La independencia según cuatro colectivos colombianos
Collage: Jimmy Palacio |Noisey en Español

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Música

La independencia según cuatro colectivos colombianos

Más allá de la capital colombiana, esta es una mirada a los parches que desde Medellín, Cali, Pereira y Yopal están tratando de vivir desde la autogestión.

En los años ochenta y noventa, el término “independiente” hacía referencia a los artistas emergentes que no estaban ligados a las grandes casas disqueras. Aun así, las bandas aspiraban firmar con Sony, Warner o Universal, siendo la única forma de sustento viable para su música y sus vidas. Durante el final de siglo, sin embargo, movimientos como el hardcore en Washington o el grunge en Seattle, marcaron una nueva pauta para las generaciones venideras, resignificando lo que sería “independiente”: hacerlo uno mismo, sin pararle bolas a las major labels ni esperar que un A&R te diga “me gusta tu sonido”. Mientras el rock alternativo siguió creciendo y lo independiente se empezó a vender como algo “cool” con el término “indie” (que nos llevó a la interminable discusión de si “indie” es un género, una condición laboral o un signo zodiacal), los parches más caletos y más underground de las ciudades empezaron a tomar fuerza. Movimientos enormes de punk, techno, metal, hip-hop y dancehall empezaron a crecer alrededor del mundo y, con la llegada del internet, se propagaron cual plaga bíblica.

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Colombia no se ha quedado atrás. En los últimos años se ha visto una proliferación de nuevos artistas, colectivos y sellos independientes que se dan la pela todos los días para dejar una huella en Colombia y el mundo. Y vale la pena hablar de esto porque desde la sombra del nicho, haciendo de tripas corazón y abriéndose un espacio en la escena, trepando con las uñas, mucha de la nueva camada está sacando la cara y por eso este reconocimiento.

Entrevisté a miembros de los colectivos Nótt, de Medellín, Death Rave, de Pereira, Carne Débil, de Cali y Sirius Magna de Yopal para entender cómo le va a la autogestión en la tierrita del sagrado corazón y qué significa realmente la independencia cultural en Colombia.

Nótt

Colectivo radicado en Medellín, que busca visibilizar el trabajo y la creación de las mujeres en la música electrónica. Funciona principalmente dentro de la escena nacional, pero cuentan con una red de más de 50 mujeres alrededor del continente. Andrea Arias, Julianna y María Arango, aka Marea, llevan haciendo talleres, workshops, fiestas y showcases hace ya unos 3 años de forma totalmente independiente.

Juan Antonio: ¿Por qué escogieron la independencia como forma de operar?

Marea: Nunca hubo otra opción, siempre ha sido un proyecto independiente. Nunca hemos tenido un apoyo externo suficiente o no conocemos a las personas necesarias para que nuestra carrera explote. Nunca pensamos en algo como “independencia o no”, fue más la unión entre personas que buscamos lo mismo y ya.

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JA: ¿y piensan vivir de Nótt?

Marea: La verdad no pensamos vivir de esto, es muy duro. Esperamos vivir de nuestros proyectos personales, pero con Nótt es simplemente activismo por la igualdad. Vivir de ser DJ ya es complejo, como colectivo mucho más. Ojalá algún día evolucionemos a agencia, pero aún estamos buscando quien se ponga la 10 para hacerlo. Necesitamos a alguien que tenga esa cualidad. Siento que también hace falta más apoyo a lo local y apertura, el público tiende a ser un poco cerrado teniendo en cuenta lo vasto que es el mundo electrónico. El gobierno tampoco apoya mucho.

Carne Débil

Similar a Marea es el punto de vista de Miguel Méndez, guitarrista en MICO y miembro de Carne Débil, un colectivo caleño que desde el 2014 ha dado hogar a proyectos de música extrema, como el grindcore o el metalcore, funcionando como sello y a la vez como laboratorio creativo de la mano de Cero Culto.

