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Música

LNG/SHT: Lo Nuestro Gana Si Hacemos Trampa

LNG/SHT es ahora un renombrado artista y ha ganado incontables Grammys. Es tan cabrón que los de Austin Tv se separaron solo para no eclipsar su carrera y al mismo tiempo ser sus músicos de acompañamiento.

Yo conocí a LNG/SHT curioseando en la página de 301 Izquierda. En la sección de fotos, tenían un albúm de la gira, él aparecía en una con el Tío (a quien le mandamos un saludo) y el caption decía algo así como “Separados al nacer”. Eran tiempos de oro en myspace y a pesar de que mi super appeal de celebridad del interweb mantenía mi cabeza ocupada con glossy gifs, maneras de alterar el código en html para que no pareciera que lo hice en un editor y los miles de mensajes de morras emo queriendo tener apasionantes aventuras con su servilleta, mantuve esa imagen guardada como en una bóveda underground de la masa encefálica.

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“De la gran carretera de la información al underground de la mente”.

Pasaron los años y, por azares del destino, me enteré que un vato (a quien originalmente no relacioné con el de la foto) estaba haciendo hip-hop para punk rockers (Dee Dee King… ¿alguien?). Creo que ni escuché sus rolas (o en una de esas sí las escuché pero no entendí verga de lo que decían), pero para matar el tiempo en lo que se calmaba la ciudad para ir a pegar posters con engrudo, le mencioné a mi amigo Chema del gordo éste que rapeaba sobre sus genitales, cerveza y la revolución. El también fundador del club de fans de Green Day en México me dijo que sus rolas estaban culeras pero que estaba chido que estuviera haciendo algo.

No recuerdo mucho de esa plática. Ese día, Chema puso en mi status de Facebook “se me antoja una vergota” como si fuera yo, sin que me diera cuenta y forcejeamos un poco antes de borrarlo. Luego yo escribí “se me antoja una vergototota” en su status y el wey se emputó pero de pendejo no lo borró y cerró su compu. Fuimos a pegar posters por la Roma como por dos horas. Cuando regresamos, el cabrón lo primero que hizo fue abrir su compu pa chismosearle y menuda sorpresa la que se llevó de tener tantos likes con tan fálico destape.

Se ardió bien cabrón, y como si emociones tan fuertes no hubieran sido suficientes como para quedársele clavadas en la mente, el cabrón fue y escribió un texto sobre “Hacer cosas” en referencia a lo que estaba haciendo el Gastón. Andaba tan clavado en “hacer cosas” que lo publicó en una revista que él mismo editó y la repartió en un concierto que él mismo armó (para el que estábamos pegando los posters).

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Separados al nacer

Pasaron los años. Mi carisma y notable ingenio me merecieron ser la super celebridad de Twitter que fui antes de mis incontables visitas a rehabilitación y por esos días Lenin de Gula me dijo que era la misma persona que un tal @LNGSHT. Como notará usted, mi memoría es una mala broma y para nada relacioné a ese pinche copión de Twitter como el hermano perdido del Tío o el wey ese “que tocaba bien culero pero al menos estaba haciendo algo”. Le dí follow nomás para exponerlo cuando se pasara de original y no le hice mucho pinche ruido al asunto de dizque “Se vale soñar: Tengo un clon en Cancún”.

Con el tiempo (gracias a que el cabrón es una puta de la atención) me enteré de que este wey no nada más era el que hacía hip-hop para punk rockers, sino que también era el de la foto esa. Pero sobre todo, que era bien chingón. Me hice su fan y el wey se hizo el mío (obvi); nos mamábamos dando Fav y nos reiterábamos nuestro amor con RT’s. Nos tiramos el pedo por Twitter un rato y unos meses después, el también llamado GRD/BRBN, agendó una fecha en el Gato Calavera. Me emocioné no tanto por verlo tocar, sino por echar desmadre con el. “Vamos a meternos un chingo de tachas, cloruro de etilo, speed y darnos a unas morras bien feas. Porque las morras bien feas, entre sus piernas tienen la llave a la inmortalidad” (o algo así nos escribíamos en el chat). Compré una botella de whiskey, unas chelas y el equivalente a la paleta de colores de photoshop en pastillas. Llegué bien tarde porque tenía que ir a un cumpleaños o algo así. Al llegar, me topé a su carnal y varios de sus amigos del DF afuera y como si fuera un velorio, el Aldo de Tungas me dijo que el pendejo había perdido el vuelo.

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No me acuerdo qué terminé haciendo ese día, pero en algún momento estuve bajándome la peda con whiskey en el coche, en lo que valían verga los alcoholímetros. Por primera vez el Gastón me dejó solo, pedo y con la verga en la mano de la emoción por verlo. Meses después, el wey (siendo lo pinche hipster que es) compró un boleto para el festival ese de Kanye West. Me dijo que fuéramos y le dí el avión. Unos días antes del festival aquel, los organizadores anunciaron que por “motivos de logística” (coff, coff) se cancelaba el guateque. Me marcó y me dijo que de todas maneras iba a venir para no cancelar el boleto de avión y de paso ir al cumpleaños de una morra bien chula en Cuernavaca.

