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Música

Dos conversaciones con Gabriel Garzón-Montano

Sobrino de Jaime Garzón y ex yerno de Lenny Kravitz, a quien le abrió la gira europea el año pasado, charlamos con el creador de uno de nuestros discos favoritos del 2014 y, sin duda, uno de los nombres más brillantes de nuestra diáspora.

En esta selva donde todos, como pueden, van arañando una oportunidad, ¿no es demasiada ventaja ser hijo de Alexandra Montano, música que hizo parte del círculo de Philip Glass? ¿Se vale además ser sobrino del periodista y comediante Jaime Garzón? ¿Y qué tal haber sido novio de Zoë Kravtiz, hija de Lenny? ¿O que el ex suegro te invite a ser telonero de su gira europea? Parece una ventaja desmedida. Pero cuando hablamos de Gabriel Garzón-Montano se vale. Y se vale por una razón muy simple: porque hace la música que hace. Por más que sea hijo, sobrino, novio o ex-yerno de quién sea, cuando está en el estudio o en el escenario se trata de él y de sus canciones impecables.

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Algo de soul. Algo de R&B. O más bien mucho future soul y mucho future R&B. Un sabor a Stevie Wonder pero un tratamiento a la James Blake. Muchos referentes, pero en últimas, él.

Con Garzón-Montano, un franco-colombiano que el año pasado soltó un vinilito que anda recibiendo el aplauso unánime de algunas de las sectas musicales más exigentes del globo (firmado por el sello boutique Styles Upon Styles de Nueva York, donde vive, Bishouné: Alma del Huila se coló en nuestro Top 10 de discos del 2014 ), tuvimos dos conversaciones: la primera en Bogotá, a mediados del año pasado, en el marco de una presentación suya en un restaurante costoso de La Macarena de la que pocos, muy pocos, se enteraron; y la segunda, en diciembre vía Skype, durante su gira con Lenny Kravitz por Europa. Un punto de quiebre para una carrera que, sin duda, va con toda y parece imparable.

ENTREVISTA I Cuando llegue al Crepes del Centro Comercial San Martín en Bogotá, Gabriel se estaba terminando una cerveza. Justo después de saludarnos llegó la cuenta. Pese a que habla español perfecto, su torpeza al pagar fue absoluta. Se confundía con todo. Tras superar el enredo me dijo:

Es súper raro.

¿Qué cosa?

Toda la sociedad. Y, tratando de entrar como adulto y participar, noto que no conozco ciertas costumbres y me siento muy afuera. Me siento colombiano pero al mismo tiempo no. Y allá no soy gringo. Eso es súper cierto: allá no soy gringo para nada. Entonces no soy nada.

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Estas en el limbo…

En el limbo cultural. Yo creo que mucha gente se siente así, especialmente en el mundo moderno.

¿Dónde naciste?

Yo nací en Brooklyn, en el 89. Tengo 25 años.

¿Ambos padres colombianos?

Mi papá es de acá, de Bogotá, y mi mamá es francesa. Del sur de la Francia, de Bayona, que es el país Vasco. Donde tienen esa fiesta que todo el mundo se viste de blanco con esos cosos rojo y corren con los toros….

¿Has ido?

Sí, pero no participé. Tenía doce años cuando fui por última vez. He ido a Francia y he venido a Colombia casi por igual. A Colombia venía antes casi todos los años y viví aquí seis meses cuando tenía cinco o seis años. Después del 99 no volvimos por un buen rato porque mataron a mi tío. Y ya después yo tenía planes.

¿Heredaste de alguien la espina musical?

Mi mamá estudió en Francia en un conservatorio. Ella siempre tocaba música. Se llamaba Alexandra Montano. Apareció con Philip Glass en el grupo de él y en varias grabaciones así bien serias en el mundo clásico avant-garde. Entonces yo aprendí mucho sin saber que estaba aprendiendo. Nada más ser el hijo de ella me dio unos fundamentos que uno no los puede aprender.

Y ya directamente, ¿cuándo te empiezas a meter con la música?

A los seis años ella nos llevó, a mi hermana y a mí, a una escuela de música. Yo escogí el violín y mi hermana escogió el chelo que porque no se quería parar. Después se dio cuenta que tenía que cargar una máquina más grande que ella. Y yo lo que quería era la guitarra, pero no lo sabía. Vi una gente practicando violín pero lo estaban tocando sin la bandola, entonces dije que quería tocar eso…

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¿Pero tocaste violín?

