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Música

Tocar en Londres quizá sea peor que hacerlo en México: Una charla con Exploded View

Una extensa charla con Hugo Quezada sobre la gira del cuarteto en Europa, los pormenores y vicisitudes de estar dos meses tocando sin parar.

Todas las fotos tomadas del Instagram de la banda

​"Es que no es de hule. En Londres está de la verga, quizá hasta sea peor que tocar aquí. Las condiciones son pésimas. Los lugares donde nos presentamos padecen condiciones igual de precarias que las que viven muchos foros en México". Hugo Quezada recuerda así su paso por la isla británica como parte de Exploded View​, el grupo que al lado de Annika Henderson​, Martin Thulin​ y Amon Melgarejo completa, un combo de músicos que hizo maletas para protagonizar una gira que a lo largo de más de dos meses pisó diversos países europeos acompañado de una carta de presentación: el disco​ que el cuarteto grabó en la casa de Quezada y que el sello Sacred Bones prensó para ganarse varias estrellas en unos cuantos prestigiosos sitios de música.

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"¿Hay que ponerle una etiqueta? Que sea la de Art Rock", sostiene Hugo cuando se le pregunta cómo calificar el perfil sonoro de Exploded View: "Lo que hacemos ni siquiera son canciones, sino un conjunto de ideas que, obvio posee tintes de muchos grupos que nos laten, como Can, Wire o Add N to (X); no hacemos minimal wave ni punk. En realidad, la nuestra es una especie de guácara producto de un ping pong de ideas muy primitivas". Y así como el también productor tiene la mira clara en lo que le gusta, lo mismo le ocurre cuando de hablar de lo que no quiere ser se trata: "Ojalá que no", advierte ante la interrogante de si el suyo es un grupo de rock mexicano, pese a que Exploded View nació en México y la mitad de sus integrantes posee acta de nacimiento azteca. "Bueno, si nos ubicamos geográficamente sí somos un grupo de rock mexicano porque el disco lo grabamos en mi casa y sí, somos dos mexicanos en la banda. Pero ojalá que no pase de ahí", remata el de la barba tupida antes de contar cómo vivió una gira que, como él mismo insiste en abordar, le hizo cerciorarse de que la piel del rock es mucho más dura y áspera de lo que creía. Vaya, que de hule no es.

Noisey: ¿Cómo arrancó el plan de hacer una gira por Europa con Exploded View?
Hugo Quezada: Cuando haces un release como el que logramos, con una disquera como Sacred Bones, pues es algo normal;  o sea, si sacas un disco hay que toureralo. Annika ya tiene un background al respecto, tanto en el gabacho como en Europa, así que gracias a ella un chavillo en Alemania nos hizo una propuesta chida, nos dijo que podíamos sacar tanta lana haciendo tantos toquines, que qué onda. Y ya, le dijimos que va, así, súper fácil. En cuatro días se consiguieron sesenta fechas a lo largo de dos meses y medio, ya con toda la carretera trazada. Todo fue extremadamente rápido y fácil. Contactamos al tour manager y nos hicimos de una camioneta y de los instrumentos, porque el sonido de Exploded View es muy específico, entonces tuvimos que conseguir equipo de nuestro gusto y, sin que importara si tocábamos en un lugar pequeño en un gran festival, siempre tuvimos que montar y desmontar nuestro backline, además de viajar con él a todas partes.

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Así que iban apretados en esa camioneta.Sí. Cargábamos con cuatro amplificadores, batería, varios sintes, atriles, convertidores de corriente… todo. Y sin staff que nos ayudara a subir y bajar todo. El chofer nos hacía el paro a veces. Estuvo cabrón.

