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ciencia y tecnologia

Así es como la crisis política argentina ha provocado un aumento de la cultura hacker

Cuando Argentina padeció el infame corralito, la clase política del país, en su enésima desbandada, huyó del palacio rosado con la plata de su pueblo. Probablemente por eso, Argentina cuenta hoy con una de las militancias hacker más respetadas del...

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Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

En diciembre de 2001 Argentina quedó sumida en el caos. Entonces, el corralito económico provocó la defenestración del presidente Fernando de la Rúa, y desató una oleada de violencia que terminó con 39 personas asesinadas, la economía en barrena y durísimas cargas policiales contras las manifestaciones civiles que se organizaron por todo el indignado país.

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Mientras las protestas y los disturbios se multiplicaban, la presidencia del gobierno cambió tres veces de manos en solo 10 días. Entonces, una generación de forofos de la informática se las ingenió para aprovecharse del clima de desestabilización y del colapso social y económico que reinaba en el país, para publicar desafiantes e-zines (revistas online) especializados, con las que empezar a agitar para convertirse en hackers de élite.

A pesar de que el estado hacía aguas por todos lados, la cultura hacker floreció. Así, en 2001, el mismo año de la patética estampida de De la Rúa, quien huyó del palacio presidencial en helicóptero tras afanarse todo lo que salió a su paso, se fundaría la conferencia anual sobre seguridad informática Ekoparty.

La conferencia Ekoparty es una de las manifestaciones del boom hacker latinoamericano. Ha sido celebrada anualmente en la Argentina desde aquel bochornoso año, momento en que sus miembros fundadores, Juan Pablo Daniel Borgna, Leonardo Pigner, Federico Kirschbaum, Jerónimo Basaldúa y Francisco Amato, decidieron inaugurarla.

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Desde entonces, cada año, hackers y expertos en seguridad informática procedentes de todo el mundo se reúnen en Buenos Aires con compañías líderes en el sector de la seguridad y debaten sobre el futuro de los asaltos, sobre fallas de sistemas y sobre movimientos de piratas internacionales.

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Ekoparty se describe a sí misma como "un espacio único para el intercambio de conocimiento", que "suministra una serie de actividades dinámicas y relajadas, relacionadas con la sandunga, el entretenimiento y la seguridad informática".

En Argentina, además, la cultura popular está cada vez más relacionada con la cultura hacker gracias, sobre todo, al boom de la miniserie de televisión El Hacker, que se estrenó en 2001, y que puso de manifiesto el interés que genera esta disciplina en el país. Entonces, ya quedó claro que la piratería informática iba a convertirse en un entretenimiento global (solo dos años antes, el estreno de The Matrix ya dejó buena prueba de ello).

El valor del peso argentino cayó en picado tras la crisis de 2001. Entonces todos los productos se encarecieron sobremanera, en particular las computadoras y todo lo relacionado con la tecnología que los jóvenes piratas precisaban para formarse.

Pero aquella barrera no consiguió detener a la indignada sociedad argentina. Adolescentes y adultos no tardarían en encontrar la manera de subvertir los programas, encontrar trampas y detectar vulnerabilidades en cualquier máquina que caía en sus manos.

Lucas Apa, un pirata informático experto en infiltraciones que trabaja en la empresa estadounidense especializada en seguridad IOActive, se comunica con Motherboard por teléfono tras salir de una velada celebrada en el senado argentino para discutir sobre los riesgos de las votaciones electrónicas.

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Lucas Apa. (Imagen por Miguel Escalante Jr)

Apa nos cuenta que su interés por la piratería informática nació mientras jugaba a videojuegos, de chiquito. "Cuando los videojuegos saltaron al formato CD se encarecieron muchísimo", recuerda. "Entones se hizo muy común comprar juegos piratas. Algunos funcionaban bien, otros, sin embargo, estaban mal crackeados".

Aquella fue su primera experiencia con software manipulado, algo que le interesó de inmediato. "Empecé a investigar otra clase de software a partir de los videojuegos. Me intrigaba mucho averiguar cómo se pirateaban. Para el año 2001 existía una web para detectar las fallas de los programas informáticos llamada Crack Latinos. Muchos argentinos aprendimos allí nuestras primeras lecciones en piratería".

Aprender a detectar las fallas y a crackear los programas se convirtió en algo de gran utilidad para programar exploits (datos o pedazos de software que se aprovechan de las vulnerabilidades de un programa), una de las formas de piratería informática más lucrativas, y una disciplina por la que los hackers argentinos son conocidos y admirados en todo el planeta.

Apa y el consultor informático de IOActive Carlos María Penagos se presentaron en la conferencia de hackers Black Hat de 2013 después de que descubrieran el modo en que los hackers maliciosos podían infiltrarse en naves industriales a través de los sensores de sus redes de wifi.

Apa y Penagos revelaron que, con el uso de tales exploits, era posible manipular sensores de wifi desde 60 kilómetros de distancia, una falla de la seguridad que podría tener consecuencias catastróficas si caía en las manos equivocadas.

