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Arbitraje

Gary Neville y Jamie Carragher nos demuestran lo difícil que es marcar un fuera de lugar

Los exjugadores del Manchester United y Liverpool se sometieron a un entrenamiento de arbitraje para comprobar lo complicado que es marcar un fuera de lugar durante un partido.
Captura de pantalla YouTube

Para el aficionado al futbol, los árbitros sólo existen cuando se equivocan en nuestra contra. La comodidad de las repeticiones nos hacen creer que llevar a cabo esta labor es algo sencillo, donde simplemente se necesita una buena condición física. Para desmentir esta percepción, Gary Neville y Jamie Carragher, viejos lobos de mar cuando requerían engañar al colegiado, se internaron en los entrenamientos de los árbitros para comprobar que marcar un fuera de lugar es bastante complicado.

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La dinámica fue bastante sencilla. Neville y Carragher tenían que levantar el banderín para marcar el fuera de lugar. Después de cada cinco turnos, ambos revisarían sus resultados en el monitor acompañados de árbitros profesionales para comprobar que el ojo humano es engañoso y no tan rápido como se cree.

El primero en arriesgarse fue Carragher, quien de las cinco oportunidades sólo se equivocó en dos ocasiones (una de ellas un terrible horror que pudo haber sido decisivo en el marcador de haberse marcado en un partido oficial). Por su parte, Neville solamente levantó el banderín en una ocasión, no tanto por lo dudoso de la jugada, sino por la presión de no haber marcado una sola jugada ilegal.

Este experimento nos enseña que lo más difícil para los asistentes arbitrales es posicionarse en línea con el último hombre, y así tener un mejor ángulo de la jugada. Claramente, Neville y Carragher se encontraban mal colocados al momento del último toque. Se requiere concentración plena y buenos reflejos para no dejar de ver al último defensa y, al mismo tiempo, observar en qué momento el esférico deja el pie del que asiste.

El VAR podría ser de gran ayuda para estos asistentes que sufren semana tras semana los insultos de la grada y los propios jugadores. Tal vez si nos ponemos en los zapatos del otro comprenderíamos que todos cometemos errores, incluso leyendas como Neville y Carragher que, por más experiencia que tengan, se vieron como novatos marcando una de las jugadas más discutidas en el futbol.