La Guía Vice de Estocolmo

Todas las fotos son de Felix Swensson excepto que se indique lo contrario

La capital sueca es obscenamente cara, una ciudad donde existe una cosa llamada “permiso para bailar” (lo que sugiere que también existe una policía del baile) y no le damos tan duro a la fiesta como, por ejemplo, en Berlín. Sin embargo, también es bonita y amigable, puedes tener la fortuna de salir de marcha con la crew de los Sad Boys y algunos de los pibones más espectaculares del planeta han salido de nuestros genitales. Sigue leyendo y descubre cómo sacar el máximo provecho de tu menguante reserva de coronas suecas.

Utiliza los siguientes links para ir directamente a cada sección:

– DÓNDE IR DE FIESTA
– DROGAS
– POLÍTICA, MANIFESTACIONES, ETC.
   ¿SOMOS RACISTAS | MANIFESTACIONES | INMIGRANTES– COMIDAS TÍPICAS
– DÓNDE EMBORRACHARSE
– ALOJAMIENTO
– ESTOCOLMO LGBT
– DÓNDE IR CUANDO ESTÉS SOBRIO
– QUE NO TE TIMEN
– NO SEAS UN TURISTA DE MIERDA
– QUÉ DEBES EVITAR
– PROPINA Y FRASES ÚTILES
– UNA LISTA DE YOUTUBE DE MÚSICA LOCAL
– VICE CITY MAP

Durante los duros meses de invierno, cuando prácticamente todo el país está sopesando la idea del suicidio, resulta un poco complicado montar raves durante toda la noche. Si se trata de bailar en un edificio público, entonces éste deberá tener un permiso específico, y si encima pretendes bailar mientras vas borracho, entonces el edificio necesita aún otro permiso, y ya os aseguro que durante nuestros terribles inviernos lo único que le apetece a uno es estar borracho y dentro de un edificio al mismo tiempo. PERO existe un resquicio legal si el local dispone de una lista de invitados. Deberás apuntarte 24 horas antes de que comience la fiesta, aunque lo puedes hacer online si sabes dónde buscar. Busca en Facebook las páginas de Lighthouse, Karbon, Pangea, Autonom o Levande Charader, o haz una búsqueda por “svartklubb” (la palabra sueca para rave, que significa literalmente “club negro”). Seguro que nunca imaginaste que alguien podría envidiar esos simples cacheos que os hacen en las discotecas de tu ciudad.

En compensación por los inconvenientes que comportan una diversión tan organizada, Estocolmo florece en verano y todo tipo de espectáculos al aire libre invaden algunas de las mejores localizaciones a las afueras de la ciudad; a menudo cerca del mar Báltico o a orillas del lago Mälar. Están un poco lejos del centro, así que más vale que lleves efectivo para un taxi y cerveza barata, pues la tarjeta de crédito no te servirá. Todo el mundo por aquí es encantador, rico, inteligente y está en forma; así que prepárate a quedar como el lerdo genéticamente defectuoso que eres.

Una buena forma de enterarse de dónde es la próxima fiesta es yendo a clubs como el Slakthuset o el Berns, o durante una sesión diurna en el parque Trädgården. Somos gente muy maja, así que no tengas reparo en preguntarnos.

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Malas noticias, yonquis: Estocolmo es la capital de la tolerancia cero. Socialmente, las drogas están mal vistas, así que es de mala educación preguntarle a la gente dónde pillar, a menos que te hayan dejado claro de alguna forma que ellos mismos las consumen. Sí, somos un poco estirados, pero al menos no tenemos problemas del corazón ni alopecia.

Como las multas si te cogen son tan severas, los que consumen lo hacen en casa antes de salir de fiesta. Hay policías de paisano hasta en los lavabos de los clubs, y al contrario de lo que ocurre en la mayoría de países, aquí es ilegal llevar drogas hasta en el sistema circulatorio. No es raro que la poli te haga un control de orina en plena calle, así que no te hagas el gallito simplemente porque ya hayas acabado con todo tu alijo.

Venga, no pongas esa cara, que esta ciudad es lo más.

