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Música

La historia oral de ‘Río Salvaje’, de Little Jesus

El grupo cuenta cómo crearon su más reciente LP, cómo nadie quería firmarlos a una disquera, por qué los Rolling Stones les reforzaron las ganas de seguir adelante, y sus expectativas para el futuro.

Todo empezó con un collar. Antes de que Little Jesus fuera una banda, Santiago Casillas se veía a sí mismo como un productor de música, al estilo de Mark Ronson o Danger Mouse, y decidió que ese iba a ser el nombre de su proyecto. Para empezar a hacerse promoción, creó un collar con lo que se convertiría en el logo del grupo. “La gente me preguntaba qué era y yo respondía: ‘Mi proyecto de música’,” le dijo Sant hace tres años a Me Hace Ruido.

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Sin embargo, Little Jesus pronto pasó de ser una idea a un proyecto solista para exponer sus canciones, y eventualmente en una banda de cinco integrantes, compuesta por Fernando Bueno (Poni), Carlos Medina, Arturo Vázquez-Vela (Chimo) y Manuel Sánchez Rucobo (Truco). Aunque su primer álbum, Norte, lo trabajaron todos en tocadas y ensayos, en realidad fue compuesto principalmente por Santiago (“incluso estaba solo en el estudio en las primeras grabaciones. Nadie me acompañaba,” dice), y fuera de una reedición con cuatro canciones nuevas (y dos versiones en japonés), tardarían tres años en publicar un álbum nuevo.

A lo largo de esos tres años, la banda se dedicó a girar por todo México, e incluso logró salir a tocar en festivales como el Neutral en Chile, Hermoso Ruido en Colombia, Benicassim en España, y más. Sin embargo, después de tocar las mismas 13 canciones por tres años, el publicar nueva música era más que justo y necesario. Y por fin, después de una gran espera, hace un par de meses llegó Río Salvaje, su primer disco realmente colaborativo, y que representa un cambio radical en el sonido de la banda.

Aunque el “tropipop” fue lo que hizo que la banda se volviera popular, gracias a sencillos como “Berlín” o “Azul”, que siguen siendo los más pedidos por la gente, el quinteto de la Ciudad de México decidió arriesgarse y dejarlo a un lado, creando un álbum que mezcla el rock psicodélico onda Pink Floyd o Tame Impala, con indie pop medio new wave onda TOPS y Part Time, y otros géneros.

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Platicamos con la banda sobre todo lo que hay detrás del disco: influencias, el nombre, el arte, el momento crítico en el que nadie quería firmarlos a una disquera, empujándolos a seguir siendo independientes; cómo los Rolling Stones les reforzaron las ganas de seguir adelante; y sus expectativas para el futuro. El resultado es esta especie de historia oral del álbum, la cual pueden leer a continuación.

De proyecto solista a una banda verdadera

NOISEY: ¿Cómo se ha dado esa evolución de un proyecto solista a lo que hoy es una banda de cinco integrantes, tanto sónicamente como para el proyecto?

Sant: Siento que en estos tres años ha cambiado mucho nuestra confianza, sobre todo. Ya no nos da miedo explorar ningún género para hacer una canción. Como que al principio sí queríamos que fuera como eran las primeras rolas: dancey, medio tropical, rockero pero con coros pop. Queríamos que siguiera esa línea. Después fue como “A ver si no se saca de onda la gente cuando saquemos ‘Norte’”, la canción, y no, la aceptaron muy bien. Después sacamos “Mal” y “Jóvenes” en la reedición, que también eran un poco diferentes, y gracias a ese pequeño EP de bonus tracks nos dimos cuenta de que no había problema si explorábamos otros ritmos y otros estilos.

Y en el nuevo disco abrimos el espectro totalmente: sí queríamos que se sintiera una evolución y una maduración, en todos los sentidos —aparte del tema musical, pues ya crecimos nosotros; hasta la gente que nos está siguiendo, si empezaron a los 17 años pues ya tienen 20—, entonces sí queríamos que se sintiera más maduro. Pero realmente creo que el secreto y la razón por la que está tan diferente es porque abrimos el espectro a todo lo que se nos ocurriera.

