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Música

PREMIERE: Ascion provee la música y nosotros el Joy Dexon Club – Esto es “Nein!”

La banda sonora de un club imaginario. O de cómo hacer techno contundente para derretir pistas de baile.

Es probable que si eres amante del buen techno, tengas en el radar un par de nombres: Ascion y Repitch. El primero es un productor italiano de electrónica con formación de artista visual que desde muy pequeño vio aparecer una pasión por las computadoras y la música orientada a las pistas de baile, y el segundo es el sello que él mismo fundara en Nápoles –hoy con sede en Berlín– en compañía de D.Carbone (aka Honzo), al que pronto se les uniría Shapednoise y que ellos describen como un sello que más allá de editar música para clubes , se sienten inclinados a estimular la producción de nuevas sonoridades, la difusión del sonido sin prejuicios.

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El 30 de septiembre, Ascion estrenará su próximo material, Joy Dexon Club, un miniálbum de techno contundente y fina manufactura, construido a partir de calculados patrones rítmicos y una aspereza inteligentemente dosificada. "Nein!", el tema que tenemos en pre-estreno, es el sexto track y con el que cierra esa especie de banda sonora para un club imaginario. Con el pretexto de este estreno, platicamos con Ascion de cómo se convirtió en el chico al que todos le pedían un mix para oír en el carro, de su rol en la identidad visual de Repitch y de su inclinación a buscar música que, desde su perspectiva, esté llena de vida. Algo que sin duda, podría ser usado para describir las creaciones firmadas por él.

¿Cómo fueron tus primeras inmersiones conscientes en la música? Vete tan lejos en la memoria como puedas…
Tenía un increíble teclado Bontempi con diferentes ritmos latinos, que incluían samba y otras cosas exóticas. Mi hermana y yo jugábamos mucho con él. Recuerdo los sonidos de batería que tenía. Y podías variar la velocidad de los ritmos. Era muy divertido. Además, mis abuelos cantaban canciones napolitanas clásicas. Y entre mis recuerdos también está uno de mi padre tocando en el piano piezas como "Per Elisa". Eso es lo que puedo recordar. Cuando era niño, estuve expuesto a las sonoridades más conocidas de mediados de los 90, como casi todo el mundo en Italia; por ejemplo, todo lo que salía en MTV o en el radio, pero nunca fui fan de alguna banda o algún cantante. Más bien me la pasaba esperando las canciones que pasaban sobre todo en las noches, cuando todo se ponía más bailable. De ahí desarrollé el interés en el house y la cultura de club. Luego, crecí en la era de internet. Siempre fue emocionante encontrar nueva música en línea, entrar en sitios de discusión medio clandestinos y ver lo que la gente compartía y lo que les interesaba. Ya adolescente, comencé a buscar con mucha curiosidad, explorando diferentes tipos de música, casi siempre concentrado en lo bailable y amando muchísimo la música electrónica. Y terminé con montones de mixes y de tracks. Me convertí en uno de esos chicos a los que les pides que te graben un CD para escuchar en el auto.

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¿Y cuándo comienzas a sentirte atraído por la producción?
Recuerdo que en algún momento lo único que quería era crear con mi computadora. Tenía unos 12 en el 2000, cuando conseguí mi primera PC y me puse a crear sitios web y gráficos, que estaban muy influidos por la música. Y comencé a producirla de manera natural unos pocos años después. No tenía idea de las estructuras, nadie me había dicho nada, y quería estudiar teoría musical clásica. Me encantaba la música. Comencé a construir cosas muy abstractas con varios software pirata que caían en mis manos. El sonido era crudo, pero encontré una vía de expresión, y desde entonces ya no paré. Así que mi mayor influencia para hacerme comenzar fueron las computadoras y las realidades relacionadas con ellas. Luego, cuando crecí comencé a entender mejor, a estudiar más, para saber por qué y qué estaba haciendo, y sobre todo, a dónde quería ir. Cuando comencé a publicar música, mi mayor influencia fue la música minimalista que escuchaba por entonces, pero eso fue temporal; tras una fase de maduración, me abrí a muchas más sonoridades, adoptando ya un acercamiento techno más fuerte, en el que me hallé mucho más cómodo.

¿Quiénes fueron tus influencias para tu acercamiento a la producción?
Me inspiraba la amplísima variedad que puede ofrecer la música electrónica, así como todos sus matices, y que he conocido por amigos y gente con la que me he ido encontrando, y con la que he intercambiado opiniones y conocimiento. Me inspiran los sonidos, lo que puede ser transmitido con ellos y cómo son ejecutados. Me han inspirado grandes artistas, gente que es capaz de destacar –sin forzarlo– por su sonido y estructuras únicas. Necesito que la música tenga vida, que pueda contarte su propia historia; eso es lo que más me impresiona, independientemente de su género: su poder.

¿Qué te permite explorar Ascion que no podrías hacer a través de tus otros alias: CSA, Pasquale Ascione…? ¿De qué manera se complementan?
Con Ascion abordo diferentes estilos, sobre todo asociados con el techno y la club culture. Es decir, no suelo poner barreras, así que puedo ir a donde sea, a donde quiera. CSA nació de experimentos raros, de la libre asociación; con ellos viajas pero permaneces quieto, como con la última cinta de 3TH Records. Lo recuerdo por su diseño de sonido. Así sucede con todo lo demás, y tal vez de ahí venga su carácter complementario. Cuando hago algo, siempre lo puliré hasta que siento que es mío.

¿Cómo nació Joy Dexon Club? ¿Qué querías explorar en cuestión de sonido y de forma? ¿Por qué decidiste publicar el EP en Repitch, uno de los sellos en los que estás involucrado?
Tenía ya varios tracks en ese mismo estado de ánimo, y esos fueron los que pensamos que eran los mejores para hacer un miniálbum completo, perfecto para la actitud de Repitch, tras cinco años o más de trabajo. Ya era tiempo de publicar algo de Ascion en ese sello que no estuviera incluido en una compilación. Di con el nombre del material jugando con las palabras… Creo que suena increíble, pegajoso y significa todo y nada, un reflejo de nuestro mundo. Quiero que la gente haga sus propias conclusiones sobre ello y todo lo demás. Yo puedo proveer la música, el Joy Dixon Club puede estar donde quieras que esté, puedes escaparte a donde quieras.

Finalmente, cuéntame un poco sobre lo visual. ¿Por qué decidiste hacerte cargo tu mismo del arte?
Los gráficos son tan confusos como precisos. La gente tiene que jugar con ellos para descifrarlos. Supongo que algunos no van a dar con lo que está oculto en ese cuadrado. Lo hice para poner tal vez su mente a dar vueltas. Yo me encargo de todo el arte, tanto en Repitch Recordings como en 3TH Records; a excepción del 3TH004 [Human Invasion, de Lucindo], que fue de mi novia Suzan, y el 3TH005 [Substructures, de Ascion y D. Carbone], que hicimos entre los dos. Me gusta dar a la gente productos que puedan disfrutar cuando interactúan con ellos.