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si no te gusta no la mires

¿Por qué va la gente a la Fórmula 1?

Aprovechamos el GP de España de Fórmula 1 para preguntar a los aficionados del circuito de Montmeló por qué vienen a ver este espectáculo que ahora está tan de moda criticar: ¿algo bueno tendrá, no?
Fotos de Pau Riera

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En los últimos años, la Fórmula 1 se ha convertido en un concepto ligado con el aburrimiento dentro del folclore español. Claro, como hace diez años que Fernando Alonso no gana ni a las canicas, la fiebre por el automovilismo en nuestro país ha encontrado su vacuna… y una hueste de haters.

La verdad es que, después de muchos años, este sábado volví a presenciar en directo una clasificación. Me sirvió para escribir este artículo y, de paso, hacer de lazarillo de un compañero que jamás había asistido a un Gran Premio. Si el fin de semana se hubiera reducido a eso, probablemente esta pieza hubiera acabado cediendo a los detractores del gran circo… pero no fue así.

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Más motor: De cómo la Fórmula 1 dejó de fumar y eso arruinó su salud

El pasado domingo, el GP de España de 2016 recuperó toda la emoción de la categoría. La verdad es que fue una de las mejores carreras que jamás haya vivido en directo en el Circuit de Barcelona-Catalunya en más de quince años.

Sin duda, para los haters —que, en su gran mayoría, jamás habrán visto una sola carrera entera: digámoslo de una vez— la F1 fue, es y seguirá siendo una mierda. Para los amantes e interesados, la cita fue una de las mejores de los últimos tiempos.

Peregrinos en la curva tres donde un accidente entre Hamilton y Rosberg cambió un guion previsible para convertir la carrera en Montmeló en una cita para la historia. ¿No está mal para ser "una mierda" no?

Para empezar, ganó el nuevo niño prodigio de la categoría, un holandés llamado Max Verstappen que —con solo 18 añitos— el pasado verano ni tenía el carné de conducir y ahora es el piloto más joven de la historia en ganar un GP. ¿¡Cómo!?

¿Y esos tipos de Mercedes dónde se habían metido? Pues en la cuneta tras un espectacular e incomprensible accidente en la curva tres que arruinó la carrera de ambos y volvió abrir el melón de la guerra interna dentro de la escudería alemana. El incidente, sin duda, animó la carrera y encendió a las gradas.

Shades of Senna and Prost at Suzuka in 1989 as Hamilton and Rosberg collide on the first lap of the #SpanishGP. pic.twitter.com/rnzZNqqA91
— Trent Langskaill (@trentlangskaill) May 15, 2016

¿Qué pensaron los aficionados? ¿Tenían claro a lo que iban? ¿Vendrían a la Fórmula 1 aunque las carreras fuesen menos emocionantes que en la época de Schumacher?

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Decidimos preguntárselo a ellos mismos… y aquí tienes sus respuestas.

Sergio, Dani, Javier, Alejandro, Esteban y Gonzalo (Madrid)

Segunda carrera en la F1, primera vez en Catalunya

"Creo que no es aburrida para nada, por ejemplo este año está habiendo muchos más adelantamientos", dispara Gonzalo, "el que más sabe de Fórmula 1" según sus colegas. ¿Por qué venir hasta aquí para ver coches dando vueltas y más vueltas?

"Quizás en casa se ve mejor y te enteras de más cosas, pero aquí lo importante es el ambiente", apunta Alejandro. El 'ambiente' será una de las palabras clave entre la afición. Este grupo de madrileños, aficionados de Carlos Sainz y Fernando Alonso —"que tiene un coche horrible pero hizo bien en marcharse de Ferrari, porque McLaren-Honda es una escudería de campeones como Ayrton Senna"—, ya había visitado otro GP.

