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Los cárteles mexicanos adoran las redes sociales

Los cárteles mexicanos están empezando a sacar partido del poder de internet.

“Broly”, un presunto miembro del cártel de los Caballeros Templarios, se hace un selfie con una pistola. (Todas las imágenes cortesía de Antoine Nouvet / Open Empowerment Initiative).

Los cárteles mexicanos están empezando a sacar partido del poder de internet, empleando la red para realizar campañas de relaciones públicas positivas, postear fotos donde salen posando con sus armas y localizar a sus objetivos rastreando sus movimientos en las redes sociales.

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Antoine Nouvet, de la SecDev Foundation, una organización de investigación canadiense, ha estado trabajando con el Igarapé Institute, un think-tank de política sobre drogas, en un proyecto llamado Open Empowerment Initiative. El proyecto analiza “cómo el ciberespacio está dando poder a los seres individuales y reconectando relaciones en Latinoamérica", y ha destapado mucha información acerca de cómo los cárteles están empleando internet para sus propios e inicuos fines.

Armas hechas de oro. Imagen publicada en la página en Facebook de un miembro de un cártel.

El primer tema que tocó Antoine fue el de cómo los cárteles han utilizado el ciberespacio de un modo muy parecido al del departamento de relaciones públicas de una compañía de televisión: “Publicitan sus actividades, llevan a cabo iniciativas de relaciones públicas. En líneas generales, se han convertido en su propia compañía de medios", ha explicado. "En los años 90, los cárteles colombianos o los traficantes de drogas de Myanmar eran muy sofisticados respecto a las relaciones públicas, pero no disponían de esta enorme plataforma de difusión masiva”.

No todos los cárteles desean actualmente ser vistos como los malos. Después de que el huracán Ingrid arrasara la zona noroeste de México en septiembre, el cártel del Golfo subió un vídeo a YouTube en el que se les veía dando ayuda a aquellos que la necesitaban. El vídeo se convirtió en viral y hasta la fecha tiene más de medio millón de reproducciones.

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YouTube también se ha utilizado como plataforma para los anuncios de los cárteles, que, por razones obvias, no suelen ser emitidos por los medios tradicionales. Por ejemplo, una alocución de un líder del cártel de los Caballeros Templarios –un tipo al que conocen como “La Tuta”– ha tenido más de 900.000 visionados, 60 veces más que el discurso sobre el estado de la nación dirigido por el presidente mexicano el septiembre pasado (un vídeo que, con 15.000 visionados, puede decirse que "cojea").

La página en Facebook del cártel de los Caballeros Templarios.

Los Caballeros Templarios ya cuentan con bastante experiencia en las redes sociales. El cártel tenía una página en Facebook en la que se calificaban, de forma inmediatamente transparente, como un "pequeño negocio"; sumaba más de 10.000 likes y recibía con regularidad mensajes de apoyo hasta que fue clausurada a comienzos de este año.

Por supuesto, hay otra forma de atraer atención en internet cuando los moderadores cierran la página de tu grupo: publicar incesantemente fotos de ti mismo posando con pistolas. Antoine me puso sobre la pista de un tipo que se hace llamar "Broly" y que nombra a los Caballeros Templarios en su currículo laboral, sube fotos de su 4X4 de gama alta, de sus colegas luciendo armas y muchas, muchas más en las que simplemente aparece él haciendo morritos con pistola en mano.

“Broly” haciendo pucheros o morritos (según se mire)

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Entre los puntos relevantes de los perfiles de miembros de cárteles destacan la cuenta en Twitter de un miembro destacado de una "banda de justicieros", que contiene fotos de sus metralletas chapadas en oro; un perfil que afirma representar al cártel de Sinaloa en el que hay una foto de lo que parece un tigre-mascota, y una foto en Instagram de un miembro de un cártel sacando un AK-47 por la ventanilla de un coche deportivo. Todos estos perfiles de miembros de cárteles son públicos, algo que debe estar empezando a ser un poco humillante para los servicios policiales que destinan millones a la tarea de intentar atraparlos.

“Broly” y sus amigos

Los cárteles cuentan también con analistas que trabajan para ellos haciendo seguimientos en las redes sociales “para averiguar lo que los mexicanos están diciendo y tener un ojo puesto en los movimientos de tropas dentro y fuera de una ciudad”, según Antoine. De este modo, los jefes pueden dirigir de forma apropiada a sus propias fuerzas sin recibir atención no deseada sobre el terreno. Además, los cárteles están usando técnicas de encriptación –como el enrutamiento Onion– para estar un paso por delante de la ley. "Están al tanto de la necesidad de ocultar sus huellas en el ciberespacio", dice Antoine.

