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Throwback Thursday

Throwback Thursday: José Canseco regala un home run y hace el ridículo

Cuando José Canseco creyó que su vida no podía ser más extraña, una atrapada de trámite fallida en 1993 le demostró que aún había cosas peores para él.

En nuestros días existe como un espectáculo secundario en la era de los esteroides, una presencia en Twitter, por períodos entretenida (y excolumnista de VICE) que emite comentarios irónicos y se ve a sí mismo como algo cómico. Pero hubo un tiempo antes de su programa Celebrity Apprentice, antes de las peleas de box para celebridades, antes de sus arrestos en la frontera, y su intento por convertirse en la nueva figura de acción de Hollywood, que José Canseco era considerado una estrella verdadera y legítima de la Major League Baseball, o al menos de la misma forma en que era visto como un completo imbécil.

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Un día como hoy pero de hace 23 años, Canseco alcanzó su punto más alto.

Mayo 26 de 1993: Carlos Martínez de los Indians de Cleveland contactó una pelota a lo profundo del jardín derecho, y Canseco, jugando para los Rangers de Texas, se dispuso a perseguir la pelota. En aquel entonces, Canseco estaba a un par de meses de cumplir 29 años, y a un par de temporadas de una campaña con 44 cuadrangulares y 26 robos de base, jugando para los Athletics de Oakland, que es muy probable haya sido lograda con la ayuda de sustancias prohibidas. Pero ya que dichas revelaciones no saldrían a la luz sino hasta después, seguía siendo considerado un formidable bateador de poder capaz de correr las bases. Para ese partido, Canseco había llegado con ocho home runs y un promedio de bateo de .291. Chris Jaffe de The Hardball Times escribió, "tiene poder, una promedio decente, y aguante". De 1986 a 1991, había promediado 34 home runs, había ganado una Serie Mundial, un par de títulos de cuadrangulares y un premio MVP.

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Por supuesto, en los 90 Canseco también tuvo los tamaños para iniciar un servicio de telefonía de paga que proveía actualizaciones diarias de su vida y su carrera; un intento antes del internet para sacar provecho de su fama. Los periódicos los vinculaban con Madonna. Había sido arrestado por manejar de manera irresponsable y por portar una pistola semiautomática en 1989. En agosto de 1992, los A's lo cambiaron por tres jugadores. Pero aquel día de 1993, Canseco seguía siendo un bateador de poder muy viable en las mayores.

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Entonces Canseco pisó la zona de tierra del Cleveland Stadium y perdió de vista la pelota flotada de Martínez. Realizó un desesperado intento por alcanzarla con su manopla. Después sucedió lo impensable: la pelota cayó sobre su cabeza y rebotó fuera del campo. Martínez obtuvo su cuadrangular y Canseco había ejecutado una de las jugadas más chuscas y vergonzosas en la historia moderna del beisbol. "Al perecer le rebotó en la cabeza", se escucha decir a el cronista sorprendido; las repeticiones confirmarían que fue exactamente lo que sucedió.

"En realidad ni la sentí", dijo Canseco luego de que su equipo perdiera el partido 7-6; su vergonzosa jugada había sido decisiva para el trámite del encuentro. "De verdad no sé lo que sucedió, sólo sé que estaba cuidándome de la pared y que la pelota rozó mi manopla y después pegó en mi cabeza".

Después añadió una oración que resultaría profética: "Saldré en ESPN todo un mes. Supongo que sólo soy bueno para entretener".

Canseco reforzó esta percepción días después. El 29 de mayo, los Rangers estaban abajo en el marcador 12-1 ante los Red Sox de Boston, y Canseco convenció al manager Kevin Kennedy para que lanzara una entrada como relevista. Realizó 33 lanzamientos, regaló tres carreras en dos hits, y terminó desgarrándose un ligamento de su codo derecho. Luego de ser examinado por el cirujano James Andrews, fue dado de baja para la temporada. "Si fuese una lesión que acabara con mi carrera", dijo en una conferencia de prensa, "tendría otras cosas en las cuales ocuparme".

Resulta que la carrera de Canseco no había terminado. Pero de alguna sí porque nunca más recobraría su velocidad y poder. Duraría en las grandes ligas hasta los 36 años, jugando para los Red Sox, Blue Jays de Toronto, Yankees de Nueva York, y White Sox de Chicago. Aún tendría la fuerza para conectar la pelota —logró 46 cuadrangulares en 1998 para los Jays (lo poncharon 159 veces), y acumularía 462 en su carrera— pero su verdadero ascenso a la fama llegaría en 2005, cuando publicó su autobiografía Juiced, la cual ventiló el uso generalizado de los esteroides en las ligar mayores, en especial de él mismo.

De todos modos, la combinación del incidente con la pelota y su desafortunado período como lanzador fue lo que lo definiría ante el público. (A saber: Will Myers se aventó una jugada a la Canseco la temporada pasada y a nadie le importó). En defensa de Canseco, se puede decir que invirtió su reputación como celebridad de tercera, apareciendo en programas como The Surreal Life, y haciendo promociones para eventos como el del 4 de junio: un desafío de cuadrangulares después de un partido de los Frisco Roughriders, la filiar Double-A de los Rangers. Su página de Wikipedia es una extraña mezcolanza de problemas legales inexplicables y momentos de autopromoción; su cuenta de Twitter suele ser confusa y brillante, más o menos como su carrera, y sigue aprovechando su fama para lucrar. Cuando la gorra de los Rangers que Canseco usó durante el infame "error en cuarta base" fue subastada hace unos años, expresó en Twitter su deseo por adquirirla. Recientemente, usó la misma plataforma en redes sociales para compartir su plan para lanzar armas nucleares en contra de las capas polares de Marte. Tal vez ninguna de estas joyitas deportivas —sus haikús, sus apariciones en el show de Oprah, sus amenazas en contra del novio de su hija— habrían existido si Canseco no se hubiera humillado en público al completar uno de los momentos más ridículos en la historia moderna del beisbol.