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Música

DJ Oyster: la ostrica con mejor oreja de la ciudad

DJ Oyster y una evolución.
Cortesía del artista

Primero, allá por el 2003, pinchó discos como Selftronic, más tarde se transformó en DJ Cobra, luego fue DJ Knife –en compañía de su hermano– y desde 2010, se presenta como DJ Oyster. Siempre ha sido con vinilos. Y quienes tenemos la suerte de haber atestiguado cada una de esas personificaciones, sabemos que VíctorMorosini, el civil detrás de todos esos alias, tiene un oído exigente que lo hará llevar en la maleta sonidos siempre emocionantes, magnífica música escogida por un diseñador que por suerte decidió ser DJ en plan hobby y a quien la noche le exige dosis cada vez más frecuentes de eso que solo él puede seleccionar y hacer convivir en un mismo set.

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En los nombres con que bautizó dos de sus personificaciones como DJ pueden hallarse pistas del universo musical que lo habita y de las referencias más allá del techno y el house que domina: Cobra alude a una de las piezas tal vez más famosas de John Zorn, en la que a partir de la improvisación, el juego y el uso de señales y gestos se crea una experiencia aural a partir de múltiples texturas sónicas, y por ello usó ese alias para pinchar las cosas más raras, sin un género en particular –de Puyo Puyo a Felix Kubin–, mientras que Oyster es un guiño a Little Oyster, ese track de mediados de los noventa incluido en un disco de nombre más que elocuente, Chemical Playschool, que muestra una parte del universo siniestro/intrigante/psicodélico de los Legendary Pink Dots, banda a la que DJ Oyster idolatra.

Fotografía cortesía del artista.

De hecho, Oyster me aclaró en una entrevista que le hice hace unos días que si hay dos bandas de las que se considera realmente fan esas son The Legendary Pink Dots y Hawkwind. "Te dicen todo, son chamanes", dice. Y quien ha experimentado alguno de los discos de cualquiera de esas dos bandas le resultará fácil coincidir con él.

Pero si hablamos de experimentar discos, Oyster y su hermano Carlos, quien conservó el alias DJ Knife, conformaron en 2003 Cuatrocuartos, uno de los crews de techno y house más activos, críticos y blindados contra fracasos. Lo tienen tan claro y tan incorporado en el ADN que cuando se hicieron de la Legendary Pink Box hicieron todo un ritual para escucharlo.

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Otro disco que celebraron y escucharon en una escucha conjunta y casi ceremonial fue Hydro Electric de Phonem, esa joya texturosa del glitch y los ritmos rotos de principios de este siglo que seguramente escuchamos en los sets de alguno de ellos cuando eran invitados por el crew de Konfort, sets que por cierto abrían siempre con algún tema de los legendarios puntos rosas…

Con ello, debe quedarnos claro que cuando se trata de música que estimule la psique DJ Oyster es un especialista, con el agregado de que está claramente orientado a la pista de baile.

Primero, allá por el 2003, pinchó discos como Selftronic, más tarde se transformó en DJ Cobra, luego fue DJ Knife –en compañía de su hermano– y desde 2010, se presenta como DJ Oyster. Siempre ha sido con vinilos. Y quienes tenemos la suerte de haber atestiguado cada una de esas personificaciones, sabemos que VíctorMorosini, el civil detrás de todos esos alias, tiene un oído exigente que lo hará llevar en la maleta sonidos siempre emocionantes, magnífica música escogida por un diseñador que por suerte decidió ser DJ en plan hobby y a quien la noche le exige dosis cada vez más frecuentes de eso que solo él puede seleccionar y hacer convivir en un mismo set.

En los nombres con que bautizó dos de sus personificaciones como DJ pueden hallarse pistas del universo musical que lo habita y de las referencias más allá del techno y el house que domina: Cobra alude a una de las piezas tal vez más famosas de John Zorn, en la que a partir de la improvisación, el juego y el uso de señales y gestos se crea una experiencia aural a partir de múltiples texturas sónicas, y por ello usó ese alias para pinchar las cosas más raras, sin un género en particular –de Puyo Puyo a Felix Kubin–, mientras que Oyster es un guiño a Little Oyster, ese track de mediados de los noventa incluido en un disco de nombre más que elocuente, Chemical Playschool, que muestra una parte del universo siniestro/intrigante/psicodélico de los Legendary Pink Dots, banda a la que DJ Oyster idolatra.

Fotografía cortesía del artista.

De hecho, Oyster me aclaró en una entrevista que le hice hace unos días que si hay dos bandas de las que se considera realmente fan esas son The Legendary Pink Dots y Hawkwind. "Te dicen todo, son chamanes", dice. Y quien ha experimentado alguno de los discos de cualquiera de esas dos bandas le resultará fácil coincidir con él.

Pero si hablamos de experimentar discos, Oyster y su hermano Carlos, quien conservó el alias DJ Knife, conformaron en 2003 Cuatrocuartos, uno de los crews de techno y house más activos, críticos y blindados contra fracasos. Lo tienen tan claro y tan incorporado en el ADN que cuando se hicieron de la Legendary Pink Box hicieron todo un ritual para escucharlo.

