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Música

Luthiers colombianos: El sonido ancestral hecho a mano

Una introducción a la identidad sonora del país por medio de sus instrumentos.

Fotos de Luthiers Colombianos

Usualmente hablar de música es hablar de los músicos. Por ejemplo, en el rock se suele mencionar toda la banda, o al líder de la misma, que usualmente es el cantante; en el jazz, se menciona a uno que otro intérprete de algún instrumento; y en la música clásica europea casi siempre los créditos se los lleva el compositor. Si no es hacia los músicos, la atención, desde hace cien años aproximadamente, cae en las grabaciones: en el álbum o el sencillo. E incluso hoy en día está de moda referirse al formato, dado el boom del vinilo. Sin embargo son pocas las veces que se hace referencia a los instrumentos. El papel de estos, cual accesorio, se suele dar por sentado. Muy pocas veces alguien hace referencia al saxofón que utilizó Charlie Parker cuando grabó “Relaxin´at Camarillo”, o a las especificaciones de la guitarra de Jimi Hendrix en “Purple Haze”. O, ¿Quién conoce con exactitud la marca y modelos de los instrumentos que Radiohead utilizó en “Dead Air Space”? ¿En qué piano compuso Beethoven su quinta sinfonía?

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Y sí importa. Los instrumentos, al igual que los músicos y los formatos de grabación, son elementos absolutamente claves, que determinan la música y la forma como esta circula. Es a partir de la interacción entre seres humanos y estos como se da vida a los sonidos, cuando se juntan las posibilidades de uno y las habilidades de otro en función de la creatividad y la creación. Aunque aquí nos concentraremos en los instrumentos materiales, cabe aclarar que la voz humana también puede ser considerada como uno.

Los instrumentos han cambiado poco a lo largo de su historia. Son muy raras las transformaciones radicales que se les han hecho. Hay varias explicaciones para este fenómeno, pero un apego a la tradición y a los sonidos es tal vez la más fuerte. Por otro lado, no todos los instrumentos son de la misma calidad. Al igual que sucede con los carros, los computadores, o cualquier objeto que cumpla una función específica, la gama es amplia. Hay instrumentos que están fabricados con mejores materiales y usualmente tienen un mejor sonido, o una sonoridad característica, casi única, que termina por ofrecerle al oyente y al intérprete una mejor experiencia. Esto no quiere decir que un instrumento barato no sea bueno, pero es más probable que se dañe en cierto momento. De ser así es mejor botarlo y no repararlo. En cambio, un mejor instrumento ofrece mejores posibilidades creativas y es probable que acompañe al músico durante toda su carrera, convirtiéndose en una ficha determinante en la definición de su sonido. Es por esto que músicos como Dave Holland, famoso bajista de jazz que se ha juntado con personajes de la talla de Miles Davis, dice que si alguien decide dedicarse a la música debe invertir en un buen instrumento.

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¿De dónde vienen los buenos instrumentos? Como muchas otras cosas, algunos se construyen en fábricas en China, Japón, o Taiwán. Sin embargo, además de la producción a gran escala en todo el mundo existen los fabricantes de instrumentos o luthiers, una palabra francesa que viene de lute, laúd, que es una especie de guitarra antigua. Cada luthier se especializa en un instrumento o conjunto de instrumentos. Por ejemplo, uno de los constructores más conocido en el mundo es el italiano Antonio Stradivari, considerado uno de los mejores artesanos en este sentido y famoso por los violines que fabricó entre los siglos XVII y VXIII. Incluso hoy en día muchos intérpretes de música clásica buscan hacerse a una de sus piezas. Esto se debe a que cada constructor deja una marca en los instrumentos que fabrica, lo que algunos llaman la “huella del constructor”. Sus productos son piezas únicas fabricadas con técnicas desarrollas por generaciones de luthiers en sus talleres. En otras palabras, hay diferentes formas de construir un instrumento y estas inciden en su calidad y sonoridad, lo que hace que los luthiers jueguen un papel esencial dentro de la creación musical.

A pesar de su nombre en francés, los luthiers no solo construyen instrumentos europeos como violines, chelos o contrabajos. También los hay de instrumentos tradicionales en todas partes del mundo. En estos casos es de la maestría del constructor que depende la calidad de sus productos. En todas las regiones de Colombia hay grandes hacedores de tambores alegres, arpas, cuatros, cununos, flautas, guitarras, tiples, entre otros. De hecho, muchas de las músicas tradicionales de nuestro país se conocen por sus instrumentos, como es el caso de la música de gaita en la región Caribe o la música de marimba en el Pacífico sur.

