¡Felices 15 miss Fotojapón!

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¡Felices 15 miss Fotojapón!

Hoy 1 de julio, Juan Pablo Echeverri cumple 15 años de tomarse una foto diaria, en un proyecto que se ha convertido en una de las obras más celebradas del arte contemporáneo en Colombia. Celebramos con él sus 5.475 retratos.

Hoy, 1 de julio, 'miss Fotojapón' cumple 15 años. Esta miss no es nada parecido a una señorita Colombia o una reina del joropo. Tampoco se trata de una niña que celebra su "paso"de la niñez a la adolescencia y quiere celebrarlo con un pony o con un buen par de tetas; no se trata de una jovencita que está celebrando sus 15 primaveras en un vestido rosa pastel, acompañada por su papá que la invita a bailar el vals. Se trata de otro tipo de quinceañera. Una que tiene bigotes, que se la pasa desfilando por las galerías de varios países del mundo y que pregunta, como una suerte de princesa, a su espejito espejito quién es la más bonita. Juan Pablo Echeverri es un artista colombiano que se lleva tomando, durante 15 años consecutivos, desde el primero de julio de 2000 hasta la fecha, un retrato diario "tipo documento".

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Todas las fotos cortesía de Juan Pablo Echeverri.

Hoy, el álbum de Juan Pablo ha logrado su fotografía número 5.475, con retratos que se ha tomado en los pequeños cubículos de fondo azul o blanco de Fotojapón y que, cuando no ha estado en Colombia, ha continuado en cabinas fotográficas de múltiples ciudades del mundo.

"Yo lo conozco hace mucho tiempo", afirma Elisa Vergara, empleada de Fotojapón de Unicentro en Bogotá."Desde el principio venía muy seguido hasta que nos volvimos amigos", dice con una risa nerviosa y al mismo tiempo orgullosa. "Siempre le dije 'Usted es un loco, pero es un loco chévere'", me cuenta ella cuando le pregunto lo que piensa acerca de este personaje.

Juan Pablo, quien ha participado en exhibiciones de arte nacionales como ArtBo y Fotográfica e internacionales como Once more with feeling en The Photographers Gallery de Londres y La Décima Bienal de la Habana, entre muchas más, ha llevado su arte queer y fotográfico a los ojos de espectadores dispuestos a dejarse seducir por sus obras repetitivas, pero siempre originales, que lo presentan en más de 1.000 versiones de sí mismo. Obras como ojo de loca no sequivoca (2006), mascuLADY (2006) y Supersonas(2007) lo han mostrado encarnando personajes varios, desde Hulk hasta su versión del Presidente de la República. Homoticones (2013), una de sus obras más conocidas por su exhibición sobre la carrera 7ma con calle 70 de Bogotá, y que a su vez lo muestra imitando las caritas de los famosos emoticones amarillos del mundo digital, resalta ese arte multifacético que lo ha destacado como un amante incontrolable y meticuloso de los fetiches de la cultura pop.

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Su obra más duradera, la cumpleañera, lo muestra a él en todas sus facetas: con barba, sin ella, bigote, candado, con pelo, sin pelo, con pelo morado, verde, amarillo, con aretes, de mariachi, de cantante, con collares, pelucas, sacos o blusas … Hoy, la gran celebración preparada para el cumpleaños de esta 'Miss' consistió en repetir ese ritual constante que nos ha mostrado todos sus cambios de look, estados de ánimo y las múltiples identidades que ha encarnado con el paso del tiempo. Los años pasan y cada una de sus imágenes cuenta una historia, donde el lente revela las facetas diarias de un personaje que, con cada foto, explora con rigor los matices y momentos que atraviesa una persona .

Hoy acompañamos a Juan Pablo a tomarse su foto 4x5, esta vez la número 5.475; sin embargo, como este no es un día común y corriente, hoy quiso además hacer algo especial: nos abrió las puertas de su casa para verlo inmortalizarse con Bambi, E.T. y Bob Esponja de acompañantes.

Le llevamos una tortica de cumpleaños y aprovechamos para charlar con él sobre la celebración.

VICE: Llegaron los 15 Juan Pablo. Cuéntame, ¿cómo empezó este proyecto ?