Sin embargo, también cabe mencionar que si bien emborracharse es una práctica social perfectamente aceptada, tomarse una copa en un club es una auténtica ruina.  Lo mejor es beber antes de salir, lo que significa una excursión a las tiendas de alcohol del gobierno, las  Systembolaget, que abren de lunes a viernes, de 10 de la mañana a 7 de la tarde, y los sábados de 10 a 3 de la tarde, y cierran los domingos. Así que más te vale hacer acopio.

Seguramente, la coca es la droga más popular, pero suele ser de pésima calidad, muy cortada con polvos de lavar y speed. Así que no te la recomendamos. Resumiendo, las drogas no son lo nuestro, así que vete haciendo a la idea. Tampoco pasa nada porque te pases una semana sin meterte toda clase de sustancias químicas de mierda en el cuerpo, ¿no?

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Foto por Hampus Andersson

¿SOMOS RACISTSAS?

Como extranjero que eres, debes saber que tu sola presencia será motivo más que suficiente para cabrear a los seguidores del Partido Demócrata Sueco. Tanto da que seas rubio y de ojos azules, básicamente ellos odian a todo aquel que no vista traje regional sueco, baile alrededor de un poste por el Midsommardagen y coma albóndigas con guarniciones ridículas. Si tienes la desgracia de toparte con uno de ellos, por lo que más quieras no se te ocurra mencionar la Unión Europea.

Si aún así esos sujetos te parecen gente moderada, tenemos a los del SMR (Movimiento de Resistencia Sueco) y los del SvP (El Partido de los Suecos). Ellos, al contrario que los del Partido Demócrata Sueco, no se esfuerzan por disimular su odio; al contrario, les encanta ponerlo por escrito en un papel, meterlo dentro de una botella y lanzártelo a la nuca mientras vas marchando tan contento en una manifestación pacífica. Son, para decirlo en una palabra, neonazis. Gilipollas de pura cepa.

Es fácil reconocer a los seguidores del SMR en la calle: suelen tener entre 15 y 19 años, se mueven en manadas, visten de negro y portan banderas verdes gigantes con flechas dibujadas. A veces salen por barrios creativos como Kärrtorp, o por Södermalms Torg en Slussen, simplemente porque creen que por ahí es por donde más se trabaja en defensa de los derechos humanos más básicos.

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MANIFESTACIONES

Últimamente, una ola de protestas en contra del racismo y del fascismo invade Estocolmo como aperitivo de las elecciones generales que han de celebrarse en septiembre de 2014. Los movimientos antirracistas han ganado mucho protagonismo aquí desde que los fanáticos del Partido Demócrata Sueco lograron sus primeros escaños al Parlamento en 2010.

Al menos una vez al mes se producen manifestaciones en la capital sueca, que pueden ir desde pacíficas reuniones familiares hasta enfrentamientos ultraviolentos entre grupos de extrema derecha y de extrema izquierda convertidos en auténticas exhibiciones de atrocidades; todos los suecos somos guapos, así que incluso darle una paliza en la cara a un nazi cuenta como un crimen contra la estética. Es difícil decir si este tipo de protestas tienen influencia real en la vida pública sueca. Como ya empezarás a entender cuando te toque rellenar el formulario para obtener el permiso para masturbarte, Suecia está construida sobre la base de una burocracia profundamente arraigada.

Los cada vez mayores apoyos que está cosechando el partido Iniciativa Feminista nos hace albergar esperanzas de que algún día Estocolmo se convierta en la utopía de igualdad de géneros que mucha gente del resto del mundo se cree que ya es, pero pueden pasar décadas antes de que lo veamos.

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INMIGRANTES

Aparte de los inmigrantes finlandeses y noruegos, a los que podríamos describir como unos pijos haraganes, el colectivo de inmigrantes más visible se encuentra en Södertälje. A este barrio de las afueras se le conoce como “El pequeño Irak” porque el distrito acoge más refugiados iraquíes que Estados Unidos y Canadá juntos. Se cuentan innumerables historias de terror sobre iraquíes explotados en trabajos baratos o hasta no remunerados, lo que es doblemente triste porque significaría que los suecos por lo único que estamos dispuestos a saltarnos las normas es por reinstaurar el esclavismo :(

