La carrera de solista de Pete Shelley
Arte de la portada para Homosapien

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Música

La carrera solista de Pete Shelley es tan importante como The Buzzcocks

Desde su primer sencillo "Homosapien" ––para derretir pistas de baile–– hasta la depresiva pero con tintes de disco "I Surrender", el material electro de Shelley de los años 80 merece ser revaluado.

Artículo publicado originalmente por Noisey UK.

Pocos artistas se han enfrentado a la auto-erosión con el encanto de Pete Shelley. Si sumamos el infalible talento del cantante de The Buzzcocks para las melodías, su entrega y sus ingeniosas letras, a menudo inspiradas en insinuaciones sexuales, tenemos a un artista tan singularmente talentoso del cual siempre hubo una sospecha de ser demasiado bueno para el punk. La irreprimible sensibilidad pop, la vergüenza, la sensación universal de que Shelley era agradable… estas cosas le han impedido ser admitido en el club punk de los intocables junto a Johnny Rotten, Iggy Pop, Joe Strummer y otros (The Buzzcocks aún no ha sido introducido en el Salón de la Fama del Rock and Roll).

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La noticia de su muerte llegó el viernes pasado 7 de diciembre, acompañada de algunos obituarios, que repasaban su distinguida carrera. El EP Spiral Scratch es ahora considerado como el punto cero del indie; y como cantante, guitarrista y compositor principal de The Buzzcocks, después de que se marchara su compañero de banda Howard Devoto, Pete inspiró una de las grandes oleadas de sencillos entre 1977 y 1979 (todo capturado en la compilación Singles Going Steady). Shelley y Devoto organizaron el legendario concierto de The Sex Pistols en el Manchester Free Trade Hall y le dieron a Joy Division sus primeras oportunidades. Su postulación a la inmortalidad parece un caso cerrado: Pete Shelley era un genio musical que a simple vista parecía estar escondido.

Para muchos, la historia más o menos termina ahí. Su carrera como solista obtiene una mención superficial antes de la reforma de The Buzzcocks en 1989, donde todos se besan y la banda se va de gira felizmente para siempre. Pero descartar los álbumes solistas de Shelley es hacerle un gran daño. Diría incluso que produjo una obra como solista tan buena como la que hizo con The Buzzcocks en su apogeo, y que fue sumamente desafortunado al no tener un éxito similar con material electro de los años 80. Es hora de una reevaluación.

Su primer single como solista, "Homosapien", se convirtió en un éxito para los clubes cuando fue lanzado en 1981, pero tendría que haber conquistado los casilleros más altos de las listas. Es una gema pegajosa e insistente que todavía suena vital (y se sigue tocando en los clubes). Por desgracia para Shelley, una empleada de la BBC con buen oído captó la línea "homo superior / in my interior" y le dio dio una advertencia por contenido "explícito". Lo explícito parece excesivo visto desde 2018, aunque fue la primera referencia abierta de Shelley a su sexualidad después de aludirla de manera encubierta en Top of the Pops a finales de los años 70. "Homosapien" es un guiño cibersexy tanto para Bowie como para Gary Numan, pero lo que le da cohesión al disco es una guitarra de 12 cuerdas interpretada por Shelley que agrega profundidad y vincula su nueva dirección con aquello que lo había vuelto famoso.

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Aunque el repentino cambio de dirección sorprendió a los fans, Shelley ya se había interesado en la electrónica desde el principio: grabó Sky Yen —un álbum de ruido experimental extrañamente divertido, lleno de zumbidos— en 1974, y luego lo lanzó en su propio sello Groovy Records años más tarde, en 1980. La grabación original precedió al Metal Machine Music de Lou Reed por un año y estuvo influenciada por Tangerine Dream, mientras que su primer amor musical fue Can (supuestamente escribió las notas para el álbum Cannibalism de los pioneros del krautrock, de 1978). Sin embargo, el álbum Homosapien terminó siendo electrónico por accidente.