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¿Tú ves una línea evolutiva de la reedición que hicieron con Norte a cómo suena Río Salvaje? ¿O sientes que son cosas diferentes?
Sant: Yo siento que nada más nos guió. Fue haz de cuenta la Y, la bifurcación. Con ese EP nos dimos cuenta de que podíamos seguir del lado izquierdo, o hacernos tantito a la derecha, y pues con un pequeño desvío de aunque sean centímetros, a la larga ya estás yendo por un camino diferente.

Poni: Sí, exponiencialmente.

Refugio en el bosque

Poni: Fuimos dos veces a encerrarnos a una casa en el Desierto de los Leones verguisisisísima, de nuestro amigo Daniel Bitram.

Sant: Daniel es un amigo mío de la universidad, que es muy buen ingeniero de grabación, y siempre me decía que tiene esa casa en la que él creció, pero se fue a vivir con su familia a Monterrey. Se quedaron con la casa, pero se quedó abandonada. Sólo la usaban para meditar.

Poni: Son unas casas que hizo una especie de arquitecto/chamán hasta arriba del Desierto de los Leones. Arquitectura toda con madera…

Medina: Medio amorfa.

Poni: Astral, pero también como de duendes. Toda bien rara, y una de esas casas es de la familia de Daniel. Entonces dijmos vamos ahí, a desconectarnos de todo…

Sant: La casa estaba vacía. Todo este tiempo que Daniel no vivió allí la casa la usaban para retiros silenciosos y meditación, entonces llevaba como una década en silencio esa casa, y llegamos nosotros a montarnos ahí y darle con todo [ríen].

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Estuvo muy chido, nos encerramos ahí, en medio de la naturaleza, primero unos cinco días y la segunda vez como otros tres. Ya teníamos algunas ideas all over the place, y unas tres como maquetas, y ahí como que terminamos de armar esas tres y aparte salieron otras como cuatro canciones, que ahí nacieron.

Ese encerrón en el Desierto fue lo que marcó la gran diferencia entre el disco pasado y este: que el pasado fue [armado] ahí en los ensayos y en los shows en vivo. Había canciones que tocábamos que todavía no tenían letra y yo me inventaba la letra en vivo. Y ahí iban agarrando forma, hasta se me ocurrían palabras mientras las tocábamos, y esto fue más pensado. La escapada a ese lugar fue como, “ya estamos haciendo el disco”. Como lo veíamos en los documentales.

Poni: Sí, igual se puede decir que fue una forma más tradicional, pero para nosotros fue completamente…

Sant: Nos salimos de nuestra zona de confort al meternos a una zona de confort [ríe].

Sant: Hicimos una playlist del disco y al final no suena tanto a eso.

Poni: Era una playlist para meter cosas, como “Me gusta la batería de esta rola”, “la lira de esta”…

Después fueron a Sonic Ranch. ¿Ahí sólo grabaron?

Medina: Trackeamos.

Poni: Y pues cosas de produccción, detalles.

Sant: Trackear, pero sí lo llevó al siguiente nivel. Ahí fue Mateo [Lewis] también.

¿Mateo es el productor del disco?

Sant: Co-productor.

Medina: Nos despertábamos, desayunábamos, y a grabar.

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Poni: Mucha disciplina. Porque teníamos seis días.

Sant: Sí, desayunábamos burritos, grabar grabar grabar, comíamos, grabar grabar grabar como hasta las 12, de 12 como a 1:30 nos emborrachábamos, y nos despertábamos como a las 7:30/8.

Detrás del sonido del disco, y el adiós al ”Tropipop”

Sant: Teníamos la idea de que fuera muy ostentoso y muy grande todo. Nos imaginábamos todo muy grande y muy épico. En la playlist teníamos hasta unas canciones de Dream Theater, porque queríamos que las baterías sonaran así. Unas canciones de Pink Floyd también, que tuvieran esos momentos… Pero más bien había ciertos detalles en shows en vivo y en canciones que nos despertaban cosillas.

