El Celedón metalero

​Al escuchar el apellido Celedón es inevitable pensar en vallenato. No solo gracias a Jorge Celedón, quien actualmente es un eminencia del género, sino también a personajes como Isaías, compositor de este género, y Daniel Celedón, también compositor, interprete y maestro. Ambos personajes fundamentales para el vallenato. Pero toda familia tiene un integrante mordido por ese bicho demoniaco y oscuro que acelera la sangre y hace que el cuerpo pida velocidad y distorsión. En la familia Celedón, ese bichito del metal picó a Juan Carlos, hijo de Daniel y primo hermano de Jorge Celedón. Además de todo, es pariente de Alex Oquendo, ya que el inmortal vocalista de Masacre es primo del esposo de una de sus tías.

Talentosa esa familia ¿no?

Igual que muchos de los miembros de su estirpe, Juan Carlos es músico, solo que su voz y su guitarra están del lado de los infiernos y no de las sabanas de la costa. Desde muy pequeño empezó a escuchar rock. A su padre también le gustaba el rockcito  y alternaba las parrandas vallenatas con su banda de covers de los Beatles. Pero Juan Carlos remplazó los acordeones y los ¡Ay hombre! Por los gritos guturales y la distorsión del death, el black y el heavy metal.

Mientras que en su casa resonaban las guacharacas y las cajas, Juan Carlos se la pasaba en los bares de la mala muerte de Barranquilla vestido de negro y boleando mecha con sus compadres metachos. A lo largo de su carrera ha estado en bandas de death, black y heavy metal. Se fue nueve años para Malaga, España, donde también estuvo metido en el ambiente metalero. Y actualmente vive en Barranquilla, donde toca en un grupo de heavy clásico de la ciudad llamado Tachuela y maneja un sello llamado Veterans Records. En este produce bandas, vende e intercambia discos.

También es coleccionista y, a pesar de que una vez le robaron todos sus discos, no ha dejado nunca esa pasión por acumular la hermosa pasta negra. Según cuenta tiene más de cinco mil de todo tipo. Desde todas las todas las ediciones del Deathcrush de Mayhem hasta una copia de Sheer Heart Attack de Queen, autografiada por Freddie Mercury.

El crecer rodeado de música lo convirtió en un melómano, y podemos decir que es un de los mejores ejemplos de por qué se dice que todo metalero tiene un sandunguero adentro. Ya que no tiene problema en cantarse una de Bathory, una de Maiden, una de Emiliano Zuleta o una ópera.

Llamamos a este Celedón para preguntarle cómo es ser un príncipe de la tinieblas en una dinastía llena de señores del acordeón.

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¿Cómo conociste el metal?

Empecé a escuchar música desde muy niño porque en la casa se escuchaba mucha, pero tenia un tío que me mostró el sonido del grunge y ahí empecé. También comencé a escuchar Radioactiva y a grabar casetes. Luego por mi lado empecé a buscar sonidos mas fuertes

¿Qué te decía tu familia?

Al principio, tal vez por desconocimiento o porque era muy niño, como que me querían orientar mejor. Me preguntaban qué tipo de música era, pero eso sí, nunca me la prohibieron. Aunque no les gustaba mucho que yo a los nueve años estuviera escuchando sonidos tan fuertes.

¿Nunca te dijeron que eso es música del Diablo o algo así?

No, no. Afortunadamente mi familia no es de ese tipo. Nosotros somos muy respetuosos de todos los cultos y no estamos para nada juzgando. Menos a un miembro de la familia.

¿Qué te decía tu padre? Tengo entendido que él también tocaba rock.

Cuando él era adolescente tocaba canciones de los Beatles y después se cambiaba el atuendo y tocaba vallenatos. Por eso sabía que a los jóvenes nos gustaba los sonidos distintos. Estaba muy feliz. De hecho él me comprobaba la música. En cada viaje que hacia me traía discos.

¿Recuerdas cuáles?

Recuerdo una vez que estuvo en Francia y yo acababa de descubrir una banda holandesa que se llama Asphyx. Me trajo el Crush The Cenotaph, junto con el Reek Of Putrefaction de Carcass.

Reek Of Putrefaction de Carcass tiene una de las portadas más podridas de la historia, ¿qué te dijo cuando te lo dio?

Nada, se reía. Él decía "están locos", pero nunca me criticaba.

¿Y tu le ponías la música? ¿Le decías: "Vea papi escuche este disco de Mayhem"?