Medio quedamos de vernos en Cuerna y ese día me lancé a una fiesta de Adidas en el MUJAM. Había una fila muy larga de gente que no parecía moverse. Después de como dos horas de andar en la pendeja allá afuera, mis cuates escenosos me dijeron que fuéramos a un after en las Lomas. Nos lanzamos en un convoy como de 5 coches y el tráfico en Reforma estaba tan culero que me abrí a la verga del plan morderno. Le marqué a este wey y le dije que lo iba a recoger al aeropuerto. Pasé por el a la sección de vuelos nacionales, fuimos a los Chupas, compramos unas chelas y nos derretimos sobre el mundo como helados.

Yo, ese día imaginaba acabar como cualquier otro viernes, en una fiesta igual como las de siempre, con la gente de siempre y llenando nuestras barrigas con alcohol regalado para engatuzarnos a nosotros mismos haciéndonos creer que no iba ser como siempre. Parece que solo bastó un abrir y cerrar de ojos para escapar de la modernidad y repentinamente me encontré vestido de traje, adentro de una alberca jugando caballazos con dos morras y el gordo este y con el cerebro mandando pulsaciones intergalácticas que me conectaban con mundos paralelos.

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Al día siguiente nos despertamos bien crudos, tocamos rolas en una guitarra acústica, cartones de chelas fueron usados como sombreros, cuerdas usadas como distracción alberquil acróbata y todo tipo de alimentos enlatados fueron improvisados para un desayuno bien vegan. Aprovechando la distracción en el convivió alberquil, nos escapamos del convite y nos armamos de valor para regresar al DF bien entrados.

Sonríe para tu página de internet favorita cabrón.

Después de un breve tentempié en Tres Marías, llegamos al DF mientras sonaba “We are the Champions” en Universal Stereo (o probablemente inventé esa parte por razones meramente dramáticas. No sé bien). Nuevamente, nos armamos de chelas como si las fueran a prohibir y fuimos a un reven a todo dar. Bien borrachos, fuimos a comer tacos después de pasar por un antro que olía bien culero (El Walter) y finalmente le dí ride a casa de un cuate con el que se iba a quedar.

Meses después y después de interminables cancelaciones, el niño de oro de Cancún finalmente logró presentarse el verano pasado en el Bahía Bar (Casa Iway no cuenta) ante cientos de chavos horrendos con rastas. Su presentación culminó con un freestyle donde le tiraba mierda a toda la bandita hipster y la bandita crust, siendo la bandita crust que es, le mamó. Yo no entendí lo que dijo pero la rola se llamaba "Wachadafunk" y me sentí ametrallado por insultos hacia mi persona. A pesar de que no entendí ninguna palabra de lo que rapeó, sentí que la canción me insultaba directamente. Enmedio de toda esa masa de cuerpos antifascistas sudados, no supe si sentirme ofendido. Si la canción de "Wachadafunk" me tiraba mierda directamente, pues qué chingón. Qué chingón que la gente te pueda decir la verdad sobre ti aunque le caigas bien. Nadie es perfecto pero tampoco todos son la persona que quieren ser. Me hice la promesa de leer la letra y para saber lo que decía y reflexionar sobre el tipo de persona que era.

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Como si se tratara de celebración de fin de año, al terminar la presentación del gordito consentido de la Riviera Maya, hubo un espectáculo pirotécnico alucinante dentro del lugar y en un santiamén cientos de personas disfrazadas de todo tipo de botargas comenzaron a hacer un flashmob sincronizado a “Girl U want” de Devo (esto no pasó, pero pudo haber pasado). Yo me abrí paso entre la gente y le di un abrazo a su sudoroso cuerpo lleno de pinche respeto porque era lo más pinche cabrón que había experimentado en vivo. Ser retado, sentir y cambiar debido a la experiencia que acabas de vivir es la esencia del pinche arte.

Me sentí orgulloso de ser el amigo de alguien tan pinche brillante como para hacer esa pieza que significó tanto para mí. Unos días después me mandó la letra y pues nada que ver. Pero a veces uno puede entrenar la mente para pretender que en algún universo paralelo era así y aunque en este no lo haya sido y solo sea el producto de una confusión auditiva originada por un P.A. culero eso no significa que mi experiencia inmersiva de autocrítica no haya sido real.

LNG/SHT es ahora un renombrado artista y ha ganado incontables Grammys. Es tan cabrón que los de Austin Tv se separaron solo para no eclipsar su carrera y al mismo tiempo ser sus músicos de acompañamiento. Recientemente lanzó su primer video y se quiere coger a todas tus amigas así que por favor presentale a unas.

Pueden ver el video al principio de esta nota.