en cualquier parte, lamentablemente este no es un mundo libre. Nos hemos presentado en todo lado y aún así no podemos ir a dar un concierto en Iraq o en Corea del Norte, es increíble. Pero en Sudamérica la gente es libre y además adora el metal. No es como en Alemania donde puedes ver cualquier banda en cualquier momento. Aquí no es algo especial. Pero en Sudamérica la gente espera, ahorra para los conciertos y eso es muy respetable.

Usted siempre ha dicho que Sodom no es una banda política, pero sí es una banda con un mensaje, el cual es muy anti bélico ¿en estos tiempos que estamos al borde de una nueva guerra mundial, cree que las bandas de metal deben estar comprometidas con dar un mensaje?
Sí, creo que cada vez es más importante. En los últimos años he escrito muchas letras contra la guerra o que hablan de por qué me asusta que empiece otra guerra mundial. Y sí, no podemos cambiar las cosas porque no somos políticos electos, pero podemos subir al escenario y gritar todo lo que sentimos y eso es muy importante. Me gustaría tener más tiempo para así intentar cambiar las cosas, pero Donald Trump o Putin no me escuchan. Igual no quiero escribir letras vacías, sobre todo habiendo tantos problemas en el mundo. Tenemos que hablar de nuestra opinión y si lees las letras entre líneas, puedes encontrar un mensaje. Queremos acabar con la guerra.

¿Qué es lo mejor de dedicarle la vida al metal?
Soy metalero pero no una estrella de rock. Soy un fan que hace música. Y lo mejor es hacer de esta música mi vida, es un sueño hecho realidad. Muchos jóvenes me preguntan ¿cómo me hago millonario con esta música? En verdad no hay forma de hacerlo, cuando empezamos solo habían un par de bandas, pero estoy muy orgulloso de mis grupos, los músicos con los que he tocado y de los fanáticos que mantienen viva esta música. Mucha gente se olvida que las bandas existen gracias a los fanáticos y por eso siempre es muy importante darle algo a cambio a la gente.