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La Guía Vice de Europa 2014

La Guía Vice de Bucarest

Si solo viajas a la capital rumana para visitar los monumentos comunistas mientras te zampas un shaorma barato, te estarás perdiendo un montón de cosas. Aquí te explicamos cómo sacarle el máximo partido a la ciudad.

Foto por Amdraci

Si solo viajas a la capital rumana para visitar los monumentos comunistas mientras te zampas un shaorma barato, te estarás perdiendo un montón de cosas. Bucarest es una ciudad con fiesta de verdad. Es un sitio donde se fuma en los sitios cerrados, donde una botella de vodka te cuesta una cuarta parte de lo que normalmente tendrías que pagar por ella y donde los bares cierran cuando la última persona se desmaya. Aquí te explicamos cómo sacarle el máximo partido a la ciudad.

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Utiliza los siguientes links para ir directamente a cada sección:

DÓNDE IR DE FIESTA
DROGAS
POLÍTICA, MANIFESTACIONES, ETC. COMIDAS TÍPICAS
DÓNDE EMBORRACHARSE
ALOJAMIENTO
BUCAREST LGBT
DÓNDE IR CUANDO ESTÉS SOBRIO
QUE NO TE TIMEN
NO SEAS UN TURISTA DE MIERDA
QUÉ DEBES EVITAR
PROPINA Y FRASES ÚTILES
UNA LISTA DE YOUTUBE DE MÚSICA LOCAL
VICE CITY MAP

DÓNDE IR DE FIESTA

Hay cuatro tipos de fiesta en Bucarest:

La rave 

Si eres un amante del house y las pastillas, Bucarest es un buen lugar para ti. Para los yonquis del minimal, tech o deep house, tenemos el Studio Martin: tienen un sistema de sonido impecable y la decoración tiene una simpleza minimalista acorde con la música. Si prefieres garitos más ostentosos, prueba con el Kristal o el Gaia.

La fiesta universitaria

El Kulturhaus es el club más barato del centro de la ciudad y los DJs solo pinchan grupos indie noventeros, así que este es el hogar de los estudiantes de Bucarest más exuberantes y abiertos de mente. El sótano puede ponerse sofocantemente húmedo pero si tienes miedo de pasar demasiado calor, puedes pagarle una ronda a todo el mundo y todavía te darán cambio de 50 €. Lo mismo pasa con el Club A, donde los estudiantes llevan cuarenta años bailando las mismas canciones.

La fiesta hipster

Si tu idea de una noche divertida es ver como un dúo de electrónica vanguardista maneja los sintetizadores, dirígete al Club Control. Aquí te costará más encontrar drogas decentes que en el Studio Martin, pero al menos la música será más variada.

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Los afters

Si tienes resistencia suficiente, hay un montón de afters como el Traian 42, el Guesthouse y el Mansarda. Estos sitios te mantendrán ocupado y lejos de los líos cuando te hayan echado del Studio Martin o del club Control pero no estés todavía lo suficientemente cansado como para irte a dormir o no estés en condiciones de mantener una conversación con nadie.

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DROGAS

Bucarest, como pasa con la música tecno y la comida del McDonald's, se disfruta más si vas drogado. La ciudad es un popurrí de arquitectura sin sentido, así que no hay nada mejor que vagar de noche por sus calles, puesto hasta las cejas.

Por desgracia, las autoridades rumanas son tan progresistas con las drogas como con los gays pero, por suerte, no han matado a nadie a pedradas en las últimas dos semanas. La marihuana no se ha despenalizado en ninguna forma y la gente mayor la considera igual de peligrosa que la heroína. Si te pillan fumando un porro no te meterán en la cárcel, pero probablemente te multarán y eso te creará antecedentes penales. Por esta razón no te encontrarás con muchos camellos por la calle.

Entonces, ¿cómo pillar drogas en Bucarest? Bueno, es difícil, tendrás que preguntarle a un amigo, si lo tienes. La maría se vende por gramos y los precios rondan los 50-60 RON (unos 11-13 euros). No estaba bromeando cuando mencionaba lo de la policía, así que no fumes maría en público.

