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Música

Adelantados a su época: Simon Scott de Slowdive habla sobre el legado de la banda y su futuro

Entrado el milenio, una de las mejores bandas de shoegaze en la historia dejaron de ser un secreto y se convirtieron en parte del repertorio de una sociedad internacional de feedback, lágrimas y obsesión por la música.

Foto tomada del Facebook de la banda.

Dentro de todos los logros que se le puede reconocer a Slowdive, uno de los más destacables sin duda fue incitar a que Richey Edwards, el desaparecido miembro de los Manic Street Preachers, declarara que los odiaba más que a Hitler. Así es; en algún momento, los autores de “Alison”, inspiraron más odio que uno de los mayores genocidas de la historia. Definitivamente es aplaudible (Ahora que lo pienso, tal vez Slowdive están detrás de la famosa desaparición de Edwards; aunque, tomando en cuenta de nuevo “Alison”, lo dudo demasiado).

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Hoy en día, Slowdive es una de las bandas más celebradas que provienen de la Escena Que Se Celebra A Sí Misma, una de las más influyentes que ha inspirado hordas de fans por todo el mundo. Sin embargo, esto es algo que sucedió después que dejaran de existir. En su época, el líder de los Manics no era el único que los despreciaba. La prensa inglesa no los bajó de mediocres a partir del lanzamiento de su debut Just For A Day en 1991 y muchos de sus seguidores pasaron de amar sus primeros sencillos a desconocerlos para cuando ya estaban girando a nivel profesional. Esto, aunque no es un fenómeno exclusivo, es muy peculiar.

Simon Reynolds, en su reseña Still In a Dream para Pitchfork, menciona que la banda y sus contemporáneos adoptaron una actitud de rendirse ante los tiempos difíciles en los que vivían. Los años activos de Slowdive corresponden a la consolidación del Britpop, el cuál tiene origen en lo más rockero y populista de la escena de Manchester (sobre todo Stone Roses) y el neo glam rock de bandas como Suede; ambas corrientes se conjuntaron para hacer un género que, después de su exilio en el post punk, regresó a las a estadios cantando coros al unísono y celebrando los años sesenta y setenta. Fuera del look y uno que otro coro inspirado por bandas de la invasión británica, nada del shoegaze correspondía con lo que se convirtió en el movimiento musical definitivo de su país (o del grunge, para acabarla de amolar). Todo lo que bandas como Slowdive representaba— guitarras ambientales, voces como suspiros, sensaciones etéreas y letras vagas— era la maldición de la clase media que quería beber, gritar y pensar ideas radicales que jamás llevarían a cabo.

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Agreguen problemas con estudios y disqueras, malos negocios y peor suerte y entenderán por qué la banda se separó en 1995, poco después de lanzar el brillante Pygmalion. Pareciera el final de una carrera muy triste; pero como sabemos, este no es el fin de la historia.

Foto tomada del Facebook de Slowdive.

Gracias en parte al internet, una nueva generación retomó su música y se inspiró para formar nuevas bandas. Adoradores de la música, lejos del radio, encontraron en ellos canciones profundamente sentimentales, llenas de ruido y belleza, que adoptaron como propias. Entrado el milenio, las composiciones de Neil Halstead (llevadas a la vida por Rachel Goswell, Christian Savill, Nick Chaplin y Simon Scott) dejaron de ser secretos a través de los años y se convirtieron en parte del repertorio de una sociedad internacional de feedback, lágrimas y obsesión por la música. Además de inspirar bandas que quisieron recrear la época dorada del shoegaze, los sonidos de guitarras distorsionadas envolventes tuvieron un impacto definitivo con el post rock, artistas electrónicos que buscaban romper con géneros y bandas de garage que deseaba más dimensión en sus tres acordes. Inclusivo el black metal encontró un complemento perfecto en las manos de gente como Alcest, Wolves In The Throne Room y Deafheaven. Souvlaki es considerado un disco esencial de los noventa (¡en su cara, Ocean Colour Scene!) y llega cada vez a más oídos que lo toman como favorito incondicional. Nada mal para un disco que sacó su título de una broma telefónica de los Jerky Boys.

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Naturalmente, este nuevo furor llevó a la reunión de Slowdive, quienes han estado en escenarios enormes tocando para públicos extasiados alrededor del mundo. Ahora ellos prueban las mieles del éxito que les fueron negadas originalmente. En México, estamos a punto de vivir la experiencia de verlos en vivo gracias a su actuación estelar en NRMAL. Platicamos con el baterista Simon Scott sobre su próxima visita al país, su amor por la música electrónica y (agárrense) el nuevo disco de estudio de la banda.