Sí, toqué en la orquesta del colegio y todo. No leía música, me memorizaba todo. A los doce me compraron una guitarra y una batería, y el violín terminó tirado en una esquina. Era todo rock: Nirvana, Red Hot Chili Peppers, Sublime… ya a los trece escribí mi primera canción intentando ser Nirvana: unas estrofas que era muy tlin lin lin lin y el coro whaaaaaaa. Tenía el pelo largo y los pantalones rotos. Dormía en la cama con mis zapatos, que eran los mismos de Kurt Cobain. No me duchaba. Era todo un show… y Kurt Cobain por toda la pared.

¿Y cómo saliste de ahí?

Después me metí más en el hip hop. O también con Dave Matthews Band me entró la idea de ser más virtuoso. Pero al mismo tiempo Queens of the Stone Age y Dave Grohl. Ya a los 15 años logré hacer canciones que sonaban bien. O que la gente me decía que sonaban bien. Después me fracturé y agarré el piano. A los 19 armé un grupo de funk. Lo puedes oír en internet, se llama Mokaad. Ahí aprendí el lenguaje de la música. Comencé a anotar todo lo de James Brown, todo lo de Earth, Wind & Fire, lo de Sly & The Family Stone o lo de Kool and the Gang. Pero nota por nota, obsesionado con el tema. Y me olvidé de todo lo que estaba haciendo con el rock y con el folk y ya no más nada blanco… sino todo negro.

¿Y adiós a lo blanco para siempre?

La gente en el hip hop tiene lo que llaman un "Jesus piece". Una cadena. El mío es un "JS piece", de Johan Sebastian Bach. De lejos se parece a un Jesus piece pero uno se acerca y es Bach. Esta cadena es el ejemplo de algo que yo quiero hacer con mi arte. Mezclar algo que supuestamente es más alto y algo que supuestamente es más bajo. El arte es el arte, a mí no me importa eso. La armonía de Bach, de Debussy, de los impresionistas, una cosa supuestamente blanca… y mezclar eso con algo de J Dilla.

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¿Estudiaste música?

Estudié en un programa que se llama Composición en Estudio en la Universidad Estatal de Nueva York. Es decir, songwriting, pero en el contexto de ser un artista de grabación.

Hablemos de tú álbum: Bishouné: Alma del Huila . ¿De dónde sale ese nombre?

"Bishouné" me llamaba mi mamá cuando estaba pequeño. Resulta que es algo en francés que yo no escribí bien, lo escribí mal. Creo que es como un pequeño vegetal o algo así. Era como mi primer aporte y quería poner como las raíces. Y "Alma del Huila" es de donde viene el apellido Garzón. Cuando vi esas palabras juntas dije: "perfecto".

Cinco músicos que influenciaron este álbum…

James Blake, Stevie Wonder, Prince, Debussy y mi mamá.

Me dijiste que en parte te sentías colombiano. ¿Algo de música colombiana que te guste?

Petrona Martínez y Totó la Momposina. Es lo que conozco y lo que me interesa conocer hasta ahora, pero si hay más cosas que suenen así, quisiera oírlas todo el día. No me gusta mucho todo eso con del acordeón y los saxofones. Pero cuando son tambores y voces, me enloquezco. ¡Petrona me encanta! Y cuando aparecen juntas… "Petrona Martinez carambaaa… bonitoo que cantaaaa" .

Listo lo que te gusta. ¿Qué no te gusta?

La escena indie. Todo lo que sea indie rock me parece asqueroso y la manera como han tomado todo lo de los ochenta y el disco y lo han puesto en un contexto como de canciones de gente blanca, no me gusta. Y aunque la música hip hop a veces tiene mierda, los músicos que producen la música son muy buenos y saben de todo, entonces como investigación siempre lo oigo.

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Pregunta obligada sobre tu tío. ¿Qué recuerdas de él?

Yo lo conocí muchas veces. Nos parecemos en varias excentricidades. Lo que él hizo para la gente, yo quisiera hacer algo así, pero primero quiero concentrarme en hacer música. Yo siento que la vida que vivo es muy de primer mundo. Muy self absorbed. Lo que él hizo en la frontera humana es una cosa que me da como uff. Hay gente que vive en otro mundo, la plata les esconde todo.

¿Recuerdas cuando recibiste la noticia del asesinato?

