'DAMN.' de Kendrick es un renacer espiritual

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Música

'DAMN.' de Kendrick es un renacer espiritual

Cree en Dios y cree en él mismo, ¿es sacrilegio creer en ambos?
Ryan Bassil
London, GB

Si el cielo existe, es un hecho que la mayoría de nosotros lucharemos por llegar allí. Mentiras, hedonismo, celos —como especie, parecemos incapaces de ejercer la moderación necesaria para entrar. A veces nos equivocamos y cometemos errores; otras veces nos involucramos a sabiendas de la inmoralidad. Algunos de nosotros ni siquiera somos creyentes, seguramente el requisito más imperativo de todos ellos. Si el barbudo hombre gigante del cielo es real, ¿crees que tiene una lista de control donde el bien es contrapuesto con el mal? O es que, como dice el refrán, ¿estamos eternamente condenados al infierno? ¿La cagamos y ya?

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En su último disco, DAMN., Kendrick Lamar emerge de estas preguntas en un estado inicialmente parecido a una crisis de fe. Como cristiano (se dice que Lamar fue bautizado en 2013) y uno de los más grandes raperos de su generación, las creencias religiosas de Lamar parecen estar en desacuerdo tanto con su elección de carrera como con su incómoda educación en Compton. "Es por eso que sientes que has sido tratado injustamente", dice su primo Carl en "FEAR", después de referirse al libro del Deuteronomio, el cual dice que los que desobedecen a Dios serán castigados. Para el final del álbum, Lamar pide no ser juzgado. También hay una conocida tensión: "Esto es lo que siente Dios", dice en "GOD", tal vez consciente de las implicaciones religiosas de su estatus de superestrella.

Esta no es la primera vez que Lamar menciona la religión. La narrativa de su exitoso álbum debut, good kid, m.A.A.d city gira alrededor de la Oración del pecador, documentando cómo los niños de Compton buscan la salvación a través de las enseñanzas evangélicas. Continuando con To Pimp a Butterfly, Lamar conversa tanto con el Diablo como con Dios (en "Lucy" y "How Much a Dollar Cost", respectivamente). Siendo su tercer álbum en un disquera major, DAMN. se siente como la conclusión de una trilogía: Lamar ya ha sido "salvado", es testigo y tomó parte en la lucha del bien y el mal, y ahora está lidiando con las ramificaciones que este último tendrá en su juicio final. Sin embargo, a pesar de que DAMN. está unido con una letanía de referencias teológicas, su moraleja no tiene por qué ser estrictamente religiosa. En cambio, su conclusión divina se siente más basada en el aquí y ahora: un viaje a través del karma, el destino, los opuestos yin y yang que nos convierten en los seres vivientes que somos. Un pedo espiritual, básicamente.

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Mirar hacia atrás en la postura lírica de Lamar a lo largo de su carrera da a esta idea algo de credibilidad. Por mucho que sea religioso, también es profundamente espiritual, envuelto en su signo zodiacal ("Very emotional, I'm a Gemini) [Muy emocional, soy Géminis"] y en sintonía con la energía más profunda de la tierra que nos conecta a todos ("I can feel your energy from two planets away") [Puedo sentir tu energía a dos planetas de distancia]. En DAMN., es como si este mundo metafísico se fusionara con las creencias religiosas de Lamar, complementándolas y contrastándolas en grados de iluminación. Sentado entre su convicción cristiana y el deseo de nunca ser nada menos que el retrato más honesto de sí mismo, el disco simboliza la capacidad de mordida que tiene Lamar.

Por un lado, Lamar es devoto de su Padre —cuando Rihanna le pregunta si hay alguien "por el cual mentir, por el cual pelear, por el cual morir" en "LOYALTY", Lamar responde: "Para eso está Dios". Pero también cree que está plagado de pecados inamovibles ("I got power, poison, pain and joy inside my DNA") [Tengo poder, veneno, dolor y alegría dentro de mi ADN], está egoístamente envuelto en su fama ("I am legend, y'all are peasants") [Soy leyenda, ustedes son campesinos] y es incapaz de separarse de ella ("In a perfect world I would choose faith over riches") [En un mundo perfecto hubiera escogido la fe por encima de riquezas]. La mentalidad conscientemente sacrílega de Lamar conduce a una afirmación definitiva: "God damn us, God damn we, God damn us all" [Dios condénanos, Dios condénalos, Dios condénanos a todos], tal como se escucha en "FEAR". A medida que nos guía a través de su viaje de auto-descubrimiento, parece que las cosas no son tan blanco y negro. O al menos eso es lo que Lamar quiere hacernos creer.