Noisey: ¿Cómo estás, Scott?, ¿en qué anda la banda en estos días?, ¿preparándose para su concierto en México?*
Simon Scott: Hemos estado trabajando en un disco en vivo que grabamos con los shows de reunión y también estamos trabajando en un disco nuevo de estudio que grabamos el año pasado. Estoy haciendo la mezcla y masterización del álbum en vivo, y Neil se está encargando del disco de estudio. Estamos muy ocupados pero a la vez estamos muy emocionados de ir a México en marzo. No podemos esperar.

Mucha gente los está esperando por acá. Es decir, muchos nunca imaginamos que algún día Slowdive vendría a tocar a México, por eso hay mucha emoción.
Nunca hemos tocado en México. De hecho, nunca hemos tocado en Sudamérica [sic]. Es un sueño para nosotros ir para allá. Es muy bueno saber que hay gente emocionada.

Cuando originalmente estaban juntos, tuvieron muchos fans en Inglaterra pero en otros lados como Estados Unidos, según lo que he leído, no tuvieron tanto impacto. Muchos no entendían si lo que estaban haciendo era rock u otro tipo de música. Ahora hay muchísimas bandas que han tomado su influencia.
Sí, por 1991, 1992 la gente no entendía qué es lo que hacíamos. Pienso que las bandas buenas siempre hacen algo un poco diferente, eso hicimos nosotros y provocó que muchos no nos quisieran escuchar de entrada y se movieron a otra cosa. Otros nos dieron oportunidad pero no podían definirnos fácilmente. “¿Son una banda de ambient o de indie o qué?” y luego iban a comprar el disco de alguien más. En Europa, la gente nos iba a ver y decía “¡Hey! Ellos tienen un sonido nuevo”.

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Recuerdo que una vez fuimos a tocar a Nueva York y el New York Times hizo un artículo de una página sobre nosotros, My Bloody Valentine y el shoegaze, sobre este nuevo sonido. Eso nos sorprendió mucho porque por esas épocas nos estaba tocando un montón de reseñas negativas. Ahora vemos la influencia por parte del internet, mucha [gente] que nos escuchó formó bandas. Pienso que ahora no somos como una banda única [ríe].

Personalmente pienso que su música ha perdurado porque, si escuchas Souvlaki, lo primero que van a notar es el sonido pero si lo escuchas más de una vez te das cuenta que sus canciones tienen melodías y estructuras más tradicionales y bellas. Una canción como “Alison” tiene un sonido impresionante, melodías que puedes tararear y un sentimiento enorme. Te invita a que la vuelvas a escuchar y se vuelva propia del escucha.
Creo que siempre tuvimos un pie en lo experimental. En el estudio toqué platillos con sierras y Neil utilizó tijeras en su guitarra, tratando de buscar sonidos únicos. El estudio siempre fue nuestro espacio experimental. Por otro lado, era que siempre tuvimos un componente melódico fuerte, algo como “Albatross” del Holding Our Breath EP que es muy ambient y experimental, es muy bombástico y dinámico, pero también tiene un verso muy hermoso que Neil canta. Él es un gran autor de canciones; tiene muy buen oído para melodías simples que luego nos presenta para prenderles fuego cuando la tocamos juntos.

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Creo que es la razón por la que es muy emocionante descubrir su música. Yo estaba muy pequeño cuando ustedes se formaron y grabaron sus discos clásicos. Cuando descubrí su música años después fue impresionante. ¿Qué piensan de estas nuevas generaciones de bandas que han tomado su sonido y lo han vuelto propio?
Seguimos siendo muy fans de la música y algunos de nosotros hemos seguido activos tocando en diferentes proyectos. Creo que lo que tiene el shoegaze es que es interesante. Puedes hacer lo que sea con ese sonido y personalmente me gusta lo que la gente ha hecho con él; la guitarra ambiental; muchos la han llevado a áreas de la música electrónica o en géneros más experimentales, o inclusive con black metal, bandas muy pesadas que tocan muy lento pero también toman la influencia de Slowdive para darles más espacio y oscuridad. Para mí—y estoy seguro que Neil estará de acuerdo conmigo— cuando toman la semilla del shoegaze para hacer algo nuevo es fantástico. Sé que Mogwai nos íban a ver en vivo y son una banda fantástica que no suenan para nada a nosotros pero se inspiraron en nosotros porque tocábamos más pesado en vivo. Somos muy fans de ellos.

