Aún teniendo sólo un polvo al mes, tendremos sexo más de mil veces en la vida.Basándonos en esto, ¿A quién hay que pedirle de rodillas para que por lo menos la mitad de esos polvos sea una delicia? La solución puede ser, o no, este sencillo decálogo futbolístico para los buenos polvos, todo depende de cada lector.La definición de un buen polvo es el que nos da enorme placer. Es el que de principio a fin nos permite conectar con nuestra pareja. El buen polvo, para que se entienda mejor, es como un partidazo de fútbol, de esos que últimamente nos hace falta ver cuando vemos a nuestra selección. Para que sea un partido apoteósico se tiene que notar que ambos juegan, tocan el balón, se complementan, tienen cambios de ritmo, transmiten emoción y ofrecen goles que hacen estallar de adrenalina a los jugadores.
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Y el fútbol, como el sexo, y como la vida, tiene unas reglas que hay que conocer.
Calentamiento
Estiramiento
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La llegada al área por parte los jugadores se da cuando hay una mezcla preciosa de energía, potencia, intensidad, una buena lubricación y cambios de ángulo en su penetración.También estiramos las manos para tocarnos, aprendiendo a acariciar a nuestra pareja con la velocidad adecuada. Y saber esto no es un misterio. Basta con preguntar: ¿Te gusta que te toque así? Y obtener una respuesta positiva ya sea con palabras, jadeos o gemidos.Y estiramos los brazos para quitar la ropa. Ojo, más allá del juego, a nadie le gusta que le rompan la ropa al empezar un polvo. Una vez desnudos, el buen jugador sabe que hay que jugar con la piel desnuda de nuestra pareja, para que se sienta la única persona viva en la tierra.Después de acariciar, besar y saborear a la pareja, los órganos ya están preparados, húmedos, flexibles y endurecidos para saltar a la cancha y darle vida al balón. En esta fase es muy importante no precipitarse y planear las jugadas, ser estratégicos. El cuerpo de todos está caliente, y empiezan a apreciarse las primeras gotas de sudor. Los delanteros jugarán con la lengua y los dedos ya están ansiosos de meterle todas sus ganas. La mejor forma para conseguir diferentes ángulos de disparo es probando diferentes posturas entre los jugadores.El polvazo se empieza a dar cuando se juega a tope con todos los jugadores, y cada estrategia en el campo se ejecuta. Es bueno conocerlos y darles una oportunidad. Aquí se juega con los dedos, la espalda, la lengua, las piernas, los brazos, el pelo, el pene, la vagina, las tetas, los ojos, la nariz y por supuesto la boca, un jugador con mucho potencial, capaz de crear las jugadas de mayor riesgo y el responsable de más de la mitad de los goles en el área de las mujeres. Si se usa mucho con barba puede raspar y terminarse el partido. Resulta infalible la combinación cuando la boca juega y le hace pase al dedo en la portería.
Salto al campo de juego
Joga Bonito
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Ningún jugador debe adelantarse más de lo que es debido. Es importante conocer el ritmo y su posición en el partido para que no lo saquen por estar fuera de juego. ¡No se atraviese! Respete, juegue limpio y tenga claro que el fair play siempre lo llevará a su objetivo.La mejor forma de lograr un partidazo se logra demostrando el deseo por jugar. Dispare al área cuando vea la ocasión, disfrute, sienta y reparta pases por igual, juegue en todas las posiciones y recorra el balón por todo el campo hasta llegar a la meta.Marcar gol es un momento ideal para los jugadores. Algunas veces los goles se anulan después de que los jugadores los cantan y se quedan en un intento frustrado.El gol es el producto de un pase perfecto y de aprovechar la oportunidad de oro. Marcarlo con los dedos, con la boca o con los genitales es opcional. Marcar muchos goles depende de los jugadores y de las ocasiones que tengan de conseguirlo. Hay polvazos que dejan marcadores 5-0 aunque la gran mayoría deja un empate a un gol que se grita por todo lo alto. Algunos jugadores, si no han metido gol, terminan sacando su mano para coger el balón y marcarse un autogol. El autogol puede ser excitante algunas veces pero nunca será tan placentero como el gol.Celebrar el gol es tarea de cada uno de los jugadores. La felicidad aumenta, el rubor sexual cambia el color de algunos jugadores, la adrenalina trepa por las nubes y las hormonas reverberan por toda la cancha.Cuando el encuentro termina uno quiere más. Acá nadie se arrepiente de haber jugado un partidazo que pase a pase desearía volver a vivir.