Por ejemplo, yo me acuerdo una vez que estaba en Monterrey, en Casa Morelos, y arriba estaba el show de rock, digamos, en donde estaban Dënver, Clubz y los [Hawaiian] Gremlins, y abajo estaba el atasque DJ. Estaba muy diferente, pero los dos tenían su tipo de fiesta, y en cierto momento me gustó más el cotorreo de abajo, para mi estado de ánimo. Y hubo un momento en el que estos güeyes —creo que eran Los Mekánikos, el Eddie y el Max— hicieron como una pausa de la rola, y se quedó un ruido como [hace un ruido como de un columpio oxidado] y de repente otra vez PUM [repite el ruido del columpio] y dije verga, esto es un desmadre, y por sí solo un ratito de esto no está tan chido, unos cinco segundos de esto no están tan chidos, pero lo que hace que esté tan increíblemente chido es que se esté repitiendo y repitiendo y repitiendo. Paras, y regresas, y el regreso se siente cabrón, aunque no haya variado tanto ni la intensidad ni el tempo, ni nada. Entonces ahí se me ocurrió, por ejemplo, que hubiera repetición. Y es algo que hay por lo menos en dos rolas, mucha repetición. O en tres —también en “Mala Onda”. Como que en este hay mucha repetición.

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Otra cosa de la que me acuerdo es de haber estado escuchando una canción de Stevie Wonder, y el beat [imita la percusión], y dije “ah, quiero experimentar con este beat.” Esa sí está en la playlist, me acuerdo.

Como que eran pequeños detalles que se nos ocurrían, o que de repente estábamos escuchando una rola y decíamos “Güey, hay que meter algo así.”

Poni: Sí, más que géneros o…

Medina: También mucho fue como andar viajando viendo bandas.

Poni: Poniendo cosas en la carretera.

Sant: Sí, en la van decíamos “Güey, escuchen esta parte de esta rola, está bien chida.” Nos dábamos cuenta de ciertos detalles que nos gustaban cuando escuchábamos la música, y como que pusimos todos esos elementos en el disco.

Poni: No escatimamos, ¿no? [Ríen]

Sant: Me acuerdo una vez que nos juntamos Charles y yo a escuchar música, y yo le contaba a Charles del fenómeno del tercer disco de las bandas, porque siento que en el tercer disco las bandas se sueltan más. Tal vez no es el mejor, pero el primero es como muy inocente, muy puro; el segundo tiene cierta tensión, por el miedo que causa, supongo; y entonces si salían bien el primero y el segundo, en el tercero ya se soltaban. Entonces estábamos escuchando una del tercer disco de The Shins, que en la primer rola, a diferencia de los otros dos discos, que eran más folky y más safe, el guey se da.

Medina: Se avienta a cantar con todo.

[Todos empiezan a cantar]

Medina: Y un poco así son las voces de nuestro nuevo disco.

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Sant: ¿Cómo se llama?

Poni: “Australia”, o no sé cómo se llama.

Sant: No, “Australia” está en ese disco, pero esa canción se llama “Sleeping Lessons”. Entonces justo en esa plática Charles y yo, escuchando música hasta bien tarde, medio me inspiré en esa para hacer la uno de nuestro nuevo disco. La que se llama “Nuevos amigos”. Que se sintiera como la canción uno del tercer disco. Ya sin miedo, ¿sabes? Quería que sonara con mucha confianza.

Medina: [Río Salvaje] Como que tiene principio y fin. Eso está chido.

Poni: Sí, a diferencia del pasado, que es como todo suelto. En este como escucharlo en ese orden tiene sentido.

Sant: Sí, como que te va guíando. Queríamos que fuera medio conceptual el disco. Radicalmente diferente al disco pasado.

Me dijo Poni que había una que sonaba más como Tropipop que quedó fuera.

Santi: Ajá, al final la descartamos, como que ya no quedaba tanto.

Medina: A mí me encantaba esa, güey.

Poni: Para tocarla está chida, pero ya que la escuchábamos en el contexto de todas las demás, estabas entrando en cierto trance…

Sant: …y de repente esta como que te distraía. No volvías a subirte en la misma forma.

Poni: De pronto decíamos “hay que ponerla, porque es como el equivalente a esta, que es para bailar”, pero mejor no.

Sant: Estoy seguro que a mucha gente a la que le gustaba lo pasado no le va a gustar lo nuevo, pero pues le va a gustar a mucha más gente a la que antes no le interesábamos.