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Si el interés está en la música llanera aparecen nombres como el de Augusto Hernán Rodríguez en Granada, Meta, u Oscar Olimpo Díaz en Villavicencio, ambos expertos en la construcción de arpas, cuatros, maracas y bandolas. Si está en las guitarras o instrumentos de cuerdas utilizadas en las región Andina, se puede encontrar a José Alberto Paredes en Bogotá, o a Humberto Bohórquez y Martín Arevalo en Bucaramanga. En Palenque está José Valdéz Teheran, quien forma parte de la Corporación Tambor ri Palenge, y que se encarga de producir tambores alegres y marímbulas. En Buenaventura vive Baudilio Cuama, uno de los más reconocidos fabricantes de marimbas y cununos, y en Guapi, siguiendo la misma línea, se encuentra Aquilino Cuero. Jairo Palchucán de Sibundoy, Putumayo, fabrica flautas e instrumentos de percusión indígenas. Las mujeres también están presentes, por ejemplo en San Jacinto, Bolívar, Gladys del Socorro Arias y Candelaria García, hija de Toño García, también fabricante y miembro de los emblemáticos Gaiteros de San Jacinto, fabrican gaitas y tambores alegres. Desde Tumaco, Nariño, en el siguiente video, nos explican con la poética de la decimas cimarrona propias del lugar, las herramientas del luthier.

Muchos de los luthiers de las diferentes regiones de Colombia forman parte del proyecto Luthiers Colombianos, una iniciativa que promueve el oficio de la construcción de instrumentos musicales en el país con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Fundación Escuela Taller de Bogotá. Este proyecto ha buscado apoyar los emprendimientos locales promoviendo los procesos productivos y asociativos, la creación de una marca colectiva y la formación de nuevos productores.

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No solo del luthier depende la calidad del instrumento. Los materiales también determinan el sonido y la durabilidad del instrumento. En el caso de los instrumentos tradicionales colombianos no se puede usar cualquier cuero o madera para fabricar un tambor. Usualmente son hechos de materiales provenientes de especies endógenas a la región. Por el conflicto armado y la deforestación la consecución de materiales es uno de los principales retos que enfrenta en la actualidad la fabricación de instrumentos tradicionales. Con la deforestación y aumento de la demanda, las maderas para construir marimbas y tambores alegres, por ejemplo, cada vez son más escasas. Baudilio Cuama, maestro marimbero, dice que cada vez es más difícil conseguir el balso con que se construyen los cununos cerca de Buenaventura, y es necesario encargarlo a personas que van en busca de esta y otras maderas “monte adentro”. Por esta razón, el Proyecto Luthiers Colombianos ha venido promoviendo prácticas sostenibles para la construcción de instrumentos. Por ejemplo el pasado 26 de mayo cortaron árboles destinados especialmente para la construcción de tambores alegres en San Jacinto, plantados en una finca de producción de madera y así no afectar los Montes de María.

No solo los materiales escasean, también algunos de los instrumentos entran en desuso. Es decir, dejan de ser utilizados en sus lugares de origen y pierden el significado social que tenían dentro de las comunidades que los interpretaban y construían. Así, algunos instrumentos son relegados a ser memorias en archivos sonoros o libros. El Proyecto Luthiers Colombianos ha buscado rescatar algunos de estos instrumentos en Colombia. Tal es el caso del arco de boca: un cordófono de la región Caribe usado en San Basilio de Palenque, y en Pueblo Bujo en el departamento de Córdoba. Aquí lo tenemos interpretado por Pampei.

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En el Cauca está el violín de la cuenca del río Patía.

El furruco un membranófono de la Orinoquía y los llanos orientales.

También está la ocarina de venado, un aerófono de la misma región.

Entre otros instrumentos que se buscan rescatar están el Yupurutú, un aerófono de lengüeta doble del Amazonas; la marímbula: un idiófono de percusión de la región Caribe; la bandola de diez cuerdas un cordófono de pulsación de los llanos orientales y la Orinoquía; el requintillo: cordófono de la región Andina; el chimborrio un membranófono de la región Andina; y el morroco un aerófono del Amazonas. Todo esto para seguir, no solo manteniendo la memoria sonora del país, sino para alimentar el presente de nuestra música.

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Esta tan solo es una introducción al rol de los luthiers en la creación musical y algunos de los instrumentos tradicionales colombianos. Para encontrar más información sobre los lugares donde se pueden adquirir estos instrumentos haga click aquí.