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Música

El riesgo es que no quieras volver: Bandas que tuvieron líos en Colombia

Falta de papeleo, errores de logística y hasta monedazos en la cara. Estos conciertos se fueron a la mierda.

Uno cree que las decepciones amorosas son el fin del mundo hasta que empieza a conocer las verdaderas desgracias de esta vida, ejemplo, que cancelen el toque en el que por fin ibas a ver en vivo a tu artista favorito. O peor aún, que lo hagan venir hasta acá y que, por culpa de la logística, no se pueda presentar. Te da ganas de irle a pedir perdón personalmente.

A cualquiera que disfrute de la creciente llegada de grandes conciertos internacionales a Colombia se le ha atravesado por la mente esa maldita pesadilla en algún momento. Los conciertos tienen problemas en todos lados, pero si la cagada es lo suficientemente notoria puede llegar a dejar marca, como aquel memorable fin de semana de descontrol de los Guns N' Roses en la capital durante noviembre de 1992.

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A pesar de eso, el negocio de los espectáculos es eso, un negocio. Hay días que las cosas salen redondas para todos y otros donde no tanto, por lo cual siempre está abierta la puerta para las decepciones y las promesas incumplidas. A veces ni el amor de los mismos fans es capaz de compensar los imperdonables enredos burocráticos,  los pedos logísticos, o incluso de un par de desadaptados que, se hacen llamar fans, pero la cagan bien duro en nombre de todos.

Estos son algunos de los casos más memorables en los que grandes artistas o festivales extranjeros quedaron bien embalados por querer presentarse en nuestro país.

La tutela que jodió la presentación de Eros Ramazzotti y los conciertos en el Campín

Corría el año 1994 y el empresario de espectáculos Julio Correal quería superar el inesperado desastre de la presentación de los Guns N' Roses en Bogotá que lo había dejado en la quiebra.

Para lograrlo, invirtió unos 200 mil dólares para traer a Eros Ramazzotti, el reconocido  cantautor italiano de pop y baladas que se iba a presentar en el estadio El Campín el 16 de abril  de ese año. La boletería se vendió en una semana y el italiano iba a tocar junto a la banda española La Unión. Los organizadores esperaban una asistencia de 42 mil personas.

El gran aguafiestas de esta ocasión fue el abogado Hugo Angarita, que interpuso una tutela ante el Tribunal Superior de Bogotá un par de días antes, alegando que la gramilla del Campín y el lugar en general corrían riesgo. Esto teniendo en cuenta los antecedentes de tan solo dos años atrás  en el concierto de Guns N' Roses.

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A pesar de la incertidumbre y los rumores de que se cancelaría, los preparativos siguieron en marcha esa semana. La controversial tutela fue fallada ese viernes, día del concierto, a las cuatro de la tarde. Una media hora después a Correal le tocó frentear a un grupo de periodistas, en el estadio vacío, confirmando que el show se había venido abajo por la tutela.

Los organizadores tuvieron que devolver el recaudo de la boletería y además perder el anticipo de miles de dólares que cobró Ramazzotti. Sin embargo, el italiano se compadeció de la situación y se presentó el 30 de abril (dos semanas después) en el Club de Empleados Oficiales en Bogotá, en medio de un diluvio que casi colapsa la tarima. Aún así, fue el inicio de la polémica que, en este país congelado, sigue hasta hoy: ¿Deberían prestar los escenarios deportivos para conciertos?

La pésima logística que se tiró el concierto de Cypress Hill

El 22 de noviembre de 2013 fue un día desastroso para el hip hop nacional y sus aficionados, por culpa de un toque que no podríamos describir con otra palabra distinta a infame. Un grupo de la talla de Cypress Hill iba a presentarse en el Castillo Marroquín, a las afueras de Bogotá, con un cartel que fue añadiendo artistas nacionales entre los que figuraban Aerophon Crew, Clan Hueso Duro, DJ Cas, La Etnnia, Flaco Flow & Melanina y Ali Aka Mind.

Lo que al principio pareció buena idea se fue a la mierda por la pésima y ampliamente criticada organización del toque, a manos de un colectivo denominado A.M.O.R.. La calidad del sonido y las fallas eléctricas fueron la cagada, en una jornada donde recortes de tiempo inesperados a los artistas locales y mucha improvisación fueron dando a los asistentes motivos de sobra para estallar el castillo con chiflidos.

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Pero la peor parte no había llegado aún. Sería durante el show de Cypress Hill cuando todo tocó fondo, a pesar de la gran actitud de los raperos por sacar el concierto adelante. No habían transcurrido ni 15 minutos cuando las voces de los MCs se ahogaron completamente por los micrófonos. Y, además, el escenario se quedó sin luz de repente.

Los raperos no se rindieron y salieron a terminar lo que era su primer show en el país, a pesar que cada minuto de apagón se había encargado de subir el empute de la gente. Toda una falta de respeto que pasará a la historia por tratarse de aquella noche en que el púbico tuvo que ver a un grupo del calibre de Cypress Hill tratando de sacar adelante el toque bajo un bombillo, sin luces, sin pantallas y sin visuales.

