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Música

Califica Tus Discos: Gepe ordena sus álbumes del peor al mejor

Nos sentamos con el chileno a diseccionar cada uno de sus trabajos y ordenarlos del menos favorito a la joya de la corona.

Foto por Daniel Patlán

Sin duda Gepe es actualmente una de las figuras más importantes no solo del pop chileno, sino de la música latinoamericana. Un personaje que, como muchos, juega con la catarsis como proceso creativo. El resultado de esto han sido, hasta el momento, cinco discos de estudio que se han cocinado entre la ansiedad, la necesidad de contar y, tal vez, el afán por dejar obra para la posteridad. El cronómetro de su carrera se inició hace diez años con la publicación de su álbum debut Gepinto, y desde entonces el chileno, en quien reposa un vicio constante por mejorar su obra, ha venido trabajando sin pausa y de manera autocrítica en su música. Una que pinta paisajes de todos los colores y todos los géneros, que crea historias, que siembra constantemente para más adelante recoger la cosecha, logrando cada vez presentarse de manera diferente, con un afán distinto, con unas ideas que tienen las ansias de darle la vuelta al mundo para luego ser minusiosamente analizadas, ser olvidadas y así crear algo nuevo desde ceros porque, según él, todos sus discos "siempre son el primer disco de una sensación distinta".

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Nos sentamos con el chileno para analizar cada uno de sus cinco trabajos y ponerlo en la difícil tarea de ordenarlos del "peor" o menos favorito, al "mejor" o la joya de la corona. Empecemos.

Audiovisión (2010)

En el caso de Audiovisión me pasa que probablemente fue un momento de inflexión o difícil por muchas cosas: porque no quería hacer lo estaba haciendo antes, quería hacer algo distinto pero no sabía qué, y al mismo tiempo me estaba contradiciendo. Como que la contradicción llegó a un punto en donde el concepto, o la frase "¿qué hacer?", era una frase demasiado grande porque tenía muchas ideas y muchas canciones distintas —unas que iban para allá, otras pa acá. Y lo que hice en ese disco —además de que nos costó mucho producirlo, porque nos demoramos dos años en hacerlo— fue que cada canción fuese lo mejor posible.

Fue un momento muy confuso para mí, en lo personal, y en todo tipo de cosas. Muchas canciones las grabé super resfriado y era un resfriado que no se me quitaba. Estaba cambiando de casa, y claro, fue un momento al que le tengo cariño porque aprendí muchas cosas, pero a la vez me genera una emoción encontrada. Me gusta un 50% y un 50% me desagrada por todo lo que conlleva. Muchas canciones fueron hechas en momentos súper distintos, arregladas en momentos distintos. A ese disco como que le tengo el ceño fruncido.

Hungría (2007)

Es un disco en el que estaba perdidísimo, como que realmente en ese momento no sabía qué mierda hacer. Lo primero que sabía era que no quería hacer lo del anterior, quería separarme. Yo diría que tengo en un 30% una emoción negativa respecto a ese disco, por la sensación de "Ay, no quiero que me hablen más, que folk y todo eso"; y un 70% donde me gustaba sentir esa libertad por primera vez. Era como: "le voy a decir a las personas que la música que me gusta realmente o que yo quiero hacer, es la que se contradice, es la que se renueva constantemente, la que reniega del pasado sobre todo". Y yo creo que ese item lo logré —o sea, creo que es un disco que se contradice con el anterior absolutamente y estuve muy cerca de dejar por fuera un montón de canciones.

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Tiene esa pérdida de conciencia del anterior, la sensación de Gepinto la perdí. En ese tiempo me acuerdo que escuchaba tanto Pet Shop Boys, Sade, música más electrónica, más pop… cosas más sintéticas, y como que mi música seguía teniendo esa cosa hermética, sobre todo en las letras. Entonces musicalmente giró hacia algo más sintético, más inorgánico. Yo creo que es el disco más experimental que he hecho, y es muy delgadito aparte. Tiene muy poca música, me llama la atención ese disco escuchándolo ahora.

GP (2012)

Es un disco que me encantó, pero creo que lo hice demasiado rápido. Como que se me esfumó. Si bien siento que es el álbum que abrió realmente el espacio para que otra gente me escuchara, y eso sí le agradezco a ese disco, siento que ahí estaba demasiado eufórico, demasiado arriba de la pelota. Hay canciones que podría haber trabajado un poco más. Estaba entendiendo una manera nueva de hacer música. A partir de "Por la ventana", dije “tengo que hacer canciones así, sencillas, porque yo lo paso mejor y la gente me entiende mejor", y me obsesioné con eso. Ese disco tiene mucho que ver con que me entiendan, y con una obsesión también por lo latinoamericano muy fuerte. Fue decir "qué voy a estar hueviando haciendo rock si no me sale".

Estilo Libre (2015)

Siento que es como un primer disco de nuevo. Estaba muy nervioso al hacerlo, muy como "Chucha, ¿qué van a pensar ahora que estoy con esto?". Toqué en Viña, la gente me sigue, la gente me critica, la gente me odia, la gente me ama, como que tenía muy presente a la gente, para bien y para mal. Por lo tanto, claro, lo pasé mal un poco conmigo mismo. Yo soy muy autocrítico, soy un 60% negativo con todo lo que hago y probablemente más. Tengo mucha valentía para hacer cosas, por ejemplo, para hacer discos, grabarlos, pero después digo "Chucha, no pero, ¿por qué hice eso?". Para ese disco estaba como con una parte muy negativa, sobre todo en la parte exterior, pero una parte muy positiva dentro de mí, como "soy libre", una cosa así: "Soy libre, puedo hacer lo que quiera”. Hay un lenguaje Gepe y eso es lo que me interesa; más allá de las canciones, es algo que siempre había querido. Pensaba como "Huevón, haz un disco realmente que tenga que ver con lo que a ti de verdad te gusta". Tiene que ver mucho con lo que yo escuchaba cuando chico, esa era la búsqueda: "¿Pa qué voy a hacer un disco correcto? Tengo que hacer un disco que me guste, un disco que salga de las entrañas.”

Gepinto (2006)

Es mi favorito, porque es un disco que más allá de las canciones —que no las escucho hace mucho tiempo— siento que tienen una claridad y una cosa pristina, súper clara. Cuando yo escucho esas canciones digo que me da un poco de pena y al mismo tiempo alegría, en parte por esa sensación de que nunca voy a hacer eso. Nunca más, lo perdí. Siempre lo que hago lo pierdo. Es una sensación súper clara con lo que hago, con los discos, como que ya no puedo hacer ni un Estilo Libre, ni un GP, ni un Audiovisión, ni un Hungría, qué se yo. Siempre grabo en momentos distintos, eso para mí son los discos: cuando tengo un concepto nuevo que grabar, cuando tengo una manera de mostrar las canciones. Por lo tanto, cuando me rayé con lo andino y con la cosa más tiranezca, o más de orquesta y eso, hice el GP; cuando quería grabar realmente algo latino hice el Estilo Libre; cuando quería grabar simplemente, grabé el Gepinto. Eso fue. Esa sensación tan clara que nunca voy a volver a tener; la admiro y la veo con nostalgia. Por eso es que es mi disco número uno, es un disco que nunca voy a volver a tener.