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Las drogas tipo MDMA y speed son algo típico de la noche en clubs como el Kristal, el Studio Martin y el Gaia, pero también las encontrarás en las fiestas del The Press House y el palacio The Ghika. Un gramo de MDMA te costará como mucho 300 RON (66 €), mientras que el speed te saldrá por la mitad y puedes conseguir una pastilla por 50 RON (11 €).

Podrás encontrar cocaína en los clubs más lujosos del norte de la capital. Los camellos rumanos tienen pánico a encontrarse con un poli de paisano, así que lo mejor que puedes hacer es dejar claro que eres extranjero. Eso aumentará las probabilidades de que te lleven al baño a hacer negocios.

Si fracasas en tu búsqueda, estate atento en los afters, donde hay menos gente y se sienten más seguros a la hora de compartir sus provisiones.

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POLÍTICA, MANIFESTACIONES, ETC.

Para el observador externo, puede parecer que Rumanía tiene los típicos partidos de conservadores y demócratas socialistas, pero en realidad ningún partido tiene una doctrina real porque todos se formaron a partir de los antiguos partidos comunistas. Aquí no hubo «Depuración», es decir, que las mismas personas que trabajaron siguiendo las órdenes del dictador Ceauşescu se consideran actualmente a sí mismos capitalistas. La mayoría odia a Occidente tanto como a Rusia y, de hecho, algunos de los más mayores que se encuentran en estado de pobreza te dirán que las cosas iban mejor con el dictador. La libertad de expresión no da de comer.

Aquí existe un movimiento de extrema derecha que busca revivir el fascismo que había en Rumanía antes de la Segunda Guerra Mundial, pero tiene pocos adeptos. Se manifiestan una vez al año contra la homosexualidad y otra vez contra los húngaros que viven en Rumanía. Puedes ignorarlos si evitas pasar por La Copac, donde organizan recitales de poesía fascista o bares de metal como el Iron City o el Bastards, donde solo encontrarás hombres de aspecto siniestro que visten camisetas con la bandera nacional estampada.

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Un abrumador 86,5% de la población es cristiano-ortodoxa así que, como era de esperar, tienen un buen número de extremistas. Por culpa de estos tipos, te recomendamos que no lo vayas contando por ahí si mantienes una relación homosexual.

Además de los movimientos de extrema derecha, también he visto varias manifestaciones de izquierdas en los últimos años. Las hemos tenido de todo tipo: sindicales, políticas, contra la minería o el fracking, feministas y manifestaciones a favor y en contra de la eutanasia de los perros callejeros rumanos. Normalmente solo congregan a unos centenares de personas, pero a veces se manifiestan hasta 20.000 y acaban bloqueando las calles.

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DÓNDE COMER

Calif

El shaorma es a Bucarest lo que el perrito caliente a Nueva York así que, sin exagerar, encontrarás miles de sitios para tomarte uno. Ten cuidado, la mayoría son platos de Petri repletos de salmonella con carne traída de facultades de medicina y "mayonesa" rascada de las paredes de un baño público. Por suerte, no es el caso del Calif, situado en el centro histórico. El respeto que muestran aquí por este plato de comida rápida para tacaños es asombroso. La carne está bien especiada, el pan de pita es casero y las patatas fritas y verduras son frescas. También tienen deliciosas salsas de yogur con menta, mostaza al curry o berenjena. Además, también tienen platos para vegetarianos (algo que no suele ser muy común). Lo mejor de todo es que solo te costará unos 14 RON (3 €). Estés borracho o sobrio, acabarás comiendo un montón de shaormas, así que mejor busca los de calidad.

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El vietnamita Toan’s

El cartel de la puerta del Toan’s dice, sin ningún tipo de modestia, que preparan el mejor bocadillo del mundo. Te tornarás escéptico en cuanto le pegues el primer mordisco a su banh mi: un bocata de albóndigas de carne de cerdo remojadas en salsa de pescado, con pepino, rábano blanco y cilantro fresco. Ya que estamos, ¿por qué no probar también la sopa Pho cuando sabes que todo te costará 12 RON (2,50 €)? En cualquier caso, es mejor que el Subway, sin ninguna duda.