La temporada pasada se gastaron 420 euros en ir a Spa-Francorchamps, sede del Gran Premio de Bélgica: "Es verdad que allí la cosa estaba más currada que en España, teníamos cerveza de abadía para beber y… ¡aquí no venden cerveza!". No serían los únicos que se quejarían más por la falta de líquidos alcoholizados que por las fallas de la competición sobre la pista.

Su localidad en Montmeló les salió a 250 euros el fin de semana entero, así que normal que le guste la Fórmula 1: hay que rascar el bolsillo y las entradas más baratas, las de la pelouse —a.k.a. llévate una toalla y túmbate en la hierba— cuestan 130.

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Cris y Leyre (Pamplona)

Primera y segunda vez, respectivamente, en el GP de España

¡Oh! Mirad el vaso que sostiene la debutante Cris, ¿es eso cerveza, estamos salvados? Pues sí, es cerveza… sin alcohol. Ellas no lo sabían cuando la compraron: un buen chasco, y encima a más de cuatro euros la unidad.

"Lo mejor es el ambiente, cuando vas a un circuito se trata más de eso", explica Leyre, que ya acudió la temporada pasada y ha animado a su amiga a vivir la experiencia.

"De momento me está gustando mucho, es una manera distinta de pasar el fin de semana", comenta Cris, que no se atreve a decir si la Fórmula 1 en sí pasa por un momento de crisis de identidad.

"Muchos dirán que siempre ganan los mismos, pero siempre ha habido un gran dominador en cada época", aventura Leyre. "Antes estaba Michael Schumacher —ganó cinco títulos consecutivos— y nadie se quejaba tanto como con Sebastian Vettel y ahora con Lewis Hamilton". En eso lleva razón.

Giovanni y Patricia (Italia)

Primera vez en Montmeló, aunque han asistido 25 veces al GP de Monza

Por personajes como ellos mola la Fórmula 1 y mola la escudería Ferrari. Los tifosi son los aficionados más variopintos de la gradería y además han convertido el motor en una cuestión de estado. ¿Qué le diríais a la gente que dice que esto es un rollo?

"A ver, no es algo que se pueda describir, es algo que se lleva en el corazón: la adrenalina, la velocidad…", explica con entusiasmo Giovanni, que lo único que ve mal de la actual F1 es que no gane Ferrari. "Es una mafia, Bernie Ecclestone conspira contra nosotros para que no ganemos", asegura.

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"Cuando nos casamos me enganchó a esto y, con la excusa de ver la Fórmula 1, estamos viajando por todo el mundo", sonríe Patricia, que habla perfecto castellano y ejerce de improvisada traductora de su marido. "Sí que te diré que antes era mejor, porque la tecnología importaba mucho menos", añade Gio.

Los forofos de esto coinciden en que la F1 es peor que antaño, pero no por ello aburrida. Entre mil y una anécdotas, estos simpáticos italianos cierran la conversación recordando que "Alonso tiene muchos huevos". No me diréis que la fauna del circuito no es entretenida, ¿no?

Frasier (Escocia)

Tercera vez en el GP de España, ha perdido la cuenta total

Aunque el aburrimiento no sea exactamente un problema según ellos, ya es hora de hablar de soluciones con los fans que me encuentro por el circuito. "El domingo está bien, las carreras están bien… la cosa sería cambiar el sistema de clasificación los sábados", reflexiona Frasier. "Podrían dividir los puntos que se reparten y al que hace la pole darle X puntos, pero enviarle al fondo de la parrilla para la carrera".

Una buena idea: asegurar los adelantamientos y provocar más incertidumbre en el resultado final el domingo. "A mí ya me está bien a pesar de todo, si te gusta la velocidad y sabes disfrutar de la atmósfera seguro que te gustaría estar aquí viéndolo", añade el escocés.

Otra idea que suelta es la de obligar a los equipos a tener el mismo chasis o el mismo proveedor de motores, algo que ya se hace en categorías inferiores como la GP2 o Moto2 si nos fijamos en el motociclismo. Por cierto, ¿sabéis que los escoceses van sin calzoncillos debajo del kilt? Efectivamente, Frasier era el que iba más fresco.

