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Música

¿Cómo podríamos evitar el cierre de los clubes?

Después de un año terrible para los clubes nocturnos, observamos la forma en que podríamos revertir el declive.

El inesperado final del Plastic People este mes, fue la conclusión de un año terrible para los clubes nocturnos en el Reino Unido. En Londres, los cierres de clubes fueron demasiados como para enumerarlos. La escena clubbing de esa ciudad fue golpeada de forma particularmente fuerte con la pérdida de Madame Jojo's y Joiners' Arms. Fuera de la capital, el legendario club Cream de Liverpool y el club independiente, The Kazimier sufrió un susto luego de haber sido marcado para ser demolido por las autoridades locales de planeación urbana. Por todo el país, los impuestos para las actividades nocturnas se elevaron en los centros de las ciudades, forzando a los clubes a cerrar temprano para evitar costos adicionales.

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Todo esto nos lleva a la pregunta, ¿qué podemos hacer para contrarrestar este declive? Cada vez que un club nocturno fue amenazado el año pasado, miles de personas se movilizaron en la red para respaldarlo. Cuando se supo que la licencia de Fabric iba a ser revisada en noviembre, una petición respaldando al club reunió 30,000 firmas de un día para el otro. A pesar del derrochante apoyo, el ayuntamiento de Islington impuso condiciones más estrictas sobre el club incluyendo perros olfateadores y escaneo de identificaciones. "No es un juego justo", se quejó el dueño de Fabric, Keith Reilly, con uno de los concejales municipales luego de la reunión. La frustración de Reilly es entendible: superados los residentes contrariados y un enorme contingente de la policía, el salón de juntas se sentía decididamente en contra de Fabric.

La fila para Fabric. Bajo los nuevos términos de su licencia, el club necesita tener control con perros olfateadores y escaneo de identificaciones. 

Los clubbers no tienen voz ni voto sobre el régimen de la vida nocturna. Las decisiones sobre los clubes se hacen detrás de puertas cerradas, e incluso los consejos locales son, a veces, omitidos de igual forma. Cuando una constructora propuso construir un complejo habitacional frente a Ministry of Sound en 2012, el alcalde de Londres, Boris Johnson intervino. Hablando en una asamblea municipal para resolver la disputa en noviembre de 2013, Johnson compartió una anécdota de haber "sacudido el bote con Ulrika Jonsson" en ese club. Tal vez esa noche mágica no fue suficiente para hacerlo cambiar de opinión, un mes después la solicitud fue aprobada bajo la condición de que los apartamentos fueran construidos con aislamiento de sonido.

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Un anuncio de  Ministry of Sound en los 90s y lo más cercano a una reinterpretación de la visita de Boris al club.

Mientras que Ministry podría haber salido triunfante, la intervención causó más problemas con respecto a la transparencia. Tampoco el resultado ha establecido un precedente para casos similares. Los clubes más pequeños, tales como Egg en King's Cross, tampoco han asegurado las mismas garantías, incluso con un desarrollo residencial a una pedrada de sus puertas. Sólo los clubs con recursos considerables para pelear por su territorio parecen ser capases de coexistir con estos esquemas de "regeneración".

Del otro lado del canal, dos ciudades podrían tener la respuesta para nuestro predicamento actual. En Amsterdam, Mirik Milan actualmente ostenta la posición de nachtburgemeester ["alcalde de la noche" en holandés]. La posición voluntaria y no pagada fue creada en 2003 por el ayuntamiento municipal. Milan, elegido en 2013, es el quinto alcalde. Como el título lo sugiere, el alcalde de la noche funge como un portavoz de la vida nocturna de Amsterdam. "Asesoro al alcalde respecto a las reglas y regulaciones de los abres y clubes porque aunque [el gobierno] sepa lo que ocurre en la ciudad en general, no tienen idea de lo que ocurre por las noches", dice Milan, uno de sus mayores logros hasta el momento ha sido lograr las licencias de 24 horas para diez clubes incluyendo Trouw, Overkant and Westerpark.

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El club Egg al norte Londres, justo frente a un complejo residencial (Foto vía Google Street View)

Aunque el puesto cuenta con sanción oficial, Milan se encuentra inhabilitado por una falta de poderes, condicionado a la influencia de las políticas se su contraparte diurna. Afortunadamente, el alcalde actual, Eberhard van der Laan, ha ayudado bastante. En París, el alcalde de la noche Clément Léon no tiene el reconocimiento del gobierno municipal. Léon, quien fue elegido en 2013 en una elección en línea, fue cuidadosamente optimista acerca de la responsabilidad de trabajar con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, luego de mencionar la asignación de un representante de la vida nocturna en su manifiesto de elección. Desde que Hidalgo asumió su puesto en 2014, sin embargo, se ha visto marginado. "Ella no me apoya. Si quiero ser escuchado, tengo que hacerlo a través de protestas y boycotts", dice.