La Cocoșatu

Los rumanos están tan orgullosos de sí mismos que resulta normal que la gente considere los mici (unos rollitos de carne picada a la parrilla) como un plato tradicional de la cocina rumana, aunque también se puedan comer por la zona de los Balcanes. El mejor sitio para tomarlos en Bucarest es La Cocoșatu, que literalmente significa "El jorobado", ya que fue fundado por un hombre con chepa. Prueba aquí los mici y luego tendrás que posicionarte: o eres del 50% de personas que piensan que son deliciosos o del otro 50% que les parecen asquerosos.

Latin Pizza & Kebab, en la esquina de I.C. Bratianu con la calle Lipscani

Aunque la mayoría de las pizzerías de Bucarest tienen la manía de limitarse a colocar salami y champiñones sobre una masa insípida, el Latin Pizza se ha embarcado en la extraordinaria misión de crear esto que llaman "sabor" y la verdad es que se les da estupendamente. Se te hará la boca agua con estas pizzas elaboradas solo con tomates cherry, salsa de tomate y un potente toque de pesto con ajo que hará que se te caigan los huevos al suelo. Te saldrá por 20 RON (4,50 €) y te hará salir a la calle deseando apalear a un italiano hasta la muerte (o al menos cuestionar su superioridad en términos de pizza).

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COMIDAS TÍPICAS

Los rumanos alternamos la dieta normal –basada casi exclusivamente en la carne– y los ayunos religiosos en los que subsistimos a base de patatas, esas cosas redondas que se sacan del barro. No te costará encontrar un restaurante típico en Bucarest y, una vez allí, esto es lo que tienes que pedirle al camarero:

Mici (también llamados mititei)

Los mici son unos rollitos de carne picada de cordero especiada con bicarbonato de sodio que se echan a la parrilla y se comen con mostaza. Se inventaron antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando un restaurante famoso se quedó sin tripas de oveja (una auténtica tragedia), así que pusieron carne de salchicha en la parrilla. Los rumanos están tan enamorados de este plato que se enfrentaron a la Unión Europea cuando quisieron prohibir la comida cocinada con bicarbonato de sodio, ya sabes, la base de cualquier comida decente.

Mămăligă cu brânză și smântână (MBS) también conocido como bulz

Esta polenta (flor de harina de maíz hervida) se sirve sobre queso fresco, mantequilla y nata agria. También hay una versión conocida como bulz, donde la polenta se coloca sobre una capa de col y carne picada y se corona con un huevo frito por encima. Mejor cómelo caliente porque se volverá cemento si se enfría.

Sarmale

Los sarmale son col o repollo con rollitos de carne picada de ternera, arroz, salsa de tomate y cualquier cosa picante que puedas conseguir. Están basados en una receta tradicional típica de Turquía, pero nunca se lo comentes a un rumano porque los hemos declarado propios y nos tomamos más en serio nuestra comida que la política, aunque cocinemos con bicarbonato de sodio.

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Ciorbă de burtă

En la época del comunismo, los obreros se alimentaban a base de sopa de callos de ternera porque era la carne más barata. Curiosamente, esto se ha convertido en una exquisitez y ahora se sirve en todos los rincones de Rumanía como una sopa cara. Además de los callos de ternera, la sopa también lleva pierna de cerdo, ajo, suero de leche, vinagre y, en algunos casos, pimientos picados. Es una especie de gusto adquirido.

Slană

Slana es algo que encontrarás en todos los hogares de Rumanía. Su traducción literal es "grasa". Es que es grasa. Grasa de cerdo hervida y ahumada para ser más exactos. A veces, si se es muy pretencioso, se toma con ajo picado. Es el equivalente rumano del bacon, solo que sin la carne. A veces lo fríen en una sartén, usando más grasa de cerdo. Algunas personas lo encuentran un poco grasiento.