Juan Pablo Echeverri: 'Miss Fotojapón' surgió hacia 1998, no oficialmente, porque hay fotos anteriores. Comenzó como un hobby cuando tenía 19 o 20 años. En esa época empezaron a llegar los piercings a Colombia y los cambios de look se convirtieron en una tendencia. Me hice piercings, crestas y empec é a comprar mucha ropa usada. De esta forma, en esta faceta de cambios constantes, siempre buscaba tomarme una foto para registrar ese piercing o ese nuevo peinado para poderme ver como quedaba. Tenía un Fotojapón cerca a la casa en el barrio Cedritos entonces siempre estaba la tentación de entrar y pedir una foto 4x5. Además de esto, llevaba un diario escrito y era interesante poder ponerle una cara a la persona de ese d ía en particular. Por eso, puedo decir que fue un proyecto muy personal que inicialmente se creó para ilustrar un diario que contaba mis más íntimos sentimientos.

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¿Qué hizo que quisieras tomarte cada vez más fotos?

Algo que impulsó esa actividad fue que las fotos eran análogas y tocaba recogerlas con un desprendible. Este proceso duraba un día y uno tenía un rango de tres meses para pasar por las fotos que me había tomado. Entonces así fuera al día siguiente que pasara por ellas, una semana o un mes después, siempre era un impacto ver lo diferente que estaba en la foto. Esos cambios abruptos de foto a foto me obligaban a tomarme cada vez más. Entonces se empezó a formar una especie de círculo vicioso en el que los cambios impulsaron fotos y las fotos impulsaron cambios. Así, entre más fotos había, más cambios quería y entre más cambios me hacía más fotos me tomaba.

¿Qué pasó con Fotojapón cuando vieron que fuiste todos los días por 15 años?

Hay de todo, hay unos que no me quieren volver a ver, están los que no me soportaron desde el primer día o están los que se enamoraron de la idea, como Elisa del de Unicentro. Una vez un gerente me dijo que tenía la solución. Me preguntó por qué no iba los domingos y me tomaba las siete fotos de la semana, todo con el fin de que no les hiciera perder más el tiempo. A esos casos le respondía que yo era un cliente más y que estaba pagando como cualquier otro.

Se notaba que a ellos, a los que no me quisieron nunca, les producía como pesadez, jartera. Como si cuando entrara a la tienda dijeran "quién es ese man tan pesado que nunca entenderemos". Eso me pasó muchas veces pero ahora estoy en buenos términos con todos.

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Llegó un momento en el que en un Fotojapón de Cedritos me creó una mensualidad para pagar. Tenía mi propio calendario que decía Juan Pablo Echeverri y que tachaban como en una cárcel el día que iba.

¿En qué momento pasó de ser un proyecto personal a un proyecto que todos pod ían apreciar?

Cuando empecé a estudiar artes en la Universidad Javeriana nadie sabía sobre este proyecto personal, lo mantuve en secreto. Sólo lo tenían conocimiento de él los que iban a mi casa, porque se trataba de un montón de fotos que guardaba en una sanduchera debajo de mi cama. Cuando se llenó las puse en el piso para mirarlas y eran más o menos un metro cuadrado de fotos 80x80. Y ahí empecé a guardarlas en hojas porta diapositivas para comenzar un álbum.

En la universidad mantuve esta serie como entre el clóset. No le contaba a nadie lo que estaba haciendo porque no tenía ninguna intención con este proyecto, era simplemente mi diario y nunca lo utilicé como parte de una entrega. Yo no sé si sabía que esto iba a ser algo en el futuro o si simplemente pensaba que era sólo un hobby, que igual lo es. Me gusta pensarlo aún como un hobby.

Pero cuando me tocó presentar mi tesis, me reuní con mi asesor Jaime Cerón, el director de artes en el Ministerio de Cultura. En esa época era el curador más cool de todos. Me dijo que le llevara todo lo que tenía para poder buscar algo para presentar y le llevé mis fotos. "Yo hice esto", le dije, "me tomé una foto diaria por un año más o menos", pues eso era lo que llevaba hasta el momento. Entonces vio el libro y me dijo "ya está hecho, no hay nada que hacer".

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A raíz de la presentación de mi tesis, inmediatamente me contactó Ana María Lozano, la curadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá y me invitó a formar parte de un proyecto llamado '5 proyectos en la sala de proyectos sobre artistas emergentes'. Ahí fue el boom total.

¿Cómo la presentaste? ¿La llamaste desde ese momento 'miss Fotojapón'?

La muestra de la tesis ocurrió en un garaje del barrio Rosales, en Bogotá. Pero La primera vez que lo mostré se llamó "El día de tú eres yo". Había un espacio grande que representaba una extensión del marco para una foto. Había también un huequito de 4x5 y detrás una pantalla donde pasaban las fotos acompañadas del sonido del flash en forma de diapositiva.