Incluso en Amsterdam no hay certeza con respecto al apoyo de los siguientes gobiernos. Tanto León como Milan están unidos y preparados para trabajar con cualquier alcalde sin importar su afiliación política. "Venimos de la vida nocturna, no somos políticos, al menos no ahora", dice Milan. Sin embargo, Milan ha tenido que hacer algunas concesiones con la administración actual. Menciona la idea de regular los raves ilegales con un "permiso para raves no-comerciales", lo cual limita el número de asistentes a 300 y prohíbe la promoción en línea. Milan aprobó personalmente esas condiciones para proteger a la industria – desde la competencia indeseada – hasta ceder a la policía un mayor control sobre la vida nocturna, restringiendo aún más el panorama del clubbing.

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El alcalde de la noche en París Clément Léon (izquierda) y el alcalde la noche en Amsterdam Mirik Milan (derecha).

Una alternativa para el modelo gubernamental podría ser que los clubes se representen a sí mismos. En Berlín, la Comisión de Clubbing reúne a 125 propietarios de clubes y promotores. "Cuando los clubes han intentado presentar sus inquietudes frente al gobierno de forma individual se le has dicho 'No hablamos con individuos, solamente hablamos con organizaciones'. Así que nos hemos organizado", dice Lutz Leichsenring, quien encabeza la junta de la comisión.

Al igual que en Londres, los precios de las propiedades de han elevado, transformando a Berlín y forzando a los clubes a salirse del centro. Más de veinte clubes han cerrado durante los últimos cinco años, y la Comisión ha pronosticado muchos más en el futuro. Los alemanes tienen una palabra para el fenómeno clubsterben [literalmente, "la muerte del club"]. En algunos aspectos es como iniciar incendios, intentar salvar a un club cuando ya es muy tarde" dice Leichsenring. "La única forma en que podemos cambiar las cosas es convencer a los oficiales de planeación local de que la muerte de más clubes podría causar un detrimento al turismo".

Protestas en Berlín en 2013 por la gentifricación "Berlín no está a la venta".

Aunque muchos clubes están expuestos al riesgo, el gobierno de Berlín al menos está dispuesto a apoyar a la escena de la música underground con un fondo anual de 1.5 millones de euros – en total, la ciudad gasta casi un billón en las artes, de acuerdo con Der Spiegel. Aunque no haya un equivalente directo en el Reino Unido, Londres recibió  209 millones de libras por el Consejo de las Artes durante 2013-2014, con dos terceras partes del gasto para la música dirigido hacia la ópera y música clásica – una pequeña proporción fue otorgada para proyectos relacionados con la música dance . Katja Lucker, fue la directora del Consejo de la música, una organización que supervisa el fondo y explica que "No estamos apoyando a los clubes grandes directamente, para no darle dinero a lugares como Berghain o Watergate. Principalmente, lo que estamos apoyando son eventos que ocurren en clubes más pequeños". Al enfocarse en eventos y artistas individuales, el Consejo de la Música evita canalizar dinero hacia clubes nocturnos privados, contribuyendo de esa manera hacia la sufriente escena de la música dance en esa ciudad.

Existen, sin embargo, limitaciones que pueden ser logradas con el fondo. Por ejemplo, no resuelve el amplio impacto de la gentrificación, y con eso, el saneamiento de la vida nocturna. "Es mucho como para que una sola organización lo resuelva", admite Lucker. "Estamos intentando demostrar el valor de la música dance en la ciudad, tanto para sus habitantes como para el gobierno. No sólo los teatros y las óperas son importantes para la vida cultural".

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De vuelta al Reino Unido, el clubbing y la música dance históricamente han sido tratados como una molestia pública más que como una cultura. El equivalente más cercano que existe a un representante para los clubes nocturnos es la Asociación de Minoristas Múltiples con Licencia (ALMR por sus siglas en inglés), una organización que los agrupa con los bares, pubs y restaurantes como otra forma de ingreso para la industria del alcohol. De sus 175 miembros, menos del 10% son clubes y sólo unos cuantos son independientes. Las omisiones notables incluyen: The Warehouse Project, Sub Club, Thekla, Dance Tunnel, The Bussey Building y Sankeys por nombrar algunos.