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DÓNDE EMBORRACHARTE

Todo Bucarest está lleno de pubs antiguos, pero no va nadie porque todos prefieren beber en el casco antiguo. Sobre todo si son turistas. Por eso hay un montón de imitaciones malas de pubs irlandeses y cervecerías alemanas. Evítalas y dirígete directamente a uno de estos bares:

A1

El A1 es el bar donde van los artistas. Como te habrás imaginado, está lleno de bicicletas, música jazz y cerveza importada carísima. Los camareros son muy, muy despreocupados pero por lo visto, este bar va de eso y por eso tiene un ambiente muy relajado. Si te mueves en Bucarest como lo harías en Londres en hora punta, te estás equivocando.

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Edén

El Palacio Ştirbei era el hogar de la aristocracia antes de la Segunda Guerra Mundial y es un interesante punto arquitectónico del centro de Bucarest. Ahora el jardín ha sido tomado por el Edén, un bar al aire libre que ha llenado el césped de tiendas de campaña y hamacas. Mejor visítalo cuanto antes ya que el Gobierno tiene previsto convertirlo en un centro comercial porque son unos imbéciles.

Control

El Control no aparece en ninguna guía de la ciudad pero es el primer bar al que te llevaría un rumano si visitas Bucarest. Te llevaría porque es una reproducción exacta de un bar de la Europa occidental y a los rumanos nos gusta hacerte sentir como en casa.

Baraka

Un pequeño bar al aire libre en medio del parque más famoso de Bucarest, el Herăstrău. El Baraka está al lado de la zona de skate más grande de la ciudad, así que por el día te encontrarás con un montón de skaters. Por la noche se transformará poco a poco en una pista de baile al aire libre en medio de un parque desierto, lo que no está nada mal.

Argentin

El Argentin no es el mejor bar del casco histórico y tendrás suerte si te atiende un camarero que hable inglés pero, en cualquier caso, deberías ir si quieres disfrutar de un auténtico bar rumano. Este es el tipo de lugar donde te encontrarás con cantantes desdentados de música folk y profesores jubilados de escuelas de arte que tratarán de venderte sus cuadros. He visto un par de peleas aquí, lo que le da un cierto matiz glamuroso.

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ALOJAMIENTO

Si de verdad quieres saberlo todo sobre la vida en Bucarest, regístrate en una web tipo couchsurfing.org para que un nativo te aloje en su casa. Aquí en Bucarest estamos obsesionados con impresionar a los extranjeros y con que piensen que somos hospitalarios, así que seguro que te cuidarán bien. Tampoco pasarás hambre porque insistiremos en darte bien de comer y emborracharte con nuestro aguardiente de ciruela.

Si prefieres quedarte en un albergue, vete al casco antiguo, en el centro de la ciudad. En caso de que lo único que te apetezca sea pasear, salir de fiesta, emborracharte y follar, entonces te recomiendo que te alojes en el hostal Little Bucharest (te saldrá por 12 € en una habitación compartida o 17 € en una individual). Está justo en el epicentro de la fiesta eterna que es el Centro Histórico de Bucarest y su único inconveniente es que no podrás dormir porque los bares de la zona nunca cierran.

Un poco más allá del centro de Bucarest, cerca del parque Carol, encontrarás el Doors Hostel, un obelisco comunista maravilloso. (A partir de 10,50 € la habitación compartida y 27 € la individual). Cerca tendrás una zona al aire libre donde encontrarás todo tipo de actuaciones y conciertos de jazz pero ya solo por los jardines, este albergue destaca entre los demás.

En Bucarest los hoteles son caros (incluso si los comparas con otros países) y de mala calidad, aunque tengan varias de estrellas. Algunos son fríos porque están en edificios austeros de la época del comunismo; los más nuevos son pequeños y horteras, diseñados para celebrar conferencias. Si de verdad te empeñas en alojarte en un hotel, mejor coge el Intercontinental. Probablemente sea el edificio más grande del centro de Bucarest, una especie de rascacielos comunista, uno de los pocos lugares desde donde la ciudad se ve bonita. Como ya te imaginarás, será muy caro (150 € la habitación), sobre todo teniendo en cuenta que no se han gastado un duro en reformarlo desde que murió Stalin.

