Hello Friend
F. Society es la cara visible de la revolución: un grupo de cyber saboteadores que se reúne en un local de Arcade abandonado en Coney Island y que emiten comunicados públicos de sus acciones a través de videos en los que usan máscaras muy parecidas a las de Guy Fawkes en V de Vendetta (o a las de Anonymus). El grupo está compuesto por genios informáticos que programan el hackeo a E Corp clandestinamente, dirigido por Elliot, quien para liderarlos extrae de sí mismo, y desde la psicosis, a un dios personal llamado Mr. Robot.Elliot Alderson y su equipo buscaron borrar la información de las bases de datos de E Corp y así eliminar la esclavizante deuda de sus usuarios. Esa es su revolución, la misma que Tyler Durden promovió en la película Fight Club contra Visa y MasterCard. Al igual que esta película, la serie es un producto del capitalismo, pero que pone en evidencia sus contradicciones: la desigualdad y las tensiones entre las clases sociales; las cadenas que nos hemos permitido imponer dentro de la sociedad de mercado; la política sometida a la economía global; y los elementos culturales que caracterizan el mundo globalizado.La serie se cohesiona a través de referencias a películas y de elementos de la cultura popular gringa, que se despliegan en el guion, en la cinematografía, en su narrativa, como un respetuoso y bien logrado tributo a piezas del cine que nos han hecho soñar o imaginar que las cosas pueden transformarse. Uno de los elementos que más me atrajo de la serie fueron tres monólogos de Elliot. Pocas veces uno ve en televisión una crítica política, social y cultural tan directa, sin miedo a herir cualquier susceptibilidad o de abordar temas tabú. Por eso, en estas líneas, mientras relato los aspectos relevantes de la serie, ensamblaré los monólogos más importantes de cada temporada.Mr. Robot es, también, una construcción narrativa y visual de la enajenación, de la soledad, de la desconexión y de lo sumergidos que estamos en el consumismo.
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Louis, I think this is the beginning of a beautiful friendship
Sound and Color
La primera temporada termina con una hermosa puesta en escena: la imagen de la victoria, la fiesta después de haber hecho la revolución del 5/9, como le llaman a lo largo de la serie al día en que le dieron el golpe a Evil Corp.En Times Square, por ejemplo, la gente se reúne a celebrar la desaparición de la información crediticia morosa, como un tributo a lo que no se mostró al final de Fight Club cuando se desploman los edificios de las entidades de crédito y las deudas pasan a cero. De fondo, suena la conmovedora “Sound & Color” de Alabama Shakes, tan ajustada a las imágenes:Elliot dice que queremos ser sedados, que por eso vemos The Hunger Games o votamos en elecciones arregladas, no con nuestra consciencia, sino con nuestras cosas, con nuestro dinero.
Revolution will not be televised
Ahí, frente a sus compañeros delincuentes, hace una rabiosa crítica a la religión, habla de la culpa y de la locura de creer en ese ser ficticio que no hace nada por la autodestructiva humanidad, ese supuesto dios que decide sobre la fortuna de todos nosotros y elige a sus muertos como si jugara a la ruleta rusa: “¿Es eso lo que Dios hace?/ ¿Ayuda? Díganme, ¿por qué Dios no ayudó a mi amigo inocente que murió sin razón, mientras los culpables andan libres? [exteriorizando la culpa de la muerte de Romero, uno de los Hackers de F.Society, o de Gideon, su ex jefe] Bueno, está bien. Olvidemos los hechos individuales. ¿Qué hay de las incontables guerras declaradas en su nombre?”.El juicio que hace Elliot trasciende el cristianismo y cuestiona el fanatismo y la pasividad, nuestro acomodo a la autoridad y ese respeto ciego por el dogma, la compra de la felicidad a través de unos cuantos ritos, oraciones y aleluyas: “Su dopamina de ignorancia, adictos asustados a creer en la verdad… Que no existe un orden, no hay poder, que todas las religiones son gusanos haciendo metástasis pretendiendo dividirnos para hacer más fácil que nos gobiernen esos charlatanes que nos dominan (…) Si no escucho a mi amigo imaginario, ¿por qué carajo debo escuchar al de ustedes? Las personas creen que adoran una llave a la felicidad. Así es cómo te poseen”. Esta es la mercantilización de la felicidad, la cosificación de la espiritualidad, claro, el libre mercado también nos provee de una fe ajustada a nuestras necesidades. Gracias, capitalismo.A pesar de estar físicamente en la cárcel, la prisión de Elliot no ese panóptico físico, él mismo se había encerrado y encadenado, mientras la culpa se lo estaba comiendo vivo.
When we lose our principles, we invite chaos
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