Esa misma semana el grupo también se iba a presentar en Medellín, pero a través de sus redes sociales dejaron en claro que no querían olvidar lo que pasó esa noche y prometieron volver para un concierto de verdad, lo que finalmente se cumplió cuando se anunciaron como headliners del Festival Jamming del 2015.

Dos ambiciosos festivales de electrónica que se fueron a la mierda por papeleo

Para los que gustan de la electrónica siempre será duro pensar en lo que sucedió con Creamfields y el Rolo Fest. El primero es un reconocido festival celebrado anualmente cada mes de agosto en Liverpool (Reino Unido) desde 1998, pero que se ha llevado a otros rincones del mundo con éxito.

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A nivel latinoamericano este había logrado traer su franquicia a Perú, Chile, Brasil, México, Argentina y Uruguay desde principios de los 2000. A Colombia iba a llegar por primera vez en el 2011 con un cartel encabezado principalmente por artistas de EDM: David Guetta, Afrojack y Laidback Luke.

La fecha estaba fijada, 18 de noviembre 2011, y el sitio iba a ser el Gran Salón Corferias. Unos días antes del festival se anunció que sería trasladado a la bodega Bavaria de la carrera 30 con calle  22. A principios de mes ese lugar había hospedado la edición del Festival SOMA de ese año, el 3 de noviembre, sin ningún inconveniente.

Llegó el día para el debut de Creamfields, los headliners habían llegado a la capital y la gente ya empezaba a hacer fila en las afueras de la bodega aceitando la fiesta. Pero empezó a correr el rumor entre boca y boca, por el personal de logística, que el evento sería cancelado en cuestión de horas por problemas de papeleo. La Policía y un par de tanquetas del ESMAD empezaron a reforzar la zona con cautela y  alrededor de las cuatro de la tarde los medios del país ya habían confirmado que la Secretaría de Gobierno de Bogotá negó el permiso para su realización.

David Guetta, Afrojack y Laidback Luke disculpándose por la cancelación.

La administración aseguró que el escenario no cumplía con los requisitos de seguridad para albergar el evento, por lo que no contaron con el aval del cuerpo de  Bomberos, el Fondo de Atención y Prevención de Emergencias (FOPAE) y la Policía. Los dos primeros habían emitido conceptos desfavorables para el sitio, a pesar del antecedente del recién realizado SOMA. Tampoco se había diligenciado los permisos del nuevo lugar con los 25 días de anticipación exigidos.

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A los integrantes de este headliner no les quedó de otra que prometer en sus redes un desquite. Pero además les tocó compartir el mismo trago amargo con otros personajes ilustres de la electrónica mundial: Juan Atkins y Kevin Saunderson, pioneros del Detroit techno, que iban a encabezar la tercera edición del Rolo Fest en el 2014.

Programado entre el 19 y 20 de septiembre, los organizadores registraron la llegada de ambas leyendas del techno a Bogotá mediante una foto en Facebook el día antes de su realización. Cuando cayó el viernes 19 lanzaron un comunicado, pocas horas antes de abrir puertas, señalando que la alcaldía local de Usaquén había rechazado la realización del evento por un presunto fraude en la documentación requerida. En ese comunicado el promotor señalaba a un tal Wilson Adana Cuadros como el responsable del fraude, pero todavía quedan muchas incógnitas alrededor de lo que realmente sucedió.

Para Iron Maiden, ¿la tercera fue la vencida?

El último concierto que dio Iron Maiden en el país fue para promocionar su disco 'The Final Frontier' durante la noche de domingo del 20 de marzo de 2011. Aquella ocasión la asistencia fue notoriamente más baja que sus otras dos presentaciones y la cifra rebasó por los pelos un estimado de 8 mil espectadores (comparado con los 50 mil de la primera vez y los 25 mil de la segunda). Algo que no podía pasar desapercibido porque todos fueron en el Simón Bolívar.

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La banda tocó un repertorio amplio, aunque para algunos fans no pudo transmitir la buena energía y ambiente de las otras ocasiones. Esto se vio en pequeños detalles, como aquella demostración de cariño en la que unos fanáticos hicieron una camiseta gigante del equipo de fútbol del cual el bajista Steve Harris es aficionado  (West Ham United), que no tuvo mayor impacto o reacción en ningún momento del toque.

Pero el momento clave de este papelón fue cuando tocaban "Fear of The Dark", en el encore del concierto. en lo que se suponía que era un momento de conexión con el público, un monedazo salvaje llegó hasta la cara del guitarrista Dave Murray. En ese momento la música no se interrumpió, pero la molestia del hombre era visible y ya se especulaban posibles represalias.

Fue el club de fans de la banda el que le hizo llegar a Murray una carta de disculpas firmada a nombre de 400 aficionados. El presidente del club de fans Blood Brothers Mauricio Durán, confirmó en ese entonces que el manager de la banda había aceptado las disculpas en nombre de Murray  y dijo que los Maiden aprecian mucho a sus fans en Colombia y saben que un 'asshole' (palabras textuales) no representa a sus seguidores en nuestro país.

