Adiós al hermano Charles Bradley
Charles Bradley en uno de sus últimos conciertos, en Louisville, Kentucky, 2017. Foto: Lindsey Brooke Bowen, vía

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Música

Adiós al hermano Charles Bradley

Uno de los últimos gigantes del soul clásico americano falleció la semana pasada. Descansa en poder, hermano Charles.

En Noviembre del 2016 el mundo se enteró del fallecimiento de Sharon Jones. La cantante de soul más importante de lo que lleva este siglo perdía una larga y violenta pelea con el cáncer a los sesenta años. Para muchos, Jones revivió el soul clásico con una sola mano: la lideresa de los Dap-Kings tuvo una prolífica carrera en Daptone Records que incluye seis discos de estudio y ocupadas giras por Europa y el circuito de festivales de América por varios años.

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Cuando Sharon volvió a poner de moda el soul a principios de la década anterior, la búsqueda por ese sonido se convirtió en una prioridad para los "revivalistas" del género. Lee Fields, Sonny Knight (fallecido recientemente), Leon Bridges y Amy Winehouse (con quien los Dap-Kings grabaron un disco) son parte indispensable de este renacimiento de las formas clásicas del soul.

El sábado 23 de Septiembre del 2017 fuentes cercanas a Charles Bradley informaron que el cantante de 68 años de edad había sucumbido, también, ante las garras del cáncer. Bradley informó a los medios y a sus fans durante 2016 que se vería forzado a cancelar su tour por Estados Unidos debido a que iniciaría un tratamiento contra el cáncer que le habían detectado en el estómago. Desafortunadamente el cáncer metastásico de Bradley se había alojado ahora en el hígado. Y bien sabemos, el cáncer suele ser implacable.

No me sorprendería que alguna casa productora decidiera hacer una película biográfica de la vertiginosa vida de Bradley. Nacido en la Florida pero criado desde muy pequeño por su abuela en Brooklyn, Nueva York, la vida de Charles incluye: escapar de casa a los 14 años, vivir en la indigencia, pasar por el trauma de que a su hermano lo asesinara su propio primo y finalmente, ser un imitador profesional de James Brown bajo el mote de Black Velvet.

Ese último oficio fue el que le valió haberse cruzado en el camino de Thomas Brenneck (fundador de la Menahan Street Band y músico asociado íntimamente con el núcleo del sello Daptone). Brenneck presenció un show de Black Velvet y no tuvo dudas en su mente: su banda tenía que grabar un disco con ese hombre.

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En el 2011 Charles Bradley presentaba su álbum debut No Time For Dreaming con 62 años de edad, y después de casi un par de décadas cantando profesionalmente. El disco lo grabó acompañado de la Menahan Street Band y presentó a Bradley cantando sobre temas conocidos de la banda que lo acompañaba. A pesar de ser un disco al que le hace falta una pulida, ya podemos apreciar el sello indeleble de Bradley: voz rasposa cargada de sentimiento. La voz de Bradley la podemos describir como una mezcla del balandronado de James Brown y el sentimentalismo de Otis Redding.

Después de su debut vendría Victim of Love (2013) , siempre acompañado de la Menahan Street Band. Su segundo disco lo confirmó como uno de los actos de soul más importantes de esta generación. Finalmente en el otoño del 2016 presentó su tercer y último disco: Changes.

El tercer disco, también grabado con la banda de Brenneck, incluye la participación de otros músicos cercanos a Daptone: Budos Band y Naomi Shelton con sus Gospel Queens. La rola que le da título al álbum es un cover a Black Sabbath que Bradley no conocía pero que se convirtió en su canción más representativa.

Cuando Bradley huyó de casa a los catorce años no volvió a ver a su madre hasta mediados de los noventa (de hecho, la razón por la que comenzó a imitar profesionalmente a James Brown en esta década, fue para poder estar cerca de su mamá). En su lecho de muerte su madre le pidió a a Bradley que cada vez que cantara esa canción pensará en ella, pues estaría a su lado. Desde ese momento, cada vez que Bradley cantaba esa canción, sus ojos se llenaban de lágrimas. Su presentación en The Strombo Show quedará como referencia del sentimiento con que Charles interpretaba la rola.

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Escuchar las grabaciones de Bradley es subirse a una montaña rusa de emociones y quienes tuvieron la fortuna de apreciar sus presentaciones en vivo, confirman que la emoción del cantante era genuina y llegadora. La vida de Charles le proporcionó las credenciales que se requieren para interpretar la música que voces como las de Sam Cooke, Otis Redding y Sharon Jones han definido precisamente con la emoción que se requiere.

El semblante de Bradley, con sus reminiscencias aquilinas, aun cuando sonreía parecía estar al borde de las lágrimas. La vida fue dura con Charles, pero le dio la oportunidad de cumplir su sueño: los latigazos de emoción que representan su voz están documentados en sus tres discos de estudio y las múltiples presentaciones en vivo que quedaron grabadas en video.

Será largamente echado de menos. Descansa en poder, hermano Charles.

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