Sinceramente, somos gente muy maja y esta ciudad es genial. Que la difícil situación económica se traduzca en xenofobia es algo que no sólo pasa aquí; pasa en toda Europa. Hoy en día, los suecos les echan la culpa a los somalíes y a los rumanos de que la sociedad no sea cien por cien perfecta, aparte del hecho de que soportan las tasas de paro más altas de todo el país. Además, existe la creencia popular de que el hecho de que los pobres vivan en el extrarradio es lo que hace que la ciudad de Estocolmo goce de una calidad de vida tan alta. Allí es donde viven la mayoría de los camareros, taxistas, trabajadores de la limpieza y auxiliares de geriátricos. Además, una nueva generación de músicos, emprendedores y deportistas son hijos e hijas de inmigrantes que literalmente han cargado sobre sus espaldas con el peso de la sociedad sueca durante décadas.

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Hermans 
Fjällgatan 23B
Aunque la gastronomía tradicional sueca se basa exclusivamente en carne, patatas y de vez en cuando en algo de pescado, hoy en día gran parte de Estocolmo se ha vuelto vegetariana. Hermans tiene un bufé vegetariano bastante decente y una de las mejores vistas de la ciudad. Te recomendamos que vayas caminando, pues la calle en la que se encuentra es una de las más bonitas de todo Estocolmo; muchos de los edificios de Fjällgatan son esas tradicionales casas de madera roja que suelen verse en la Suecia rural, así que podrás subir a Instagram algo más que comida.

Sturehof 
Sturegallerian 42
Sturehof está en el centro de Stureplan, una de las plazas más pijas de Estocolmo, pero por algún motivo este restaurante es bastante barato. Prueba el cangrejo de río, que está delicioso y es una buena excusa para hacer bromas al estilo Kanye West.

Tweed Bar
Lilla Nygatan 5 
Gamla Stan (el barrio antiguo) suele estar tan repleto de turistas que más vale evitarlo, pero aún así hay un par de locales que no producen ganas de vomitar. Uno de ellos es el Tweed Bar, decorado con viejos sillones Chesterfield, piezas de barcos antiguos y demás ideas robadas de una peli de Wes Anderson. Las hamburguesas, eso sí, son exquisitas, y tienen una carta de cervezas mucho más amplia de lo que es habitual en Estocolmo. Sin embargo, no tiene platos vegetarianos; una herejía para muchos suecos modernos.

Flippin' Burgers
Observatoriegatan 8
Sí, las hamburguesas son el plato más popular de Estocolmo. Así que bien vale la pena probar una que tenga un poco de alma, y en Flippin’ las hacen a partir de carne fresca procedente de ganaderías locales. En serio, puedes preguntarle al camarero de dónde viene la carne de tu hamburguesa. El único inconveniente es que no hacen reservas, lo que hace que uno se tenga que esperar bastante. Eso sí, la espera aquí es una forma de socializar.

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Arenque frito
Cuando la gente piensa en arenques (que es algo que los suecos hacen cada ocho segundos), normalmente se los imagina en vinagre o fermentados, y por tanto no puede evitar pensar en lo mucho que apestan. El arenque frito es una manera mucho menos desapacible de degustar la cena a base de pescado más típica del Mar Báltico. Lo tradicional es servirlos con puré de patatas o enrollados en una torta para comer en la calle. Está más bueno que el salmón. Que le JODAN a vuestro salmón, Escocia.

Tostada Skagen
Básicamente, son gambas con mayonesa y un poco de eneldo. No es exactamente un plato revolucionario, pero la Tostada Skagen es ahora mismo el aperitivo bandera de Estocolmo. Todo el mundo coincide en que la inventaron en un restaurante llamado Riche, y por tanto ese debe ser el único sitio donde probarlo. (Estoy seguro de que en otros países también se les ha ocurrido esta receta, pero bueno.)

Pizza con salsa bearnesa
La pizza sueca es un versión barata, blanda y viscosa de esa cosa aplanada que comen los italianos. Nosotros la servimos con salsa bearnesa y ensalada de col blanca, algo que suena a bazofia para hippies que se le debió ocurrir a una mami con muy buenas intenciones pero sin remota idea de lo que es la comida basura, pero cumple su función.