Otro disco que celebraron y escucharon en una escucha conjunta y casi ceremonial fue Hydro Electric de Phonem, esa joya texturosa del glitch y los ritmos rotos de principios de este siglo que seguramente escuchamos en los sets de alguno de ellos cuando eran invitados por el crew de Konfort, sets que por cierto abrían siempre con algún tema de los legendarios puntos rosas...

Con ello, debe quedarnos claro que cuando se trata de música que estimule la psique DJ Oyster es un especialista, con el agregado de que está claramente orientado a la pista de baile.

Si cuando llega a una fiesta no sabe qué va a poner de los alrededor de 50 vinilos que lleva consigo en cada ocasión . "Para que llevas tantos, si no los vas a escuchar todos", suele decirle su mamá cuando sale de casa. DJ Oyster busca que sus sets tengan una característica: "que sean eufóricos, in crescendo, y en los que vaya cambiando de mood". A esos cambios de estado de ánimo por los que nos hace transitar en un set tan intenso como anfetamínico. Un amigo suyo se ha referido como "guerra de trances", gracias a esa tensión conseguida mediante el hilvanado de discos de house y de techno provenientes de algunos de sus múltiples sellos referencia: Rawax de Frankfurt, Altered Moods de California o Forced Exposure de Boston, fueron solo tres de los que figuraron en uno de sus sets más recientes para La Numantina.

Hablar de DJ Oyster es hablar también de la historia del crew al que siempre ha estado vinculado, Cuatrocuartos, que formó junto a un par de amigos y su hermano, aunque los Morosini fueron quienes al final continuaron con él y con el que se encargaron de dar electroshocks a ese cadáver que en algún momento fue la noche capitalina.

Porque tal vez a contracorriente del gesto habitual que lleva a organizarse entre amigos para organizar fiestas, DJ Oyster y DJ Knife comenzaron como productores de eventos con el objetivo de traer a México a Starfish Pool, el proyecto del prolífico músico electrónico de Koen Lybaert –entre 1993 y 2003 acumuló 25 grabaciones, entre álbumes, EPs, remixes y 12"– que conducía sus experimentos con el sonido por el rumbo de minimal techno, cuando eso que llamábamos "minimal" venía acompañado de una energía, un arrebato y una virulencia que nos convertía en espasmódicos conejillos de indias en la pista de baile, y los bostezos resultaban absurdos...

Fotografía cortesía del artista.

Lograron que Starfish Pool se presentara en dos lugares: el Club 303 en una fiesta que transcurrió por los rumbos del techno, y en el Ex Teresa, donde todo sonó más illbient... Como es fácil imaginar, los bostezos resultaban inverosímiles en cualquiera de las fiestas de tintes legendarios que me tocó atestiguar –y en algunas ser parte, como selector invitado– con Cuatrocuartos como organizadores, que desde el mismo lugar donde sucedían formaba parte de la experiencia (el hotel Virreyes, la Capilla de Sadi Carnot o el Tandem, ese rincón cochambroso de la Cuauhtémoc que llamaban pub y que con los años se volvió infumable por los precios –habrían cobrado en libras si se les hubiera permitido– y el servicio.

Gracias a ellos y a sus labores de día, cabe decir, tuvimos en la ciudad visitas de Puyo Puyo, DAT Politics, Nova Huta, Norman Bambi, Cobra Killer, Gangpol & Mit (en alianza con la embajada francesa), y más recientemente, Chris Mitchell, Joachim Spieth, Joey Anderson o Hank Jackson.

Fotografía cortesía del artista.

"Somos necios. Llevamos 15 años haciendo esto por amor al arte, patrocinándolo", dice Oyster en un tono que suena esculpido por el orgullo y una disposición absoluta a seguir haciendo lo que han hecho siempre, nadando a contracorriente. Hoy, DJ Oyster es uno de los artistas de un roster que ha crecido con el paso de los años; Cuatrocuartos está conformado por él y DJ Knife, su hermano, pero también por Phonyfake, Kenshi Ishii, Low Rider y Nihilnimal, que se van rolando aparición en cabina para las distintas fiestas, aunque en la mayoría se involucren de una u otra manera desde la difusión.

Cuando le pregunto a Oyster si alguna vez ha incursionado en la producción, con total honestidad me dice que alguna vez lo intentó. Hacía cosas con el Reason, pero le aburría y los resultados jamás le satisfacían. "No cualquiera puede hacer música", dice con el mismo convencimiento con que sostiene también que si suelen ser vistos con cierta reticencia que raya en el resquemor en la noche capitalina –de mamones no los bajan– es debido a que suelen ser muy críticos hacia todo tipo de propuestas, y desconfían de cualquier iniciativa que presuma de tener la mejor música o la mejor curaduría. Carecen del gen adulador que, le parece, debe ser necesario por estos rumbos para ir haciendo alianzas. Y si echamos un ojo al tipo de propuestas que han hecho suceder en sus tres lustros de historia o, sin ir más lejos, a alguno de los sets de DJ Oyster, sabremos que su mamonería es más bien un gusto afilado con el paso de los años, de esos que cada vez cuesta más trabajo satisfacer. ¿Les ha pasado?

