Un joven local sostiene un RPG-7 en la Feria de Armamento Rusa. (Imagen por Guillem Sartorio)
Aún huele a pólvora en Nizhny Tagil. Esta remota ciudad de los Urales acaba de clausurar la décima edición de la Russia Arms Expo (RAE), una de las ferias de armamento más importantes del mundo y uno de los supermercado favoritos de los compradores y vendedores de armas fuera de la órbita de la OTAN.Miles de visitantes se desplazan cada dos años hasta esta fría región para ver en acción los últimos avances en tecnología militar rusa.La localización no es fruto del azar: Nizhny Tagil, una ciudad altamente contaminada, alberga la mayor fábrica de tanques del mundo. Esta es propiedad de la empresa Uralvagonzavod, un símbolo industrial del país y un orgullo nacional.Este año la feria ha especialmente interesante por dos motivos esenciales.En primer lugar, se ha batido un récord: además de las empresas privadas y contratistas internacionales, 65 países han mandado representantes a pasearse por una superficie de 400.000 metros cuadrados.Así, el visitante de la Russia Arms Expo también encaja con un prototipo. Hombre, de mediana edad, y con dos opciones de vestimenta: militar o traje de ejecutivo. El pabellón de negocios, donde las empresas seducen a posibles compradores, se ha mantenido rebosante durante los cuatro días que ha durado la feria.En 2014, la Feria de Armamento Rusa cerró acuerdos por un valor de 2.000 millones de dólares. Todo apunta a que este año se superará esta cifra.Arabia Saudí, el mayor comprador de armas del mundo, ha visitado la feria por primera vez y su comitiva uniformada y con muchos galones ha sido el centro de atención. Otros participantes destacados han sido China, Botswana, India, Sri Lanka, Bielorrusia, Vietnam, Emiratos Árabes, Cuba, Venezuela y Congo.La exportación de armas da un empuje a la economía española - ¿Pero a qué precio? Leer más aquí.Lo que muchos de estos países y empresas privadas han venido a conocer a los Urales son los tanques T-14 y T-90, considerados los vehículos insignia del armamento pesado ruso. Su fabricante, Uralvagonzavod, mantiene bajo secreto el precio de venta de cada tanque, y sus comerciales han sabido mantener la confidencialidad del dato ante la insistencia de los periodistas.El mismísimo Putin ha encargado varias decenas de estos tanques para incorporarlos a las filas rusas en 2020.Pero no sólo militares, empresarios y representantes diplomáticos han visitado en la feria. Miles de civiles también han tenido la oportunidad de acercarse a estas máquinas letales pagando una módica entrada al precio de 4,5 euros.Familias enteras se han fotografiado junto a láseres capaces de derretir drones en el aire, misiles antiaéreos de largo alcance o cañones de gran calibre autopropulsados.Muchos niños hacían cola y pedían a sus padres que les sostuvieran el globo de la feria mientras posaban con un lanzamisiles BUK capaz de destruir un helicóptero de ataque o un avión comercial.La feria de armamento también ha sido diseñada para hacer disfrutar al público en general. No es casualidad que el evento ruso sea el único de esta clase en el que es posible ver las armas en acción: también es un acontecimiento político.Desde unas gradas abarrotadas el público ha aplaudido a los obuses y a las balas trazadoras disparadas contra unos muñecos amarillos. La megafonía insistía en identificarlos como "terroristas".La Russia Arms Expo 2015 ha sido una demostración de fuerza y también un pulso político. A nadie se le escapa que Rusia está atravesando unos momentos difíciles: el país sufre una crisis financiera desde el colapso del rublo y las tensiones políticas por Ucrania han dado lugar a sanciones por parte de Europa y Estados Unidos.Auque los países europeos y Estados Unidos tienen restringida la compraventa de material militar ruso, representantes de estos países han hecho acto de presencia.Resulta sorprendente que tanto los empresarios rusos como muchos analistas internacionales coincidan en que la industria armamentística de este inmenso país está sobreviviendo gracias a sus aliados asiáticos. Rusia no necesita a Occidente, ni para fabricar ni para vender.Al menos en este sector, sus cifras no paran de crecer. En 2014 los gastos militares de Rusia aumentaron un 8 por ciento respecto al año anterior según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). Las exportaciones también batieron el récord el año pasado, y se situaron en 13.200 millones de dólares. Entre sus clientes figuran regímenes como el de Siria.A la salida de la feria unos jóvenes vestidos con chándales y zapatillas manchadas de barro han vendido centenares de banderas rusas mientras cantaban el himno. En una época de fragilidad, los dirigentes rusos se aferran a una industria pujante y propagandística. No es la primera vez que los tanques se envuelven con los colores del Kremlin.Rusia sigue empeñada en malgastar dinero en disparatados proyectos científicos. Leer más aquí.Todas las imágenes son de Guillem Sartorio para VICE News. Sigue a Guillem Sartorio en Twitter: @guillemsartorio
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