Cuando obligaron a Cannibal Corpse a terminar su toque y luego les echaron la culpa

El 17 de agosto de 2007 Cannibal Corpse, una de las bandas más importantes para los adeptos al death metal, se presentó por segunda vez en Colombia en medio de una gira que lo llevó por el continente promocionando su álbum Kill. El toque se realizó en un pequeño sitio llamado Hangar Films,  donde varios inconvenientes terminaron mezclándose en un terrible desenlace de vandalismo y promotores embolatados.

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Unas 800 personas habían comprado su boleta y estaban disfrutando del concierto a pesar de que su bajista y fundador, Alex Webster, padecía una fuerte diarrea. Aunque como él mismo se lo afirmó a Rockombia años después, tenía toda la disposición de seguir con el show hasta el final.

De las 17 canciones que tenían pensado tocar ese día, los fans tuvieron que conformarse con diez, antes de que el concierto se detuviera inesperadamente. La multitud confundida coreaba a Webster y este trató de explicar en un flojo español que los promotores los estaban obligando a acabar el concierto por presión de la Policía. De todo estosolo se le entendía el 'estoy enfermo'.

Como se le entendía poco fue uno de los organizadores el que agarró el micrófono y "detrás de un amplificador", como lo recuenta Webster, atribuyó la cancelación del show exclusivamente a su estado de salud. En el momento en el que el organizador dio ese anuncio la gente que estaba adentro se alborotó y el vandalismo llegó hasta el concierto.

Webster siempre embaló a los promotores en sus declaraciones al respecto y estos, a través de un comunicado, aseguraron que mientras la banda tocaba, alrededor de unas 100 personas recurrieron al vandalismo en las afueras del sitio rompiendo vidrios de los carros e hiriendo a miembros del staff para lograr entrar.

Sin embargo, el mismo Webster sostuvo ante otros medios especializados como Blabbermouth que la exigencia directa fue de la Policía, que puso presión a los promotores para terminar el concierto en el momento en que crecieron los desmanes afuera. A pesar de eso, Webster no le guardó tanto 'raye' a la Policía como el que le tuvo a los organizadores, a quienes señala de haber tergiversado los motivos de la cancelación del toque.

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El comunicado de los promotores tenía varias inconsistencias. Sostenían que eran dos los miembros de la banda los que se encontraban intoxicados, cuando Webster ha dicho que él era el único enfermo al momento de tocar. También aseguraban que tras los actos vandálicos se habían robado equipos de la misma banda, algo que ningún miembro de CC confirmó o comentó en ninguna oportunidad.

La incómoda postal de Disturbed en su concierto en Bogotá

Estos gigantes del heavy metal y el metal alternativo guardaban mucha expectativa con su primer concierto en Colombia. Incluso el guitarrista y fundador Dan Donegan se contactó con varios periodistas y dejó una declaración de rueda de prensa: "(…) Queremos convertirlos en un sitio al cual regresar. Nos tomó muchos años hacer que ocurriera, pero vamos por una razón. Todo lo que escuchamos de otras bandas de rock americanas que han estado allí es lo apasionados que son fans allí y la lealtad que los fans demuestran a sus bandas favoritas (…)". Estaba programado inicialmente para hacerse en el Palacio de los Deportes de Bogotá el 21 de agosto de 2011, durante el tramo final de la gira de su quinto álbum (Asylum).

La banda vino con toda la actitud e incluso un set cargado de éxitos viejos para complacer a sus fans de toda la vida, pero la paupérrima asistencia y calidad de sonido durante el concierto no ayudó demasiado..

Un inesperado cambio de sitio pareció indicar que la boletería no había tenido mucho éxito, siendo trasladado al Downtown Majestic en el centro de Bogotá. De manera inexplicable o curiosa, como se quiera interpretar, el escenario le dio a Disturbed una postal desalentadora demasiado desalentadora: Un teatro oscuro y espacioso, con una banda dándolo todo en la tarima mientras el único punto iluminado del Majestic alumbraba el corazón de una desértica localidad trasera. Incluso más desértica que la delantera. Podían vislumbrar a lo lejos el personal de aseo circulando entre las sillas del teatro (elemento impensable en un concierto de metal) y una ocasional puerta abriéndose.

A pesar de eso la banda procuró  poner todo su esmero en dar un buen espectáculo a los que sí habían asistido, con un set bastante amplio y encore incluido. Pero lo vacío del sitio hacía que el silencio recuperara su lugar entre canción y canción.

Una despedida más que amarga.

Al final agradecieron la actitud y energía del público, prometiendo volver a cambio de que 'inviten a sus amigos' y se llene un estadio completo para verlos. Y que el sonido "estuviera a la altura" de la banda. Era difícil disimular su decepción ante una imagen semejante a pesar de la cortesía del cuarteto de Chicago.

Disturbed no nos mereció en aquella ocasión, actualmente la banda regresó de un 'hiatus' de cinco años que se produjo brevemente tras culminar dicha gira y ya lanzaron nuevo material. ¿Será que se quedaron con la espinita?

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​¿Sabe de otro concierto que se haya ido a la mierda? Cuéntele a Andrés por aquí.​