Me llama la atención ese fenómeno que se da con bandas de black metal que han tomado influencia de lo que hacen. Slowdive es una de las pocas bandas que escuchan muchos fans del género que no son metal para nada.
Alguna vez leí de una banda…no recuerdo el nombre…ugh…creo que son de Bélgica…muy pesada…

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¿Estás pensando en Alcest [de Francia]?
Sí, exactamente. Leí que estaban usando efectos para hacer su música y que tomaban influencias del shoegaze, lo cuál se me hizo muy interesante. Los escuché y me impresionaron muchísimo. Es gracioso porque aquí en Inglaterra suelen pensar en nosotros como una banda de indie de flecos largos con voces femeninas muy tranquilas y con sonido algo soleado.

Quisiera hablar un poco sobre tu carrera personal. Después que Slowdive se separaron a finales de los noventas, tocaste con unas bandas pero hace como diez años que comenzaste a hacer un proyecto solitario electrónico, con grabaciones de campo y guitarras acústicas. ¿Cómo pasaste de tocar batería en bandas a hacer ambient?
La respuesta corta es que quise componer en mi computadora. Estaba aburrido de tocar en bandas y quise adentrarme en hacer sonidos. En ese entonces estaba muy inspirado en Curtis Roads, que es compositor para computadora que también escribió un libro sobre síntesis granular llamado Microsound. Quería una paleta sonora nueva con qué trabajar, y se me hizo lo más interesante con lo que podía trabajar. Me gusta mucho la música ambient y texturas sonoras como lo que hace la gente de 12k Records, Chris Watson quien graba para la disquera Touch o Christian Fennesz quien procesa su guitarra a través de la computadora para hacer sonidos muy diferentes. Así es como me adentre en ese mundo.

Christian Fennesz, hablando de gente que toma la influencia de Slowdive y hace cosas diferentes…
Eso no lo sé. Sólo he convivido en persona con él una vez y no tuve chance de preguntarle si fuimos influencia en lo que hace [ríe]. Lo que hace me recuerda más a Cocteau Twins y My Bloody Valentine. Pero definitivamente es un ejemplo de tomar una influencia y hacer algo completamente nuevo, único y bello con eso. Es lo que me interesa como fan.

Leí un poco de tu último disco Insomni, sobre cómo tomas sonidos de tu vida cotidiana para hacer tu música, y que no es hasta que la tomas y procesas que te percatas de los sonidos que te rodean, ya sean de la naturaleza o que encuentras dentro de tu casa. ¿Es tu manera de interpretar tu vida día a día?
Definitivamente. Básicamente viví en Londres por 15 años y luego me mudé de nuevo a la parte rural del país y en cuanto lo hice en 2008, me impresioné mucho con todos los sonidos que no podía escuchar antes cuando me mudé de aquí para ser músico. Cuando regresé me di cuenta que extrañaba mucho este tipo de vida. Si caminas por unos dos minutos seguro te encontrarás con algo de vida salvaje. Como músico, creo que poco a poco mis oídos fueron evolucionando y de pronto, me daba cuenta de lo increíble que suenan los pájaros o el agua que corre. Solíamos vivir en un lugar llamado The Fens al este de Inglaterra, es muy árido y plano por allá y eso definitivamente influenció mi música.

Al principio de la entrevista platicaste que Slowdive están trabajando en dos discos, uno con canciones nuevas. Cuando se juntaron de nuevo, ¿pensaron que terminarían haciendo un disco nuevo?
La pregunta del millón…Originalmente la gente del Primavera Sound se acercaron a nosotros y nos propusieron que tocáramos en su festival. El plan original era tocar unas ocho veces, incluyendo el Primavera y otros festivales. Una vez que comenzamos a tocar nos sentimos muy muy bien, nos juntamos a ensayar e improvisamos y comenzamos a pelotear ideas. En algún momento dijimos “deberíamos sentarnos a escribir canciones de verdad porque esto suena muy bien”. Entonces entramos a un estudio y grabamos, luego nos dimos un tiempo y regresamos de nuevo al estudio. Ahora Neil tiene los archivos de todo lo que grabamos en 2015; ya todo está grabado, pero quiere ver qué más meter entonces no sabemos a qué terminará sonando, aunque te aseguro que se escuchará a Slowdive. Neil escribió unas canciones muy hermosas. De cualquier forma, las mantendremos en secreto hasta que todo esté listo para compartirlas con toda la gente.

¿Cómo fue estar tocando todos juntos de nuevo?
Al principio fue muy nostálgico, como volver a tocar con tus amigos de la escuela. Ensayábamos y luego íbamos a cenar y tomar unos tragos, y todo se sintió natural y muy bien. No parecía que habían pasado 20 años…tal vez [que habían pasado] dos.