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Música

Pongámonos serios: Draco Rosa no merecía cerrar Rock al Parque

OPINIÓN| "El artista encargado de darle clausura al festival, no llegó ni a los talones de lo que merecía el evento".
Pablo  David G
fotografías de Pablo David G
Foto por Pablo David G

Los que estuvimos ahí lo sabemos de sobra: eran las 9:00 de la noche del lunes, probablemente el día con más asistencia, el de cierre, y el Parque Simón Bolívar estaba repleto: 50.000 personas contaron. Lleno el escenario Plaza y, aún así, Robi Draco Rosa, el artista encargado de darle clausura a nuestro festival, no fue capaz. No le dio. No llegó ni a los talones de lo mínimo que merecía el evento.

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Si a usted le gustó, lo lamento, pero Robi no terminó de convencer: no parecía que estuviera celebrando 20 años del disco que lo vio nacer como una leyenda del rock en español, ni tampoco estar tan agradecido con el público colombiano como lo mencionó hacia la mitad del concierto.

El setlist estuvo bueno, sí, pero eso no es suficiente.

Luego de que sonara la grabación de 'Hablando de amor' entró la banda que actualmente acompaña a Draco para darle inicio a 'Madre Tierra'. Pero quién sabe por qué carajos el volumen estaba por el piso cuando el man empezó a cantar. Se escuchaba distante, débil, pobre. ¿Así se le da inicio al cierre del festival? ¿El ingeniero se pifió? ¿La banda no hizo prueba de sonido? ¿Por qué le pasó a Draco y no a Sin Pudor que fue la banda distrital que abrió el Escenario Plaza ese día? Se escuchaba más el murmullo de las personas que la voz del "Dragón" del rock latinoamericano.

Mal comienzo.

Para la siguiente canción ya todo parecía normal: la banda estaba sonando bien, Draco no se veía tan hostil como en el Estéreo Picnic de 2015 y hasta pronunció unas palabras conmovedoras donde pedía perdón por haber escondido su cara en el "Rockal" de 1998 argumentando que era una época confusa de su vida. "Hoy me presento ante ustedes con amor y gratitud", dijo. Y la gente, una vez más, gritó su nombre para mostrarle el inmenso afecto que le tiene a pesar de las confusas presentaciones que ha dado por estas tierras.

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Pero tanto sentimentalismo escudado bajo ese pasado de poeta maldito no fue razón suficiente para cantar bien sus propias canciones. En algunos de los temas —no recuerdo cuál exactamente; quizá en 'Llanto subterráneo'— no terminó de cantar el verso, y en ese momento vi cómo bajaba la mirada para aferrarse a la letra recostada en una letrina ubicada frente a él para poder retomar el hilo. Varios músicos recurren a lo mismo, pero no a los 48 años de edad. O si lo hacen, es para asegurarse de no cagarla. Pero lo que vi y lo que me contaron algunos amigos que también fueron, Draco la cagó varias veces.

Y eso que no estaba tocando ningún instrumento.

Todo bien si se había alterado la cabeza antes de subirse a la tarima. Allá él. Pero si lo hace, no tiene por qué cantar mal. Cuando vinieron los Strokes en marzo de este año, Casablancas estaba llevado del putas, dijo estupideces (y comentarios extrañamente agudos) entre canciones, pero lo que cantó, lo cantó bien. Así que si la calidad musical en vivo se ve afectada por el hedonismo, el artista deja de ser un profesional. Y alguien como Draco, que lleva más de 20 años de carrera, tiene que estar a la altura.

Su música no mostró ni el amor, ni la gratitud que supuestamente le tiene a los colombianos.

Eso se terminó de evidenciar en la forma cómo se bajó del escenario: todavía le quedaban unos cinco minutos en el reloj. Sí: con 'Amantes hasta el fin' se acaba el disco —'Mientras camino' es el outro— pero pudo haberle dado un cierre más memorable a la presentación. Una vez más, se bajó a las patadas de una tarima bogotana.

Tuvo una hora exacta para recordarnos por qué Vagabundo es un disco de culto y por qué él era digno de cerrar este Rock al Parque: pero no quiso o no supo aprovecharlo.

La mayoría de los artistas de honor de "Rockal" suelen darse garra en el escenario. Sin ir muy lejos, Suicidal Tendencies (2016) o Café Tacvba (2015) se partieron el alma en el Plaza y todos los asistentes lo agradecimos, lo aplaudimos y lo recordamos. Draco Rosa, en cambio, se sintió como una presentación más: un extra del cartel que pudo haber tocado de día en el Escenario Bio.

Por eso creo que Robi, siendo el artista tan completo e importante que es, no merecía cerrar un festival como Rock al Parque, donde, más allá de los discursos emotivos entre canciones, toca dejarlo todo, sudar la camiseta. **
Este es un espacio de opinión. No representa la visión editorial de Vice Media Inc.