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Medina: También está chido que cambie, que no sean iguales los discos de las bandas. Como que siempre el primero y el segundo son muy parecidos.

Sant: Es como Mac DeMarco. El primer disco está muy locochón. El segundo está chido. El tercero está más chido, y pal cuarto hizo uno igualito y pues ya, ¿no?

Medina: Y más ahora, que ya no hay reglas de nada.

La crisis de los 20

Sant: [El 2015] Fue un año según yo muy loco para mucha gente. Por lo menos para mí y para mi círculo cercano de amigos, como que tuvo un principio muy eufórico, después una parte de en medio muy feliz, y al final del año siento que todo el mundo estaba muy atormentado, y siento que tiene un poco de eso.

Las letras hablan de diferentes cosas que sentí en el año. Son muy personales, tienen muchas preguntas [ríe].

Medina: Existencialista.

Sant: Cumplí 26 y me sentí cerca de los 30 [ríe]. Fue un año chido, pero muy loco. Viajamos un chingo, y luego regresamos aquí, cansados del viaje, y nos aburríamos de estar en la ciudad muy pronto. Como que nos desacostumbramos de estar aquí, y ya te querías ir luego luego. Me daba cuenta de que extrañaba al DF, pero en cuanto llegaba al DF empezaba a ser un desmadre [ríe], y ya quería irme otra vez.

Sant: Tenía una lista muy grande de frases, como que me gustaban, y que siento que quedaban en el contexto del disco, y después, ya que tenía la melodía de la canción, me iba a mi referencia de frases a ver qué le quedaba, y las adaptaba para que quedaran. O a veces había una frase que a huevo la metía. Y hubo otras [canciones] en las que ya estaba todo listo, teníamos melodía y todo, y todavía no tenía las letras, y las terminé minutos antes de grabarla. Pero no las grababa hasta que estaba 100% convencido de que valía la pena.

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Río Salvaje

Sant: Casi desde antes de que saliera el Norte en físico, ya sabíamos que el segundo se iba a llamar Río Salvaje. Una vez me acordé del Río Salvaje, el juego de Reino Aventura, y como que descontextualicé eso. Lo puse como una palabra en otro lado, y en cualquier lugar donde lo veía se me hacía atractivo.

Poni: Está bien verga.

Sant: Cómo se ve escrito, cómo se escucha y lo que te hace pensar.

Platíquenme de la portada.

Poni: Queríamos hacer algo bien diferente, también. El pasado era esta onda de ilustración…

Que funcionó cabrón, ¿no? Todo el mundo tenía su dibujito y lo ponían y le dio mucho empuje al disco, y quienes no tenían su dibujito querían uno.

Sant: Pues sí, en algún momento consideramos hacer algo también con ilustración —más bien un óleo. Pero se nos empezó a venir la noche encima. Teníamos dos opciones: siempre fue como foto, o un óleo. Como, lo más complicado, o lo más simple. Y nos fuimos al final por lo más simple. Como un revival ochentero/noventero de los discos que vendían en las casetas.

Poni: O en el Sanborn’s. De Fonovisa.

Sant: De Fonovisa. La caja, el jewel case negro, una foto ahí, como de unos pinches cacos [ríen].

Poni: Como medio… no mal tomada, pero con flash, ni bien encuadrada, ni nada planeada, sólo como “¡Traz!”. El disco, todo lo demás está en blanco…

Sant: Yo me acuerdo de un disco de Fey que era así, o como de Los Fantasmas del Caribe. Que fuera así, como bonito en su simplicidad.

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¿Los colores de las camisetas qué onda? Parece que es de las olimpiadas, el disco se llama Río Salvaje

Sant: Pues como vibra Barcelona 92, ¿no? Realmente no es un statement, sólo se nos hizo estético.

Poni: Muy simple, colores primarios, bloque de color. En algún momento fue como, hay que mandarnos a hacer unos trajes, como cuellos altos, todos de un color, combinados, y al final fue como ya, no hay dinero, mejor unas camisetas de color.

Sant: Y ni para eso alcanzó [ríe].