Aunque relativamente nuevo, es importante destacar que la aplicación de este tipo de enfoque por parte de los cárteles está lejos de ser tosco. En mayo de este año, la mitad del dúo que se encargaba del Blog del narco, el más influyente y leído blog sobre la guerra contra las drogas en México, desapareció. Su socio, al que se conoce con el seudónimo "Lucy", relató al Guardian que había llamado a su compañera por teléfono para decir “corre” y colgar inmediatamente. La pareja había acordado emplear “corre” como término clave para salir del país si las cosas se ponían peligrosas. Se desconoce si la socia de Lucy consiguió huir. Él no ha vuelto a saber de ella desde entonces.

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Si los cárteles le hubieran atrapado antes de que cruzara la frontera, no habría salido de esa con facilidad. “Lo hicieron empleando medios avanzados: hackeo inverso, para averiguar la identidad de la gente que estaba detrás de lo que a menudo son posts anónimos", explica Antoine. "Se necesita algo de habilidad tecnológica para averiguar quién se encuentra detrás de ellos, para después localizarlos y asesinarlos”.

Una tecnología similar es la que probablemente haya facilitado el auge de otra nueva forma de crimen, los "secuestros express", que normalmente se planean y ejecutan en cuestión de horas, antes que días, y en los que por regla general no se mantiene a nadie en cautiverio.

Un coche atiborrado de hierba.

Según Antoine, “Las nuevas tecnologías, como los smartphones, están haciendo a la gente muy vulnerable a los secuestros”. Una vez los hackers han interceptado un dispositivo perteneciente a un objetivo, ese objetivo recibe una llamada en la que le dicen que sus familiares han sido secuestrados; una afirmación que legitiman con datos de localización y otras informaciones extraídas del teléfono. También le dicen que sus movimientos están siendo vigilados a través de GPS. A continuación la víctima recibe la orden de no colgar el teléfono, para después tener que ir a un cajero automático y coger un taxi para dirigirse a un punto de encuentro donde, siguiendo instrucciones, tendrá que entregar el dinero.

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Al llegar, los criminales simplemente tienen que coger el dinero y largarse en su coche, todo ello desde la comodidad de su teclado. Por supuesto, los cárteles también pueden usar esta tecnología para seguir los movimientos de alguien a quien planean asesinar, y el asesino incluso puede engañar a su víctima para que vaya a un lugar concreto donde pueda fácilmente meterle una bala entre los ojos y luego largarse, sin necesidad de tener que seguirle a pie y esperar su oportunidad.

Sea cual sea el resultado de los tejemanejes, estos pueden realizarse con muy pocos recursos, algo imposible antes de que los smartphones se abarataran e hicieran ubicuos.

Una foto del lujoso 4X4 de un miembro de un cártel.

Sin embargo, la confianza de los cárteles en internet puede convertirse también en su talón de Aquiles. "Por el momento les concede ventaja", me dijo Antoine, "pero se puede volver contra ellos con mucha rapidez".

Esta vulnerabilidad ya quedó demostrada cuando Anonymous llevó a cabo ataques contra los Zetas en 2011, accediendo a sus datos privados y amenazando con revelar nombres de sus miembros. El cártel respondió rápidamente “contratando” a sus propios especialistas en seguridad, y Anonymous se echó atrás después de que uno de ellos fuera secuestrado.

Evidentemente, los cárteles no están enviando a sus componentes a clases nocturnas de informática en la universidad local, siendo probable que sus expertos especializados estén con ellos bajo secuestro. “Puede que estén atrayendo a jóvenes informáticos mexicanos y pagándoles un buen salario, pero si aun así necesitan a alguien con más conocimientos, simplemente lo secuestran", explica Antoine. “En 2012 hubo al menos 36 casos de ingenieros secuestrados por los cárteles, entre ellos un empleado de IBM, a los que nunca se ha vuelto a ver".

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Pero incluso si están secuestrando a los mayores talentos tecnológicos de México, esta dependencia de internet cada vez mayor podría a la larga provocar la caída de los cárteles. “La tecnología de la que se benefician los cárteles es también una de sus vulnerabilidades clave", dice Antoine. “Y esto es lo que podría suceder en México si el gobierno adopta mejores medidas para contrarrestarlos en el ciberespacio”.

Sigue a Joseph en Twitter: @josephffcox

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