Yo estaba en la 110 con Central Park y me llamó mi tío Jorge y no me contó lo que pasó. Estaba llorando y me dijo que si podía hablar con mi papá. Finalmente me contó. Yo no lloré pero me impresionó. No entendía, tenía nueve años y no entendía porqué…

Somos muchos los que no entendemos…

Yo te puedo decir porqué. Él descubrió que los militares mismos estaban secuestrando gente. Él tenía unas pruebas muy concretas y él sabía que lo iban a matar. Yo me imagino que la vida de él era muy difícil. Lo amenazaban cada cinco minutos. Lo trataban de comunista para derrumbarlo y él, yo creo que dijo "No, los problemas son aquí y aquí me quedo".

ENTREVISTA II

Luego de perseguirlo durante semanas por Internet, logramos cuadrar una nueva charla por Skype. Estaba en un receso de la gira de Lenny Kravitz, en Nueva York.

Te fuiste de gira con Lenny Kravitz al poco tiempo que hablamos. ¿Cómo surgió eso?

Durante el tiempo del viaje a Colombia empezó una nueva etapa de mi vida. Hablamos cuando para mí había pasado muy poco en términos de viajar y tocar conciertos. Como una semana después de vernos fue que recibí la noticia.

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¿Y quién te la dio?

Él me llamó y me preguntó que si yo quería hacer la gira y yo le dije que no, que tenía unas cositas que hacer en Brooklyn. Pero en el fondo, él entendió mi respuesta.

¿Y esa confianza?

La hija, Zoë, es muy buena amiga mía. Nos conocimos en el colegio. Estuvimos en una relación por tres años, de los 15 a los 18. Fue como la primera relación profunda para ambos y es con la única persona con la que uno se entrega completamente. Después ya tienes un catalogo de todo lo malo que te puede suceder en el amor y no puedes meterte a fondo. Nosotros ocupamos ese espacio para cada uno. El amor de la inocencia.

¿Qué tal Lenny Kravitz de suegro?

Mejor un suegro con menos poder y plata (risas).

¿Y qué tal te fue en la gira?

Impresionante. Nunca me he sentido así. Cuando me iba bien me iba súper bien. Cometía errores casi todas las noches.

Al telonero muchas veces se le pone poca atención. ¿Conquistaste público?

Yo creo que sí conquistamos a la gente. Siempre había gente que no. Uno lo sentía. Yo noté que a las mujeres en general y a las que estaban cerca les gustaba. Y yo caminaba entre el público después de las presentaciones y la gente se acercaba y tomaba mil fotos. Yo sentía que apreciaban lo que yo estaba haciendo.

¿Te veías con tu ex suegro?

Viajamos separados y nos vimos por mucho cinco minutos durante los veinte días de esta primera parte de la gira. Me felicitó una noche y hablamos un poco. Luego le di un abrazo cuando lo vi alguna vez en un corredor y ya.

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Algún momento de la gira que se te quedó grabado…

De pronto el primer concierto. Fue el peor, musicalmente, pero yo nunca había hecho eso. La adrenalina no me dejó dormir. Nunca había pasado una noche entera sin dormir nada. Uno siempre duerme un rato, o está en un limbo, pero esa noche nada de nada.

¿Dónde fue el concierto?

En Moscú.

Como alguien que se estrena en esto, ¿qué es lo más difícil de girar?

Es estar en un carro, luego en un sitio, luego en un carro y así. Uno siente que quiere leer un libro y no hacer nada, pero no puede. Yo lo que quiero es lograr una relación diaria con mi arte, con la creación. De gira uno siente que hace menos música. Aunque estoy mejorando como cantante, me hace falta el piano. Organizarme en la mente para seguir trabajando todos los días. Eso se pierde. Eso sí, uno queda encantado con los sitios, uno quiere salir y estudiar, escribir y mantener conversaciones.

Planes de volver a Colombia…

No tengo planes, pero necesito representación en Latinoamérica. Es un mercado enorme, quiero que me vaya bien por allá. Cuando fui a Bogotá era un público mayor y estaba en un restaurante. Musicalmente me sentía bien pero la gente estaba ahí sentada. Yo siempre estoy bien tocando y me encanta tocar las canciones, pero es diferente cuando uno siente que la gente está muy pendiente y te da la energía.

¿En qué momento de tu carrera estás?

Estoy como entre cosas. Algo está pasando y no se bien qué es. Todavía soy un desconocido. Es una época interesante.

¿Algo para agregar?

¡Se vive, se siente, Colombia está presente!