Viendo el fútbol con Juergen Teller

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Viendo el fútbol con Juergen Teller

Tras adentrarse en el mundo de la fotografía digital, Juergen Teller presenta su nuevo libro Siegerflieger.

Foto de Grey Hutton

Tras adentrarse en el mundo de la fotografía digital, Juergen Teller presenta su nuevo libro Siegerflieger. Un recorrido a través del verano de 2014 en el que el fotógrafo se muestra junto a su familia y sus estudiantes en una aventura visual desenfadada, festiva y con suministro de salchichas asegurado.

En este libro se muestran los tres temas que vertebran la obra del conocido fotógrafo alemán: familia, fotografía y fútbol; pero por encima de todo, se trata de una celebración de la relación padre-hijo, unidos no solo por lazos sanguíneos, sino por su amor al fútbol.

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Quedé con Teller antes de la presentación de su libro en el CFA de Berlín.

VICE: Hola Juergen, ¿puedes contarme algo acerca de tu nuevo libro?

El libro es una colección de diferentes momentos de lo que supuso 2014, un año bastante activo e intenso para mí. Es un libro muy alegre, loco y caótico. Quería que fuera muy personal, que mostrara mi 2014, pero sobre todo quería que también tratara de Alemania. Como viajo mucho no tengo mucho tiempo para dedicarle a mi familia ni a Alemania.

2014 fue un año memorable. Llegamos a la final del mundial y eso era algo que creí que debía capturar. También empecé a dar clases en la Academia de Artes Plásticas de Núremberg. Impartía clases a 18 alumnos y eso supuso un gran cambio. Es increíble lo que le dan a uno a cambio y lo que yo sentía que podía enseñarles. Siempre que voy allí me quedo en casa de mi madre y por las mañanas me lleva a la academia.

¡Qué bonito! ¿Te recoge también?

No. para volver llamo a un taxi. Creo que estoy en un buen momento. Hace 8 años no me hubiera sentido preparado para la enseñanza y dentro de 10 años sería muy viejo, así que creo que este es el mejor momento para hacerlo. También empecé a explorar diferentes ubicaciones y disfruté mucho usando la cámara digital que era algo completamente nuevo para mí.

¿Qué es lo que te gusta de usar una cámara digital?

Supongo que me siento un poco más libre porque no tengo que cargar con baterías ni carretes. Eso ha hecho las cosas muy fáciles y me permite jugar. Fui al 80 cumpleaños de mi tío y saqué fotos de la fiesta por diversión, pero si hubiera tenido que usar carretes me hubiera pensado demasiado cada foto.

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¿Qué es lo que te hacía dudar al principio?

Soy una persona de costumbres fijas Me gustaba el aspecto de la cámara tradicional, la manera en que hacía las fotos. Iba mucho conmigo. No había ningún motivo para cambiarla. Sin embargo, de algún modo me vi forzado a hacerlo porque estaba cada vez más insatisfecho con la calidad del papel. Había momentos en los que resultaba difícil conseguir los carretes. El suministrador cambió y el papel era cada vez más y más fino hasta que llegó a un punto en que ya era ridículo.

Me encantan vuestras fotos viendo los partidos. La fotografía no puede despertar emociones como lo hace el fútbol.

Es ridículo, pero también es liberador. La vida puede ser dura y deprimente, también puede ser maravillosa, pero con el fútbol puedes olvidarte por un momento del mundo que te rodea y simplemente sentarte y disfrutar. No es algo que pueda controlarse. Te sientas ahí a mirar como esos tíos corren detrás de un balón. Es una sensación genial.

Me imagino que ver el fútbol con tu propio hijo es algo totalmente distinto, es disfrutar verdaderamente del fútbol.

¡Absolutamente! Se genera un vínculo que es absurdamente bello. Es dulce, ridículo y patético al mismo tiempo. Nos invadió un sentimiento de euforia cuando ganamos el mundial. Quería retratar esa locura haciendo fotos alegres, para eso también me vino bien la cámara digital.

También te vemos en muchas de tus fotos. ¿Quién saca las fotos entonces?

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Es mi asistente Karen. Yo dirijo la composición y el concepto, y ella hace las fotos. Hubiera costado una fortuna fotografiar todo esto. Luego he editado mucho las fotos. Ella simplemente disparaba, disparaba y disparaba, me gusta ese sistema.

Una de las peculiaridades de tu trabajo es la manera en la que has fusionado lo comercial, lo editorial y lo personal en una especie de obra de arte personalísima. ¿Hay algún proyecto del que te hayas distanciado totalmente?

Pues sí, hay algunas cosas… Es sencillo. Hay cosas que hago por un motivo determinado como por ejemplo para ganarme la vida. Sirve a un propósito concreto y no a otro, por ejemplo, hice un libro de cocina. Fue un proyecto divertido e interesante y que además duró bastante, unos tres años en total. Sin embargo, no lo hice bien y eso me llevó a reflexionar acerca de ello.

En estos momentos, empleas mucho tiempo en tus proyectos personales, ¿verdad?

Sí, pero con frecuencia, cuando algo funciona todo va muy rápido. En otras ocasiones el proceso es más laborioso y lento. La mayoría de veces trabajo en varios proyectos a la vez. Ahora mismo ocupan mi tiempo: un editorial para una revista alemana, un proyecto de un libro y una exposición en Hong Kong.

¿Y cuál es la historia detrás de tu primer tatuaje?

Nunca he entendido los tatuajes del todo. Quiero decir, es tu cuerpo ¿Por qué querrías agujerearlo? No tengo problemas con los tatuajes en otras personas, simplemente no acababa de entenderlos muy bien. Este verano mi hijo se hizo unos tatuajes de henna y pensé, ¿qué coño? Me voy pintar con henna cuatro estrellas en el brazo y luego pensé, ¡pues quedan genial! Me sentía más fuerte, más macho. Estaba convencido de que me las tatuaría de verdad en cuanto volviera a Londres pero aún no me he tatuado ni una.

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¡Gracias Juergen!