¿En cuántos países tocaron?
Suecia, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Suiza, Dinamarca… Bueno, creo que sólo nos faltó ir a Italia y a España. Hicimos la chamba que se hace en un par de años en poco más de dos meses, dando conciertos pegados, uno tras otro. Tocábamos casi diario. Lunes, martes, miércoles y jueves, tocando; el viernes lo ocupábamos para viajar y el sábado a darle de nuevo. ¿Días completos para descansar? Tuvimos dos solamente en casi tres meses. Martin ya había ido como hace diez años a Europa a tocar y Annika igualmente, pues vive en Berlín e hizo ya dos giras chonchas. Para Amon y para mí fue la primera vez que vivimos algo así. Aparte, yo tengo el sueño muy delicado, y Amon ronca como rinoceronte. No tuve tiempo ni para el jet lag. Mamón: cuatro días no dormí nada, estaba en zombie mode, ni sabía bien qué estaba haciendo cuando yo en México, a lo mucho, me había echado tres toquines en un fin de semana. No es de hule, ahora lo sé, antes pensaba que era así. Ni siquiera conocimos los países que visitábamos; el día a día era así: gasolinera, soundcheck, tocar y al final volver a manejar para luego empezar de nuevo. Una y otra vez.

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A photo posted by Exploded View (@explodedviewband) on Aug 23, 2016 at 8:37am PDT

El rock and roll como rutina.
Fue divertido hacer todo eso. Estuvo cagado y raro. Significó tomar esto así, como una chamba, porque era hacer algo parecido todas las noches. Claro, hubo toquines muy chidos, otros malos y unos más regulares, pero finalmente estábamos como en una oficina móvil, trabajando diario. Porque por más que tú busques una comunicación profunda con el público, por más que te esfuerces por hacer de tus canciones un mantra, a veces eso no pasa y terminas tocando mecánicamente. Y yo se los dije a los demás en la banda: ya no soy un chavillo. O sea, me gustó la experiencia, estuvo padre; pero si esto no crece, yo ya no podría seguirle. Sería capaz de hacer esto dos veces al año, pero viendo de antemano un crecimiento exponencial como banda.

¿A qué clase de crecimiento te refieres?
A muchos les da miedo aceptar que quieren que haya más varo y tocar ante más gente. Y bueno, yo creo que eso es algo que en este momento sería difícil encontrar con Exploded View. A lo que me refiero es a otra cosa: quiero que crezcamos como banda a nivel musical sin dejar de atender detalles a nivel práctico. Yo no me aventaría a hacer esto que hicimos de nueva cuenta sin que hubiera staff o un ingeniero de audio ayudándonos. Porque hicimos un gran esfuerzo con tal de llegar hasta allá, la sufrimos porque tocamos bajo condiciones precarias y eso no debe volver a suceder. Uno debe mejorar. ​

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¿Ante cuáles adversidades tuvieron que enfrentarse?
La historia es muy larga, pero terminamos cambiando de camioneta cinco veces. Imagínate. Porque la primera de plano explotó en un puente, a cinco horas del festival hacia al cual nos dirigíamos, en una provincia francesa. En esa camioneta íbamos Amon y yo, Annika y Martin nos esperaban en otra parte. No teníamos varo y a mí me estaba dando insolación. Tengo 37 años. Soy una persona que no sale de casa, súper ermitaña. Pero de pronto estaba en medio de la carretera, preguntándome qué chingados estaba haciendo ahí. Quizá la cosa no era tan seria como yo la viví, pero para mí, en ese momento, sí estaba cabrón. Los demás lo tomaban todo más a la ligera, como Annika, quien tiene mucha más experiencia y sabe bien cómo actuar en determinados momentos pues le han pasado cosas mucho peores en otras giras. Para ella, lo que nos ocurrió no fue nada. A mí me pasó que terminé haciendo un balance, pensando si de verdad tenía sentido seguir adelante. Yo vivo completamente de la música. Exijo y me exijo mucho, tengo una visión muy romántica de la música y me cuesta entender que haya que pagar la renta y hacer cosas que no me gustan (como usar plug ins en la compu), pero también entiendo que todo eso que detesto tengo que hacerlo. No hay de otra.

Estás arruinando hartos sueños húmedos. Muchos creerían que irte de gira a Europa en garantía de diversión. Mucho alcohol, drogas, sexo, conciertos, carretera y resacas fantásticas.
Es que no es de hule. En Londres está de la verga, quizá hasta sea peor que tocar aquí, en México. Las condiciones son pésimas. Los lugares donde nos presentamos padecen condiciones igual de precarias que las que viven muchos foros en México. Y respecto al público pasa lo mismo, la gente se para frente a ti, pero le vale madre qué estés tocando, se la pasa platicando. Es muy parecido a lo que ocurre aquí, de verdad. Por supuesto, hay quienes pagan por verte porque tienen curiosidad de conocer bandas nuevas; pero en otros países fue así, en Londres no nos pasó.

