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LGBTI

La provincia de Indonesia donde castigan a los gays a latigazos

Son flagelados al frente de una multitud emocionada que no acepta su homosexualidad.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.

BANDA ACEH — La gente los insultaba mientras los hombres se estremecían con los 83 latigazos de mimbre que recibieron el pasado martes mientras la única provincia de Indonesia que implementó la ley Sharia castigaba a dos hombres jóvenes por tener sexo gay.

"Makan pisang!" gritó uno de los tipos. La frase —que significa "comes bananos"— tiene una connotación oscura cuando se le grita a dos hombres, ambos en sus veintitantos, que fueron agarrados desnudos en un cuarto alquilado por vigilantes locales a finales de marzo.

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"¡Pégale en el culo para que no lo vuelva a hacer!" gritó la multitud. "¡Más duro!".

El terrible espectáculo atrajo a más de 2.000 espectadores a la Mezquita Syuhada de Banda Aceh, donde muchos dijeron que llegaron para ser testigos de una medida que consideraban necesaria para mantener la ley Islámica en esta provincia remota.

"Este tipo de castigo le mete miedo a la gente", le dijo a VICE News Puteri Mentari Bengi, un estudiante universitario. "Yo creo que lo que hicieron —el sexo fuera del matrimonio y la homosexualidad— están mal ante los ojos del Islam".

Primero, Las autoridades de Shariah trajeron cuatro parejas heterosexuales. Cada una de ellas enfrentó penas menos graves por violar la khalwat: una regulación islámica que prohibe el contacto entre parejas que no se hayan casado. Los hombres le chiflan a las mujeres, alentando al encargado de dar los golpes en la espalda con el mimbre.

Pero la multitud rugió en realidad cuando el primer hombre arrestado por sexo homosexual se subió al escenario. Las autoridades islámicas prohibieron la sodomía en 2014, expandiendo la ley de Aceh Shariah para frenar la comunidad LGBTI de la región. Aquellos agarrados en la sodomía enfrentarían 100 latigazos, 100 meses en la cárcel o la confiscación de un kilogramo de oro —lo cual vale más de $41.000 dólares en el mercado actual—.

El hombre se paró estoicamente, murmurando palabras, mientras tres verdugos diferentes se turnaban para pegarle en la espalda. La multitud se emocionaba ante cada golpe, gritando "oohs" que crecían cada vez que el ejecutor propiciaba un golpe particularmente sólido. El hombre necesitaba respirar a la mitad del camino, tomar un poco de agua antes de continuar con el castigo.

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El segundo hombre puso cara de valiente al principio, pero a medida que caían sobre él los golpes su cara empezó a retorcerse del dolor. Agarró la parte delantera de su toga blanca, su rostro rojo y lleno de agonía mientras el verdugo seguía pegándole. Las autoridades establecieron que se debían dar 83 latigazos. La gente lo aprobó cuando el hombre rompió en llanto, sollozando mientras lo alejaban del escenario.

"Como humano, siento pena por ellos", dice Indrayati Sri Maulina, un estudiante universitario dentro de la multitud. "Puedo sentir su dolor. Pero, lógicamente, si haces algo, debes estar listo para afrontar las consecuencias. Especialmente esos dos homosexuales. En términos de la ley, yo siento que se lo merecen. Pero como ser humano, debe ser algo terrible".

Aceh adoptó su propia versión de la ley Shariah después de que se les diera una autonomía especial por el gobierno central como parte del acuerdo de cese al fuego con los rebeldes separatistas que estaban luchando contra el estado desde hace décadas. La ley islámica inicialmente solo le aplicaba a los musulmanes, pero en 2014, las autoridades locales expandieron la ley Shariah para que recayera sobre los no musulmanes también, mientras implementaban nuevas leyes sobre liwath (sodomía), musahagah (actos lésbicos) y zina (adulterio).

En abril del año pasado, los oficiales Shariah golpearon al primer cristiano —una mujer de 60 años que agarraron vendiendo alcohol—. La policía Shariah también ha reforzado la prohibición de jeans entubados y reglas que obligan a que las mujeres se sienten de lado en las motos.

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"El Shariah islámico es importante en Aceh porque la gente lo pide", le dijo a VICE News Marzuki, la cabeza de las investigaciones para la policía Shariah de Aceh. "Pero la flagelación no se trata solo de Shariah. La idea es educar a la gente. Por eso es que tenemos que hacerlo públicamente. Ese es todo el punto, para que todos vean las consecuencias de sus acciones".

Los azotamientos tienen un efecto escalofriante en la pequeña y escondida comunidad LGBTI de Aceh.

"La ley es injusta", dice un hombre, quien prefirió mantenerse como anónimo por miedo. "Estamos asustados porque todos nuestros movimientos son vigilados. Incluso las partes privadas de nuestras vidas. Perdimos nuestro derecho a la privacidad".

El flagelo fue noticia nacional en Indonesia, donde hubo una gran crisis en toda la comunidad LGBTI del país. La homosexualidad no es ilegal afuera de Aceh, pero las autoridades a lo largo del país recientemente han criticado hoteles y saunas gays de un perfil alto, avergonzando a hombres gays en la prensa y arrestándolos bajo la polémica ley anti-pornografía del país.

La ley, que tiene una sentencia máxima de 15 años en la cárcel, prohibe todo, desde la pornografía hasta el pornaski: un término vago que le permite a las autoridades agarrar a aquellos que están metidos en actos lascivos.

La policía de la capital de Indonesia arrestó a 141 hombres en un sauna gay el fin de semana pasado, penalizando por lo menos a diez bajo la ley de pornografía y sacaron docenas de fotos de hombres sin camiseta en los medios. Estos arrestos se dieron un mes después de que las autoridades en Surabaya, la segunda ciudad más grande de Indonesia, allanara una fiesta de hotel y detuviera a 14 hombres que estaban viendo porno gay. La policía también les hizo la prueba de VIH y le dijeron a los medios que a cinco les había salido positiva.

Amnistía Internacional condenó los arrestos, explicando que "las ambiguas leyes de la pornografía estaban siendo utilizadas para atacar deliberadamente a la gente LGBTI, negándoles el derecho básico a la privacidad y de tener una relación consensuada".

"Estos arrestos evidencian el ambiente hostil que enfrenta la comunidad LGBTI en Indonesia", dijo Josef Benedict, el director de campaña de Amnistía Internacional. "Esta situación ha sido alimentada por la serie de declaraciones desacertadas, temerarias e incendiarias que han hecho las autoridades, quienes aparentemente están 'defendiendo la moral pública'".