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Noisey

¿Qué fue de Kreayshawn?

Kreayshawn cayó en el olvido en la segunda mitad de esta década para dar paso a Natassia Gail Zolot, con un negocio de joyería, un hijo y el deseo de ser dueña de su futuro.

Fotos de Marianne Eloise.

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Estoy sentada fuera de un café de LA con la rapera de Oakland Kreayshawn –cuyo nombre real es Natassia Gail Zolot–, bebemos agua del grifo mientras esperamos llamar la atención de algún camarero. Mañana es su cumpleaños y me dejó bien claro lo que tenía que hacer, tuiteando: "Hoy tengo una entrevista con VICE. Si la persona que me entrevista no me trae un regalo de cumpleaños me largo (sé que esa persona me está leyendo)". Le traigo un globo con una princesa y una figurita para el salpicadero del coche, y se pone la mar de contenta.

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Todo aquel que tuviera una pizca de interés en las tendencias del rap de principios del 2010 se acordará de Kreayshawn. La rapera de San Francisco se nos presentó cargada de bisutería dorada y con un delineado de ojo de gato en el vídeo de acompañamiento de su primer single "Gucci Gucci" en 2011. Era un tema animado y pegadizo que hablaba a gritos sobre las niñas de los 90 con la insolente energía que Odd Future había devuelto al género unos meses antes, y dividió la opinión de más gente que Barb de Stranger Things. También sirvió para convertir a Kreayshawn en toda una sensación de la noche a la mañana, con un vídeo que reunió hasta 3 millones de visitas durante las dos primeras semanas. Unos meses después ya era disco de oro, luego fue remezclada por Lil Wayne en Sorry 4 The Wait y, antes de darse cuenta, Kreayshawn había firmado un contrato millonario con Columbia Records. Su nombre también resonó aquí a través de gente como Slim Kawasaki ("Que le focken a Kreayshawn si no me quiere contestar", canta en "Femme fatale") o Cecilio G (su "Gucci Gucci, Fendi o Prawda").

Como suele pasar con los éxitos virales, "Gucci" era todo un pepinazo. Pero muchos se empeñaron en 'pillarla' y empezaron a correr teorías conspiratorias, como la que decía que Zolot era una estudiante de artes performativas en un colegio de arte liberal que había creado a Kreayshawn como una forma de declaración sobre el blog rap y la autenticidad del hip-hop.

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Para cuando salió su disco de debut, Somethin' Bout Kreay, el hype había desaparecido como una fogata en medio de una tormenta de nieve. "Gucci Gucci" se convirtió rápidamente en el típico ejemplo de cómo los éxitos virales no siempre llegan a envejecer, y el disco marcó el menor número de ventas en la primera semana de una artista en una gran discográfica, con tan solo 3.900 copias vendidas. Tampoco ayudó el hecho de que la copia física solo se pudiera comprar en la cadena estadounidense Hot Topic, o que los críticos fueran más bien crueles con un disco que ni siquiera fuera dirigido hacia ellos.

"Hacer música para tus fans manteniendo las cosas simples, eso mola", me dice, "Pero cuando la cosa se exagera de forma desproporcionada y tu música acaba siendo escuchada por gente que de normal no la escucharía, ahí no es donde yo quería acabar, ¿sabes? Todo empezó divirtiéndome con mis amigos en Oakland, pero luego la cosa cambió a escala global. Cambió el significado de todo. Mucha gente tiene una idea equivocada de mí. Aunque tengo mucha personalidad y me gusta conversar, no disfruto demasiado siendo el centro de la atención".

Tras el fracaso de su disco, la gira que le acompañó y la posterior ruptura de su equipo (conocido como 'White Girl Mob'), Kreayshawn puso freno al asunto. Cuando se quedó embarazada a los 23 años, aprovechó la ocasión para retirarse de la industria musical. "Fue divertido hacer ese disco, pero estaba pasando por muchas cosas en ese momento y pensé: 'Quiero acabar con esto'", explica, exasperada. "Luego, no mucho después de que saliera el disco, me quedé embarazada, y pensé: 'Joder, es la forma perfecta de salir de todo este drama y centrarme en mí misma'. Nunca antes había estado embarazada así que me dije: '¡A la mierda! ¡Voy a tener el bebé! Parece fácil'".

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Durante los cuatro años que siguieron al lanzamiento de su debut, no ha parado ni un momento. A principios de este año colaboró con el dúo de electrónica NERVO para su single "Hey Ricky", pero aparte de algún lanzamiento ocasional aquí y allá (incluyendo una extraña colaboración con Grimes), su carrera musical no nos ha ofrecido gran cosa. Por el contrario, su historia reúne los matices del típico caso en que una gran discográfica saca momentáneamente a un joven artista de la realidad para luego devolverlo a ella, con un efecto bastante brutal y sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias. "Tanto en la música como en el modelaje, [las mujeres] siempre tenemos un límite de edad", explica. "Solo una de un millón de mujeres permanece eternamente en la industria. Por lo general te reciclan, es una mierda. Los chicos pueden tener cualquier edad para dedicase a la música".

Pero desde que empezó a dejar de centrarse en la música se ha convertido en madre trabajadora y mujer de negocios, dedicando sus energías a una línea de joyería (de la que es directora creativa), empezar un programa de radio, vloguear, hacer de DJ, explorar el mundo del grafiti y planear un zine que recogerá sus "mejores tuits, los más divertidos". También ha empezado un colectivo de chicas DJ con sus amigas Chippy Nonstop y Brittney Scott, entre otras, y, por si fuera poco, se ha puesto a tatuar. Se ofrece a tatuarme mi piel intacta diciéndome: "Solo tatúo a vírgenes". Declino respetuosamente su oferta, pero la intención es lo que cuenta.