Albóndigas
¡Dios! Esta lista no nos está haciendo quedar precisamente como un pueblo muy sofisticado, pero la verdad es que nos encantan las albóndigas. Tradicionalmente se sirven con guarniciones de chiste, como mermelada de arándano rojo, pepinillos en vinagre y salsa de malta, así como otras algo menos risibles como puré de patatas. Las albóndigas de verdad son mucho más grandes que las que venden en los supermercados y son uno de nuestros mejores platos típicos. En el Tranan de Odenplan sirven unas de las mejores albóndigas de la ciudad, pero no están en la carta, así que deberás preguntar en la barra. En sueco se escribe köttbullar y se pronuncia “sch-utt-bullllaaaar”.

Varmkorv
Significa literalmente salchicha caliente. La comida callejera típica de Suecia es básicamente igual a ese otro famoso supositorio hecho de picha de cerdo que es el perrito caliente americano. Son baratas y las venden por todas partes, pero si quieres las mejores de la ciudad, ve al Günters en S:t Eriksplan.

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Häktet
Häktet –que significa “arresto”– solía ser una cárcel de morosos allá por el siglo XIX. Ahora es un local donde sirven whiskys a un precio razonable que te beberás hasta hundirte en la más abyecta miseria.

Södra Teatern
Södra Teatern está en la parte de arriba de la Hökens Gata y en verano las vistas desde allí son tan espectaculares que todo el mundo –desde mi madre hasta mi camello– van a tomar algo a su terraza. Además, los precios son bastante razonables.

Nytorget
En la zona de Nytorget, en el corazón del SoFo (Folkungagatan Sur), hay un buen puñado de bares y cafeterías de moda. Entre nuestros favoritos están el Urban Deli, el Vurma y el imprescindible Nytorget 6, tanto para comer como para tomar unas copas. Por desgracia, no se puede beber alcohol en el parque. A menos, claro, que compres la bebida en un Systembolaget (el monopolio estatal de tiendas de licores) y la camufles en vasos de Starbucks.

Glenn Miller
En una ciudad donde nadie toca jazz y todos los restaurantes sirven hamburguesas, es fácil para un bar donde hacen mejillones con patatas fritas y programan jazz en vivo ser el mejor en lo suyo. Aún así, Glenn Miller es de puta madre y el jazz y los mejillones son exactamente la clase de cosas que uno debe probar en vacaciones.

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¿Sabías que Estocolmo está diseminada en 14 islas, lo que la convierte en una ciudad hecha principalmente de agua? Ese es, en parte, el motivo por el que el alojamiento es en general tan caro y, por eso mismo, alojarse en un barco no es tan mala idea. El Af Chapman (habitaciones a partir de 590 coronas / 64€ la noche) está amarrado en la bahía de la isla de Skeppsholmen y es un lugar bastante apañado para pasar la noche si uno no se marea / no se deja tentar por las sirenas asesinas con facilidad.

Si buscas un sitio barato en tierra firme, el HTL Kungsgatan (habitaciones a partir de 599 coronas / 65€ la noche) te debería servir. Las habitaciones son minúsculas y no precisamente lujosas –es como hospedarse en un avión de Ryanair que nunca despegará– pero no existen muchas más opciones por este precio. La calle donde se encuentra, la Kungsgatan, es una de las más céntricas pero también una de las más chungas, así que yo de ti no vagaría por ahí fuera mucho rato.

La zona de Östermalm es famosa por sus extravagantes tiendas y sus horripilantes clubs nocturnos, pero se salva por el Story Hotel (habitaciones desde 1.290 coronas / 140€ la noche). El bar y el restaurante son bastante populares tanto entre los turistas como entre los residentes, y los precios son bastante razonables. Por otro lado, han sustituido el mostrador de recepción por un ordenador de pantalla plana, así que registrarse en este hotel tiene el mismo glamour que escanear tú mismo el código de barras del papel de váter en el Alcampo.

El Berns Hotel (habitaciones desde 1.521 coronas / 165€ la noche) tiene una de las pistas de baile más cuquis de Estocolmo en el sótano y una terraza para fumadores tan guay que no parece que estés en el exterior. Además, es el centro neurálgico de la Semana de la Moda de Estocolmo así como de otros extraños eventos y conferencias, de manera que otra ventaja de alojarte aquí es que no tendrás que preocuparte de ir a esas fiestas; las montan en tu habitación.

