La torta de tostada y el frenesí por hacer torta cualquier platillo mexicano

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La torta de tostada y el frenesí por hacer torta cualquier platillo mexicano

Ciudad por ciudad, las tortas están conquistando el país.

Me encanta vivir en un país tan atascado como México. Caminar por las calles de cualquier ciudad se convierte en un experimento de hasta dónde se puede estirar la creatividad y lo absurdo para intentar crear el invento que lo cambiará todo, y esto ocurre especialmente con la comida. Pero últimamente pareciera que además de bailes, costumbres y comida tradicional, las ciudades fueran requeridas a inventar una especie propia de torta: las tortas de tamal y de chilaquiles del DF, las tortas ahogadas de Guadalajara, las tortas de la barda de Tampico, etcétera. Así fue como conocí las tortas de tostada.

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Podría pensarse que las tortas de tostada son un invento más del frenesí nacional por entortar lo que sea. Sin embargo, aunque las tortas Santa Clara existen desde 1985, fue hasta el año pasado que llegaron a Morelia, y con ello ganaron popularidad en la ciudad y cada vez más a lo largo del país.


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Aunque se puede pedir de carnitas, la tradicional torta de tostada está hecha con carne apache, una especie de cebiche de res: carne molida cocida con limón, cilantro, jitomate, cebolla y chile de árbol.

Primero se colocan los bolillos en un horno de cobre, hecho de ese material para mantener la receta y la tradición del hogar de las tortas de tostada: Santa Clara del Cobre, una localidad ubicada a 70 kilómetros de Morelia. Después se esparce un poco de mayonesa y frijoles sobre el pan y se le coloca una rebanada de queso de puerco hecho en casa. Encima lleva un poco de cebolla, chile perón, salsa roja y un trozo de jitomate sobre el que irá la carne apache.

Cuando el pan está casi listo, se pone un puñito de repollo sobre la carne y arriba de éste se colocará la esperada tostada. Entonces se pone la tapa, y la torta está lista. En teoría, la tostada debe dar a la torta un toque salado y crujiente, por lo que hay que comerse la torta lo más rápido posible para que no se pierda esta consistencia.

La primera mordida es muy curiosa: el sabor de la carne apache combina perfecto con los frijolitos, la col y la tostada, mientras que el pan hace el bocado más consistente. A pesar que después de unas mordidas es fácil acostumbrarse al sabor y a la combinación de texturas entre el pan y la tostada, la torta tiene el sabor fresco característico de las tostadas al tiempo que es fácil de manejar, una propiedad de la familia de las tortas.

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Por si no fuera suficientemente creativo y atascado meter una tostada en unos bolillos para crear una torta, también se ofrece la modalidad ahogada. Anunciada como el mejor remedio para la cruda, la torta ahogada de tostada se sirve en un plato rebozado en salsa y acompañado de una cuchara. Aunque la salsa le agrega picor, también resta sabor a la carne apache y termina sabiendo a una extraña sopa de pan con carne y limón, además que la tostada se aguada más rápido.

Ciudad por ciudad, las tortas están conquistando el país. Algunas, como la mítica torta cubana, están hechas para comerse una o dos veces en la vida. Pero hay otras, como la ahogada o la de chilaquil, que se podrían comer cada semana como un rápido bajón de fiesta. El lugar de las tortas de tostada dependerá de cada quién. Por mi parte, probablemente nunca coma otra torta ahogada de carne apache, pero si se me cruza una tradicional de tostada no diré que no. Lo que no puedo negar es que la receta me sorprendió. Y además me enseñó que si algo es lo suficientemente sólido como para balancearlo en un pan, es posible hacerlo una torta.

@limonsaurio