Una antesala al averno: así se vivió Apocalyptica en Colombia
Fotos por Pablo David G. 

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Música

Una antesala al averno: así se vivió Apocalyptica en Colombia

En poco menos de tres horas, los finlandeses le abrieron las puertas del tártaro al Festival del Diablo.

En medio de un domingo lluvioso en el que el cielo amenazó con caerse, con las botas y las chaquetas empapadas, pero las ansias intactas, un ejército metalero, recibió en Bogotá una vez más a Apocalyptica, la banda cuyo metal sinfónico nos estremeció por completo.

La presentación se enmarcó dentro de la celebración de los 20 años de “ Apocalyptica Plays Metallica by Four Chelos”, aquel álbum que los daría a conocer y que mostraría, a radicales y adeptos al género, que en el metal hay cabida para paisajes sonoros que nos llevan al infierno en una mezcla de luz, oscuridad y teatralidad.

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El frío, la lluvia y las ansias por ver, después de cinco años, a la agrupación finlandesa no fueron excusa para que los asistentes al teatro ocuparan sus asientos con alevosía, para entregarse en comunión a Apocalyptica interpretando magistralmente a Metallica, y a su vez a celebrar este gran género llamado metal.

Ya en el gran salón y mientras las luces se atenuaban una voz nos indicaba: “Este es el último llamado del diablo, en el show por favor permanezcan en sus asientos” , el primer acto empezaba a tomar forma mientras los chiflidos, los gritos y la algarabía pregonaban por los intérpretes de los cuatro chelos puestos en escena. El estar sentados era cuando menos extraño, pero eso no impidió que las gargantas, las mechas y los puños estuvieran listos para la entrega. Era la calma previa a la tormenta, mientras afuera los destellos ruidosos invadieron el techo de la ciudad . Al salir, un silencio abrumador se tomó el lugar, ya nos encontrábamos sobre el lomo de Caronte el cual que nos llevaría a las puertas del infierno mientras Eicca Toppinen, Paavo Lötjönen, Perttu Kivilaakso y Max Lilja tronaban al unísono los primeros acordes de “Enter Sandman”. El público ya entregado hizo de cantante frente a las melodías de los finlandeses “Exit light | Enter night | Take my hand, off to never never land ”, se escuchaba ensordecedoramente al tiempo que los arcos retumbaban dulce y brutalmente sobre el cuerpo de los chelos. “ Master of puppets”, “Harvester of Sorrow”, “The Unforgiven”, “Creeping Death”, “Sad But True Wherever I May Roam” y “Welcome Home (Sanitarium)”, terminaban de cerrar este acto, en el que nos presentaron, orgullosamente, su primer álbum.

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Abajo, la felicidad era ley, ya todos estábamos entrados en comunión.

“Este es el último llamado del diablo..”, gritaba una voz cenital, sin rostro. La oscuridad consumía el teatro y el crescendo inicial de “Fade to Black” daba inicio al segundo acto, en donde el Royal se valió de una descarga de energía general en donde el público no aguantó más y como una gran ola, se apartó de su silla y una vez de pie, saltaba y coreaba visceralmente cada letra, cada acorde mientras la batería de Mikko Sirén comenzaba a retumbar, ya esto era una gran fiesta. A Perttu Kivilaakso no le quedó de otra que decirnos: “Salten, cabeceen, muévanse lo que quieran”. Lo único que nos faltó fue hacer trascender la silletería y empezar un mosh pit mientras “For Whom The Bell Tolls” nos abrigaba. Era increíble la complicidad de público y artista, mientras los primeros cantaban Fight fire with fire | Ending is near | Fight fire with fire | Bursting with fear ”, los segundos respondían con un bellísimo solo por parte de Perttu Kivilaakso ; nunca había visto como se follaban un chelo de esa forma, nunca creí que fuera posible. “ Until It Sleeps”, la majestuosa “ Orion, Escape, Battery y Seek and Destroy” le daban fin al segundo acto. Pero aún no estábamos exhaustos, el aguante duraba más.

“¡Una más!, ¡una más!, ¡una más!”. Aún podíamos dar más, estábamos seguros de eso.

El último acto comenzó de imprevisto, era un encore clásico, sin llamados ni tiempo de prepararnos. Mientras el chelo de Mikko Sirén, empezaba sus tonadas, los cuatro se valían de la voz del público como una extensión de su presentación para así corear un precioso “Nothing Else Matters” , al final éramos uno y fue justamente “One” la canción perfecta para cerrar el telón de un show único, con un público enteramente eufórico y con un Apocalyptica satisfecho, tanto que prometió volver el próximo año. Así se vivimos el show en Bogotá:

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Foto por Pablo David G.

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