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A pesar de los guiños a la sagrada escritura (además de la referencia al Deuteronomio, Lamar cita directamente una línea de la Epístola de Santiago en "LUST") y la inmoralidad ("¿Es honesto EE. UU. o nos regocijamos en el pecado?"), DAMN. opera con (y también teme a) la idea de que "lo que ocurre en la Tierra permanece en la Tierra" —una oposición directa a las enseñanzas cristianas. La línea se esparce por todo el disco como un mantra, introducido al principio como una verso en "ELEMENT", antes de repetirse a través de "FEAR" y volviendo a unirse en "DUCKWORTH". En "FEAR", Lamar espera que los sentimientos positivos que ha producido en su música vivan más allá de él. Sin embargo, la línea tiene otro sentido: al creer que somos un producto de nuestra propia realidad, es posible volver a escribir encima de los errores con lo correcto, haciendo a los demás lo que hacemos a nosotros mismos, alcanzando un equilibrio espiritual. Esa ha sido la columna vertebral de la carrera de Lamar, en realidad; hay mensajes de arrepentimiento para su vida musical temprana, un deseo de convertirse en solución, en volverse una luz guía.

En una entrevista para NPR del 2015 Lamar dijo: "No puedo cambiar el mundo hasta que primero me cambie a mí". Aunque no ha renacido aún, inmaculadamente concebido, Lamar documenta su actual estado mental a través de DAMN., con todo y sus defectos ("I put my faith in these lyrics so people know I ain't perfect") [Pongo mi fe en estas letras para que la gente sepa que no soy perfecto]. En "XXX" Lamar aparentemente admite que buscaría venganza si es que alguien tocara a su "mamá, hermana, mujer". La respuesta al ataque está fuera de "el amor y la lealtad", pero también es posiblemente inmoral —algo de lo que Lamar parece estar consciente cuando admite que no puede "endulzar" su realidad. "LUST" parece venir directamente de una fantasía erótica de Andre 3000, expresada en la misma atmósfera de "Vibrate" y "She Lives In My Lap" de The Love Below. En otros tracks, Lamar se acerca a su música como un atleta, furioso y ambicioso, dispuesto a pisotear a la competencia.

Todas estas instancias crean un personaje mucho más redondo y cercano a la vida real. Esta vez Lamar parece haber comprendido que constantemente tiene que empujar hacia adelante en lugar de culpar a factores externos por cómo se siente. Los nombres de los tracks en DAMN. parecen estar embalsamados en la tonalidad del ser, haciendo referencia a algunas de las partes fundamentales de la experiencia humana. "LOVE / AMOR", "LOYALTY / LEALTAD", "PRIDE / ORGULLO", "HUMBLE / HUMILDE" son temas directos. Al igual que el énfasis en la religión y la espiritualidad, estas huellas forman también un todo en dos partes: "LUST" es seguida por "LOVE", mientras que "PRIDE" viene antes de "HUMBLE". Tal vez el ejemplo más pertinente de esto son "GOD" y "DUCKWORTH", las dos pistas de cierre en DAMN. Al presentar estas canciones una junto a la otra, Lamar aborda el principio central del álbum y el foco de su frustración: cree en Dios y cree en sí mismo, ¿es sacrilegio creer en ambos?

La última canción comienza con la línea, "It was always me versus the world / Until I found it's me versus me" [Siempre fui yo contra el mundo / Hasta que me di cuenta que era yo contra mí], dando ciertos fundamentos a los temas espirituales, auto-mejorados en DAMN. Esta canción cuenta una sencilla historia de destino y causa y efecto; de cómo el papá de Lamar y Anthony Tiffith (CEO de la disquera de Lamar) se reunieron cuando Lamar era un niño, con una amenazante vida de violencia, aunque no terminó así. La historia termina con la moraleja más importante del disco: entregar a alguien un alma, para que puedan tomar sus propias decisiones y vivir con ellas, el karma hará el resto. En este caso, tanto el padre de Lamar como el CEO viven para ver a Lamar convertirse —como él mismo lo establece— en "el mejor rapero". Es una historia personal pero extrapolada, también da peso al tema más profundo del álbum sobre lo que significa estar vivo, y religioso o no, ser una persona.

En la medida en que To Pimp a Butterfly fue un disco inherentemente político, DAMN. parece ser lo contrario. Sin embargo, hay referencias políticas: a Trump, a Obama, a ser negro en EE. UU., al control de armas, etc. La importancia de estos no debe perderse, especialmente cuando se pone al lado de la conclusión del álbum. Independientemente del aspecto religioso, parece que Lamar está diciendo que todos somos afectados por nuestras propias acciones y por lo tanto, debemos hacer lo correcto por nosotros mismos y dejar que el resto siga, lo cual es en sí mismo un acto político revolucionario. DAMN es un álbum de la dualidad, del bien y del mal; de temer y adorar a Dios; del karma y del destino. Los nombres de las rolas juegan en esta idea de que somos la suma de nuestras propias piezas —sus nombres aparecen espontáneamente a lo largo del disco, introduciéndose una a la otra. Al final, sin embargo, ¿importa algo? " I'm damn'd if I do / damn'd if I don't / Estoy condenado si lo hago / condenado si no lo hago", dice Lamar en "ELEMENT". La vida no significa nada. El viaje de Lamar hasta este punto -en algún lugar entre "no hay mañana, que se joda el mundo" y la salvación- sólo sirve para resaltar la multiplicidad y las sombras de la experiencia humana.