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Ilustración por Agnès Ricart
Relaciones

La chica de la que estaba enamorada desapareció cuando se enteró de que tenía cáncer

Hace meses que no me escribe, supongo que no mola salir con alguien que tiene cáncer.
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ilustración de Agnès Ricart

Me pegué un año hablando con la chica de la que estaba enamorada y esperaba pasar un verano de puta madre con ella cuando me diagnosticaron cáncer. La chica desapareció nada más enterarse y en lugar de playas salvajes, me vi de prueba en prueba, hospitales, reposos y más cosas desagradables que me dan yuyu mencionar por aquí.

Soy una chica de 43 años y hace tres meses me operaron de endometriosis profunda, me hicieron histerectomía y me quitaron el ovario izquierdo que es donde se hallaba un quiste de 6 centímetros. Me dieron de alta y me fui a casa muy contenta porque me habían quitado un dolor espantoso que me llevaba acribillando medio año.

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Hasta entonces, siempre me dijeron que era benigno hasta que hicieron la biopsia y para mi sorpresa se trataba de un tumor maligno. La primera semana la pasé en shock. Solo se lo dije a las pocas personas que consideraba en ese momento que tenían que saberlo. La chica en cuestión era una de ellas.


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Hace meses que no me escribe, supongo que no mola salir con alguien que tiene cáncer. Es como si pasaras al otro lado de la línea o te hubieran cruzado sin darte cuenta. Es ahí cuando te enteras de que no se puede ir por ahí diciéndole a todo el mundo que tienes cáncer.

Supongo que a estas alturas que algunas personas pasen de ti es lo menos grave. Eso siempre es una certeza. Un borrador que elimina sin contemplaciones lo que no sirve en tu vida y en lo que has gastado mucho tiempo en energías e ilusiones. También dejas de contestar mensajes de gente que nunca significó mucho o nada en tu vida, gente que quizá quisiste ayudar porque estaban en una situación peor a la tuya. En tu nueva situación comprendes que la ayuda debe de ser recíproca. También están las personas que realmente se interesan por ti y por tu estado. Esas personas suelen ser pocas pero son suficientes para animarte a superarlo.

"Supongo que a estas alturas que algunas personas pasen de ti es lo menos grave. Eso siempre es una certeza. Un borrador que elimina sin contemplaciones lo que no sirve en tu vida y en lo que has gastado mucho tiempo en energías e ilusiones"

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Las personas que desaparecen se convierten en un archivo emocional. Forman parte de la enfermedad que debe de ser erradicada. Comprendes que el mundo debe de estar en sintonía con tus necesidades, de no ser así no tendría sentido que una persona ocupe tanto espacio en tus pensamientos. También comprendes que hay infinitas maneras de perder el tiempo, tantas que nos pasamos la vida en ello.

Lo malo de esta historia (sobre todo al principio) es que me había enamorado perdidamente de ella y no sabía volver hacia atrás, tenía que comerme el marrón de olvidarla. Y todo eso me daba miedo, no sabía si podría con todo.

Hace semanas que me han vuelto a operar, fue una operación preventiva. Consistió en completar la primera operación, es decir, quitarme lo que quedaba para que en un futuro no tuviera espacio para volver a aparecer. Estoy muy contenta de nuevo porque lo que me quitaron está sano. Esta última vez ha ido todo mucho mejor, al no volver a hablar con esa persona desperté al día siguiente de la operación sin esperar absolutamente nada de ella.

Por todo esto comencé a interesarme sobre por qué hay gente que desaparece de las vidas de los demás en situaciones así. Se me ocurrió la idea de publicar un post en Facebook solicitando testimonios tanto de la parte dejada como de la que desaparece (que era la más que me interesaba).

El testimonio de Lola* fue uno de los que me saltaron en el chat. "Creo que porque es difícil cuando alguien está pasando por una crisis de algún tipo saber manejar los límites y a la vez apoyar a la persona. Hay gente que reacciona con ira, se enfrenta a esa persona y le reprocha, puede ser para hacerla reaccionar y cambiar rumbo, puede ser porque ha llegado a su límite, o también puede ser porque se siente atrapada en la situación y quiere marcar distancia emocional".