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Craig (Inglaterra)

Lleva un par de años viniendo a Barcelona "porque es más barato que Silverstone"

Como ya estarás captando, la mezcla de las palabras Fórmula 1 y Barcelona equivale a un paseo por las Ramblas: muchos guiris, bastante ruido y muy mal gusto para la ropa. A la pregunta de qué hacer para mejorar la competición, Craig se conforma con un "¡meh!".

Para sacarle algo interesante, le pregunto sobre las ventajas de ver un GP en territorio español: "Lo primero son los precios, aquí todo el paquete —avión, entradas y hotel— me cuesta unos 600 euros, y en Inglaterra me sale más caro aunque esté al lado de mi casa".

En el Circuit de Catalunya, los foráneos ganan por goleada: representan más del 60% de las ventas —y probablemente un porcentaje todavía más elevado en consumo dentro del recinto.

Víctor y Agustí (Barcelona)

Socios del circuito desde el año 2000, no tienen que pagar para ir a la carrera

Hacemos un breve parón en nuestro tour mundial de turistas y pedimos opinión a dos tipos que llevan más años que yo viniendo a la mayoría de grandes eventos que organiza el Circuit de Catalunya: "Con el tiempo, ahora mismo, ha perdido algo de encanto", aseguran.

"El problema de verdad, y por eso la gente critica tanto, es que hay poca tradición de motor en España", explica Víctor.

"La gente se queda con que son coches dando vueltas, pero tiene mucho que ver con la táctica, la tecnología, la velocidad y las habilidades del piloto", apunta Agustí.

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Ambos están de acuerdo en que verlo en directo es mejor, porque gran parte del encanto tiene mucho que ver con el glamour, que viene a ser aquello del ambiente pero un tanto más refinado. Lo de ser socio no está mal, ya que los precios parten en los 150 euros pero dan acceso a todos los eventos incluyendo la F1 y el MotoGP.

Erik y un tipo que no quiso darnos su nombre (Holanda)

Llegar y besar el santo: primera vez en Montmeló y victoria de su compatriota

La primera pregunta no es nuestra, sino que la lanzan ellos dos: "¿Por qué no sirven cerveza con alcohol?". Alguien debería hablar con los responsables del circuito: parece que todo el mundo tiene ganas de beberse unas cañas tranquilamente y no les dejan —borracho, cualquier aguantaría las 66 vueltas del GP por muy aburrido que fuera la cosa.

Estos tipos no dieron mucho juego, y aquí no sabían que se iban a llevar toda una sorpresa con el triunfo inesperado de Max Verstappen. "Las carreras están bien y vamos, aquí en Barcelona todo es muy bonito".

¿Algo de fiesta quizás? "Bueno, ayer salimos un poco por Lloret de Mar, pero hoy nada de eso, ya nos ves aquí con las aguas…", dice Erik. Sol, fiesta y coches caros yendo a toda leche: la fórmula —esta seguro— perfecta para atraer a los extranjeros.

Una de las cosas más bonitas del fin de semana es la fiesta final sobre el asfalto: desde que dejan invadir la pista tras la carrera, la gente se olvida de las prisas para evitar las colas en la autopista.

Al final, el GP fue uno de los mejores de los últimos años y, si bien es cierto que sin el fraticidio de los Mercedes la cosa se hubiera descafeinado un poco, el público sabía a lo que venía y lo que hay a día de hoy en la categoría.

Si no te gusta no mires, pero la Fórmula 1 sigue gustando a quién le importa: a los verdaderos aficionados —y es capaz de llegar a sitios tan remotos como Indonesia, país natal del último clasificado el pasado domingo en Montmeló.

El autor de este reportaje entiende que los sábados tienen poco sentido, pero sabe que vivir una carrera en directo es mucho más interesante que pasar la tarde en Twitter: @GuilleAlvarez41