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Quizá en Londres ustedes no lucían lo suficientemente exóticos, les faltó verse y escucharse más mexicanos para ganarse aplausos.
Amon y yo nos veíamos suficientemente exóticos allá, ¿no crees? A mí varias veces me gritaron que dónde había dejado mi burka.

A photo posted by Exploded View (@explodedviewband) on Aug 25, 2016 at 11:29am PDT

Y, ¿aún se venden discos por allá?
Hubo una bronca con nuestro viniles, no llegaron los discos que esperábamos, no a tiempo. Lo lograron unas ochenta copias, ya como a la mitad de la gira, y las vendimos en dos días. Pero esto no nos hace especiales, eso mismo les pasa a casi todas las bandas allá. Convivimos con muchos grupos en el tour, topamos a bastantes músicos que viven de eso, de vender discos y demás mercancía. Si nosotros hubiéramos llevado quinientas copias, seguramente nos las habríamos acabado todas. Vender discos allá sí es un bisne.​

Más allá de los tropezones propios de vivir un periplo de tales dimensiones, debiste experimentar grandes momentos en el viaje.  
Poco después de que se jodió la camioneta, dimos un toquín en Estrasburgo, en una galería súper pequeña donde entraron como doscientas personas. Ahí se me quitaron todos los dolores y sudé como veinte kilos. La comunión que vivimos con la gente fue chingona. Sin ser un grupo punk fue una sensación muy punk la que yo viví. Algo increíble, la neta. Además, vi a bandas muy chingonas a lo largo del viaje. Unos chavillos de veinte años que de plano me volaron la cabeza en Holanda, era su segundo toquín y ni siquiera tenían nombre; gente que no sigue ningún tren, que no tiene ni para cuándo grabar un disco y que están buscando su propio lenguaje. Eso, nada más.  Además, conocí a Dean Honer, una especie de Tony Visconti- Joe Meekezco que jamás pide reflector; acabábamos de tocar en Gales y al bajarnos del escenario vi cómo subían a éste órganos de los cuarenta y un chingo de guitarras bien raras; seguía Dean. Finalmente platiqué con él. Desde entonces seguimos en contacto.

A photo posted by Exploded View (@explodedviewband) on Aug 25, 2016 at 11:19am PDT

Es una historia excepcional la tuya, Hugo. Te has ido de gira a Europa para chocar la mano de algún ídolo tuyo, siempre haciendo lo que te gusta tal como te gusta; además, el disco que acabas de producir con Exploded View se ha ganado palmas en sitios como Pitchfork. Nada mal para alguien que no quiere engrosar las filas del rock mexicano.   
Dejé de tocar con Robota hace mucho tiempo y aunque con Exploded View toco más seguido (además de hacerlo ocasionalmente con Aarón Bautista, Los Esquizitos y El Shirota), sigo sintiéndome oxidado y un poco desilusionado de todo este pedo. Pienso que si fuera un punk adolescente, pues va, sin pedo me subiría a una troca para irme de gira, sin pensar demasiado en detalles mamones, pero ya no puedo hacer eso. Y es normal, a mi edad he conocido generaciones enteras de bandas que nacen y desaparecen. De cualquier manera, los planes con Exploded View son tener otro disco listo para el próximo verano y salir de gira otra vez por Europa. Hablando del álbum que lanzamos, éste no es una colección de canciones, sino de ideas musicales. Se trata de un trabajo donde no pretendimos hacernos los raros, aunque Martin y yo sabíamos que esa podría ser la impresión de mucha gente. Sólo nos juntamos cuatro personas a jammear, a jugar. Pero medios como Pitchfork han reseñado el álbum y la neta me da risa lo que escriben; me sorprende que a la gente le guste nuestro disco porque lo hicimos en mi casa, a la segunda vez que Martin, Annika, Amon y yo nos encontramos, sin mayores búsquedas. Con Exploded View he hecho a un lado pretensiones de todo tipo porque así soy yo. Finalmente no le debo un favor a nadie. Nunca me he ido a meter piedra con alguien para tocar en tal festival. Después de todos estos años, mi chamba es la que habla por mí.