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"Ahora mismo estoy intentando abrir una tienda", me dice al hablar de otros planes futuros. "Quiero vender cosas que haga yo y cosas que hagan mis amigos, cosas guay. ¡Como esta!", dice apuntando hacia uno de los regalos que le he traído, "Pequeñas figuritas".

Pero a pesar de su decidido empuje y optimismo todavía le queda alguna cicatriz de su breve experiencia con la fama desproporcionada. Todos vimos la captura de pantalla de su cuenta de Paypal que posteó tras el lanzamiento de su disco, mostrando menos de un penique en ganancias, y cuando le digo que abrir una tienda conlleva sus gastos, me dice sin cortarse un pelo: "Ah sí, estoy endeudada. Tengo una deuda de más de 300.000 euros. Estoy arruinada. Voy a tener que utilizar mi astucia para conseguir que alguien me consiga una licencia comercial". El año pasado el IRS (servicio de recaudación fiscal en EE.UU.) saqueó su cuenta bancaria. En un tuit que luego borró, dijo: "No me puedo creer que haya llegado el día. El IRS me ha limpiado la cuenta 4 días antes de Navidad. Estoy completamente arruinada", antes de acusar a su contable de no haber pagado sus impuestos.

Después de que "Gucci Gucci" y Somethin' Bout Kreay quedaran relegados a un recuerdo de culto, su continua sinceridad en Twitter y la publicación más o menos regular de vlogs sobre sus experiencias han mantenido su historia viva, y gracias a su honestidad a veces brutal ha conseguido conservar una base de más de medio millón de fans fieles. "Ni si quiera puedo contar la cantidad de veces que he enviado un mensaje directo a un fan que me ha dicho: 'Tengo pensamientos suicidas y me voy a matar'. He construido una amistad con ciertos fans o simplemente con gente que me contacta. Siempre estoy pendiente de ellos y ellos de mí. Por eso me meto en esas broncas por temas que resultan incómodos o sobre los que no hablarías ni si quiera con tu mejor amigo. Lo dices en Twitter porque sabes que hay alguien ahí fuera que lo necesita".

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Por desgracia, estas cosas en ocasiones van en ambos sentidos, y su franqueza la ha llegado a poner en situaciones desagradables. Cuando habló por primera vez ante el mundo sobre sus problemas con el IRS se encontró con la indiferencia que el público general siente por las estrellas que caen en desgracia, y tuvo incluso que borrar los tuits porque era "doloroso ver cómo la gente se reía de mi desgracia y mala suerte".

Durante nuestra conversación se muestra tranquila, pero se nota que le gusta hablar. También es divertida. Al notar mi acento británico nos ponemos a hablar rápidamente sobre sus tendencias anglófilas. Le flipa la palabra "mate" (colega) y reconoce la expresión británica "tickled my fancy" (estimular). Cuando le pregunto por memes británicos me habla del mítico "I'm in me mum's car". Cuando va a Londres le gusta pasear por Brick Lane –panaderías de bagels, restaurantes de curry y unas cuantas tiendas de ropa vintage– y comer en Nandos. También adora a su hijo, Desmond, que cumplió tres añitos hace unos días. "Es muy gracioso y relajado. Tiene sus momentos, pero es guay. Con su padre mantengo una relación de amistad. Lo criamos juntos y lo tenemos media semana cada uno". También se siente orgullosa de él: "Es la ostia de musical, compone pequeñas canciones. Tiene como tres canciones que está a punto de sacar".

Le pregunto si cree que podría volver a hacer música y me dice: "No lo sé. La gente siempre me pide que vuelva a hacer música y me pongo a mirar mis viejos tuits y veo que cuando tenía 24 años dije: '¡Quiero trabajar en este disco este año!'. Luego a los 25 dije: '¡Este año quiero trabajar en un disco!'. El tiempo sigue pasando y cuanto más me separo de la edad en la que empecé más claro tengo que soy demasiado mayor para molestarme".

Mientras estamos sentadas bajo el sofocante sol de California, nuestra conversación se ve interrumpida por un 'fotógrafo'. Nos dice que busca a "chicas diferentes con pintas originales" para fotografiarlas. Le decimos que no somos modelos, pero nos da su tarjeta de todas formas. Me dice que los fotógrafos de LA son unos babosos, y que los chicos hacen cualquier cosa para ponerse a hablar con una tía. Así que decidimos movernos y al hacerlo perdemos el globo con la princesa. Le ha gustado tanto que tengo que pararla para que no salga corriendo por la calle para intentar rescatar a su nueva amiga de policloropreno.

Cuando nuestra conversación llega a su fin, me ha quedado bastante claro que ya no se considera una persona famosa. De hecho, parece que ni siquiera se siente relacionada con 'Kreayshawn', y me dice que se cabrea cuando sus amigos le llaman así. Para ser alguien que podría haber tenido una carrera prometedora si las cosas hubieran seguido el rumbo adecuado, parece no echar de menos la música. Quiere pasar a un nuevo capítulo. Kreayshawn cayó en el olvido en la primera mitad de esta década, dando paso a Natassia Gail Zolot, con un negocio de joyería, la maternidad, ambiciones en el mundo del tatuaje y un firme optimismo. Quiere ser la dueña de su futuro.

Cuando nos despedimos me deja una última dosis de sabiduría: "Intento no quedarme pillada preocupándome demasiado por todo. La vida es demasiado corta… y dura. Prefiero quedarme en la cama comiendo burritos".

Traducido por Rosa Gregori.