Adiós Cornell

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Música

Adiós Cornell

Un homenaje a la memoria de uno de los músicos más influyentes de los 90.

Cómo describir y cómo despedir a ese ícono musical de la época del colegio, de la universidad, de la vida. Ese personaje que era parte de nuestra banda sonora noventera, de mi banda sonora, de mi CD player. Ese mismo que nos presentó canciones y videos oscuros como 'Spoonman' y 'Outshined', u otros como 'Burden in my Hand' o el clásico mainstream 'Black Hole Sun´, que más de uno se cantó a grito herido en un bar, en una fiesta de casa, o hasta en un remate. Pues sí, no es nada fácil hacer este cierre, porque ya no tendremos más Soundgarden, ya no habrá más Audioslave. Por lo menos no con este cantante. Y con cualquier otro sería un error.

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Chris Cornell nos dejó con 52 años de vida. Aparentemente no logró aguantar un segundo más en este planeta. La decisión perfecta para su cabeza en ese momento: morir ahorcado. Algo que pudo haber pasado mucho antes, o quizás, en unos cuantos años. Algo que nunca sabremos si se veía venir. Todo en él se veía aparentemente normal.

Recuerdo ver el video de 'Spoonman' en 1994. Esa canción y ese momento visual de 4 minutos, 26 segundos marcó mi gusto por Cornell y su banda. De ahí en adelante solo quedaba descubrir los demás tracks que traería ese álbum, el cual nunca imaginé que se convertiría en uno de los imprescindibles de mi vida. El Superunknown. Ese álbum oscuro, denso, fuerte. Ese álbum que tenía fotos en su cuadernillo como si hubiesen sido realizadas por un fotógrafo consumiendo ácidos. Había algo adictivo ahí, la música hablaba por sí sola. Había tristeza y ganas de irse al hoyo negro con cada una de las canciones que hacían parte de este disco, pero no todo era malo.

Escucharlas una y otra vez eran vitaminas para el alma, era recibir una cantidad de energía indescriptible con solo darle Play: 'Let me Drown' (Déjame ahogarme), 'Head Down' (Cabeza abajo), 'Like Suicide' (Como suicidio), o la oscura '4th of July' (4 de Julio), mostraban desde sus inicios que su tendencia no necesariamente era hablar y contar cosas realmente agradables sobre la vida. Cosas que habían pasado en su vida, como la muerte de Andrew Wood (uno de sus mejores amigos), cantante y líder de la ya desaparecida Mother Love Bone también de Seattle, a causa de una sobredosis de heroína unos pocos años atrás. Habían sido días, semanas y años llenos de neblina en aquella ciudad en el estado de Washington. Acá lo que importaba era estar bajoneado y escribir y cantar sobre eso. Eso era Cornell y lo que lo rodeaba.

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Dio su último show en Detroit la noche del miércoles 17 de mayo con su banda consentida, la que lo vio crecer, la que le dio popularidad. Tocaron canciones de algunos de sus discos como banda, curiosamente varias del Superunknown. De paso, por qué no, para hacerlo más histórico, se lanzaron un cover de Led Zeppelin - 'In my time of dying'- al final del show, que aparentemente aunque no tuviera una relación directa durante la noche, para los medios si la tuvo el día de su muerte: In my time of dying, I want nobody to mourn (En el momento de mi muerte, no quiero que nadie me llore) All I want for you to do is take my body home (Todo lo que quiero es que lleves mi cuerpo a casa).

¿Todo estaba planeado? Puede que sí, puede que no. Al igual que con Bowie en sus últimos días, nunca lo sabremos. Pero para una persona que luchó con sus problemas de depresión, uno que otro exceso y un alcoholismo declarado -del cual ya se encontraba alejado- todo podía ser válido, todo podía pasar. La historia cuenta que alguna vez en uno de esos episodios depresivos en su juventud, no salió de su casa por 1 año. Verdad o mentira, no nos consta del todo. Lo que sí creemos es que no tenía nada de raro que así hubiese sucedido. La vida podría finalizar en un abrir y cerrar de ojos. ¿Quién dice que es imposible no hacerlo? Solo necesitaba el triste valor para hacerlo.

En nuestro país por mucho tiempo nos acostumbramos a no poder ver en vivo esos músicos que tanto nos marcaron. Se fueron varios y no los vimos ni acá, ni allá. Cornell afortunadamente fue una de esas excepciones que por poco casi se escapa de la agenda musical. En diciembre de 2016 había sido elegido para ser uno de los artistas en el cierre del Festival Almax. Era uno de los grandes invitados, de los que siempre salen en los afiches bien arriba y en fuente tamaño XXL. No era para menos, se trataba de un show como los que estaba acostumbrado a hacer sin sus otras bandas. Un show íntimo acústico de solo 45 minutos mostrando su poder vocal y su destreza en la guitarra, tan solo con un músico adicional en tarima. Como era de esperarse, fue un show corto pero fenomenal.

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Mi tarea en su estadía era la siguiente: hacer que todo fluyera, que tuviera las cosas que necesitaba, que sus hombres de seguridad siempre estuviesen ahí con él, que nada le faltara, aunque realmente no necesitaba casi nada. Viajaba en un vuelo comercial con sus técnicos y su mano derecha, Martin, su jefe de seguridad. Sus exigencias, más bien pocas: Café, agua Evian y San Pellegrino, Coca-Cola, frutas, leche, paquetes de papas fritas de sabores, unos Kit Kat y unos M&M's. Lo único que realmente necesitaba: una buena conexión a Internet en la habitación de su hotel para poder hablar con sus hijos y poder conectar su Apple TV.

Durante su estadía Cornell me firmó uno de sus discos.

Desde que llegó a la capital colombiana un día antes del show no salió de su habitación, sino hasta el día siguiente. Igualmente después de su presentación. Solo lo vimos de nuevo para llevarlo al aeropuerto. Una persona muy tranquila para tratar. Alto, flaco, de pelo largo y ondulado. Más bien de pocas palabras. Un hombre al cual se le notaba el paso de los años (siendo tan joven) y como la vida ya le había pasado factura. Así lo conocí y así lo recordaré.

En este momento se celebra uno de los muchos homenajes que vendrán. Éste homenaje, uno muy sentido, es en la emisora KEXP de Seattle. La consentida de esa ciudad. La que en sus inicios y hasta el día de hoy sigue programando buenas bandas de grunge. Las fotos que ven a continuación fueron tomadas hace unos minutos por un amigo colombiano que coincidencialmente sin saber que esto pasaría, viajó hace dos días de vacaciones a ésta ciudad.

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No se sabe que es peor, si dar la noticia, o recibirla. Nuestros ídolos se están despidiendo rápidamente y a nosotros no nos queda más que recordarlos con su música y sus experiencias. Gracias Chris Cornell por tanta buena música, por tanto poder, por esa voz, por esa sencillez. Gracias hombre alto y flaco de Seattle.

  • 'The Day I Tried To Live' (El día que traté de vivir)
  • 'The Date I Tried To Leave' (La cita que traté de dejar o la fecha que traté dejar)

(2 versiones distintas de una misma canción del Superunknown, las cuales aparecen en la edición deluxe de este álbum, conmemorando los 20 años de haber salido al mercado en 2014)