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BUCAREST LGBT

Por desgracia, Bucarest no es un buen lugar para que te vean en una actitud cariñosa con tu amante de tu mismo sexo. Como ya dije antes, el 86,5% de la población rumana es cristiano-ortodoxa, incluyendo un buen número de extremistas, así que si eres LGBT mejor que lo lleves con discreción.

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DÓNDE IR CUANDO NO ESTÉS BORRACHO

Las casas comunistas

A los rumanos no les gusta demasiado hablar de su época comunista, quizás porque nuestro día a día ya está lleno de recordatorios. Por esta razón no tenemos un Museo del Comunismo, pero hace poco empezaron a organizarse visitas informales para que los turistas puedan ver las casas de los proletarios (que no han cambiado en 20 años) y hacer Instagrams de todos los objetos comunistas que imaginar, ya que eres un capitalista malcriado y superficial. Esto es lo que más se aproxima al turismo de viajar en el tiempo.

El obelisco comunista en el parque Carol

En el parque Carol te encontrarás un obelisco soviético hecho con el mármol rojo más bolchevique que verán tus ojos. Esta es la parte donde Bucarest se parece más a Rusia. Aprovecha mientras dure porque la Iglesia quiere derribarlo: consideran que es un insulto a su fe y un recordatorio de la historia dolorosa del país. A veces también son necesarios los recuerdos dolorosos, como esa cicatriz que te recuerda que no debes caerte desde los tejados mientras estás borracho, o esa ETS que te recuerda que no debes confiar en tu ex.

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La terraza del MNAC

Después de visitar el Palacio del Pueblo, lo que más te apetecerá será tomarte una cerveza ahí arriba. El Museo Nacional de Arte Contemporáneo (MNAC) gestiona una de las secciones del edificio y tienen una terraza gigante donde tú y tu ego podréis mirar al horizonte sintiéndoos un auténtico dictador soviético. ¿Ceauşescu? Más bien Ceauşesyo.

Las casas entre las calles Dorobanţi y Aviatorilor

Los fans de la arquitectura idiosincrática querrán visitar estas calles que discurren entre los dos grandes bulevares centrales, donde encontrarán edificios de todo tipo: de arquitectura árabe o modernismo socialista. Por aquí también están las embajadas europeas al lado de palacios de mafiosos y de casas de seguridad del antiguo régimen, que todavía son utilizadas hoy en día por los servicios secretos de Rumanía.

El patio trasero del Museo de Historia Militar

Lo más llamativo de uno de los pocos museos decentes que encontrarás en Bucarest es un patio trasero lleno de tanques y otros extraños vehículos militares soviéticos. Además, puedes montarte en ellos y nadie te vigilará. ¿Quién no querría hacerse una selfie en un tanque?

Los barrios de Urano, Matache o Ferentari

Los barrios pobres de Bucarest tienen un encanto especial, pero solo deberías visitarlos mientras haya luz o si te lleva alguien que conozca la zona. Te verás recompensado con un montón de espectáculos extraños como perros callejeros cagando o casas derrumbándose.

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QUE NO TE TIMEN

Sabemos que un montón de europeos asocian Rumanía con la delincuencia, pero aquí estarás seguro ya que hay menos violencia que en lugares como Budapest, Kiev o Sofía.

Dicho esto, no descuides tu cartera. Desde el momento en que aterrices, que sepas que los taxistas que te recogen en el aeropuerto han pulsado un botoncito que aumenta automáticamente la tarifa. Presta atención a sus movimientos y ten claro lo que vale la moneda rumana. En los bares y tiendas, los que te atiendan intentarán timarte si consideran que no conoces el tipo de cambio.

En la ciudad hay carteristas, pero no te robarán a menos que te acerques a las afueras, donde operan un montón de bandas. Un tipo de timo más creativo es cuando alguien se te acerca y te dice, con un acento británico perfecto, que les han robado. Te pedirán que les prestes dinero e incluso te enseñarán su documentación o las llaves de un coche que, por supuesto, será todo falso. Estos estafadores forman parte en realidad del pequeño puñado de rumanos que han aprendido a hablar inglés con soltura.