No tampoco, jajaja. Ponía la música y me decía: "bájale un poco que estos locos están gritando más fuerte que nunca". Él me vacilaba, decía: "cantan como leones".

¿Cómo era ser metalero en Barranquilla durante los 90?

Te cuento que era mejor que ahora. Lo que pasa es que Barranquilla es una ciudad que, por estar en el Caribe y por el carnaval, la gente piensa que siempre es así. Pero es una ciudad grande y hay de todo. En los 90 había bandas, conciertos y movimiento. De hecho en mi colegio, el San Bartolomé de Barranquilla, teníamos un grupo grande y de allí salieron varias bandas y coleccionistas. A mí me gustaba mucho, era underground, era difícil conseguir el material, pero al mismo tiempo era muy apasionante.

¿Qué bandas había y qué géneros?

Yo creo que esta siempre ha sido una ciudad de death metal. En ese tiempo había una banda llamada Morgue que después se convirtieron en Abadon y ahora tocan black. Había varios fanzines de death metal como Hard metal magazine. Y habían bandas como Orión que era heavy y otra como Ácaros que tocaba un thrash groove metal muy interesante. El vocalista de ellos se suicido y siempre quedó la duda de hasta dónde hubieran llegado.

¿Qué es lo más duro de ser metalero en la costa?

Creo que no es algo solo de aquí. Siempre a uno lo tachan de satánico, de drogadicto y tal, pero es pura ignorancia de la gente.

¿El calor les daba muy duro?

Sí, claro que sí. Aún da muy duro. Si el metal está cerca del Infierno, tiene que hacerse en tierra caliente, no en el frío de Noruega. Además como la cosa era en locales precarios, el aire se dañaba o había más gente de lo debido y calor daba muy duro.

¿Tienes cariño por el vallenato?

Bueno, yo lo respeto mucho. No es que me compre un disco de Silvestre Dangond, pero lo respeto. Sobre todo el vallenato clásico. Además no puedo despreciar lo que me ha dado de comer toda la vida. Ahora, que se haya degenerado últimamente no lo puedo negar, y que haya grupos vallenatos que me merecen el olvido, tampoco lo puedo negar.

¿Crees que el vallenato tiene algo de metal?

Siempre he dicho que no es que el vallenato tenga algo de metal o viceversa. Sino que son músicas que tiene en común el venir de minorías étnicas, como eran las descendencias afro de los países americanos. Así como el metal viene del blues, el vallenato viene de los lamentos de esos campesinos afro. De esas personas de la Guajira que los dejó la mujer, que no tenían plata, que contaban sus historias igual que los bluseros. Ahí comparten, aunque muy lejanamente, esa pasión y ese desarrollo musical.

¿Cómo te la vas con tu primo Jorge?

Estupendamente. No creo que mucha gente lo sepa, pero Jorge también es rockero. Siempre compartimos gustos musicales. Él me mostró a mi un gran artista como Silvio Rodríguez y yo le mostré Iron Maiden. Y así íbamos compartiendo cosas. Jorge es como mi hermano, nos criamos juntos y creo que su vallenato tiene unas cosas melódicas que no sé si muchos grupos las tengan.

¿Recuerdas cómo le mostraste Maiden a tu primo?

Una vez estaba escuchando "Remember Tomorrow" del álbum Iron Maiden y él me dijo: ¡qué canción dame esa vaina ya! Y le grabé un casete con varias baladas de metal.

¿A lo largo de los años le has seguido pasando discos?

Pues tú sabes que con el internet la vaina ya no es como antes, pero como él es inquieto con la música imagino que seguirá buscando cosas. No sé que estará escuchando, a lo mejor Cannibal Corpse.

¿Crees que Jorge algún día le va a dar por meterle distorsión al acordeón?

Jajaja. No creo que lo haga, pero sería muy interesante un vallenato fusión metal-jazz. Ojalá se le diera.

Pero deberías sugerírselo.

Bueno quién sabe, de pronto le mete una voz gutural a un ¡ay hombre1.

¿Cuando se reúne la familia vas de negro o te pones la guayabera?

Si me levanto ese día con ganas de ponerme una camiseta de Mayhem me la pongo, pero si me levanto con ganas de ponerme un polito también me lo pongo. Yo soy un tipo muy versátil, esa etapa de andar todo de negro ya la pasé. Ahora voy por la calle y, como me dijo un amigo, parezco un testigo de Jehová. Todo depende del día y en verdad el clima también influye mucho. Jajaja.

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