¿Qué comieron estos famosos antes de morir?

Cada año mueren muchos de los ídolos más grandes que hemos tenido y, sinceramente en vista de los nuevos talentos, no creemos que vuelva haber un Bowie, un Prince o un Freddie Mercury. Fuera de la mítica, estos artistas comían como simples mortales, y algunos lo hacían de más como Elvis Presley.

Siempre resultará interesante saber qué comieron algunas celebridades antes de dejar este mundo. Tal vez por eso, incluso los apóstoles registraron la última cena de Jesús. O quizás pensemos que si su vida fue tan increíble, su muerte debió serlo también; o buscamos respuestas sobre por qué murieron, en lo que comieron. Cualquiera que sea nuestra curiosidad, aquí va una lista del último banquete de varios famosos que amamos y desearíamos que hubieran sido inmortales.

Para estas celebridades no hubo tiempo para la sobremesa.

Se sabe que "El Rey" comía muchísimo. De hecho, en Estados Unidos existe "el Elvis": un sándwich que lleva mantequilla de cacahuate, plátano y tocino, que al parecer él inventó. La noche del 15 de agosto de 1977 Presley comió cuatro bolas de helado y seis galletas de chocochip. Pocas horas después, sufrió un infarto. (Quién sabe, a la mejor el exceso de helado si influyó en su muerte, o años comiendo tocino).

El actor que dio vida a Tony Soprano se fue como los grandes (tragones): cenando en Roma como un emperador. Gandolfini comió dos órdenes de camarones gigantes fritos, una orden grande de foie gras, cuatro shots de ron, dos piñas coladas y dos cervezas. Después se retiró a su habitación y ¡pum! Sufrió un infarto. Si algo era seguro, es que la indigestión de esa noche no lo dejaría dormiría bien.

El rey del pop cenó, como un simple mortal, con su familia un menú preparado por su chef, Kai Chase. El menú consistió en atún a la plancha, ensalada orgánica y jugo. Una comida ligera, pues poco después ensayó canciones como Billie Jean, Smooth Criminal y Thriller, en el Staples Center en preparación para su última gira "This is It", que nunca se llevó a cabo. Después regresó a su casa a intentar dormir… un sueño del que no despertó.

Por lo menos sabemos que antes de volverse zombie le gustaba comer palomitas.

El talentoso actor era un célebre vecino de Greenwich Village, en Manhattan. En un restaurante de ese barrio se reunió con dos amigos, donde cenó guacamole, agua mineral con arándanos y una hamburguesa con queso –esperemos no tan grasosa como la pizza que devoraba en "My girlfriend Polly"–. Pocas horas después murió en su departamento quien fuera uno de los mejores actores de su generación.

El artista conocido como Prince era vegetariano. Un matrimonio de chefs, Ray y Juell Roberts, le preparaban su comida, ambos propietarios del restaurante Peoples Organic. Para cenar, le habían hecho un bisque (sopa cremosa) de pimientos rojos y ensalada de kale, pero desafortunadamente murió antes de probarlos. Roberts aseguró que un par de meses antes de su muerte el autor de Purple Rain –y protagonista de la película homónima– casi no probaba bocado debido dolores de garganta y estomacales.

El ex Beatle comió un sándwich de corned beef y mostaza en el restaurante Bacci & Abracci de Brooklyn. Después fue a un estudio de grabación, y más adelante fue asesinado cerca de su casa en el edificio Dakota. Murió, en medio de una gran conmoción, a manos de un fanático y dejó para la memoria un himno sobre un mundo, que aun creemos que puede existir.

El vocalista de Queen famoso, entre otras cosas, por su espectacular voz –un estudio reciente la ha calificado como "una fuerza de la naturaleza con la velocidad de un huracán"–, quiso despedirse de sus amigos con un banquete en su casa. Ordenó a su chef Joe Fanelli que preparara sopa de verduras, costillas de cerdo con salsa de barbacoa y pastel de manzana, además ofreció champán francés y vodka helado. Mercury, que sabía que la muerte rondaba cerca, no probó bocado y murió al día siguiente.

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