Los próximos 'siete pecados capitales' en la Liga Bancomer MX

Con un grito histérico y el cuchillo entre los dientes, el Rebaño Sagrado debe salir a matar o matar. Chivas es historia, y como defensor de la misma, debe salir semana a semana a pensar no en la salvación, sino a recuperar su grandeza y encontrar la única medicina que puede traerlo de nuevo a la vida tras varios años en coma: un campeonato.

No podemos hablar que Jorge Vergara reforzó al equipo como debía. Un novato con hechuras como Orbelín Pineda y una estrella en decadencia como Carlos Peña no parecen ser la medicina para devolver al Rebaño al título. La salida de Marco Fabián fue un duro palo para un cuadro cuya mayor falencia es el ataque.

La afición de Chivas está molesta, y con razón, quiere resultados inmediatos. No es suficiente ganar por ganar cuando de por medio están las formas. Los equipos chicos pelean por los tres puntos al tradicional 'haiga sido como haiga sido', pero no un equipo vulnerado por las equivocaciones internas y las polémicas de sus dueños.

Un desastre puede llevar a un infierno. Un estallido social entre una hinchada que quiere que esta pesadilla acabe. Matías Almeyda parece ser el hombre que dé la solución gracias a una mentalidad ganadora que trae consigo en la nacionalidad que dicta su pasaporte. En Argentina se gana, con buen nivel, buen futbol, güevos y personalidad. Él mejor que nadie sabe lo que es sentir el descenso y el ascenso de un 'grande'.

Los Tuzos, aquel equipo que osó llamarse el club de México y que solía interpretar perfectamente el mercado de pases, ha caído en el desatino de reforzarse con los nombres equivocados.

Un intento tras otro los ha llevado a un interminable desfile de nombres en ataque. El gol tiene precio, en los lares hidalguenses, el costo ha sido muy alto. No nada más han faltado las celebraciones, sino que en el camino, descuidaron su propio arco.

En el pasado torneo, fueron el equipo que más tantos se 'comió'. Una defensa sólida acabó siendo de agua con Aquivaldo Mosquera como líder de una zaga lastimada, la cual Óscar Pérez fue incapaz de mantener fuerte pese a su extraordinario y siempre aplaudido nivel.

Los Tuzos comprendieron la situación aunque con una dosis alta de exageración. Al 'Capitán de Agua', se le sumó Stefan Medina, además de Óscar Murillo y el arribo de Omar 'Darth Vader' González. A ellos, hay que sumarles a Hugo Rodríguez y Osvaldo Rodríguez, canterano que sumó una buena cantidad de minutos el torneo anterior.

No cabe duda que es una plantilla nutrida, sobre todo de extranjeros, y ahora, con el afán de no seguirse empachando de goles en su propio arco, de zagueros centrales.

Dirán, "pues él se lo buscó". Y la verdad, tendrán toda la razón del mundo.

Miguel Herrera lo tuvo todo para pasarse un gran fin de año en medio de lo más alto. Tras la tormenta de la Copa América y sus estúpidos tweets en etapas electorales, llegó la Copa Oro y la revalidación de un campeonato para la selección mexicana.

Tres desafíos como el partido ante una de las versiones más lamentables de los Estados Unidos, un juego ante un pobre El Salvador y una visita ante la que también es, una de las versiones más tristes de Honduras. Caray, Miguel Herrera pudo haberse ido como Dios a descansar pensando en Rusia 2018.

Pero el 'Piojo' fue el 'Piojo'. Y hoy, en medio de esa desatada soberbia que le dejó Brasil 2014 en la que se pensó como el ombligo del futbol mexicano y donde intuyó que solo él tenía la verdad de las cosas y las llaves de la salvación, un puñetazo bastó para devolverlo a la realidad, esa que se encuentra a pocos kilómetros de los Estados Unidos.

Tijuana es un 'mejoralito' y una cucharada de 'ubicatex' para una persona que empieza de cero, y que en él está la solución para volver a ser el que algún día fue.

Los Xolos tendrán a su DT nacional, y Miguel Herrera contará con un reto que nunca creyó tener a inicios de 2015. Todos, en algún momento, pagamos por nuestras acciones.

No nada más es el campeón y no nada más tienen al mejor jugador de la Liga, sino que además, tienen todo el dinero del mundo. Es algo así como ser guapo, exitoso y millonario… es algo así como ser el Cristiano Ronaldo del futbol mexicano.

Tigres es, desde este instante (y ojo que en Vice no nos equivocamos en los pronósticos) el favorito número 1 para ser –otra vez- el campeón de México.

Con ese billete tan inmenso, no solo compraron mucho, sino que además compraron bien. Para colmo de todo aquel que no es fan de los felinos, no le vemos un maldito sitio de fragilidad. ¡Cómo jodido no tenerles envidia!

Es más, Tigres lo hace tan, pero tan bien, que hasta compra de más. Lo inteligente del caso es que adquiere y presta, para que sus futbolistas se adapten, y cuando ya tienen el feeling de la Liga MX los lleva sin más demoras ni escalas a San Nicolás de los Garza.