Miguel: Lo de la independencia es algo más de urgencia, por hacer las cosas ya sin esperar ningún permiso de nadie… y porque no sabemos hacer las cosas de otra forma. No sabría cuál es la alternativa a la independencia. También por el país y los tiempos en el que vivimos, ahora uno puede grabar un disco y distribuirlo fácilmente. Tiene mucho sentido hacer las cosas independientemente. Sobretodo estos géneros más de nicho que se difunden más por el voz a voz, herramientas como el internet son de gran ayuda.

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JA: ¿piensan vivir de esto?

MM: para mantener vivo algo independiente siento que se debe tener un alter ego… o como dicen los gringos, un “day-job”, un trabajo de verdad para poder mantener lo otro. Uno termina siendo como Clark Kent. En otros países es más fácil vivir del arte y de lo independiente porque ya tienen industrias y escenas más consolidadas, mejores oportunidades, pero acá toca así. Lo que hemos hecho es conseguir trabajos que no se alejen mucho de lo que hacemos, dando clases de música o vainas por el estilo.

Tanto para Nótt como para Carne Débil, la independencia fue la única alternativa para emprender un proyecto cultural y la única forma de gestión que conocen hacia futuro. En la misma situación nacieron proyectos como Death Rave en Pereira, quienes desde el 2014 organizan conciertos de hardcore, emo, rock alternativo y hip-hop, con artistas locales, nacionales e internacionales, o el sello Acme Studios, mejor conocido como La Acme, en Yopal, quienes tienen como meta crear escena hip-hop en su ciudad y poner a Casanare en el mapa de la industria musical colombiana. Ellos, sin embargo, tienen críticas frente a la organización interna de los colectivos independientes.

La Acme

Diego Salgado aka DieMan: Siento que a los colectivos independientes les hace falta tener un plan de trabajo, objetivos trazados y cumplirlos, por ejemplo, si se proponen organizar un toque en otra ciudad, hay que hacerlo como sea. Así es que se van creando cadenas de comunicación y entre más gente escuche la música son más posibilidades para lograr encontrar "el contacto que es". En pocas palabras, tener el profesionalismo para tomar la música como un trabajo serio que requiere esfuerzos y aprendizaje. Valorar lo que se sabe… aunque a veces todo se puede resumir en un golpe de suerte.

Death Rave

Julio Romero: Hace falta organización y compromiso, yo me siento en la capacidad de producir un evento solito, gestión de bandas, lugares y sonido… pero es duro, uno se siente explotado. Necesitamos gente, claro, motivación, que realmente se sienta como colectivo, personas que se crean el cuento tanto como uno. La meta es seguir abriendo espacios para todas las expresiones de arte independiente y DIY, vivir de esto es complejo, pero sí está en nuestros planes empezar a crear espacios cada vez más y más grandes que se autosustenten.

Luego de todo esto me queda una reflexión un poco incómoda. Así como en el siglo pasado las bandas aspiraban a ser firmadas por una casa disquera para que estas invirtieran un gran capital, ahora los artistas y colectivos alternativos saben que hay una opción B. Empezar desde cero y con dinero de sus propios bolsillos para empezar a hacer las cosas a su manera y, como dice Marea de Nótt, de una forma totalmente activista. Vivir de proyectos paralelos o tener un “day job” para mantener los colectivos. Aun así, se siente un deseo de crecer, bien sea “conociendo al contacto que es” o de aprendiendo de management o gestiones de industria para poder dar un paso más alto. Siento que estamos en un momento crucial en la cultura e industria musical en Colombia, hay muchos colectivos independientes haciendo gestiones DIY y aportando cada día su grano de arena así no haya ni un peso, pero todavía es muy difícil dar un salto al vacío y dedicarse cien por ciento a proyectos culturales. ¿Si nuestros colectivos y bandas dependen de cuánto sea nuestro salario en el call-center, somos realmente independientes?