Es interesante porque había un espacio que no tenía nada, había una imagen, un sonido y una necesidad del público de ver lo que allí ocurría. Entonces tenían que hacer fila o aglomerarse para ver, pero para uno pasar por la cantidad de fotos se sometía a tomarse una también por el sonido que se reproducía simultáneamente. Por eso el título. Fue una invitación para mirar 619 "flashazos".

¿Y entonces cómo llegaste al nombre de 'miss Fotojapón'? ¿De dónde surgió?

Por muchos motivos, por Fotojapón y la cercanía que esta cadena fotográfica tiene con la cultura popular colombiana que todo el mundo conoce y que ahora se convirtió en una miscelánea absurda.

Pero cuando Ana María me contactó para la exposición del MAMBo, escoger el nombre fue muy difícil porque era definitivo. Cuando se trataba de mi proyecto de diario, siempre que invitaba personas a mi casa les preguntaba si querían ver mis 'fotojapones'. Esa frase fue recurrente y ahí decidí dejarlo en Miss Fotojapón.

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Lo curioso es que ese nombre le daba ese ingrediente femenino que yo no quería darle pero finalmente sí, yo soy la señorita Fotojapón porque he sido la persona que ha estado ahí desde hace mucho tiempo. Ya una vez que salió el nombre se creó la exposición.

Muchos pensarían que tomarse una foto diaria no es arte, o es una tontería. ¿Cuáles han sido las reacciones de las personas frente a este proyecto? ¿Has tenido una reacción en particular que se te venga a la cabeza?

Cuando presenté mi tesis en el MAMBo fue curioso porque tuve que compartir exposición con 'las Barbies', lo que trajo muchas críticas negativas al Museo, según el mundo del arte. 'Las Barbies' fue un proyecto en el que diseñadores colombianos creaban vestidos para las muñecas. Esto fue el grito en el cielo para muchos artistas. Sin embargo, me ayudó a mí porque los medios criticaban esa obra pero invitaban a la mía. Ese evento atrajo a muchísima gente y con él muchas entrevistas.

Lo más curioso de mostrar este proyecto es ver a la gente acercarse a la obra, apreciarla, que piensen que se trata de muchas personas distintas, que se den cuenta de que se parecen y que al final digan: "¡Mierda, es la misma persona! Eso lo vi en todas las exposiciones y de hecho a veces me pasa lo mismo que a ellos.

¿No llegó a ser tedioso el proyecto después de tanto tiempo?

Con el auge de la exposición del MAMBo, la obra cobró otro aspecto porque pasé de tener una cosa muy íntima y personal a compartirla con todo el mundo. En ese momento quedé un poco en el aire porque no sabía si el proyecto iba a continuar. Yo soy 'Miss Fotojapón', así me conoce la gente incluso ahora. Entonces empecé a cuestionarme por muchas cosas: ¿Qué voy a hacer con esto? ¿Será que sigo? ¿Qué pasa si paro? Más o menos en el año 2005, me sentía en piloto automático: iba a Foto Japón sin saber por qué y empecé a entrar en una especie de crisis con el arte. ¡Hasta pensé en estudiar para ser azafato! Sólo quería viajar. Pero en ese momento, me salió una beca de artes en Inglaterra y eso fue lo que salvó mi vida como artista. Antes de eso pensaba que mi trabajo no iba a pegar tanto en Colombia pues sentía que no se trataba de algo que hiciera participar a toda la sociedad. Pero cuando llegué a Inglaterra me recibieron con tapete rojo y así sentí que todo el peso que había producido durante años recobró sentido. Ahí decidí que no podía acabar miss Fotojapón.

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¿Cuánto tiempo más continuarás con este proyecto?

Desde que cumplí los 10 años con este proyecto pensé en pararlo del todo. Un final para las cosas es también bonito. Le da un cierre y se puede empezar a recordar como algo distinto, pienso yo. Pero todavía no me siento preparado para parar en ese sentido. Ahora pienso que puede ser un proyecto que dure para siempre. Y pues ya estamos en los 15, ya para mí es algo vitalicio; o eran 10 años o es un proyecto que durará para siempre.

Es un proyecto que trata sobre el paso del tiempo, pienso yo. ¿Cuáles crees tú que han sido los ejes principales del proyecto?

Para todo el mundo envejecer es un sufrimiento pero para mí es algo más. Es poder envejecer frente a ese lente. Va a ser interesante ver cómo pasa el tiempo en mí. Antes compraba ropa para las fotos durante todo el año, cambiaba los fondos y jugaba mucho con eso, pero ahora puedo tomarme fotos con la misma ropa varios días y no me mortifica en lo más mínimo porque son los cambios que cada vez son más evidentes con el tiempo. Por eso siento que este concepto ha guiado este proyecto. En 15 años tendré 50, entonces vale la pena quedarse ahí para ver lo que pase.