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La redacción de exploits lleva años convertida en un auténtico boom entre los piratas argentinos. Un buen ejemplo de ello es Juliano Rizzo, cuya actividad como hacker está concentrada en la criptografía, en las divisas encriptadas y en ataques criptográficos, y que trabajó durante años detectando exploits, hasta que "me aburrí", tal y como declara a Motherboard a través de email.

Apa y Penagos descubrieron que era posible manipular sensores de wifi desde 60 kilómetros de distancia, una falla de la seguridad que podría tener consecuencias catastróficas si caía en las manos equivocadas.

Antes de ponerse a redactar algunos de los exploits más importantes de los últimos años, Rizzo se convertiría en un hacker a la antigua usanza: aprendió a programar a mano al tiempo que aprendía a leer y a escribir.

Rizzo participaría en reuniones de hackers consagradas a discutir los principios "P/P/C/V/A: pirateo, phreaking, crackeo, virus y anarquía". El precoz pirata también crearía desafíos en seguridad para videojuegos junto a su hermano mayor, y llegó a sumergirse en revistas especializadas en seguridad redactadas por compañeros argentinos.

En aquella época una de las pocas publicaciones disponibles en español estaba redactada por hackers argentinos, la revista Minotauro. Juliano también se acuerda de otra revista fundacional llamada Virus Report, editada por el fallecido y legendario hacker y escritor de ciencia ficción argentino Fernando Bonsembiante.

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En 2001 Juliano había cumplido los 18 años, y mientras todavía iba al instituto asistió a las conferencias Def Con y Black Hat, dos de las concentraciones de hackers más legendarias del planeta. Juliano no asistiría a su primera Ekoparty hasta 2008, y tres años después despertaría la atención internacional tras detectar una exploit junto al hacker vietnamita Thai Duong. El dúo de piratas presentó su hallazgo en la Ekoparty de 2011.

Aquel exploit (que era solo uno de los varios proyectos que Rizzo y Duong han hecho juntos) fue bautizado como BEAST (Browser Exploit Against SSL/TLS) y descubriría numerosas vulnerabilidades en un muy extendido protocolo de seguridad empleado por muchas páginas web para encriptar datos capturados en Internet.

Gracias al exploit, los hackers conseguían desencriptar transacciones hechas vía Pay Pal y robar contraseñas en Gmail. El exploit BEAST, tal y como Thai explicaría en su día "constituye el primer ataque capaz de desencriptar solicitudes de http".

Incluso cuando ignoran que su país es la cuna de algunos de los piratas más respetados del planeta, los argentinos se refieren a sí mismos y a sus compatriotas como a "piratas de la vida", lo que en cierta manera explica su capacidad para adaptarse a las circunstancias más adversas y conseguir que las cosas sigan funcionando.

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Algunos argentinos relatan que se sienten como versiones modernas del héroe televisivo McGyver. Lo cierto es que existe un abrumador talento para el reciclaje, para armar computadoras antes de adquirir una de nueva, o para solucionar cualquiera de los múltiples quilombos que surcan a diario la vida del país.

Así se gestionan en el país latinoamericano contratiempos como el aumento de un 70 por ciento en las facturas de electricidad, las colas en los supermercados, o la ausencia generalizada de cambio en cualquier negocio. Se trata de buscando permanentemente cuáles son sus fallas de las cosas, detectar los obstáculos, y rebasarlos.

Se trata de una forma de pensar que no le tiene nada que envidiar a los talentosos piratas que emergieron de aquel país después del enésimo cataclismo socioeconómico. En un estado donde la política es una religión, y donde el mamoneo y los desfalcos nunca han dejado de existir, sobrevivir es un verbo que se ha aprendido a conjugar a fuerza de ingenio y de confiar muy poco en los otros.

Los argentinos presumen de ser piratas de la vida

"En 2001 el país enteró quedó sumido en una oleada de problemas y de tristeza", cuenta Apa. "La fascinación por la tecnología se convirtió en una manera de escapar. Para algunos hackers aprender trucos de piratería era una manera de revolverse contra el mismo sistema que había empobrecido a la mitad del país, o contra las grandes corporaciones que se beneficiaron del colapso".

Aquel clima de insatisfacción y de escepticismo político fue creciendo hasta que las voces a favor de la anarquía estallaron. Y no cabe duda de que la piratería informática es una actividad subversiva… ¿Y quién está mejor equipado para subvertir el orden que un brillante profesional de la informática acostumbrado a vivir al filo del abismo durante toda su vida?

En última instancia, los hackers son individuos capaces de solucionar problemas colosales con una destreza insólita. Y en la Argentina del cambio de siglo los problemas se convirtieron en epidemias que alcanzaron a todos los niveles de la sociedad. La crisis era política, económica, social y existencial. Un contexto en el que internet fue creciendo como una herramienta democrática para sortear los obstáculos que anegaban el país.

Habida cuenta de la inestabilidad económica y de la restricción de las importaciones, los argentinos están acostumbrados a enfrentarse a los problemas del día a día con menos recursos que la mayoría. Y en tales circunstancias, la ventaja, tal y como señala Apa, consiste en haber desarrollado un talento natural "para utilizar lo que está disponible de maneras o formas en las que nadie se habría imaginado conseguir nada".

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