Es una obviedad decir que toda jugada en el futbol americano incluye una cierta dosis de argucia, de artimaña. Desde la básica jugada de carrera, al pase de play-action, hasta las más elaboradas reversibles: todas buscan confundir a la defensa lo suficiente como para ganar medio segundo de ventaja en el sprint. Dicho esto, valga apuntar otra obviedad: qué difícil es engañar a la defensa rival.Por eso fue tan emocionante que en el cuarto cuarto del partido entre Seattle y Los Ángeles, el pateador de despeje de los Seahawks se acomodara el balón junto a las costillas y pegara un carrera de ladrón de tiendas de conveniencia. Un engaño perfecto. Jon Ryan superó la línea de primero y diez con soltura y ganó mucho más terreno. Mucho más. Hasta que, como a los ladrones de tiendas de conveniencia: le cayó la ley.
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Aunque esto sucedió en el partido del jueves, nunca se agota la emoción del engaño y la hilaridad del gesto al ver que está a punto de perder el control de un objeto inerte que, segundos antes, tenía bien sujeto bajo el brazo. Y en un instante, el cuerpo del defensivo como un obús lo derriba y lo noquéa. Chale. En ese breve momento está contenido todas las sensaciones del universo del futbol americano profesional.
Pobre Jon Ryan, el golpazo le valió una conmoción cerebral de la que ya se está recuperando.Jon Ryan facial expressions pic.twitter.com/S1rAXYHMe2
— Ben B (@guga31bb) December 16, 2016
Thank you so much for all the well wishes. Jon is being checked out but in good spirits. You guys are so nice. pic.twitter.com/nJlsiXSnjd
— Sarah Colonna (@sarahcolonna) December 16, 2016