Jesús Pacheco está en Twitter.

Si cuando llega a una fiesta no sabe qué va a poner de los alrededor de 50 vinilos que lleva consigo en cada ocasión . "Para que llevas tantos, si no los vas a escuchar todos", suele decirle su mamá cuando sale de casa. DJ Oyster busca que sus sets tengan una característica: "que sean eufóricos, in crescendo, y en los que vaya cambiando de mood". A esos cambios de estado de ánimo por los que nos hace transitar en un set tan intenso como anfetamínico. Un amigo suyo se ha referido como "guerra de trances", gracias a esa tensión conseguida mediante el hilvanado de discos de house y de techno provenientes de algunos de sus múltiples sellos referencia: Rawax de Frankfurt, Altered Moods de California o Forced Exposure de Boston, fueron solo tres de los que figuraron en uno de sus sets más recientes para La Numantina.

Hablar de DJ Oyster es hablar también de la historia del crew al que siempre ha estado vinculado, Cuatrocuartos, que formó junto a un par de amigos y su hermano, aunque los Morosini fueron quienes al final continuaron con él y con el que se encargaron de dar electroshocks a ese cadáver que en algún momento fue la noche capitalina.

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Porque tal vez a contracorriente del gesto habitual que lleva a organizarse entre amigos para organizar fiestas, DJ Oyster y DJ Knife comenzaron como productores de eventos con el objetivo de traer a México a Starfish Pool, el proyecto del prolífico músico electrónico de Koen Lybaert –entre 1993 y 2003 acumuló 25 grabaciones, entre álbumes, EPs, remixes y 12"– que conducía sus experimentos con el sonido por el rumbo de minimal techno, cuando eso que llamábamos "minimal" venía acompañado de una energía, un arrebato y una virulencia que nos convertía en espasmódicos conejillos de indias en la pista de baile, y los bostezos resultaban absurdos…

Fotografía cortesía del artista.

Lograron que Starfish Pool se presentara en dos lugares: el Club 303 en una fiesta que transcurrió por los rumbos del techno, y en el Ex Teresa, donde todo sonó más illbient… Como es fácil imaginar, los bostezos resultaban inverosímiles en cualquiera de las fiestas de tintes legendarios que me tocó atestiguar –y en algunas ser parte, como selector invitado– con Cuatrocuartos como organizadores, que desde el mismo lugar donde sucedían formaba parte de la experiencia (el hotel Virreyes, la Capilla de Sadi Carnot o el Tandem, ese rincón cochambroso de la Cuauhtémoc que llamaban pub y que con los años se volvió infumable por los precios –habrían cobrado en libras si se les hubiera permitido– y el servicio.

Gracias a ellos y a sus labores de día, cabe decir, tuvimos en la ciudad visitas de Puyo Puyo, DAT Politics, Nova Huta, Norman Bambi, Cobra Killer, Gangpol & Mit (en alianza con la embajada francesa), y más recientemente, Chris Mitchell, Joachim Spieth, Joey Anderson o Hank Jackson.

Fotografía cortesía del artista.

"Somos necios. Llevamos 15 años haciendo esto por amor al arte, patrocinándolo", dice Oyster en un tono que suena esculpido por el orgullo y una disposición absoluta a seguir haciendo lo que han hecho siempre, nadando a contracorriente. Hoy, DJ Oyster es uno de los artistas de un roster que ha crecido con el paso de los años; Cuatrocuartos está conformado por él y DJ Knife, su hermano, pero también por Phonyfake, Kenshi Ishii, Low Rider y Nihilnimal, que se van rolando aparición en cabina para las distintas fiestas, aunque en la mayoría se involucren de una u otra manera desde la difusión.

Cuando le pregunto a Oyster si alguna vez ha incursionado en la producción, con total honestidad me dice que alguna vez lo intentó. Hacía cosas con el Reason, pero le aburría y los resultados jamás le satisfacían. "No cualquiera puede hacer música", dice con el mismo convencimiento con que sostiene también que si suelen ser vistos con cierta reticencia que raya en el resquemor en la noche capitalina –de mamones no los bajan– es debido a que suelen ser muy críticos hacia todo tipo de propuestas, y desconfían de cualquier iniciativa que presuma de tener la mejor música o la mejor curaduría. Carecen del gen adulador que, le parece, debe ser necesario por estos rumbos para ir haciendo alianzas. Y si echamos un ojo al tipo de propuestas que han hecho suceder en sus tres lustros de historia o, sin ir más lejos, a alguno de los sets de DJ Oyster, sabremos que su mamonería es más bien un gusto afilado con el paso de los años, de esos que cada vez cuesta más trabajo satisfacer. ¿Les ha pasado?

Jesús Pacheco está en Twitter.