Shelley había trabajado en una serie de demos con el productor Martin Rushent en anticipación a un cuarto álbum de The Buzzcocks, grabados con un nuevo Microcomposer Roland MC-8; un secuenciador prototipo en esa época. Rushent estaba dispuesto a dejar de producir punks y aspiraba a trabajar con música más electrónica en su lugar, así que gastó una pequeña fortuna y construyó Genetic Studios, un granero con aire acondicionado equipado con un Fairlight, un Synclavier, algunos sintetizadores Roland y el legendario MC-8. Especular para acumular fue una apuesta que benefició a Rushent. Las canciones resultaron lo suficientemente buenas como para ser lanzadas como estaban. Más importante, las grabaciones llamaron la atención de la banda vanguardista The Human League, que luego tomó una dirección más pop en su tercer álbum Dare con Rushent a la cabeza. Llegó al número 1 en el Reino Unido y al número 3 en Estados Unidos, dio pie al lanzamiento de cinco singles exitosos, incluido el número 1 “Don't You Want Me” (a ambos lados del Atlántico) y le valió un premio Brit a Rushent como mejor productor en 1982. Shelley no sería tan afortunado.

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El lanzamiento del álbum Homosapien se retrasó en el Reino Unido hasta enero de 1982 debido a problemas contractuales y la prohibición de la BBC significó que el primer sencillo se convirtió en un clásico de culto, pero nunca el éxito que merecía ser. Es uno de esos momentos donde te preguntas qué pudo haber pasado. El álbum está lleno de inventos y coros indelebles. “Qu'est-ce Que C'est Que Ça” es un caleidoscopio cósmico indie de energía ansiosa, con partes que saltan en todas direcciones; “Guess I Must Have Been In Love With Myself” es Shelley vintage, tambaleándose por los bordes del rock con una producción psicodélica. De igual forma, "Yesterday's Not Here" suena como un dúo entre The Kinks y Giorgio Moroder (algo hermoso, obviamente, y aún más conmovedoramente lírico ahora que Pete ya no está con nosotros), mientras que la última canción, "It’s Hard Enough Knowing" es un vals electrónico magníficamente retocado que atraviesa una cuerda floja de manera lenta pero elegante para exprimir toda la tensión.

Al disco que siguió XL1, también grabado con Rushent, le fue un poco mejor, con el sencillo "Telephone Operator" (que curiosamente recuerda a "Hash Pipe" de Weezer) aterrizó fuera del top 40. XL1, como como todo su material anterior, mostró la capacidad de Shelley para escribir todo tipo de canciones diferentes, ya sea el bajo ambulatorio y el chugga-chugga tipo "Black Skinhead" de de "What Was Heaven?”, o ya sea en golpe inmediato que fue “(Millions of People) No One Like You”.

En 1986, Shelley entró en el estudio con Stephen Hague, un productor cuya guía e influencia hizo maravillas tanto con New Order como con los Pet Shop Boys. La mezcla de Shelley y Hague también es intoxicante, pero de nuevo, el disco fue pasado por alto de manera criminal. Las canciones son geniales desde el principio: la intrépida "Waiting For Love", la descaradamente enfática "On Your Own", la increíblemente buena e imposible de definir "They're Coming For You", la depresiva pero con tintes de disco "I Surrender" … Si el éxito fue elusivo con Shelley, ciertamente no tuvo ningún impacto en la calidad de su obra. The Heaven and the Sea es un disco confiado y bien logrado, pero sería su última alianza con un sello importante y, efectivamente, terminó su carrera en solitario.

Hubo espacio para otro álbum experimental en 2002, grabado con su antiguo compañero de banda de los Buzzcocks, Howard Devoto, bajo el nombre colectivo de ShelleyDevoto. Buzzkunst cuenta con la excelente "Can You See Me Shining?", entre otras perlas. Pero quizás lo mejor de todo es un track de techno de 1984 que Shelley degradó a lado B, pero que encontró salida a través de una fuente inusual. "Give It To Me" es un delirio exuberante para la pista de baile que dura cinco minutos y medio, escondido en la otra cara de "Never Again". Comienza como "Blue Monday" y se transforma en The Rapture en su momento más desquiciado. Un breve puente de aproximadamente dos minutos, fue tomado de la canción y utilizado para la cobertura del Tour de Francia, que en la década de 1980 pasaba en el Reino Unido a través del Canal 4. Es una clase magistral de cómo tomar un track con solo un beat de cuatro por cuatro, un poco de percusión y una serie de efectos en los pedales. Naturalmente, la mayoría de las personas no se dieron cuenta de que Shelley había escrito el tema para el Tour de Francia, aunque reconocieron que era un tour de force. Ese es el problema de ser reservado y modesto todo el tiempo: Simplemente parece que no te haces notar.

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