Los clubes representados por la ALMR son cadenas como Oceana, Liquid y Tiger Tiger. Novus Leisure, quien manejaba al segundo y tiene un escaño en el consejo de la ALMR, no tienen ningún empacho con respecto a sus ambiciones por atraer a una clientela muy específica. "Creo que la confianza de la ciudad se está manifestando de nuevo. La Ciudad está renaciendo y queríamos … capturar ese sentimiento", dijo un vocero de Novus a The Evening Standard el año pasado.

Parte de la dificultad con la organización de clubes nocturnos es que están en competencia directa uno con otro. Las corporaciones como Novus, y Luminar (quienes manejan a Oceana y Liquid) están buscando expandir y monopolizar los centros de las ciudades apresurando el deceso de los independientes. Justin Berkmann, quien fue cofundador de Ministry of Sound, sugiere que la cooperación no es factible. "Terminan no entendiéndose mutuamente incluso en los mejores momentos, no llegan a las hostilidades, pero ciertamente no son amigables mutuamente. Pienso que sería interesante poner a toda esa gente en un salón y ver cuánta sangre acaba en el suelo después".

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Una preocupación mayor para los grupos como ALMR es si representan los intereses de los clubbers. Últimamente, un creciente número de clubes ha adoptado medidas invasivas de seguridad, tales como escaneo de identificaciones y huellas digitales e incluso pruebas de aliento. Aunque a menudo se imponen en los clubes por iniciativa de los consejos de licencias y la policía, muchos han adoptado la tecnología para su propio beneficio. De acuerdo con IDScan Biometrics, los proveedores líderes en la industria de los escáneres para identificaciones, más de 5,000 máquinas se encuentran ya en operación. Aunque ALMR se ha detenido al abogar por esas prácticas, las objeciones han surgido sobre el gasto potencial más que por la violación de la privacidad. ¿Una coalición de clubes podría revisar esta tendencia? Lo dudamos.

Una de las primeras versiones de ClubScan. 

Los clubbers no son el único grupo con participación en la vida nocturna, los trabajadores de la industria tampoco tienen una voz. Podrían sufrir en el futuro como resultado de la concentración del poder de los clubes nocturnos en un solo cuerpo. En el pasado, la ALMR ha abogado en contra de incrementos en los sueldos con Nicholls declarando una "campaña para prevenir incrementos peligrosos en el salario mínimo". Nicholls, sin embargo, niega que esta sea una política de la ALMR: "Cuando hablamos acerca de los costos de empleo, no se trata acerca de la cantidad que le pagamos a nuestro staff y de hecho los clubes son uno de los sectores mejor pagados dentro de la industria de la hospitalidad, pagando muy por encima del salario mínimo".

Parece justo que tanto los clubbers como la gente empleada en los clubes tuvieran una voz en cómo la vida nocturna es gobernada y regulada. Ese, por su puesto, no ha sido el caso en el Reino Unido y sigue siendo una incógnita cómo podría otorgársele poder a esos grupos. Ninguna de estas organizaciones y representantes con los que hablé parece ofrecer un modelo completamente satisfactorio para cómo deberían operar los clubes para cubrir las necesidades de los clubbers, artistas y trabajadores. De igual forma, muy pocos parecen tener soluciones concretas para los arraigados problemas que han forzado a muchos clubes a cerrar sus puertas por todo Europa – especialmente en ciudades como Londres y Berlín, actualmente transformados por las burbujas de vivienda.

Chicas con shots en un club. En 2014, se le pagó al personal de los bares un promedio de solamente 6.7 libras por hora.

Aunque es entendible querer preservar la mayoría de los clubes de una ciudad, la inmovilidad puede ser tan sofocante para un cultura como la pérdida de un lugar que haya permanecido durante años. Como me dijo uno de los fundadores de Kazimier en Liverpool: "No creo que los clubes deban estar abiertos por siempre, creo que es emocionante que los clubes tengan un inicio, mitad y final. Lo que queremos es un poco de control sobre nuestro destino".

Lo que debería preocuparnos son las restricciones que inhiben el crecimiento de la escena. Si los cierres nos han enseñado algo, es que pueden inspirar campañas radicales bastante populares. Podría lograrse mucho si energía es redireccionada hacia muchas de las batallas que la música dance pelea en conjunto. En 2015, la comodificación de la música dance continúa con el crecimiento de una industria EDM de un billón de dólares, los clubes comercializados hacia una afluente minoría y las listas de DJ Mag que se parecen a las de los más ricos de Forbes. Todo esto mientras las mujeres, personas de color y la comunidad LGBT pelea contra las barreras de la participación. Al enfocarse en las pérdidas individuales, nos arriesgamos a ignorar los problemas que nos llevan a la estandarización, segregación y privatización de la escena en general. Aunque no debemos lamentarnos por los clubes, la necesidad para pelear por nuestro derecho a la fiesta es mucho más urgente.