Ya sabemos que Estocolmo es una de las ciudades más caras de Europa, así que, ¿por qué no tirar la casa por la ventana y hospedarse en un hotel realmente refinado? El Lydmar Hotel (habitaciones desde 3.495 coronas / 379€ la noche), donde tuvo lugar el Boiler Room el año pasado, es de lo bueno lo mejor en lo que a hoteles se refiere, aunque está claro que no te sentirás tan pirata como si estuvieras en el hotel-barco.

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En Estocolmo, ser gay es casi lo mismo que ser hetero. La escena gay se sitúa alrededor de Gamla Stan, Södermalm y Kungsholmen. El club de ambiente más grande de Estocolmo es el Candy, todos los viernes en el Le Bon Palais, pero puedes encontrar la misma proporción de público gay en el Berns, el Trädgården o en cualquier otro sitio.

En Estocolmo se celebran cada año dos grandes eventos gays: el Día del Orgullo y el Festival de Eurovisión, que es de hecho como un segundo Día del Orgullo. En todas partes hay idiotas rabiosos, pero en general puedes estar seguro que la mayoría de los suecos condenarán cualquier manifestación pública de homofobia.

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Bonniers Konsthall
Bonniers es una de las editoriales más importantes de Suecia y la Bonniers Konsthall es su galería de arte. Si eres fan de los Sad Boys –que supongo que sí, puesto que entras en webs como ésta– ve a Bonniers un domingo. Yung Lean, Gud y compañía suelen pasarse por aquí en busca de inspiración. Cuando no están de gira, el colectivo de raperos imberbes también frecuenta la Taverna Brillo en Stureplan y el Berns.

Skinnarviksberget
Uno de los lugares a mayor altitud y con mejores vistas de todo Estocolmo. Sube, disfruta del panorama, fantasea con que este países fuera uno de aquellos en los que pudieras fumarte un porro, y sigue adelante.

Vitabergsparken
Se trata de un parque genial a la sombra de la elegante Iglesia de Sofía. Está cerca del SoFo, esa grotesca zona de tiendas a imitación del estilo americano, así que sabrás que estás en el sitio correcto cuando veas ríos de gente con bolsas enormes llenas de logos.

Långholmen
En Estocolmo en verano, bañarse de noche en el mar es prácticamente obligatorio, y la playa de Långholmen es un buen lugar para hacerlo. Situada bajo el puente que conecta las islas de Långholmen y Kungsholmen, es tan popular que seguramente estará llena, sobre todo a primera hora.

Marielle's Vintage
Marielle’s es la única tienda de Estocolmo donde se puede encontrar ropa asequible y que no dé cosa ponerse. No es muy conocida, ni siquiera por los residentes de la ciudad, así que trata de no estropear su atmósfera con tu rollo de extranjero.

Artipelag
Todo el que visita Estocolmo en verano debería tomar un barco hasta las islas. ¿Cuántos putos archipiélagos tenéis vosotros? En cualquier caso, si necesitas una razón para ir, la galería de arte Artipelag de Värmdö es la excusa perfecta.

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En Estocolmo hay tantos carteristas como en cualquier otra capital del mundo. Las peores zonas son las calles siempre abarrotadas alrededor de Drottninggatan, Gamla Stan y Plattan. También ha habido noticias de hipsters borrachos a los que han desvalijado en un pequeño parque cerca de Mariatorget, así que mejor que busques otro sitio donde ir a emborracharte, hipster.

Los ladrones también tienen la desagradable costumbre de probar a ver si alguien se ha dejado la puerta de casa abierta, así que asegúrate que la cierras aunque estés dentro. A ellos les importa un carajo si estás o no. Aunque tampoco has de preocuparte demasiado, que esto no es Chicago.

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La mejor manera de mosquear a un sueco es saltándose una cola. De veras, si tienes ganas de que te inflen los morros, ve a un McDonald’s y cuélate delante de todos. Nos tomamos esto de las colas muy en serio, y tú deberías tomar ejemplo.