Con esta obra tú eres el único protagonista bajo el lente. ¿Cómo rodea tu obra el concepto de identidad?

No he tenido nunca un discurso o una filosofía detrás de la obra. Esto viene de un hobby y de un diálogo personal. Entonces los discursos de identidad, género y cultura popular los tendría que hacer un crítico calificado para hacerlos. Lo que sí sé, es que vivo fascinado con la forma en la que se materializa la gente afuera. En la calle me encanta ver cuando la gente se manifiesta. Creo que siempre ha sido lo que nutre mi trabajo: ver y detallar a la gente. Ha sido un trabajo que muchos han calificado de egocéntrico, pero creo que eso se va a acabar con la idea del 'selfie' porque ahora no se puede ahora hablar de ego sin hablar de los demás. Por eso pienso que lo interesante de mi trabajo es que no sólo se trata de mí, trata de cómo era la humanidad y de cómo eran las tendencias en unas épocas determinadas.

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También podría decir que se trata de la evolución de la fotografía. De cómo la fotografía de documento se ha transformado. Ahora en el mundo no encontramos casi una cabina fotográfica, cuando antes proliferaban en cualquier estación de metro. Y ahora, tiendas como Fotojapón están en declive porque ya no usa la fotografía análoga. Ya todo es digital.

Con la era digital resulta mucho más fácil tomarte la foto diaria, pero nunca lo hiciste. ¿No te resultó complicado ir cada día a un lugar como estos para tu foto del día?

Nunca me ha gustado tomarme la foto yo mismo. Unas veces en situaciones extremas me ha tocado a mí con una polaroid de fotos de documento, pero me siento traicionándome a mí y al proyecto. Ahí está mi compromiso. Yo ya no tengo que demostrarle nada a nadie pero sí me gusta la actividad de buscar la cabina, que esté dañada, buscar otra y sufrir hasta poder tomar la foto.

Ha sido toda una experiencia. Me gusta lo difícil. Fotojapón me regaló una cabina hace 7 meses porque están pasando por un mal momento y está en el garaje desconectada.

¿Qué hacías cuando te tocaba salir del país?

Siempre busco la manera de tomarme una foto donde sea que esté. Una vez en Barcelona, encontré una cabina llena de orines y de mugre y me tomé la foto ahí. Salgo tapándome la nariz porque fue terrible. Pero esa foto yo creo que demuestra la necesidad de continuar el proyecto. Así sea en una cabina sucia, olorosa, dañada, siempre busco la manera de poder tomarme esa foto diaria.

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En tus obras podrías ser considerado como el principal fetichista de la cultura pop. Y al entrar a tu casa (llena de varios tipos de Bob Esponja, diferentes muñecos de los años 90, posters de cantantes y toda clase de elementos coloridos como pertenecientes de otra época) entiendo el porqué. ¿Cómo crees que la cultura pop colombiana ha evolucionado en los últimos 15 años?

Soy una víctima de la cultura pop desde siempre porque siento una gran fascinación por todo lo que me rodea. Eso es culpa de mis papás porque crecí en una casa de melómanos y fetichistas por toda clase de bandas internacionales. Seguíamos ídolos a lo largo de su carrera y veíamos sus cambios, sus nuevos lanzamientos, peinados y canciones. La humanidad, como nosotros, se tuvo que adaptar a esos cambios. De ahí sale mi idea de reinventarme siempre como lo hizo Madonna, Michael Jackson o David Bowie.

Quise ser famoso y tener mil cambios de look. Esa era mi pasión. Hasta fui músico por 16 años de guitarra porque quería ser un rockstar. En Colombia, la persona que más se acerca a lo que quería ser en esa época como músico podría ser la Shakira de antes: fama internacional y pelo negro, rojo, rubio… Ahora ya no me gusta su música entonces no sé a quién hubiera admirado.

Pero el proceso de querer vivir una vida frente a una cámara es mi proyecto en realidad. En el momento que dejé la música y empecé el arte, algo pasó. Empecé a entender que quiero que mi trabajo sea casi como una marca, que la gente lo vea y diga "claro, ese es un Echeverri". ***

Si quieres conocer más sobre Juan Pablo, haz click aquí.

Para mirar un video de las fotografías de los primeros ocho años del proyecto, haz click aquí.

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