Ricardo Ferretti debe ser la envidia de los entrenadores. Un hombre que lo que pide, se lo cumplen. Se lo llevan a tiempo, nada de tardanzas. La adaptación entre torneo y torneo en época decembrina es corta, así que uno no debe perder tiempo quedándose sin pretemporada.

Caray, eso es planeación… Ojalá otros aprendieran de ellos.

El 'cruzazuleo' y los chistes entorno a los subcampeonatos y derrotas de último minuto, en serio, ya, ya aburren. Parece que la imaginación se nos secó y cada que un equipo pierde –lo cual es normal en cualquier deporte- se le asocia con la Máquina. En buen plan, ya cansa.

Solo por ese detalle, ojalá Cruz Azul sea campeón pronto. Nos urge como aficionados rivales y como medios de comunicación ser un poquito más talentosos y originales a la hora de crear burlas.

Cruz Azul ya no es un equipo de burlas. Es un equipo de 'hueva'. Una institución cuyos futbolistas siempre dan las mismas declaraciones, viven con los mismos eternos problemas de cada seis meses, los mismos señalados, los mismos rumores, el mismo tema… el mismo resultado.

La ilusión de su afición siempre estará. Ni modo que no exista. Pero siempre tiene el mismo peso en la balanza; a veces resulta cansado creer que las cosas van a ser diferentes.

Sí, Cruz Azul es 'grande'. Si, tiene 18 años sin ser campeones. Si, todo es culpa de 'Billy'. Sí, sus refuerzos llegan tarde. Sí, la 'cruzazulean'. Sí, son los reyes del bullyng. Sí, sí, sí. Qué aburrimiento.

Gastar fuera es más barato que invertir dentro. Hace tiempo que la paciencia se acabó en el seno de los Pumas, y hace rato que la antigua cantera más fructífera del país está desechada e invadida por un montón de extranjeros con resultados poco favorables.

Ya lo sabemos, Pumas es el subcampeón, lo que quiere decir que en el papel, hizo bien las cosas en el semestre pasado. Pero, ¿antes lo hizo también? Al menos en el antiguo corto plazo, no.

Hoy, la Universidad tiene a 10 foráneos, entre extranjeros y naturalizados. De los siete que contaba en el pasado 'sub', Darío Verón, Gerardo Alcoba, Fidel Martínez, Matías Britos e Ismael Sosa eran asiduos a la titularidad, mientras que el resto del '11' tipo estaba conformado en un 90% por futbolistas canteranos (a excepción de Alejandro Castro). Es decir, cinco de ellos cuentan con raíces auriazules, prácticamente la mitad.

Pero ahora, con la llegada del defensa Francisco Meza (propiedad de Tigres), Mathias Vidangossy (con paso gris en Chiapas) y el polémico atacante Luis Quiñones, las oportunidades serán cada vez menores para los jugadores de la cantera.

La paciencia es un regalo caro, pero que normalmente da frutos, y si, evalúen la cotización de un jugador como Eduardo Herrera, o las arcas llenas que dejaron jugadores como José Luis López, Joaquín Beltrán, Jaime Lozano, Gonzalo Pineda o Gerardo Galindo.

En cambio, extranjeros de medio pelo, terminan siendo más baratos por el poco costo que les termina generando a la institución, aunque en la realidad, lo sabemos, termina saliendo más caro. Allá ellos que por ahorrarse unos dólares, acaban quitándole oportunidad al buen talento que se genera en esa cantera.

El exceso de pasiones ha llevado al América a ser uno de los equipos más castigados del futbol mexicano. El 'Ódiame más' ha pasado a ser un 'Pégame más' en el que la violencia física fue el punto clave en su eliminación contra Pumas.

Las Águilas siempre han sido sentimentalmente volátiles, generadoras de un amor y un odio desmedido donde el punto medio no existe. Lo amas o lo amas, te caga y lo detestas por siempre.

Es muy sencillo el presente y futuro de las Águilas. Mientras Ricardo Peláez esté al frente del equipo, habrá esperanza por un campeonato. Es sin temor a equivocarme, el mejor directivo de México desde los buenos tiempos de Rafael Lebrija en el Toluca.

En el ínter, Peláez siempre ha gustado de la disciplina y el trabajo sensato y frecuente de sus proyectos. Por eso mismo, contrasta con los problemas que se tuvieron con el club el semestre pasado (y en campeonatos anteriores).

Alguna ocasión tuve la oportunidad de entrevistar a Ignacio Ambríz, un hombre que se hizo como DT en Europa a lado de un temperamental como Javier Aguirre. Eso ya lo sabemos. Lo que me sorprendió en aquella ocasión es que 'Nacho' comentó que en México, a diferencia de España, el entrenador es más un papá que un director técnico. En la Liga, sostuvo, el entrenador es menos consentidor y menos preocupado de detalles como solucionar una pelea entre dos de sus jugadores. Es decir, al futbolista se le suelta más y se le deja más libre, lo cual, tendría que ser lo correcto. A los jugadores no se les debe educar, ellos ya deben tener esa educación al momento de ser profesionales.

Ambriz es un gran entrenador, aunque no el que una institución como América necesita. 'Nacho' no debe ser quien medie entre las pasiones de un equipo calenturiento y pasional, debe ser un tema directivo e interno entre jugadores los que solucionen un problema que no se debe repetir en este 2016.