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A Lola la violaron en el 2008. "En mi caso con el tema de la violación en un primer momento mis amigos y familiares me causaron victim shaming, no todos ellos, pero siendo 2008 era algo arraigado el te pasó por salir de noche, beber y toda esa mierda. Aparte, mi reacción en las primeras semanas fue totalmente fuera de lugar, en vez de deprimirme y quedarme en casa comencé a tener excesos con drogas, beber y a tener encuentros sexuales casuales en los que yo llevaba el control. Era mi forma de reaccionar, así que mi entorno al ver eso pensaba que no había sido violada. Reaccionaron con ira, ya que no actúe como lo haría una víctima de violación que se ve en el imaginario colectivo. Otras personas comenzaron a tildarme de loca o puta en ese momento".

"Creo que porque es difícil cuando alguien está pasando por una crisis de algún tipo saber manejar los límites y a la vez apoyar a la persona"

Por otro lado, Carla* fue el único testimonio que pude conseguir de una persona que desaparece. Me escribió y me dio su número de teléfono. El caso de Carla es con una amiga de toda la vida cuando las dos estaban en depresión y una de ellas (Carla) empezó a ver la luz. Cada vez que quedaban sentía que le restaba energías y lo pasaba fatal hasta que un día se lo dijo y la otra persona no quiso saber nada de ella.

Carla también se quedó sin su círculo de amigos más cercano, puesto que todxs decidieron apoyar a la examiga, así que cuando hablé con ella no tenía prácticamente amigxs. También se quedó con una culpa que la sigue arrastrando y que espero que algún día supere. Me contó que le daban arcadas verla y que poco a poco fue desapareciendo.

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"Las personas actúan lo mejor que saben y pueden en función de los recursos, información y capacidades de las que disponen en cada momento"

El psicólogo Jonathan Regalado me explica que uno de los problemas es concebir el yo individual como centro del mundo: "el concepto de un yo separado del otro. Bajo esta premisa, se ha dado prioridad a la satisfacción de las necesidades personales y la autorrealización por encima de todas las cosas, incluso por encima de otras personas. Bajo esta creencia construida culturalmente, determinadas prácticas y valores se tornan inapropiados y son vistos como un signo de debilidad o incapacidad. Todo lo que se sospeche que pueda limitar u obstaculizar la autorrealización personal, es visto como sospechoso e indeseable".

Me cuenta también que la obsesión patológica por la felicidad la convierte en una meta en la que mantenerse, no como "un proceso continuo con altos y bajos" y que, "como cualquier otra obsesión, genera una serie de conductas estereotipadas, repetitivas, viciadas, rígidas y retroalimentadas que, aunque tiene ciertos beneficios, genera muchas consecuencias negativas en un mundo expuesto a tantas situaciones que generan dolor".

Pero a la vez, parece difícil juzgar este tipo de actuaciones por mucho que nos afecten, pues según Regalado, "las personas actúan lo mejor que saben y pueden en función de los recursos, información y capacidades de las que disponen en cada momento. De este modo, alejarse en un momento difícil era la mejor opción que tenía esta chica. Si hubiese tenido otra opción más favorable la hubiera tomado", e insiste en que debe entender la huida "más como una incapacidad que como una intención de hacer daño, como una forma de autoprotección" y que desconociendo el contexto de cada persona es muy difícil juzgar la forma de actuar de nadie, pues puede deberse a querer evitar remover traumas o revivir situaciones dolorosas del pasado.

Pero al mismo tiempo siento que por mi lado, es como si no pudiera quejarme por ello, que no debería ni siquiera fastidiarme ya que resulta legítimo ser una mierda de persona. Es legítimo retirarte cuando las cosas se ponen feas. Es legítimo seguir siendo súper guay y superfeminista en Facebook, utilizar la palabra sororidad y todas esas cosas que para personas vacías de contenido están de moda. Es legítimo no querer involucrarse de ninguna manera, recoger las redes. No tener ningún tipo de responsabilidad. Es muy fácil jugar a ser feminista mientras subes una foto de la típica tía buena saboreando el verano que a ti se te ha ido de las manos. Todo sería muy fácil, muy guay y muy feminista si en realidad fuera cierto.

Por eso he escrito este artículo, porque estoy sana, porque me causan horror las personas de las que me he enamorado. Porque empiezo a pensar que todo está relacionado. Que todo forma parte de la misma enfermedad.

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