Poni: Para esas Yazbek [ríen].

Rechazo total, y la bendición de sus Satánicas Majestades

Sant: Cuando nos llegó lo de los Rolling Stones estábamos justo en el momento más crítico, donde nadie nos respetaba.

Estábamos esperando respuesta de unas disqueras para movernos más con el disco, y o no contestaron nunca, o dijeron “ah sí, el próximo año, no sé qué”. Luego estábamos esperando a unos gueyes que se suponía que se iban a subir económicamente al disco, y no se rifaban. No se subía.

Poni: Y con un chingo de deudas, valiendo verga. Como de, ¿ahora qué hacemos?

Sant: Nadie nos respetaba. Se sentía. Y los únicos que nos respetaron fueron los Rolling Stones [ríen], y curiosamente la banda nos empezó a respetar de nuevo.

Entonces, ¿qué opinan de los que dicen que pagaron por abrirle a los Rolling Stones, o que fue por palancas?

Poni: No mames. ¿Con qué varo y a quién?

Sant: O sea, ¿a quién? ¿Le voy a dar 50 mil varos a Mick Jagger para que nos meta? ¿O a OCESA? Para OCESA hubiera sido más fácil meter a una banda que ellos manejan. Estoy seguro de que la gente que hemos conocido en nuestros tres años de carrera influyó para que estuviéramos ahí porque pues nos conocen, de estar tocando y viajando y chance hasta de ser buen pedo, pero de ahí a que hayan sido palancas, pus no güey. Ojalá, nos hubiéramos quedado otra semanita en Sonic Ranch.

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Poni: Un mesesito en Sonic Ranch, ¿no?

Entonces los Rolling Stones les cayeron como una bendición, hasta para levantar la moral interna

Sant: Pues levantar moral interna, que la gente volviera a hablar de nosotros, hasta más que nunca en las redes sociales.

Poni: Sí, en medios donde nunca aparecíamos, como Ventaneando, y madres así. El noticiero de la mañana en Televisa.

Sant: Hasta hate, que también lo disfrutamos un chingo. No habíamos tenido hate desde cuando los Macuanos nos odiaban, y nos encantaba.

El futuro

Sant: Yo espero que a la gente le guste mucho, y tengo la esperanza de que lo respeten como lo que es, que según yo es un disco muy único y chido, y siento que puede marcar un antes y un después en la forma en la que las bandas mexicanas se comportan. El hecho de no tener miedo a hacerlo tú solo… Todo lo hicimos solos… yo le pondría de subtítulo Little Jesus contra el mundo. Como que íbamos a platicar con güeyes de disqueras que o eran charlatanes, o nos decían como ”no, en un año”, o que realmente sólo nos hicieron perder el tiempo porque ni tenían presupuesto y era mentira todo. Güeyes que de repente no nos pelaban y cuando le abrimos a los Rolling Stones ya nos volvían a pelar, y fue de “Güey, cállate”, ¿sabes? Todo lo hicimos solos güey, y pudimos. Nos fuimos al Sonic Ranch, lo hicimos sin miedo y nos valió, y siento que está muy épico el disco. Siento que si lo escuchas sí te puede dejar algo. Arriesgado. Me gustaría que hubiera más discos así en México.

Poni: Sí, porque todo el mundo se va a lo safe, ¿no? Ah, me funcionó esta fórmula que suena a mezcla de Zoé con Caifanes, y ya me quedo ahí tres discos, o dos. Chance cambian unas rolas, pero con dos hits que son iguales.

Sant: Sí, no sé, intentamos hacer un paso más allá, o por lo menos eso pensamos nosotros. Tal vez es porque le tenemos mucho cariño, o tal vez es cierto. Pero yo creo que sí dimos un paso más allá, que sólo el segundo disco a la segura. Queremos que este disco trascienda. Yo espero que a la gente le guste, y le den ganas de ver el show en vivo, y que el show en vivo los convenza. Quiero ir a más países, tocar para más gente, en festivales más grandes, cobrar más… Eso quiero güey, sí, por supuesto.

Medina: Vivir de la music.

Sant: Sí, ir así, con un pinche crew bien grande, tocar en el Vive Latino de noche, escenario principal.