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Música

Televisa Lowlife: Raúl Velasco y el precio de la fama

No sólo fueron pataditas: doble moral, autodiscriminación, y paternalismo ramplón, también son legado del "condenado güerito".

Raúl Velasco es quizás junto a Jacobo Zabludovsky y Chabelo, una de las figuras más emblemáticas de lo que fue, es y será el lado decadente de Televisa, esa empresa que vela día y noche por brindar contenidos para gente jodida (en palabras del propio Tigre, Azcárraga Milmo) y que hoy por hoy sufre una de las peores debacles financieras, en buena medida por ese mismo sino que los ha llevado al camino de la repetición de aspiración Cenicienta ad nauseam.

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Pensarán que un progre con fax se adueñó del rencor de la clase crítica para señalar lo peor de la sociedad mexicana del espectáculo. Sí, Raúl Velasco ya está muerto, y Franco también se fue del poder hasta que se murió. Pero imaginemos que no hay varo para cable, no existe el internet y que, claro, sólo tienes una forma de enretenerte musicalmente a la de ahuevo durante 28 años con un programa tan infame como Siempre en Domingo.

El famoso carnal de las estrellas, tipo déspota y poderoso que fue marcando quién sí y quién no entraba en nuestras casas, fue granjeando una fama de tipo poco carismático, pesado, limitadísimo, pero con una influencia brutal en los medios. Ah, el viejo PRI, el síndrome de Estocolmo y así.

Sin embargo, aquí hay una moraleja no vista. Proveniente de una famila de escasos recursos, Velasco viene de esa estirpe que caracteriza a los ídolos del pueblo. Chambeador intenso desde chico, sufridor, metido en el negocio de su padre, una tienda de abarrotes llamada La Violeta. Posteriormente también chambeó como mensajero, operario de tractor y chofer, recibiendo malos tratos y vejaciones, como todos. Hasta que un día El Tigre me le hizo justicia.

Existen ocho momentos claros en la historia de Siempre en Domingo en donde podemos ver reflejada la peor parte de la sociedad mexicana, a través del ejercicio humillante del "condenado güerito" (como le decía la India María). Doble moral, autodiscriminación, paternalismo ramplón y demás bellezas que siguen permeando en las escenas faranduleras, gracias a los pilares sólidos de semejante figurón. Veamos.

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1. La clásica a Thalía

Como cuando una de las cantantes pop más hot del momento (y metidas a la fuerza en el inconsciente colectivo mexicano), Thalía, se tuvo que soplar que Velasco la cosificara y le dijera otrora corrientota. Clasismo neoliberal de corte grueso. Thalía tenía escasos 20 añitos, pero ya sabía de tiburones en sus años con Timbiriche y su reciente mancuerna con la estirpe de Díaz Ordaz.

2. Pobrecito del Zorro

O bien, esa vez que invitó a una infamia de nombre El Zorro, que dentro de todo tenía su cosa a la Renato Zero pero en plan petatiux. El culero de Velasco, no obstante, paró todo, atisbando los albores de La Academia y La Voz México, para arruinarle la autoestima al pobre Zorrito. Dolor. Uno de esos artistas de los que ya nunca supimos nada.

3. El "Coque" Muñiz

Aquí yo creo que el teatro estuvo bien justificado. Imagina que eres Coque Muñiz, cantas horrendo y lo sabes. El peso de tu padre te pesa, haces playback y Don Poder viene y te hace trizas. Si hubiera sido el Coque me retiraba. Pero necio. Qué tipos.

4. Locomía, otros agredidos

Y qué me dicen cuando con ínfulas de salvador LGBT, fue a expulsar a la misma gente que invitaban a sus foros, para defender la nueva alineación de Locomia (sí, los de los abanicotes). El verduleo de vecindad en sus primeros llegues, antes de que cualquier Saralegui o Carmen Salinas aparecieran en el mapa. Pura doble moral y circo de medio centavo. Pero ese era el MTV del pueblo bueno.

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5. Joan Sebastian sí se le reviró

Velasco no sabía que el orgullo guerrerense es perro, más si está pegado a Tierra Caliente. El divo de Juliantla, Joan Sebastian (RIP), ya encumbradón como talento mexicano, sí le dijo sus verdades al alzado de Televisa. Como sea, todo era parte del show. Parecía que a lo más que llegaba el rencor social era a un "Va, sí me humillo pero te pasaste, Raúl". Del catre power y de la vida íntima de las estrellas, ahí sí todo es especular aún.

6. El cumpleaños de Luismi

El viejo truco de la bola curva. Ironía y doble moral de la sabrosa. Raúl y "El Sol" se deben un par, para bien y para mal. Algún pancho del astro o desdén aplicado en su todavía no cumplida mayoría de edad a Velasco, que a éste, sabio señor enterado que a Luismi no se le ningunea como al Coque o el Zorro, va y le aplica la chilanguísima: "pues te deseo que no pierdas el piso, que te vaya bien bonito. Porque luego el camino es bien traicionero". Hoy en día, sabemos qué pasó con Velasco y también vemos a Luis Mirrey en el pleno ejercicio del pinche poder, con unos kilos de más pero aún impune. 7. Contra Irán Castillo

Ya cuando entró en su etapa rabo verde. Haciéndose el sátiro de pipa y guante. No vayas a creer que te me antojas Irán, cómo crees. Pero si te me antojaras… mandando puros buenos balonazos al falo adolorido mexicano.

8. Adolescentes prostitutas, mano

O como cuando dijo: "No, espérate, esto ya está muy descarado". Sí, vamos Raúl, eran sólo Boquitas Pintadas en plan Las Ultrasónicas bajo el halo cósmico y libertario de Sergio Andrade. Y todavía no llegaba Gloria Trevi, fenómeno de autogol mediático a quien se tuvo que cuadrar después. Epílogo

Simbolismo claro y fehaciente, enseñanza a su hija Karina de que a los artistas se les hacía trabajar a patadas, la famosa patadita de la suerte podía implicar un empujón de esos de padre macho alfa castrador, unas ganas claras de malacopear a sus invitados, o las meras ganas de sentir glúteos, implantando que si alguien puede darte la buena estrella, sería un ser mezquino de la talla de Don Raúl, hoy fallecido. Mientras, ¿quiénes serán los nuevos villanos del espectáculo?

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