Artículo publicado por VICE México.Para algunas personas es molesto recibir llamadas de agentes de ventas telefónicos. No obstante, lo que pocos pensamos es que para quienes laboran en un call center esto también podría ser un infierno. Ese es su trabajo y tienen que cumplir con metas muy específicas para conservarlo.Por eso buscamos a algunas personas que tienen o tuvieron este tipo de empleos y les preguntamos cómo vivieron la experiencia, qué cosas sí y no les gustaban, si lo volverían a hacer o qué recomendarían a sus amigos que se animan a intentarlo.
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Carlos, 32 años
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Lo que vendíamos eran tarjetas de crédito, pero una que nunca vi que circulara en México. Quizá no pego. Pasando la semana del entrenamiento me toco tomar el teléfono y, en pocas palabras, toda la gente estaba en su pedo y no quería ser interrumpido/molestado por un vendedor.Duré dos semanas y sólo vendí tres tarjetas. Estaba de hueva la encargada gritándote que por qué no vendías. Yo sólo le respondía que la gente no quería nada. Después de eso salí de la empresa.Lo único interesante de esta experiencia fue que un compañero del trabajo me pasó un truco para que tus llamadas del celular fueran gratis. Sólo eso.
Adán, 28 años
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Lo rescatable era, de nuevo, que por ser del ‘french team’ me daban un gran bono, vales de despensa y restaurantes. La cara de mi jefe cuando renuncié fue una delicia. Intentó convencerme de quedarme por todos los medios, con nuevos horarios y demás. Cada vez que le decía no, una dulce miel recorría mi boca.
Andrea, 27 años
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No me gustaba el horario. Quería uno en la mañana y no eran flexibles. Detestaba las groserías de algunos gringos. Personalmente, a mí no me fue tan mal. Había unos gruñones, pero en medio de todo resultaba entendible porque les incumplían la cita de servicio técnico. Pero había otros histéricos que me gritaban, uno hasta me dijo “you are a bitch”. A muchos de mis compañeros los trataban mal por ser “tercer mundistas”.Todo se volvió monótono. Después de un tiempo las llamadas empezaron a sonar igual. Ya no aprendes nada nuevo, la novedad está en el cliente chistoso, amable y hasta grosero.
Brian, 28 años
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Además, me pagaban súper bien, me daban dinero para los taxis hacia mi casa, tenía dos días libres en la semana. Lo único que no me gustaba era que, si tenías ganas de ir al baño, o de comer con calma, simplemente no podías. Te cronometraban cada segundo que no estabas haciendo llamadas. Si te tardabas un poco más de lo permitido, te descontaban de tu salario o te castigaban de cualquier otra forma.
Joss, 26 años
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La verdad yo nunca le encontré desventajas a ese empleo. No me hacían trabajar en fines de semana, daban bonos, el ambiente era bueno. Creo que caí en blandito. Me enteré de lugares donde las condiciones eran muy malas.
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