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NO SEAS UN TURISTA DE MIERDA

Es una auténtica pena que casi todos los turistas sigan la misma ruta cuando visitan Bucarest. Suele ser algo así: emborracharse en el casco antiguo, hacer una aburrida visita turística por el Palacio del Pueblo (que ahora alberga el Parlamento pero antes era la sede del poderoso dictador Nicolae Ceaușescu) y finalmente terminar en el decepcionante Museo del Campesino Rumano o en el Museo del Pueblo.

Donde se equivocan definitivamente los turistas es quedándose demasiado tiempo en la ciudad. La región rumana de Transilvania está llena de castillos espectaculares y fuertes de origen germánico, húngaro y rumano, así que mejor ve a visitarlos en vez de quedarte perdiendo el tiempo por los bares para turistas como hace todo el mundo. Solo ten cuidado con los souvenirs de Drácula, sus vendedores te dejarán la cartera vacía.

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QUÉ DEBES EVITAR

“Cocalar”

“Cocalar” es un término rumano que se traduce literalmente como "cretino apestoso". La usamos para nombrar a la gente que lleva camisetas apretadas y conduce 4x4 con la música a toda hostia. Probablemente la tomen contigo si descubren que eres de fuera, así que mejor evítalos si no tienes ganas de pelea.

Los vendedores de móviles robados

En el centro, en la plaza Unirii, te encontrarás con gente vendiendo cualquier tipo de cosas, como cigarrillos baratos, móviles robados o caviar. Lo único bueno que tiene es que ya sabes dónde buscar primero en cuanto te birlen el móvil.

Perros callejeros

Bucarest está lleno de miles de perros callejeros. Algunos muerden, sobre todo de noche y sobre todo a los niños. No camines por los parques de noche porque se juntan en jaurías y se vuelven territoriales. El mayor miedo de cualquier turista en Rumanía es ser salvajemente atacado por un perro delante de un restaurante de lujo.

Conductores

En Rumanía, tanto los peatones como los conductores respetan las normas de tráfico si hay un poli cerca. También verás que los semáforos no están sincronizados, porque eso costaría mucho dinero y ya nos va bien así.

Visitar Bucarest en invierno

No vayas a Bucarest en invierno. Es terrible. No se puede caminar por la calle. Las aceras están bloqueadas por la nieve. Tenemos un invierno postnuclear, solo que sin bunkers y con luces de Navidad.

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Usar el transporte público

La red de transporte público de Bucarest se ha diseñado con el objetivo de confundir a los turistas. Algunas de las líneas que aparecen en el mapa no existen en la realidad. No encontrarás a nadie que hable inglés y que te pueda explicar cómo funciona el metro o venderte un billete, así que no te extrañe que termines viajando sin pagar. Luego un carterista te mangará el billetero. Y después te obligarán a comer más bicarbonato de sodio.

La mayoría de los museos

Los museos de Bucarest son un chiste, pero los turistas pican siempre porque así pueden entrar en palacios antiguos que tienen buena pinta desde fuera. Sus exposiciones son una absoluta mierda. Muchos ofrecen información falsa pero nunca en inglés, así que probablemente ni te enteres. Ah, y las exposiciones nunca cambian.

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PROPINA Y FRASES ÚTILES

Propinas

En Bucarest lo típico es dejar una propina del 10 por ciento, pero lo mejor es que te hagas un amigo rumano que pague por ti porque en cuanto un camarero o un taxista te oiga hablar en tu idioma, intentará timarte.

Frases útiles

Hola – Salut
Adiós – Pa
Por favor – Te rog
Gracias – Mersi
Cómeme la polla – Sugi pula
Voy a darte una paliza – Te bat de te caci pe tine

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UNA LISTA DE YOUTUBE DE MÚSICA LOCAL

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VICE CITY MAP

Pues bueno, esta es nuestra ciudad. No os enfadéis si una vez aquí no os llevamos a tomar algo.

Con amor,

VICE Rumanía.