En general, ser turista en Estocolmo puede ser duro si no conoces a nadie de aquí. Los porteros de discoteca te despreciarán y los residentes te señalarán en la dirección equivocada a propósito cuando les pidas indicaciones. Tal vez sea porque estamos hasta los huevos de turistas en bici que no entienden cómo funcionan los carriles bici, así que si quieres contribuir a mejorar las relaciones entre suecos y turistas no vayas bamboleándote por la ciudad en una bici de alquiler, subiéndote por todas partes y ralentizando el ritmo de la ciudad. ¡Vamos, que sólo faltan cinco minutos para que cierren las licorerías del gobierno y mi esclavo iraquí está sediento!

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Los vigilantes del metro
Hablamos de matones que abusan compulsivamente de su poder y que te insultarán impunemente.  Te miran mal, te desprecian y les encantarían hacer contigo lo que la poli del metro de Londres hizo con Jean Charles de Menezes. Más te vale ser bien educado y no cuestionar su autoridad.

Policía de paisano

Los reconocerás a kilómetros de distancia porque llevan zuecos y camisetas del grupo de pop sueco Razorlight. Piensan que todos lo menores de 30 años van todo el día colocados y les encanta interrogar a todo quisqui. Lo que es una putada si has tenido la inmensa suerte de pillar algo de maría.

Taxis clandestinos
Hay taxis de sobra en Estocolmo, pero siempre es mejor llamar a una compañía respetable que parar uno en plena calle. Los más ladinos tratarán de convencerte de que te llevarán gratis. Obviamente, no debes caer en la trampa, no son gente de fiar y el timo es más bien cutre.

Casino Cosmopol
El casino de Estocolmo que (obviamente) gestiona el gobierno es un antro dedicado al blanqueo de dinero y frecuentado por la peor ralea de la ciudad. No es la clase de lugar al que uno acude en esmoquin, sino más bien la clase de sitio donde los matrimonios van a morir.

Slussen
Slussen es una enorme intersección que en Estocolmo se conoce como “el lugar de la nada”. El plan era reformar este urinal gigante hace años, pero diversos “gestores públicos” han sido incapaces de ponerse de acuerdo en nada, y el resultado es que se ha convertido en una zona peligrosa donde cada tanto un trozo de viaducto aterriza encima de un ciclista. Viaductos 1, ciclistas 0.

Los festivales de Kungsträdgården
Kungsträdgården es un bonito parque donde se encuentran la mayoría de los majestuosos cerezos de Estocolmo que florecen en primavera. El caso es que ni te darás cuenta de que están ahí porque en todo momento tendrás encima a un pelma con un carrito de comida callejera, o tratando de que te apuntes a algún taller o de que te sumes a una causa solidaria, porque Kungsträdgården es el cuartel general de los peores actos comunitarios del Norte de Europa.

La cárcel
Está claro que no tienes ganas de acabar en la trena, así que olvídate de las drogas. No será porque no te he avisado.

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Propinas

La gente de Estocolmo no es muy dada a dejar propinas a menos que sientan que realmente son merecidas. En cualquier caso, tampoco hay que pasarse. En sueco tenemos la palabra lagom que viene a significar “término medio” o “en su justa medida”. Si has ido a un restaurante y el camarero o camarera te trata como si fueras el único cliente, una propina del 15 por ciento es lo correcto (20 por ciento si además está bueno/buena). Si el servicio es normal, un 10 por ciento ya es suficiente.

En los bares, solamente se da propina si la persona de la barra te pide que te sientes y te trae las bebidas a la mesa, o si el barman te hace un generoso descuento. Si solo te sirven bebidas en la barra no hay propina; excepto un par de coronas de cambio si pagas en efectivo.

De hecho, ni siquiera vale la pena que recojas las monedas de 1 corona del cambio, no valen nada y no harán más que de lastre en los bolsillos. Lo mismo se aplica a las propinas en los taxis.

Frases habituales

Hej – Hola
Tack – Gracias
Varsågod [pronúnciese “var-so-guuuuud"] – De nada
Hej då [pronúnciese "Jey dooo"] – Adiós
Snälla – Por favor
Ja – Sí
Nej – No
Fan vad keff du är [pronúnciese “fan va keff du ar”] – Eres jodidamente raro
Puss – Beso

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Diez canciones de grupos y artistas suecos. Son de una calidad más bien cuestionable.

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Así que aquí lo tienes: esta es básicamente nuestra ciudad

Que no decaiga,

– VICE Suecia